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sábado, 3 de julio de 2010

CAMINO MISIONERO 03/07/10

Posted: 02 Jul 2010 04:10 PM PDT


XIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (Lc 10, 1-12.17-20) - CICLO C
Por Enrique Martínez Lozano


Lucas es el único evangelista que nos ofrece este relato del “envío de los setenta y dos discípulos” (o “setenta”, según otros manuscritos). El número “setenta”, que aparece varias veces en el Antiguo Testamento, bien pudiera designar la totalidad de los pueblos del mundo, según el libro del Génesis 10,2-31. La cifra original (setenta) fue modificada por los traductores, y ésa es la referencia que utiliza Lucas.

El envío usa la imagen de la mies, que algunos profetas habían aplicado al pueblo: “Meted la hoz, la mies está madura” (Joel 4,13).

El mensaje es ambivalente: si bien es un mensaje de paz (Shalom) y de la alegría del Reino, sin embargo, se convierte en amenaza gravísima para quien no lo acoja: “Sodoma y Gomorra” era sinónimo de destrucción definitiva.

La amenaza que puede contener cualquier mensaje religioso es, sencillamente, la otra cara de su pretensión exclusivista. Por eso, esas palabras son más propias de la primera comunidad, que tenía la pretensión absolutista de poseer la verdad, que de Jesús. Nadie que “ha visto” puede luego condenar a otros.


La condena o exclusión de los otros –característica del nivel mítico de conciencia y del “sentimiento de pertenencia” propio de ese estadio, que conduce directamente al proselitismo- únicamente surge del equívoco de quien confunde la Verdad con su propia creencia particular.

El regreso de los discípulos está marcado por el gozo, tras haber experimentado su propio poder sobre las fuerzas del mal: “Hasta los demonios se nos someten en tu nombre”.

Es típicamente egoico asociar la alegría con resultados que el yo califica de “satisfactorios”. Pero esa alegría, condicionada e incluso amenazada por el hecho de no alcanzar los logros apetecidos, estará –como el propio yo- marcada por la impermanencia.

El yo es un depósito ilimitado de etiquetas que coloca a cada hecho, acontecimiento, circunstancia, objeto o persona…, y que, en último término, se pueden reducir a dos: “agradable” / “desagradable”. Cuando ocurre algo que el yo califica de “agradable”, aparecerá el bienestar; cuando, por el contrario, suceda algo etiquetado como “desagradable”, surgirá el enfado, el miedo o la tristeza.

El yo es siempre esclavo de sus etiquetas. No sufre por los hechos que acaecen, sino por la interpretación que él hace de los mismos. Mientras no hay “etiquetas”, no hay sufrimiento; se puede aceptar todo. Por el contrario, cuando el yo emite un juicio negativo sobre cualquier realidad, la aceptación se vuelve imposible.

Ahora bien, sólo podemos dejar de etiquetar si tomamos distancia de nuestra mente y de los pensamientos. Estar en la mente implica estar en el juicio permanente, porque pensar es discriminar y juzgar; en definitiva, “etiquetar”.

Por el contrario, cuando somos capaces de observar nuestros propios pensamientos –o, sencillamente, con tal de ser conscientes de que estamos pensando-, empieza a abrirse un espacio amplio alrededor de los pensamientos. Ese espacio es consciencia-sin-pensamiento, no-juicio, descanso, estar… y tiene sabor de plenitud.

Por la consciencia venimos a la Presencia en la que permitimos que las cosas sean como son. Y experimentamos que ahí vive el Gozo permanente, gratuito, no condicionado a nada.

Como dicen los hindúes, la Realidad última es Sat-cit-ananda: Ser – Consciencia – Dicha plena. Es el gozo de ser, porque el Ser mismo es gozo. Esa es, como diría Francisco de Asís, la “perfecta alegría”.

Hacia esa experiencia parece que Jesús quiere llevar a sus discípulos. El motivo del gozo -viene a decir- no son los logros obtenidos, sino un hecho mucho más fundamental y gratuito, a salvo de cualquier amenaza: la certeza de que “vuestros nombres están inscritos en el cielo”.

La imagen se remonta a la costumbre del Antiguo Oriente de inscribir los nombres en los registros reales. “En la presencia del Señor se ha escrito un libro en el que figuran todos los que son fieles al Señor y honran su nombre”, escribía el profeta Malaquías (3,16). Equivale, por eso, a estar inscritos en el libro de la Vida de un modo irrevocable.

En clave religiosa, la palabra de Jesús puede leerse en el sentido de que nuestras personas están “guardadas” en Dios y que no hay nadie ni nada que pueda separarlas de Él. Esta es la fuente de la confianza inquebrantable del sujeto religioso, a la que se remite en su vida cotidiana. Es la certeza de estar siempre y para siempre en Dios.

Desde una perspectiva espiritual, esas mismas palabras apuntan al hecho simple de que el gozo es connatural a Ser, tal como apunta el iluminado verso de Jorge Guillén: “Ser, nada más; y basta. Es la absoluta dicha”.

El maestro Omraam Mikhäel Aïvanhov lo expresó también de un modo ajustado:

“Alguien dice: «Soy feliz porque…». Pues bien, el solo hecho de que atribuya una causa a su felicidad, demuestra que no posee la verdadera felicidad. Porque la verdadera felicidad es una felicidad sin causa. Sí, sois felices y no sabéis por qué. Encontraréis que es maravilloso vivir, respirar, comer, hablar, y no sabéis por qué. No habéis recibido regalos, ni herencias, ni tenéis bonitas mujeres… Sois felices porque algo ha venido de arriba a incorporarse en vosotros, un elemento espiritual que ni siquiera depende de vosotros…, como un agua que mana del cielo.

Para la mayoría de los humanos la felicidad está ligada a las posesiones: casas, dinero, decoraciones, gloria…, o bien mujeres o hijos. No, la verdadera felicidad no depende de ningún objeto, de ninguna posesión, de ningún ser; viene de arriba, y os asombráis al descubrir en vosotros mismos, sin cesar, este estado de conciencia superior. Os alegráis y ni siquiera sabéis por qué.

Esta es la verdadera felicidad”.

A mayor identificación con la mente –y el yo-, menos “ser” y, por tanto, menos dicha y más sufrimiento. Al acallar la mente y su obsesión etiquetadora, accedemos al reconocimiento simple de que todo es, en un Presente atemporal e infinito, que es plenitud.

¿Qué le importan al océano los oleajes que pueden desarrollarse en él? ¿Qué suponen, para el firmamento, las nubes que lo atraviesan? Nuestra mente nos hace identificarnos con las olas y las nubes, pero en realidad somos el océano y el firmamento.

Que “nuestros nombres están inscritos en el cielo” significa, entonces, el desvelamiento de nuestra identidad profunda: somos-en-Dios sin costuras ni separación alguna; o mejor, Él es en nosotros, constituyéndonos y viviéndose en nosotros en forma humana.

Al tomar conciencia de nuestra identidad, el gozo emerge manifestando su carácter gratuito. No hay que ganarlo, tampoco es el resultado de algún esfuerzo del yo; es, sencillamente, la naturaleza misma de lo Real. Ser es Gozo.

Esa es la razón de que el gozo –“la perfecta alegría”- se pueda experimentar únicamente cuando venimos al presente, en la Presencia integradora y plena.

Situados ahí, sabemos, como Jesús, que “Satanás ha caído del cielo como un rayo”, que el mal no tiene ningún poder sobre lo Real. Y es también entonces cuando podemos acoger y experimentar la promesa del propio Jesús: “Volveré a veros y os alegraréis con una alegría que nadie os podrá quitar” (evangelio de Juan 16,22).



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Posted: 02 Jul 2010 03:58 PM PDT
Publicado por Cipecar

Lecturas: Isaías 66,10-14c; Salmo 65,1-20; Gálatas 6,14-18
Evangelio: Lucas 10,1-12. 17-20


"En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos v los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pue blos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:
-«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corde ros en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el ca mino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa." Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario.
No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios."
(Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: "Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el reino de Dios."
Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo.»
Los setenta, dos volvieron muy contentos y le dijeron: -«Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.»
Él les contestó:
Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpio nes y todo el ejército del enemigo. Y no os hará daño alguno.
Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres es tán inscritos en el cielo.»]
v.1-2: Después de esto, designó el Señor a otros 72, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir. Y les dijo: «La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies”.

Lc 9,1-6, siguiendo a Marcos nos dice que Jesús mandó en un viaje preparatorio a los Doce.Posiblemente en la Fuente (Q) Lucas encontró la narración del envío de los 72.

Otros 72. En Gn 10 en la versión de los LXX se mencionan las 72 naciones del mundo.
No sólo los Doce, sino también todos los cristianos, representados en estos 72, tenemos la misión de preparar los caminos del Señor que es el Salvador.
En tiempos de los primeros cristianos y también ahora, la mies es mucha y pocos los obreros.
Obrero es decir trabajador alquilado para la jornada en la mies.

Rogad al Dueño. Es un mandato de nuestro Hermano Mayor que nos anima a unirnos a Él para interceder ante el Padre
v. 3: Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos.

Como corderos… No es nada agradable saber que el Cordero de Dios nos invita no a coloquios místicos sino a ir, cual mansos corderos, a predicar en medio de lobos feroces.
Tres consejos en:
vv. 4-5: 1º: No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias.

Ya se ha creado como un consejo general. Los que proclaman la Palabra tienen que ir de pobres.

2º: Y no saludéis a nadie en el camino.

Los trabajadores de la viña tienen que darse prisa. No pueden perder el tiempo con el Mah shlomja y dale… con tu salud, con la salud de tu mujer, de tus hijos… en un paloteo interminable. Hay prisa…

3º: En la casa en que entréis, decid primero: "Paz a esta casa."

El trabajador del Reino de Dios, lo primero que tiene que hacer es ser un propagador de la Paz, componente importante del Reino. Que su Shalom leka lo sea de verdad, no un formulismo.

v. 6: Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros.

Hijo de paz: Digno de paz la persona que busca y desea la Paz; así como el hijo de la luz es el que busca y está bien dispuesto a la Luz.
Reposará… si no se volverá a vosotros. Vemos que la Paz que dan Cristo y sus discípulos es una paz densa, casi viva que puede discernir y reposar en uno y dar la espalda a otro y volverse al donante.
v. 7: Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa.

Permaneced en la misma casa. No tenemos que olvidarnos que las iglesias se van fundando en un conjunto de familias. Así vemos una comunidad-iglesia que se había formado en la casa de Prisca y Aquila, colaboradores míos en Cristo Jesús; saludad también a la Iglesia que se reúne en su casa (Rm 16,3.5).
El obrero merece su salario. Más que un sueldo se trata de una recompensa.
San Pablo sabía que el Señor ha ordenado que los que predican el Evangelio vivan del Evangelio (1Co 9,14.)

vv. 8-9: En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan. Curad los enfermos que haya en ella, y decidles: "El Reino de Dios está cerca de vosotros."

Os reciban. Recibir a alguien es igual a dar alojamiento y alimento. Comed sin miramientos legales u otros prejuicios lo que os pongan.
Curad y proclamar el Reino de Dios. Éste es el trabajo de estos trabajadores – y debería ser el nuestro.
Y todo esto se recompensaba amorosamente con el alojamiento-comida.

vv. 10-12: En la ciudad en que entréis y no os reciban, salid a sus plazas y decid: "Hasta el polvo de vuestra ciudad que se nos ha pegado a los pies, os lo sacudimos. Pero sabed, con todo, que el Reino de Dios está cerca." Os digo que en aquel Día habrá menos rigor para Sodoma que para aquella ciudad.

Si no os reciben… incluso en ese caso no dejéis de proclamar la próxima venida del Reino de Dios.
Rechazar a los enviados, es rechazar a Cristo; rechazar al Enviado es rechazar a Dios… cosa bien seria.
Ser peor que la perversa Sodoma es un dicho muy fuerte.
v.17: Regresaron los 72 alegres, diciendo: “Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.”

Los discípulos vuelven felices porque el poder que Jesús les ha dado ha sido totalmente eficaz. Tuvo que ser impresionante que de sencillos pescadores se encontraran expulsando demonios y curando enfermos.
En tu nombre. Con el poder que tú nos has dado e invocando tu persona.
Hasta los demonios. Les impresionaría otros milagros, pero para ellos tuvo que ser delirante que los demonios les obedecieran.
v. 18: El les dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo”.

Jesús da un paso más. No han sido sólo los demonios secundarios los que han perdido la batalla; el gran Jefe de los Demonios, Satanás, ha perdido la Guerra de las Alturas.
… como un rayo: Explica la ruina fulminante del imperio de Satanás. El Reino del Mesías-Cristo trae la destrucción del Malo-Maligno.
Satanás, en hebreo significa Adversario. En el Nuevo Testamento aparece como el gran enemigo de Dios y dueño del mundo pecador. Ahora anda como Vuestro adversario, el Diablo, rondando como, león rugiente, buscando a quién devorar. Resistidle firmes en la fe (1Pe5, 8-9).
El triunfo definitivo será cuando Cristo, el Hijo de Dios entregue a Dios Padre el Reino, después de haber destruido todo Principado, Dominación y Potestad. Porque debe él reinar, hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus pies (1Cor 15,24-25).
v. 19: Mirad, os he dado el poder de pisar sobre serpientes y escorpiones, y sobre todo poder del enemigo, y nada os podrá hacer daño;

Se decía que un privilegio de los misioneros era que nadie ha muerto de mordedura de serpiente. Aquí Jesús promete a sus apóstoles y a los que proclaman la Palabra tal don.
v. 20: pero no os alegréis de que los espíritus se os sometan; alegraos de que vuestros nombres estén escritos en los cielos.»

Estamos ante un paralelismo progresivo. Jesús no quiere decir que no se alegren de que los espíritus se les sometan, sino que más bien se alegren y gocen que son unos privilegiados, cuyos nombres están en las listas de la Gloria.
Te damos gracias, Señor Jesús, porque nos dejas entrever un poco tu triunfo sobre Satanás y nos encanta que le hayas arrebatado su posición mentirosa y triunfante sobre los que se le someten. Queremos Jesús que tú seas nuestro Único Señor. Amén
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Posted: 02 Jul 2010 03:33 PM PDT




...Así dice el Señor...: cono un niño a quien su madre consuela, así os consolaré yo... (ls 66,10-14).

Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la cual el mundo está crucificado para mí, v yo para el mundo... (Gál 6,14-18).

Designó el Señor otros setenta Y dos, y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él... (Lc 10,1-12.17-20).

Llamados para ser enviados

El domingo pasado se hablaba de la vocación cristiana. Hoy el tema se desarrolla en torno a la misión.

Las dos realidades resultan inseparables entre sí. No hay vocación sin misión.
Es más, la vocación está en razón de la misión.

Por lo que el «llamado» es necesariamente un «enviado» (o sea, un apóstol).
Dios interpela a unas personas para asignarles unas tareas.

Será suficiente recordar que la misión es «asunto» de todos, y no puede ser adjudicada a individuos especializados en ese sector específico.

La Iglesia entera es misionera, en su globalidad y en cada uno de sus miembros.
Todos los creyentes, por su vocación bautismal, asumen una responsabilidad precisa para la difusión del mensaje de Cristo.

Si un cristiano no es apóstol, tampoco es cristiano.

Las tres lecturas de hoy nos ayudan, ante todo, a descubrir los dos polos de referencia del apóstol.

-Por una parte hay una palabra de alegría y de paz (primera lectura y evangelio)
-En el otro extremo está la cruz de Cristo (segunda lectura, que es la última página de la Carta a los gálatas).

A un mundo desgarrado por las divisiones y el odio, el misionero lleva unas palabras de paz.
El tercer Isaías se dirige a un pueblo que ha atravesado el túnel oscuro del exilio, que ha sufrido una prueba cruel, y se hace portador, no de las amenazas y de los castigos, sino de las «consolaciones maternales» de Dios. Ahora ya el corazón debe abandonar la tristeza y el miedo, y dejar sitio a la alegría («festejad... gozad... alegraos... »).

El otro punto de referencia esencial viene dado por la cruz de Cristo.
Pablo recuerda que el retrato del verdadero apóstol está recortado sobre aquel leño (y sobre quien está clavado en él).
La participación en el misterio pascual evita al apóstol ceder tanto a una interpretación triunfalista de la propia misión, como al desánimo frente a los fracasos.

La fecundidad de la palabra, y consiguientemente la autenticidad de la misión, no se verifica ni por el éxito ni por el fracaso según criterios de valoración humanos, sino por su germinar y crecer en el terreno árido del Calvario.
Líneas para esbozar un retrato del misionero
Jesús en el evangelio se encarga de esbozar la figura del misionero y de precisar el dinamismo de la misión.

-La fuente de la misión está en la oración y no en el proyecto humano. «Rogad al dueño de la mies que mande obreros a su mies». Los obreros para la mies no son reclutados mediante machaconas campañas publicitarias, patéticas llamadas a la generosidad, sino que son «mandados» por Dios, que gusta ser «solicitado» mediante la oración. El campo es suyo, y consiguientemente la misión es gracia, no planificación de los hombres.
Los obreros son «dados», no «producidos».
Si el apóstol, pues, es fruto de la oración y no nace de una decisión autónoma en los laboratorios terrenos especializados, ha de encontrar también, en la oración, el estímulo, la fuerza y la orientación para su acción.

La misión se apaga en el mismo momento en que se interrumpe la vinculación con la fuente.

Sin la oración el apostolado se convierte en profesión.

-La misión está bajo el signo de la debilidad, de la mansedumbre, de una entrega sin reservas y sin pretensiones. «Os mando como corderos en medio de lobos». La única fuerza del apóstol es una palabra desarmada, que puede ser rechazada, burlada, resistida.

También frente a la hostilidad, al rechazo y a la persecución, el misionero recurre a la libertad y no al apremio, al testimonio valiente y sereno, pero no a la agresividad, a la dulzura y no al chantaje del miedo.

Si no está penetrado por el amor de Cristo, el apostolado se convierte en conquista. Y cuando se conquistan territorios cada vez más extensos, zonas de influencia más numerosas, con el objetivo del poder, pisoteando las conciencias, coartando la libertad de las personas, entonces se estrechan los espacios del Reino.
-La pobreza es el estilo de la misión. Jesús manda a sus discípulos sin «talega, ni alforja, ni sandalias...».

La eficacia no está ligada a los medios humanos, a las obras colosales, a las estructuras imponentes, a las técnicas más modernas. El poder de la Palabra no puede ser reemplazado por el dinero ni por el prestigio de la institución.
La difusión del evangelio no está asegurada, automáticamente, por el número y por los «recursos».

Un aspecto particular del estilo pobre, simple, que debe caracterizar la misión es la esencialidad. «...No os detengáis a saludar a nadie por el camino». El apóstol no anula las reglas de buena educación y los principios de la cortesía, pero se niega a perder tiempo (y credibilidad) en los ceremoniales mundanos, en los ritualismos jaraneros-celebrativos, donde la vanidad y las apariencias celebran sus triunfos bajo la máscara religiosa.

El verdadero apóstol no es uno que «aparece» en la escena de este mundo, es alguien que no acapara honores, no colecciona puestos privilegiados.

Incluso si le reservan una butaca en primera fila, permanece vacía, porque el destinatario se ha comprometido a llevar por los caminos una «buena noticia» (que no tiene nada que ver con los tarjetones de invitación).

El, más que exhibirse en los palcos, prefiere frecuentar las barriadas y las casas de los pobres, de los débiles, de la gente que no cuenta, estar presente en donde hay desesperación, donde se sufre y se siente el abandono («curad a los enfermos...»).

El apóstol sabe que el evangelio no pasa a través de las inclinaciones, de las sonrisas formales y de los discursos de circunstancias. Es necesario «sacudir el polvo» de los aplausos, de las aprobaciones organizadas, de las reverencias superficiales, de los entusiasmos emotivos, de las adhesiones de conveniencia, para que aparezca la sustancia del evangelio y cada uno se ponga frente a las propias responsabilidades.
Si la misión no adopta este estilo de pobreza y esencialidad, baja de categoría y se convierte en empresa, propaganda, espectáculo. Cuando se preocupa de la propia imagen, cuando se recurre a «operaciones de promoción» para vender el producto religioso, cuando se está obsesionado por el triunfo, cuando se entra en competición para «contar» más, cuando se abre camino a codazos para asegurarse posiciones de influencia, no hay duda: la causa del evangelio está en otra parte.
San Pablo, desde su postura de apóstol libre y «nueva criatura» afirma: «En adelante, que nadie me venga con molestias, porque yo llevo en mi cuerpo las marcas de Cristo».

Se diría, en contra de esto, que un cierto tipo de apostolado en clave moderna prefiere no ser molestado ni estorbado, en las propias escaladas, por la tosca cruz de Cristo...

En vez de «crucificados para el mundo», o sea, liberados de las sugestiones de las lógicas mundanas, se encuentra la propia «gloria» en posturas que sí tienen que ver con el Señor crucificado y resucitado, pero que se colocan exactamente en la... parte opuesta respecto al condenado del Gólgota...
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Posted: 02 Jul 2010 03:28 PM PDT
Publicado por Los Carmelitas

El envío de los 72 discípulos
Lucas 10,1-12.17-20

1. Oración inicial


Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.


2. Lectura
a) Clave de lectura:
La predicación de Jesús atrae a mucha gente (Mc 3,7-8). En torno a Él comienza a nacer una pequeña comunidad. Primero, dos personas (Mc 1,16-18); después otras dos (Mc 1,19-20); después, doce (Mc 3,13-19); y ahora, en nuestro texto, más de setenta y dos personas (Lc 10,1). La comunidad va creciendo. Una de las cosas en las que Jesús mayormente insiste es la vida comunitaria. Él mismo ha dado el ejemplo. No quiere ya trabajar solo. Lo primero que hace al comienzo de su predicación en Galilea es llamar a la gente para que esté con Él y le ayude en su misión (Mc 1,16-20; 3,14). El ambiente de fraternidad que nace alrededor de Jesús es un ensayo del Reino, una prueba de la nueva experiencia de Dios como Padre. Y por tanto si Dios es Padre y Madre, entonces somos todos una familia, hermanos y hermanas. Así nace la comunidad, la nueva familia (cf. Mc 3,34-35). El Evangelio de este domingo nos señala normas prácticas para orientar a los setenta y dos discípulos en el anuncio de la Buena Nueva del Reino y en la reconstrucción de la vida comunitaria.
Anunciar la Buena Nueva del Reino y reconstruir la comunidad son dos caras de la misma medalla. La una sin la otra no existe y no se entiende. En el curso de la lectura del texto trata de descubrir este lazo que hay entre la vida en comunidad y el anuncio del Reino de Dios.
b) Una división del texto para ayudarnos en la lectura:
Lucas 10,1: La Misión
Lucas 10,2-3: La Corresponsabilidad
Lucas 10, 4-6: La Hospitalidad
Lucas 10,7: El compartir
Lucas 10,8: La comunión en torno a la mesa
Lucas 10,9a: La acogida de los excluidos
Lucas 10,9b: La venida del Reino
Lucas 10,10-12: Sacudir el polvo de las sandalias
Lucas 10,17-20: El nombre escrito en el cielo
c) Texto:
1 Después de esto, designó el Señor a otros setenta y dos y los envió por delante, de dos en dos, a todas las ciudades y sitios adonde él había de ir.2 Y les dijo:
«La mies es mucha y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. 3 Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos. 4 No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino. 5En la casa en que entréis, decid primero: `Paz a esta casa.' 6 Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros.7Permaneced en la misma casa, comed y bebed lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa. 8En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; 9curad los enfermos que haya en ella, y decidles: `El Reino de Dios está cerca de vosotros.' 10 En la ciudad en que entréis y no os reciban, salid a sus plazas y decid: 11 `Sacudimos sobre vosotros hasta el polvo de vuestra ciudad que se nos ha pegado a los pies. Sabed, de todas formas, que el Reino de Dios está cerca.' 12 Os digo que en aquel Día habrá menos rigor para Sodoma que para aquella ciudad.
17 Regresaron los setenta y dos, y dijeron alegres: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.» 18 Él les dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. 19 Mirad, os he dado el poder de pisar sobre serpientes y escorpiones y sobre todo poder del enemigo, y nada os podrá hacer daño; 20 pero no os alegréis de que los espíritus se os sometan; alegraos de que vuestros nombres estén escritos en los cielos.»


3. Un momento de silencio orante
para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.


4. Algunas preguntas
para ayudarnos en la meditación y en la oración.
a) ¿Cuál es punto de este texto que más te ha gustado o que ha llamado más tu atención?
b)¿Cuáles son, una por una, las cosas que Jesús ordena hacer y cuáles ordena evitar?
c)¿Qué quiere aclarar Jesús con cada una de estas recomendaciones tan diferentes de la cultura de hoy?
d) ¿Cómo realizar hoy lo que el Señor pide: “no llevéis alforja”, “no vayáis de casa en casa”, “no saludad a ninguno por el camino”, “sacudir el polvo de las sandalias”?
e) ¿Por qué todas estas formas de comportarse recomendados por el Señor son una señal de la venida del Reino de Dios?
f) Jesús pide prestar atención a lo que es más importante y dice:”Vuestros nombres están escritos en los cielos” ¿Qué significa esto para nosotros?


5. Para los que desean profundizar en el tema
a) Contexto literario e histórico
Un poco antes de nuestro texto, en Lucas 9,51, empieza la segunda etapa de la actividad de Jesús, a saber, un largo camino a Jerusalén (Lc 9,51 a 19,29). La primera etapa tuvo lugar en Galilea y comenzó con la presentación del programa de Jesús en la sinagoga de Nazaret (Lc 4,14-21). En la segunda etapa, entra en Samaría, envía mensajeros delante de Él (Lc 9,52), y consigue nuevos discípulos (Lc 9,57-62). La segunda etapa comienza con la designación de otros 72 discípulos y con la presentación del programa que debe orientarlos en la acción misionera (Lc 10,1-16). Lucas sugiere así que estos nuevos discípulos no son ya galileos, sino samaritanos, el territorio de los excluidos. El objetivo de la misión que los discípulos reciben es la reconstrucción de la vida comunitaria. En tiempos de Jesús existían varios movimientos que, como Jesús, intentaban un nuevo modo de vivir y convivir: Fariseos, esenios, zelotas, Juan Bautista y otros. Muchos de ellos formaban una comunidad de discípulos (Jn 1,35; Lc 11,1; Act 19, 3) y tenían sus misioneros (Mc 23,15). Pero había una gran diferencia. Las comunidades de los fariseos, por ejemplo, vivían separados de las gentes. Las comunidades que seguían a Jesús vivían en medio de la gente. La propuesta de Jesús para los 72 discípulos rescata los antiguos valores comunitarios que se estaban perdiendo, como por ejemplo, la hospitalidad, la acogida, el compartir, la comunión alrededor de la mesas, la acogida de los marginados. Jesús intenta renovar y reorganizar las comunidades, de modo que sean de nuevo una expresión de la Alianza, una expresión del Reino de Dios.
b) Comentario del texto:
Lucas 10,1: La Misión
Jesús envía a los discípulos a lugares donde precisamente Él debe ir. El discípulo es el altavoz de Jesús. No es el dueño de la Buena Noticia. Jesús los envía de dos en dos. Así favorece la ayuda mutua, y así la misión no es individual, sino comunitaria. Dos personas representan mejor a la comunidad.
Lucas 10,2-3: La corresponsabilidad
El primer deber es el de orar para que Dios envíe operarios. Todos los discípulos de Jesús deben sentirse responsables de la misión. Por esto deben orar al Padre, por la continuidad de la misión. Jesús envía a sus discípulos como corderos en medio de lobos. La misión es una tarea difícil y peligrosa. Y el sistema en el que vivían y en el que todavía vivimos era y continúa siendo contrario a la reorganización de la gente en comunidades vivas. Quien, como Jesús, anuncia el amor de una sociedad organizada a partir del egoísmo individual y colectivo, será cordero en medio de lobos, será crucificado.
Lucas 10,4-6: La hospitalidad
Los discípulos de Jesús no pueden llevar nada, ni bolsa, ni sandalias. Sólo deben llevar la paz. Esto significa que deben confiar en la hospitalidad de la gente. Así el discípulo que va sin nada llevando apenas la paz, muestra que tiene confianza en la gente. Piensa que será recibido y la gente se siente respetada y confirmada. Por medio de esta práctica los discípulos criticaban las leyes de la exclusión y rescataban los antiguos valores de la convivencia comunitaria del pueblo de Dios. No saludar a ninguno por el camino significa que no se debe perder tiempo con las cosas que pertenecen a la misión. Es posible que sea una evocación del episodio de la muerte del hijo de la sunamita, donde Eliseo dice a su criado: “¡Parte! Si alguno te saluda, no le responda!” (2Re 4,29), porque se trataba de un caso de muerte. ¡Anunciar la Buena Nueva de Dios es un caso de vida o muerte!
Lucas 10,7: El compartir
Los discípulos no deben andar de casa en casa, sino permanecer en la misma casa. Esto es, deben convivir de modo estable, participar en la vida y en trabajo de la gente del lugar y vivir de aquello que reciben en cambio, porque el operario merece su salario. Esto significa que deben tener confianza en el compartir. Y así, por medio de esta nueva práctica, ellos rescatan una de las más antiguas tradiciones del pueblo de Dios, criticando una cultura de acumulación que marcaba la política del Imperio Romano y anunciaban un nuevo modelo de convivencia humana.
Lucas 10,8: La comunión en torno a la mesa
Los discípulos deben comer lo que la gente les ofrece. Cuando los fariseos iban de misión, iban preparados. Portaban alforjas y dinero para poder procurarse la propia comida. Sostenían que no podían confiar en la comida de la gente, porque no siempre era ritualmente “pura”. Así las observancias de la Ley sobre la pureza legal, en vez de ayudar a superar las divisiones, debilitaban el vivir los valores comunitarios. Los discípulos de Jesús no debían separarse de las gentes, sino al contrario, debían aceptar lacomunión en torno a la mesa. En el contacto de la gente, no podían tener miedo de perder la pureza legal. El valor comunitario de la convivencia fraterna prevalece sobre las normas rituales. Obrando así, criticaban las leyes de la pureza que estaban en vigor, y anunciaban un nuevo acceso a la pureza, a la intimidad con Dios.
Lucas 10,9a: La acogida a los excluidos
Los discípulos deben ocuparse de los enfermos, curar los leprosos y echar los demonios (cf. Mt 10,8). Esto significa que deben acoger para el interior de la comunidad a los que de ella fueron excluidos. La práctica de la solidaridad critica la sociedad que excluye una persona del resto de la comunidad. Y así se recupera la antigua tradición profética del goêl. Desde los tiempos más antiguos o la fuerza del clan o de la comunidad se revelaba en la defensa de los valores de la persona, de la familia y de la posesión de la tierra, y concretamente se manifestaba cada “siete veces siete años” en la celebración del año jubilar (Lv 25,8-55; Dt 15,1-18).
Lucas 10,9b: La venida del Reino
Hospitalidad, compartir, comunión en torno a la mesa, acogida de los marginados (goêl) eran las cuatro columnas que debían sostener la vida comunitaria. Pero a causa de la situación difícil de la pobreza, de la falta de trabajo, de la persecución o de la represión por parte de los romanos, estas columnas se habían roto. Jesús quiere reconstruirlas y afirma que si se vuelve a estas cuatro exigencias, los discípulos pueden anunciar a los cuatro vientos: ¡El Reino de los cielos está aquí! Anunciar el Reino no es en primer lugar enseñar verdades o doctrinas, sino llevar a las personas a un nuevo modo de vivir y convivir, a un nuevo modo de pensar y obrar, partiendo de la Buena Nueva que Jesús nos anuncia: Dios es Padre, y, por tanto, nosotros somos hermanos y hermanas los unos de los otros.
Lucas 10,10-12: Sacudir el polvo de las sandalias
¿Cómo entender esta amenaza tan severa? Jesús no ha venido a traer una cosa totalmente nueva. Ha venido a rescatar los valores comunitarios del pasado: la hospitalidad, el compartir, la comunión en torno a la mesa, la acogida a los marginados. Esto explica la severidad contra aquellos que rechazan el mensaje. Pero ellos no rechazan una cosa nueva, sino su pasado, la propia cultura y sabiduría. El programa de Jesús a los 72 discípulos tenía la finalidad de excavar en la memoria, de rescatar los valores comunitarios de la más antigua tradición, de reconstruir la comunidad y de renovar la alianza, de rehacer la vida y así hacer de modo que Dios se convierta de nuevo en la gran Buena Noticia para la vida humana.
Lucas 10,17-20: El nombre escrito en el cielo
Los discípulos vuelven de la misión y se reúnen con Jesús para evaluar todo lo que han hecho. Comienzan a contar. Informan con mucha alegría que, usando el nombre de Jesús, han conseguido expulsar a los demonios. Jesús les ayuda en el discernimiento. Si ellos han conseguido echar a los demonios, ha sido precisamente porque Jesús les ha dado poder. Estando con Jesús no les podrá suceder a ellos nada malo. Y Jesús dice que la cosa más importante no es expulsar a los demonios, sino tener sus nombres escrito en el cielo. Tener el propio nombre escrito en el cielo quiere decir la certeza de ser conocidos y amados del Padre. Poco antes Santiago y Juan habían pedido hacer caer fuego del cielo para matar a los samaritanos (Lc 9,54). Ahora, por el anuncio de la Buena Nueva, Satanás cae del cielo (Lc 10,18) y los nombres de los discípulos samaritanos entran en el cielo. En aquel tiempo muchos pensaban que lo que era samaritano era cosa del demonio, cosa de Satanás (Jn 8,48), ¡Jesús lo cambia todo!
c) Ampliando conocimientos
Las pequeñas comunidades que se van formando, tanto en Galilea como en Samaria, son en primer lugar “ ensayo del Reino”. La comunidad en torno a Jesús es como el rostro de Dios, transformado en Buena Nueva para la gente, sobre todo para los pobres. ¿Es así nuestra comunidad? He aquí algunas señas de la comunidad que se formó en torno a Jesús. Son rasgos del rostro de Dios que se revelan en ella. Sirven de espejo para la revisión de nuestra comunidad:
i) “Uno sólo es el Maestro y vosotros todos sois hermanos” (Mt 23,8). La base de la comunidad no es el saber, ni siquiera el poder, sino la igualdad entre todos: hermanos y hermanas. Es lafraternidad.
ii) Jesús insiste en igualdad entre hombre y mujer (Mt 19,7-12) y da órdenes tanto a los hombres como a las mujeres (Mt 28,10; Mc 16,9-10; Jn 20,17). Todos ellos “siguen” a Jesús, desde la Galilea (Mc 15,41; Lc 8,2-3).
iii) Había una caja común que se compartía con los pobres (Jn 13,29). Este compartir debe alcanzar al alma y al corazón (Act 1,14; 4,32). Debe llegar hasta el punto que no haya secretos entre ellos (Jn 15,15).
iv) El poder es servicio. “Quién quiera ser el primero de entre vosotros, será el siervo de todos” (Mc 10,44). Jesús da el ejemplo (Jn 13,15). “No he venido para ser servido, sino para servir” (Mt 20,28). “Estoy en medio de vosotros como quien sirve” (Lc 22,27). “¡Siervos inútiles somos!” (Lc 17,10).
v) A causa de los muchos conflictos y divisiones, Jesús insiste para que la comunidad sea un lugar de perdón y de reconciliación. No de condena recíproca (Mt 18,21-22; Lc 17,3-4). El poder de perdonar le fue dado a Pedro (Mt 16,19), a los apóstoles (Jn 20,23) y a las comunidades (Mt 18,18). El perdón de Dios pasa por la comunidad.
vi) Rezaban juntos en el templo (Jn 2,13; 7,14; 10,22-23). A veces Jesús forma grupos menores (Lc 9,28; Mt 26,36-37). Rezan antes de comer (Mc 6,41; Lc 24,30) y frecuentan las sinagogas (Lc 4,16).
vii) Alegría que ninguno puede quitar (Jn 16,20-22). “Dichosos vosotros”. Vuestro nombre está escrito en el cielo (Lc 10,20). Sus ojos verán las promesas (Lc 10,23-24). ¡El Reino es vuestro! (Lc 6,20). La comunidad en torno a Jesús sirve de modelo a nuestros primeros cristianos después de la resurrección (Act 2,42-47). La comunidad es como el rostro de Dios transformado en Buena Nueva para la gente.

6. Oración del Salmo 146 (145)
El Rostro de Dios confirmado por Jesús
¡Aleluya!
¡Alaba, alma mía, a Yahvé!
A Yahvé, mientras viva, alabaré,
mientras exista tañeré para mi Dios.
No pongáis la confianza en los nobles,
en un ser humano, incapaz de salvar;
exhala su aliento, retorna a su barro,
ese mismo día se acaban sus planes.
Feliz quien se apoya en el Dios de Jacob,
quien tiene su esperanza en Yahvé, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en ellos;
que guarda por siempre su lealtad,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
Yahvé libera a los condenados.
Yahvé abre los ojos a los ciegos,
Yahvé endereza a los encorvados,
Yahvé protege al forastero,
sostiene al huérfano y a la viuda.
Yahvé ama a los honrados,
y tuerce el camino del malvado.
Yahvé reina para siempre,
tu Dios, Sión, de edad en edad.
7. Oración final
Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.
Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente.
Posted: 02 Jul 2010 02:45 PM PDT


Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 20, 24-29


Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Los otros discípulos le dijeron: «¡Hemos visto al Señor!»
Él les respondió: «Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré».
Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: «¡La paz esté con ustedes!»
Luego dijo a Tomás: «Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe».
Tomás respondió: «¡Señor mío y Dios mío!»
Jesús le dijo:
«Ahora crees, porque me has visto.
¡Felices los que creen sin haber visto!»

Compartiendo la Palabra
Por Severiano Blanco cmf

Queridos hermanos:

Acerca de algunos apóstoles de Jesús los evangelios sólo nos dan a conocer el nombre. Luego surgió la leyenda antigua o medieval que los convirtió en fundadores de determinadas iglesias, que se buscaban desesperadamente raíces apostólicas. Con Tomás “el mellizo” hemos tenido algo más de suerte, aunque ésta en parte se deba a su escasa prontitud para creer: “si no veo en sus manos…”. Algunas sectas de los primeros siglos, basándose en su nombre-apodo, convirtieron a Tomás en mellizo con Jesús.

El apóstol Tomás guarda un cierto parecido con Pedro, y en algún aspecto hasta le supera. En la noche de despedida, así como Pedro no entiende lo del lavatorio de los pies, Tomás se siente superado por el discurso de Jesús sobre su inminente partida: “Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo podemos saber el camino?” (Jn 14,5). Algún tiempo antes, cuando Pedro se oponía a que Jesús subiese a Jerusalén para sufrir la pasión, Tomás exhortaba decididamente a los compañeros: “vayamos también nosotros y muramos con él” (Jn 11,16).

Pero el más amplio recuerdo que nos ha conservado la tradición evangélica sobre este apóstol es el que nos presenta la liturgia de hoy: Tomás, uno de los Doce, ya ausente ya presente en el grupo, incrédulo primero y creyente después. Probablemente el cuarto evangelista se ha servido de su historia peculiar para ofrecer una lección a la iglesia de todos los tiempos: ciertamente ha sido importante el testimonio y mediación de otros para que a nosotros nos haya llegado la fe; pero a Jesús no basta conocerle de oídas, sino que es preciso entrar en contacto, en comunión con él, esa comunión que aquí se expresa en términos de palpar sus llagas, ya gloriosas. La mística vio en el contacto con la llaga del costado un adentrarse en el corazón de Cristo, lo que se plasmó en la oración: “Lanza de Longinos, mano de Tomás, dejadme a mí también entrar”.

Algún evangelista sale al paso de la confusión entre una aparición de Cristo Resucitado y un fantasma apoderándose de la imaginación de los discípulos. La afirmación del contacto “físico” con las llagas del Crucificado da “objetividad” a las experiencias pascuales e impide que se confunda la fe en la resurrección con la convicción platónica de la “inmortalidad del alma”. El Resucitado es el Encarnado corpóreo; en él lo terreno y material ha sido glorificado por el poder del Padre. Y la confesión de fe de Tomás es el reconocimiento de esa presencia inabarcable y sobrecogedora.

Los apóstoles son mucho más que el mero fundamento histórico de la existencia de la iglesia: son una llamada constante a que ésta haga suya la experiencia de aquellos y un correctivo también permanente a las posibles deformaciones de la fe.
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Posted: 02 Jul 2010 02:38 PM PDT

SANTO TOMAS, APOSTOL
Fiesta
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo
a los cristianos de Éfeso 2, 19-22.

Hermanos:
Por lo tanto, ustedes ya no son extranjeros ni huéspedes, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Ustedes están edificados sobre los apóstoles y los profetas, que son los cimientos, mientras que la piedra angular es el mismo Jesucristo.
En Él, todo el edificio, bien trabado, va creciendo para constituir un templo santo en el Señor. En Él, también ustedes son incorporados al edificio, para llegar a ser una morada de Dios en el Espíritu.


Palabra de Dios.



SALMO RESPONSORIAL 116, 1.2

R. Id por todo el mundo, anunciad el Evangelio.

Alabad al Señor, todas las naciones,
glorificadlo, todos los pueblos. R.

Es inquebrantable su amor por nosotros,
y su fidelidad permanece para siempre. R.




Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 20, 24-29

Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Los otros discípulos le dijeron: «¡Hemos visto al Señor!»
Él les respondió: «Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré».
Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: «¡La paz esté con ustedes!»
Luego dijo a Tomás: «Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe».
Tomás respondió: «¡Señor mío y Dios mío!»
Jesús le dijo:
«Ahora crees, porque me has visto.
¡Felices los que creen sin haber visto!»


Palabra del Señor.


LITURGIA DE LAS HORAS
TIEMPO ORDINARIO
SÁBADO DE LA SEMANA XIII
Del Común de apóstoles. I Vísperas del domingo XIV


3 de julio


SANTO TOMÁS, apóstol (FIESTA).

Tomás es conocido entre los demás apóstoles por su incredulidad, que se desvaneció en presencia de Cristo resucitado; él proclamó la fe pascual de la Iglesia con estas palabras: «¡Señor mío y Dios mío!» Nada sabemos con certeza acerca de su vida, aparte de los indicios que nos suministra el Evangelio. Se dice que evangelizó la India. Desde el siglo VI se celebra él día 3 de julio el traslado de su cuerpo a Edesa.


LAUDES
(Oración de la mañana)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Señor, abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

INVITATORIO

Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Himno: VOSOTROS QUE ESCUCHASTEIS LA LLAMADA.

Vosotros, que escuchasteis la llamada
de viva voz que Cristo os dirigía,
abrid nuestro vivir y nuestra alma
al mensaje de amor que él nos envía.

Vosotros, que invitados al banquete
gustasteis el sabor del nuevo vino,
llenad el vaso, del amor que ofrece,
al sediento de Dios en su camino.

Vosotros, que tuvisteis tan gran suerte
de verle dar a muertos nueva vida,
no dejéis que el pecado y que la muerte
nos priven de la vida recibida.

Vosotros, que lo visteis ya glorioso,
hecho Señor de gloria sempiterna,
haced que nuestro amor conozca el gozo
de vivir junto a él la vida eterna. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Dijo Tomás: «Señor, si no sabemos adónde vas, ¿cómo vamos a conocer el camino?» Respondióle Jesús: «Yo soy el camino, la verdad y la vida.»

SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS

¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Dijo Tomás: «Señor, si no sabemos adónde vas, ¿cómo vamos a conocer el camino?» Respondióle Jesús: «Yo soy el camino, la verdad y la vida.»

Ant. 2. Tomás, llamado Dídimo, no estaba con ellos en el momento de presentarse Jesús; dijéronle los otros discípulos: «Hemos visto al Señor.» Aleluya.

Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56

Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

No se dice Gloria al Padre.

Ant. Tomás, llamado Dídimo, no estaba con ellos en el momento de presentarse Jesús; dijéronle los otros discípulos: «Hemos visto al Señor.» Aleluya.

Ant. 3. Trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino fiel. Aleluya.

Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino fiel. Aleluya.

LECTURA BREVE Ef 2, 19-22

Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos del pueblo de Dios y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios por el Espíritu.

RESPONSORIO BREVE

V. Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.
R. Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.

V. Harán memorable tu nombre, Señor.
R. Sobre toda la tierra.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. ¿No has creído, Tomás, sino después de haberme visto? Dichosos los que sin ver han creído. Aleluya.

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. ¿No has creído, Tomás, sino después de haberme visto? Dichosos los que sin ver han creído. Aleluya.

PRECES

Demos gracias a nuestro Padre que está en los cielos, porque por medio de los apóstoles nos ha dado parte en la herencia de los elegidos, y aclamémosle diciendo:

El coro de los apóstoles te alaba, Señor.

Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles nos has dado la mesa de tu cuerpo y de tu sangre:
en ella encontramos nuestra fuerza y nuestra vida.

Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles nos has preparado la mesa de tu palabra:
por ella crecemos en el conocimiento de la verdad y se acrecienta nuestro gozo.

Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles has fundado tu Iglesia:
por ella nos edificas en la unidad de tu pueblo.

Te alabamos, Señor, porque por medio de los apóstoles nos has dado el bautismo y la penitencia:
por ellos nos purificas de todas nuestras culpas.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Concluyamos nuestra oración con la plegaria que Jesús enseñó a los apóstoles:

Padre nuestro...

ORACIÓN

Concédenos, Señor, celebrar con alegría la fiesta de santo Tomás; que la intercesión de este apóstol, que reconoció y confesó a Cristo como a su Señor y su Dios, nos haga crecer en la fe, para que así, creyendo en Jesús, el Mesías, tengamos vida en su nombre. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.



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I VÍSPERAS
Oración de la tarde

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: QUIÉN ES ESTE QUE VIENE

¿Quién es este que viene,
recién atardecido,
cubierto por su sangre
como varón que pisa los racimos?

Éste es Cristo, el Señor,
que venció nuestra muerte
con su resurrección.

¿Quién es este que vuelve,
glorioso y malherido,
y, a precio de su muerte,
compra la paz y libra a los cautivos?

Éste es Cristo, el Señor,
que venció nuestra muerte
con su resurrección.

Se durmió con los muertos,
y reina entre los vivos;
no le venció la fosa,
porque el Señor sostuvo a su elegido.

Este es Cristo, el Señor,
que venció nuestra muerte
con su resurrección.

Anunciad a los pueblos
qué habéis visto y oído;
aclamad al que viene
como la paz, bajo un clamor de olivos.

Este es Cristo, el Señor,
que venció nuestra muerte
con su resurrección. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero. Aleluya.

Salmo 118, 105-112 - HIMNO A LA LEY DIVINA

Lámpara es tu palabra para mis pasos,
luz en mi sendero;
lo juro y lo cumpliré:
guardaré tus justos mandamientos;
¡estoy tan afligido!
Señor, dame vida según tu promesa.

Acepta, Señor, los votos que pronuncio,
enséñame tus mandatos;
mi vida está siempre en peligro,
pero no olvido tu voluntad;
los malvados me tendieron un lazo,
pero no me desvié de tus decretos.

Tus preceptos son mi herencia perpetua,
la alegría de mi corazón;
inclino mi corazón a cumplir tus leyes,
siempre y cabalmente.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero. Aleluya.

Ant. 2. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor. Aleluya.

Salmo 15 - CRISTO Y SUS MIEMBROS ESPERAN LA RESURRECCIÓN.

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
Los dioses y señores de la tierra
no me satisfacen.

Multiplican las estatuas
de dioses extraños;
no derramaré sus libaciones con mis manos,
ni tomaré sus nombres en mis labios.

El Señor es mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano:
me ha tocado un lote hermoso,
me encanta mi heredad.

Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor. Aleluya.

Ant. 3. Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya.

Cántico: CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2, 6-11

Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se anonadó a sí mismo,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya.

LECTURA BREVE Col 1, 3-6a

Damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, en todo momento, rezando por vosotros, al oír hablar de vuestra fe en Jesucristo y del amor que tenéis a todos los santos, por la esperanza que os está reservada en los cielos, sobre la cual oísteis hablar por la palabra verdadera de la Buena Noticia, que se os hizo presente, y está dando fruto y prosperando en todo el mundo igual que entre vosotros.

RESPONSORIO BREVE

V. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.
R. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.

V. Su gloria se eleva sobre los cielos.
R. Alabado sea el nombre del Señor.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. La mies escucha y los operarios son pocos. Rogad, pues, al dueño de la mies que envíe trabajadores a ella.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. La mies escucha y los operarios son pocos. Rogad, pues, al dueño de la mies que envíe trabajadores a ella.

PRECES

Demos gracias al Señor que ayuda y protege al pueblo que se ha escogido como heredad, y recordando su amor para con nosotros supliquémosle diciendo:

Escúchanos, Señor, que confiamos en ti.

Padre lleno de amor, te pedimos por el papa Benedicto XVI y por nuestro obispo N.;
protégelos con tu fuerza y santifícalos con tu gracia.

Que los enfermos vean en sus dolores una participación de la pasión de tu Hijo,
para que así tengan también parte en su consuelo.

Mira con piedad a los que no tienen techo donde cobijarse
y haz que encuentren pronto el hogar que desean.

Dígnate dar y conservar los frutos de la tierra
para que a nadie falte el pan de cada día.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Señor, ten piedad de los difuntos
y ábreles la puerta de tu mansión eterna.

Movidos por el Espíritu Santo, dirijamos al Padre la oración que Cristo nos enseñó:

Padre nuestro...

ORACIÓN

Oh Dios, que por medio de la humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad caída, conserva a tus fieles en continua alegría y concede los gozos del cielo a quienes has librado de la muerte eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.



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COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

EXAMEN DE CONCIENCIA

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

Himno: CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE

Cuando la luz del sol es ya poniente,
gracias, Señor, es nuestra melodía;
recibe, como ofrenda, amablemente,
nuestro dolor, trabajo y alegría.

Si poco fue el amor en nuestro empeño
de darle vida al día que fenece,
convierta en realidad lo que fue un sueño
tu gran amor que todo lo engrandece.

Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte
de pecadora en justa, e ilumina
la senda de la vida y de la muerte
del hombre que en la fe lucha y camina.

Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza
la noche oscura sobre nuestro día,
concédenos la paz y la esperanza
de esperar cada noche tu gran día. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.

Salmo 4 - ACCIÓN DE GRACIAS.

Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración.

Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis la falsedad y buscaréis el engaño?
Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,
y el Señor me escuchará cuando lo invoque.

Temblad y no pequéis, reflexionad
en el silencio de vuestro lecho;
ofreced sacrificios legítimos
y confiad en el Señor.

Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»

Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que si abundara en trigo y en vino.

En paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.

Ant. 2. Durante la noche, bendecid al Señor.

Salmo 133 - ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO

Y ahora bendecid al Señor,
los siervos del Señor,
los que pasáis la noche
en la casa del Señor:

Levantad las manos hacia el santuario,
y bendecid al Señor.

El Señor te bendiga desde Sión:
el que hizo cielo y tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Durante la noche, bendecid al Señor.

LECTURA BREVE Dt 6,4-7

Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.

RESPONSORIO BREVE

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos

luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

ORACIÓN

OREMOS,
Guárdanos, Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al clarear el nuevo día, la celebración del domingo nos llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén

BENDICIÓN

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.

ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra,
Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
a ti suspiramos , gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.

¡Oh clemente, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!
Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente.

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