- Asunción de María (Lc 1, 39-45) - Domingo 15 de Agosto: El Poderoso ha hecho obras grandes por mí
- Recuperación cristiana 2. Recrear, reformar, reparar
- Asunción de María (Lc 1, 39-45) - Domingo 15 de Agosto: ACOMPAÑAR A VIVIR
- Evangelio Misionero del Dia: 11 de Agosto de 2010 - SEMANA XIX DURANTE EL AÑO - Ciclo C
- Lecturas y Liturgia de las Horas: 11 de Agosto de 2010
Posted: 10 Aug 2010 06:05 PM PDT Publicado por Servicios Koinonia Ap 11,19a;12,1.3-6a.10ab: Una mujer vestida del sol, la luna por pedestal Salmo 44: De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir. 1Cor 15,20-27a: Primero Cristo, primicia; después, los que son de Cristo Lc 1,39-56: El Poderoso ha hecho obras grandes por mí. A la mitad del mes de agosto, estalla la alegría en la liturgia de la Iglesia. En el hemisferio norte, coincide -o se le ha hecho coincidir- con las fiestas ancestrales de la canícula del verano boreal. La alegría de la plenitud de las cosechas llega a su plenitud ahora al celebrar la Asunción de la Virgen María. Ella, la madre de Jesús, es la «primera cristiana», debería ser también la primera en llegar hasta Jesús. La fe de la iglesia ha querido ver en ella la confirmación definitiva de que nuestra esperanza tiene sentido. De que esta vida, aunque nos parezca que está enferma de muerte, está en realidad preñada de vida, de una vida que se manifiesta ya en nosotros y que debemos celebrar ya aquí y ahora. Y en primer lugar, en María, Madre de Jesús y Madre nuestra. En la primera lectura encontramos un combate frontal entre la debilidad de una mujer a punto de dar a luz y la crueldad de un monstruo perverso y poderoso que se ha apropiado de una buena parte del mundo y quiere arrebatarle el hijo a la mujer. El Apocalipsis, hace un relato rico en simbología en el cual las comunidades cristianas pueden estar representadas en la mujer, reconociendo que un sector del cristianismo de los primeros días tuvo un alto influjo de la persona de María y de la presencia femenina en medio de ellas, como sostenedoras de la fe y la radicalidad. Por otra parte el monstruo, es un sinónimo del aparato imperial. Con sus respectivas cabezas y cuernos representa los tentáculos del poder civil, militar, cultural, económico y religioso, que está empeñado en eliminar al cristianismo, por su talante profético, ya que se ha tornado incómodo para los poderosos de la tierra. La segunda lectura, abre bellamente con una metáfora de la resurrección de Cristo como primer fruto de la cosecha, y luego clarifica cómo todos lo que en Cristo viven, en Cristo mueren, también en Cristo resucitarán. Se trata de una afirmación de la vida plena para los que asumen el proyecto de Jesús como propio y en ese sentido se hacen partícipes de la Gloria de la resurrección. En el evangelio, el canto de alegría de María que se proclama en el Evangelio se hace nuestro canto. Tenemos pocos datos sobre María en los evangelios. Los estudiosos nos dirán que, casi seguro, este cántico, el Magnificat, no fue pronunciado por María, sino que es una composición del autor del Evangelio de Lucas. Pero no hay duda de que, aun sin ser histórico, recoge el auténtico sentir de María, sus sentimientos más profundos ante la presencia salvadora de Dios en su vida. Es un cántico de alabanza. Esa es la respuesta de María ante la acción de Dios. Alabar y dar gracias. No se siente grande ni importante por ella misma, sino por lo que Dios está haciendo a través de ella. "Proclama mi alma la grandeza del Señor". María goza de esa vida en plenitud. Su fe la hizo vivir ya en su vida la vida nueva de Dios. Hay un detalle importante. Lo que nos cuenta el evangelio no sucede en los últimos días de la vida de María, cuando ya suponemos que había experimentado la resurrección de Jesús, sino antes del nacimiento de su Hijo. Ya entonces María estaba tan llena de fe que confiaba totalmente en la promesa de Dios. María tenía la certeza de que algo nuevo estaba naciendo. La vida que ella llevaba en su seno, aún en embrión, era el signo de que Dios se había puesto en marcha y había empezado actuar en favor de su pueblo. Más de una vez, en alguna dictadura, este canto de María se ha considerado como revolucionario y subversivo. Y ha sido censurado. Ciertamente es revolucionario, y su mensaje tiende a poner patas arriba el orden establecido, el orden que los poderosos intentan mantener a toda costa. María, llena de confianza en Dios, anuncia que Él se ha puesto a favor de los pobres y desheredados de este mundo. La acción de Dios cambia totalmente el orden social de nuestro mundo: derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. No es eso lo que estamos acostumbrados a ver en nuestra sociedad. Tampoco en tiempos de María. La vida de Dios se ofrece a todos, pero sólo los humildes, los que saben que la salvación sólo viene de Dios, están dispuestos a acogerla. Los que se sienten seguros con lo que tienen, esos lo pierden todo. María supo confiar y estar abierta a la promesa de Dios, confiando y creyendo más allá de toda esperanza. Hoy María anima nuestra esperanza y nuestro compromiso para transformar este mundo, para hacerlo más como Dios quiere: un lugar de fraternidad, donde todos tengamos un puesto en la mesa que nos ha preparado Dios. Pero en este día María anima sobre todo nuestra alabanza y acción de gracias. María nos invita a mirar a la realidad con ojos nuevos y descubrir la presencia de Dios, quizá en embrión, pero ya presente, a nuestro alrededor. María nos invita a cantar con gozo y proclamar, con ella, las grandezas del Señor. Nota crítica. A estas alturas, es importante no hablar de la Asunción de María sencillamente como quien da por supuesto un viaje cuasi-sideral de María al cielo... No es necesario detenerse una vez más en el análisis del tema de los «dos pisos» de la cosmovisión religiosa clásica... Pero sí es necesario, aunque sea con un simple leve inciso, recordar a los oyentes que no estamos describiendo un asunción literal, un traslado físico, sino una expresión metafórica, para que no se entienda mal todo lo que con una bella estética bíblico-litúrgica podamos decir al respecto. Lo que en este sentido se podría decir explícitamente sobre el tema de la «asunción» es lo mismo (y aun con más motivo) que respecto de la «ascensión». Recomendamos este excelente texto de Boff respecto a la ascensión: http://www.servicioskoinonia. La serie «Otro Dios es posible» de los hermanos López Vigil, tiene un capítulo, el 57, titulado «¿Ascensión y Asunción?», que puede resultar útil para una sesión de estudio sobre el tema. El guión y el audio puede ser recogido aquí: http://www.emisoraslatinas. Para la revisión de vida Celebramos hoy una fiesta en honor de la Virgen, lo cual es una buena ocasión para reflexionar sobre nuestra manera de honrarla. Alguien dijo que Dios la llenó de gracia y nosotros de joyas. ¿Acaso pretendemos enmendarle la plana a Dios? ¿No es mejor tratar de parecernos a ella en su fe, su esperanza, su amor y su disponibilidad, que llenarla de joyas, mantos y folclores que más ocultan que revelan su verdadera imagen? Para la reunión de grupo - Solemos ver, en la figura de la mujer del relato del Apocalipsis, a la Madre de Jesús, que lo engendra y lo da a luz, pero que también está rodeada en su vida de penalidades del mismo tipo que las de su Hijo y en conexión con Él. ¿Tengo esta visión realista de la vida de María o soy de los que piensan que los pajaritos y los ángeles estaban todo el día poniendo música de fondo a su vida? - La resurrección de Cristo no es sólo un final feliz para su vida de entrega y fidelidad, sino el adelanto del destino que a todos nos espera; primicia de este triunfo final que a todos nos aguarda es María, que también sigue a su Hijo en este destino. ¿Es ésta mi esperanza, estoy convencido de que también a mí y a todos nos espera este final? - Esta María que entona el Magníficat, que proclama que Dios colma de bienes a los hambrientos mientras despide vacíos a los ricos, es la Virgen Madre que vivió en Nazaret; pero ¿es la Virgen Madre de nuestra fe, de nuestro culto a María, de nuestras "vírgenes", de nuestros usos y costumbres marianos"? Para la oración de los fieles - Por la Iglesia, para que proclame la Asunción de María con un compromiso cada día mayor y más eficaz con los pobres y oprimidos. Roguemos al Señor. - Por todos nosotros, para que la proclamación del Magníficat nos lleve a ser solidarios con los que sufren. Roguemos... - Por los ricos y los poderosos, para que no pongan su corazón en sus riquezas, sino que sirvan con ellas a los pobres. Roguemos... - Por los enfermos y los moribundos, para que hagan frente a su dolor con la esperanza de quienes se saben llamados a la vida. Roguemos... - Por todos nuestros seres queridos difuntos, para que gocen ya de la plenitud de la vida de la resurrección, junto con María y Jesucristo. Roguemos... - Por todos nosotros, para que confiemos plenamente en el amor de Dios y cumplamos en todo su voluntad. Roguemos... Oración comunitaria Dios, Padre nuestro, que has llevado a María a alcanzar ya junto a ti la misma plenitud de vida de Jesucristo; te pedimos que nos conceda que, siendo, como ella, fieles en el cumplimiento de tu voluntad, lleguemos a participar también nosotros de la gloria de la resurrección. Por Jesucristo. Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente. |
Posted: 10 Aug 2010 04:55 PM PDT Publicado por El Blog de X. Pikaza Dicen algunos que es preciso refundar la iglesia: volver al principio y así edificar aquello que se hizo en otro tiempo, de raíz, cambiándolo todo. Prefiero emplear, sin embargo, un lengua de reforma: la fundación está ya dada en Cristo y concretada en Pedro y Pablo, el Discípulo Amado y Mateo, con los otros testigos cuya voz ha sido recogida en la Escritura. La iglesia está fundada, pero puede y debe reformarse para expresar mejor la obra de Jesús y sus primeros seguidores, teniendo en cuenta los intentos anteriores de reforma protestante y de contra-reforma, para no repetir errores pasados. REformar significa reparar, tapar los agujeros rotos o, mejor dicho, buscar como dice Jesús una nueva "tela" de evangelio, una tela nueva, un nuevo manuscrito, escrito con la vida de los creyentes de hoy, desde la la savia siempre rebosante de la vida de Jesús Esa reforma de hacerse también desde las condiciones de nuestra sociedad, pues sólo así la iglesia puede mostrarse como signo salvador de Dios en este mundo, presencia misionera. Pero, sobre todo, ella ha de hacerse desde el evangelio como indicarán las reflexiones que siguen. 1. La ley del sistema y la gracia de la Iglesia. La primera parte de este libro ha distinguido sistema y mundo de la vida. El sistema recibía una forma capitalista, definiéndose como racionalización consecuente de las relaciones humanas desde una perspectiva económica y social, en los niveles de la infra-estructura, y un sentido neo-liberal, no marxista o comunista, como muchos habían intentado. Eso significa que el cambio económico no sigue un orden impuesto por un régimen de planificación teórica, desde un partido o estado como el soviético, sino que se está haciendo desde una perspectiva neo-liberal de mercado, donde son dominantes económico-social. El valor de los humanos, como miembros del sistema, se mide en claves de producción y organización económica, dirigida por una burocracia universal, con métodos cibernéticos (computarizados) e incentivos de tipo económico para sus beneficiados. La racionalización del sistema (o infra-estructura) se expresa en un nivel de imposición legal, que en un plano resulta provechosa para un número significativo de individuos, integrados en la gran red de relaciones informáticas (técnicas). A ese nivel, los individuos no son personas, sino fichas o números intercambiables de un todo que planea indiferente sobre los dolores y esperanzas, amores y deseos de cada uno, expulsando de los beneficios del conjunto a los menos adaptados o a los grupos desfavorecidos (que pueden ser numéricamente una mayoría hambrienta). Pues bien, ahora que la infra-estructura tiende a resolver de manera programada muchos problemas antes insolubles, emerge con más fuerza el misterio y tarea del mundo de la vida, donde ha venido a situarse la iglesia, que ofrece su palabra y testimonio desde fuera del sistema (economía y burocracia mundial), como revelación de una experiencia de gratuidad y comunicación personal para todos los humanos. El sistema en cuanto tal opera a nivel de funcionamiento externo y juicio, allí donde las cosas se pueden organizar de forma técnica. La iglesia, en cambio, revela y expande el sentido de la vida en dimensión de supra-estructura, de sentido, gratuidad y comunión personal. El sistema pertenece al Todo, pero a un todo sin mística o misterio, que iguala a sus miembros bajo una ley universal que, en contra del neoplatonismo, no tiene hondura religiosa, ni vibración existencial. En otro tiempo, ese todo podía parecer sagrado; hoy es simplemente un mecanismo técnico, administrativo. No es sagrado, pero tiene gran poder, de manera que a unos (sus beneficiados) los eleva con dinero y honra, mientras que a otros los excluye. Es todo infraestructural, de burocracia y economía globalizada, sin gratuidad ni encuentro comunitario, sin esperanza de Vida tras la muerte. Es un todo donde cosas y personas acaban siendo intercambiables: todas se transforman y cambian, nada pertenece. Por el contrario, la Iglesia se sitúa en un nivel de supra-estructura personal, libertad regalada, gozosa y sufriente (comunión con los excluidos), encuentro gratuito y esperanza de Vida eterna. Por eso no se puede estructurar ni organizar de manera impositiva y necesaria, sino en claves de gratuidad y entrega vital, libertad y respeto sumo, misterio y comunión personal: – El sistema podría crear un tipo de igualdad económica por ley y fuerza, es decir, por imposición o talión, en sentido judicial, imponiendo su norma a los humanos. En esa perspectiva, capitalismo y comunismo estaban cerca, como esquemas distintos de racionalización económica y social. Por su versatilidad (y mayor preocupación humana, a nivel de libertad) ha triunfado el sistema capitalista, imponiendo en el mundo su modelo neo-liberal de origen europeo (occidental). Se ha cumplido, por fin, o puede cumplirse la palabra "devolved al César lo que es del César...." (Mc 12, 17), pues él ha organizado de manera científica dinero y administración, unificando por la base o infra-estructura, el globo de la tierra. Bien medido, administrado científicamente, el dinero del César puede ofrecer muchas cosas a los hombres y mujeres, como sabía el Diablo de las tentaciones (Mt 4 y Lc 4); pero es incapaz de suscitar gratuidad y amor, donación y entrega personal. Ese dinero es el signo de la equivalencia (talión) del sistema, racionalidad instrumental que ofrece a sus beneficiados millones de placeres que se compran y venden (condenando a otros a muerte), pero no puede dar a nadie un placer más alto, el gozo superior de la vida. Por eso decimos que, a su nivel, el sistema es bueno y necesario, pues crea redes de intercambio mundial, pero no suscita gratuidad. Por definición, el dinero sirve para comprar y vender, no para amarse las personas. – La iglesia ofrece a los humanos su experiencia (gratuidad y comunión) por encima o fuera del sistema. Ella ha descubierto en Jesús la libertad contemplativa: sabe que la vida es regalo, que Dios es principio de gozo que rompe y desborda la ley del sistema. Por eso, desea animar a cada hombre y mujer, para que tengan la audacia de vivir en plenitud contemplativa y autonomía dialogal: quiere ser principio de comunicación universal, pero no a nivel de intercambios económicos, sino de encuentro y comunión personal, sin imposición de unos sobre otros, ni ley opresora ni mercado económico. El dinero se debe racionalizar y organizar en forma de sistema (mercado). A ese nivel son necesarios los planes y organizaciones, una burocracia mundial encargada de programar y optimizar los resultados, en línea de producción, distribución y consumo. La iglesia, en cambio, no es lugar de mercaderes, sino hogar y vía de comunicación gratuita, perdón y donación, en el cara a cara de las relaciones cercanas, en el mano a mano del diálogo creyente. Ella expresa la experiencia del regalo divino que recibe y acoge en gratuidad, para compartirlo, por encima de toda imposición o programa legal. Por eso, sus ministerios y tareas desbordan el nivel de cálculo y mercado: no pueden medirse como la inversión y ganancia de dinero. Pienso que algunos eclesiásticos han caído en la trampa de la planificación y el mercado, aplicando a la iglesia las formas del sistema, sobre todo en la organización de ministerios: tanta inversión en seminarios, con tales vocaciones y tantos resultados. Gracias a Dios, la fascinación del mercado (números, ganancias) ha quebrado. Dicen que se ha invertido mucho y parece que no se ha recogido casi nada. Se han creado instituciones grandes de acción y educación, de misiones y servicios sociales (seminarios y universidades, colegios y hospitales), para descubrir, al final, que t quiebran en plano de mercado o terminan empleando los medios normales del sistema, dejando así de ser cristianas, es decir, gratuitas, gozosas, personales. Algunos se lamentan y hablan de la descristianización de occidente. Pues bien, pienso que es hermoso y bueno que haya sido así. No habíamos gozado la gratuidad, sino invertido con técnicas de sistema o mercado. Ciertamente, muchísimas personas de la administración eclesial han sido y son ejemplo de honradez personal y eficacia. Pero el sistema eclesial ha tendido a convertirse en mercado de inversiones y seguridades sacrales, poderes e influjos, al servicio de un Dios al que habíamos identificado con un tipo de administración cristiana. Por eso, es bueno que aquella inversión haya fallado, desde una perspectiva de evangelio: parece normal que gran parte de los antiguos creyentes de este final del Segundo Milenio estén dejando la estructura eclesial y no quieran ser cristianos en la forma antigua. Este fallo de las instituciones sociales de la iglesia nos invita a buscar y descubrir su verdad en su plano de gracia y comunión personal, pues sólo así reciben su sentido los signos de la iglesia (oración contemplativa y comunicación de fe, bautismo y perdón, matrimonio y eucaristía...). Lógicamente, estos signos no se pueden realizar por sistema o encargo, sino que han de vivirse en apertura hacia el misterio, en encuentro personal, libre y creador, entre los humanos. Planificar las experiencias eclesiales en forma de mercado, buscando rentabilidad programada y dejando su gestión para una instancia superior, esto es, para unos ministros cristianos que actúan como administradores políticos o sociales del sistema, sería como pedir que otros me sustituyan en el amor del matrimonio o la experiencia familiar de comunión y amistad. Los ciudadanos pueden delegar el uso del dinero o las funciones de administración, en manos de gestores apropiados de la sociedad (del sistema). Pero la iglesia no es sociedad, sino comunión de personas; por eso, ella no puede delegar en nadie la gestión de sus asuntos (oración y comunicación de fe, encuentro personal y fiesta), sino que son los mismos cristianos quienes deben cultivar la fe y amor de un modo autónomo, desde la raíz del evangelio. El sistema está hecho de racionalizaciones y delegaciones: confía a un banco la gestión del dinero, al ejército la defensa militar... Así resuelve muchas cuestiones y problemas, en clave económica y social, pero nos deja vacíos (sin hondura y sin respuesta) ante los grandes misterios de la vida (gratuidad y amor, libertad y sentido, comunicación personal y esperanza tras la muerte...). El sistema planifica y podría resolverlo casi todo, menos lo más importante: el amor y misterios y preguntas de la vida (como sabían Job, Qohelet y Buda). En otro tiempo se mezclaban vida pública y privada: nos hallábamos inmersos en un entorno de tipo familiar, donde nos conocían con nombre y apellido, de manera que éramos alguien, persona o personaje, dentro del conjunto. En ese contexto el sistema (reino, estado, orden religioso) se podía suponer divino. Ahora, en cambio, se ha vuelto impersonal: somos un número en el engranaje de la administración económica, en el conjunto de la burocracia social. Hemos descubierto y sabemos por experiencia (de marxismo y nazismo, neo-liberalismo y planificación global) que el sistema no es divino, sino creación de una racionalidad humana que puede pervertirse, pero que tampoco es demoníaco, en contra de lo que parecen sugerir ciertas lecturas de las tentaciones de Jesús (Mt 4; Lc 4) y del Apocalipsis. 2. La Iglesia ante un sistema esencialmente ateo. Frente a los recuerdos de un régimen de cristiandad, en que la iglesia ejercía funciones globales de tipo sagrado, debemos asumir gozosamente la separación de niveles: la infraestructura del sistema impera en el plano de las relaciones económico-burocráticas; la iglesia puede ser significativa en la superestructura del mundo de la vida. Ciertamente, hay niveles intermedios, tejidos de recuerdos históricos y experiencias de comunicación en un plano nacional y afectivo, cultural y lúdico, artístico y religioso, que resultan importantes para la estabilidad y riqueza de la vida humana. Pero en perspectiva occidental, como herederos de una sociedad ilustrada, oponemos sistema e iglesia, como extremos del arco de la vida humana: El sistema en cuanto tal no es ni puede ser cristiano. El nacional-cristianismo ha terminado: el sistema mundial, hecho de economía y burocracia, no es cristiano (ni demoníaco), sino construcción de la racionalidad humana, que programa y realiza acciones productoras e intercambios sociales. A ese nivel somos y debemos ser ateos, como en formas diversas se viene diciendo desde Nietzsche y M. Weber: el estuche de hierro del sistema no tiene más principio que la ley de relaciones económicas y la planificación mundial; por eso, todo intento de bautizarlo (cristianizar al César) resulta contrario a sistema y evangelio. Sólo cuando admitamos su autonomía y le dejemos mantenerse a su nivel podremos, descubriremos su valor como ley que permite resolver problemas de producción, distribución económica y administración mundial. La iglesia pertenece al mundo de la vida, no al sistema. Por eso, tiene otro principio (gratuidad), otras formas de comunicación (cara a cara de amor y cercanía, libertad) y una meta propia (Reino de Dios, Vida eterna). Ciertamente, ella no ocupa todo el campo de la experiencia superior humana, donde han influido y siguen influyendo otras experiencias de humanización y gratuidad, religión y moralidad, como hemos dicho. Por eso no quiere imponer su postura, ni en plano social ni nacional. Pero ella tiene una palabra que ofrecer, una experiencia que compartir y lo hace de un modo gozoso, agradecido, abierto a todos los humanos. No se opone directamente al sistema: no lo combate con armas, campañas políticas o dinero; ni siquiera lo demoniza y condena (como hacía el Ap), pero introduce dentro (y por encima) del sistema un germen de gratuidad y comunicación humana, ofreciendo sentido a millones de personas.. La iglesia tiene una experiencia de Dios (Padre) y un camino de comunicación universal, que ofrece a los humanos, pero no puede expresarlo en forma de sistema, pues si lo hiciera ella dejaría de ser liberadora y su camino no sería comunión, sino un todo religioso, contrario al evangelio. Ella pudo hacerse sistema en otro tiempo, heredando la sacralidad de naciones y estados paganos, ofreciendo a sus fieles un orden objetivo de verdad y plenitud religiosa. Pensó que podía salvar a los humanos con un modelo firme (casi obligatorio) de sacralidad de dogmas y gestos sacramentales, compartidos por todo el grupo social. Pues bien, hoy sabemos que aquel intento había sido equivocado. Por eso es bueno que vivamos en un mundo ateo: que la sociedad no necesite de iglesia para programar y realizar sus fines, de manera que las relaciones económicas y administrativas salgan fuera de la religión estrictamente dicha, como había supuesto el evangelio cuando hablaba de "las cosas del César". Resulta normal que el sistema sea ateo, que no pregunte a nadie por su religión, que no suponga ni imponga unas creencias, manteniéndose en un plano de racionalidad económica y administrativa. El sistema es ateo, pero no es el Todo de la vida humana: no define la existencia de los hombres y mujeres, ni resuelve sus problemas principales de origen, sentido y meta de la vida. El sistema no piensa en sentido filosófico y religioso: no sabe de donde viene ni a donde va, ignora el sentido de las personas; es como una máquina, una gran computadora donde caben todos los humanos en perspectiva de organización técnica Pues bien, situándose en un plano más alto, la iglesia piensa, es decir, descubre y conoce el sentido de la vida como don de Dios y gracia compartida, en contemplación y comunión personal. Ella piensa y sabe, por Jesús y por su propia experiencia, que los hombres y mujeres pueden vincularse en amor inmediato y gozoso, por encima del sistema, en comunidades de comunión personal, de fe y gracia común, en libertad creadora, sin que nadie ni nada las dirija o manipule desde arriba (desde fuera). El sistema necesita objetivarse, con leyes económicas y sociales que se programan y cambian en perspectiva racional. Pero la iglesia no puede hacerlo, porque es institución de libertad comunicativa: la vida de sus fieles no se puede encerrar en un esquema, ni sus acciones delegarse, pues ella es encuentro de personas, amor y libertad, creatividad y gozo, sin más fin que el propio despliegue de la vida humana. Si en un momento se hiciera sistema que organiza y dirige desde fuera a los creyentes (que ya no deberían decidir y optar, gozar y compartir de un modo personal palabra y vida), ella se haría contraria al evangelio. El amor eclesial no se puede cumplir por encargo, ni puede salvarse uno por otro, sino que los creyentes han de comunicarse en libertad, desde la gracia del Cristo, sin brokers o intermediarios de evangelio. El sistema deja en manos de funcionarios o expertos la solución de muchos temas, para bien del conjunto. La iglesia, en cambio, no es una delegación social para servicios religiosos, conforme a la demanda de sus fieles o clientes, pues en ella nadie es cliente de nadie, sino que todos son igualmente fieles (=creyentes) y libres, de forma que pueden compartir libremente la fe y comunicarse en torno al pan de Cristo. Pues bien, a pesar de eso, la jerarquía eclesial ha tejido una red de burócratas especializados, sacrificados y eficientes, que resuelven los temas religiosos de sus clientes, a quienes ofrecen servicios que estos ya no tienen que realizar de forma activa, pues se han vuelto iglesia discente (que escucha) y obediente (que cumple lo que otros mandan). Esta situación ha nacido de la misma riqueza de una iglesia que se ha sentido heredera del orden imperial de Roma. Avanzando en un camino que había sido iniciado, en plano político, jurídico y militar por el imperio romano, ella ha creado una burocracia espléndida, capaz de operar de una manera unitaria en asuntos religiosos, realizando funciones de anticipación y suplencia jurídica y social, que pueden ser buenas, pero no cristianas, pues usurpando la libertad y comunión dialogal de los creyentes. Ese tiempo de anticipación y suplencia de la iglesia romana ha terminado y ya no es necesario. Ella había sido modelo de organización y legalidad, incluso en plano de política. Gracias a Dios, ese estadio ha pasado y el sistema global funciona perfectamente sin ella. Por eso y, sobre todo, por fidelidad al evangelio, debe abandonar sus mediaciones y poderes diplomático-administrativos, para ser lo que es: portadora de gratuidad y encuentro personal, donde cada uno dice su palabra y todos pueden comunicarse, sin intermediarios sacrales o sociales. La misma dinámica de jerarquización y sacralización, antes evocada, había propiciado el surgimiento de una buena racionalidad sacral. Pero esa situación ha terminado. No es que la iglesia se vuelva inoperante y quede relegada a lo privado, como un hobby más entre los muchos de la gente, sino todo lo contrario: ella debe salir del sistema para encontrar su lugar propio y volverse significativa e importante, pero no en política, sino como experiencia de gratuidad compartida. Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente. |
Posted: 10 Aug 2010 04:48 PM PDT En este día de la Asunción de María, vamos a intentar descubrir uno de los rasgos más característicos del amor cristiano, se trata de saber acudir junto a quien puede estar necesitando nuestra presencia. Ese es el primer gesto de María después de acoger con fe la misión de ser madre del Salvador. Ponerse en camino y marchar aprisa junto a otra mujer que necesita en estos momentos su cercanía. Hay una manera de amar que debemos recuperar en nuestros días y que consiste en "acompañar a vivir" a quien se encuentra hundido en la soledad, bloqueado por la depresión, atrapado por la enfermedad o sencillamente vacío de toda alegría y esperanza de vida. Estamos consolidando entre todos una sociedad hecha sólo para los fuertes, los agraciados, los jóvenes, los sanos y los que son capaces de gozar y disfrutar de la vida. Estamos fomentando así lo que alguien ha llamado «el segregarismo social». Reunimos a los niños en las guarderías, instalamos a los enfermos en las clínicas y hospitales, guardamos a nuestros ancianos en asilos y residencias, encerramos a los delincuentes en las cárceles y ponemos a los drogadictos bajo vigilancia... Así, todo nos parece que está en orden. Cada uno recibirá allí la atención que necesita, y los demás nos podremos dedicar con más tranquilidad a trabajar y disfrutar de la vida sin ser molestados. Entonces procuramos rodearnos de personas simpáticas y sin problemas que no pongan en peligro nuestro bienestar, convertimos la amistad y el amor en un intercambio mutuo de favores, y logramos vivir «bastante satisfechos». Sólo que así no es posible experimentar la alegría de contagiar y dar vida. Se explica que muchos, aun habiendo logrado un nivel elevado de bienestar y tranquilidad, tengan la impresión de que viven sin vivir y que la vida se les escapa aburridamente de entre las manos. El que cree en la encarnación de un Dios que ha querido compartir nuestra vida y acompañarnos en nuestra indigencia, se siente llamado a vivir de otra manera. No se trata de hacer «cosas grandes». Quizás sencillamente ofrecer nuestra amistad a ese vecino hundido en la soledad y la desconfianza, estar cerca de ese joven que sufre depresión nerviosa, tener paciencia con ese anciano que busca ser escuchado por alguien, estar junto a esos padres que tienen a su hijo en la cárcel, alegrar el rostro de ese niño solitario marcado por la separación de sus padres. Este amor que nos hace tomar parte en las cargas y el peso que tiene que soportar el hermano es un amor «salvador», pues libera de la soledad e introduce una esperanza y alegría nueva en quien sufre, pero se siente acompañado en su dolor. Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente. |
Posted: 10 Aug 2010 04:25 PM PDT Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 18,15-20 Jesús dijo a sus discípulos: Si tu hermano peca contra ti, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, busca una o dos personas más, para que el asunto se decida por la declaración de dos o tres testigos. Si se niega a hacerles caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, considéralo como pagano o publicano. Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo. También les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi Padre que está en el cielo se lo concederá. Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, Yo estoy presente en medio de ellos. Compartiendo la Palabra Por CELAM - CEBIPAL La comunidad como “buena pastora” de todos sus miembros “Si te escucha, habrás ganado a tu hermano” Continuamos con nuestra lectura del evangelio según san Mateo. Ya estamos en el cuarto gran discurso de Jesús, que bien podría titularse: “Instrucción sobre la vida en comunidad”. Al hacer la “Lectio” de estos textos, recordemos que lo que más le interesa a Jesús en sus instrucciones -según el evangelista Mateo- es inculcar principios de vida, de los cuales se desprende luego toda una serie de actitudes y comportamientos. En el texto de hoy, Mateo 18,15-20, Jesús nos dice cómo enfrentar situaciones difíciles en la vida comunitaria, particularmente cuando se sabe que un hermano “llega a pecar” llevando una vida fuera de los criterios de vida de un discípulo de Jesús. 1. El presupuesto: la comunidad se siente responsable de cada uno de los hermanos (18,12-14) Tal como vemos en el pasaje inmediatamente anterior, en 18,12-14, la comunidad es “buena pastora” de cada uno de sus miembros. En Mateo hay una pequeña diferencia con el evangelio de Lucas en este punto. En Lucas el buen pastor es Jesús que busca presurosamente a su oveja perdida (ver Lc 15,4-7). Mateo, por su parte, le da un enfoque comunitario a la parábola: toda la comunidad es responsable de cada uno de sus hermanos. La oveja perdida es denominada “pequeño”: “No es voluntad de vuestro Padre celestial que se pierda uno solo de estos pequeños” (18,14). Los “pequeños” son los frágiles –incluso moralmente- en la comunidad, que necesitan mayor atención y acompañamiento en sus procesos de maduración. Para Mateo, todos son responsables de todos y cada uno se como rostro de Padre celestial, responsable y amoroso con todos sus hijos. 2. Cómo se hace la recuperación del hermano que cae en pecado (18,15-17) Después de enunciar el principio general se pasa: ¿Qué hacer cuando nos enteramos que un hermano está en una vida de pecado? En el texto lo primero que se le recuerda a uno es que él es un “hermano” y como tal hay que seguir tratándolo, por eso la repetición de la frase “tu hermano” (18,15ª). Luego se describe el camino recomendado para que un pastor traiga de nuevo la oveja a su casa. No perdamos de vista que lo que se busca, ante todo, es su salvación: “Si te escucha, habrás ganado a tu hermano” (18,15b). Pero la experiencia muestra que hay casos difíciles que resisten a la conversión, se trata de aquellos que se hacen los sordos (notar la repetición del término “escuchar” a lo largo del texto). Se propone entonces el camino de la paciencia y de la firmeza comunitaria: (1) Interperlar: se le llama la atención a solas, de lo cual se espera siempre el mejor de los resultados; (2) Objetivizar: si la persona continúa tercamente en su comportamiento, entonces se invitan unos testigos para que quede claro de que no es mala intención contra la persona (una visión subjetiva de quien quiere ayudar) sino de algo objetivo; (3) Llamar la atención formalmente: ahora el asunto llega al máximo nivel de corrección que es la comunidad entera (quizás representada en sus líderes). Ahora bien, si todo el proceso fracasa no queda más remedio que darle el trato propio de una persona que aún no se ha convertido -como los gentiles y publicanos-, esto es: mandarlo a hacer todo el camino cristiano desde el principio. 3. La prudencia en las decisiones de la comunidad con relación a las personas (18,18) El v.18 deja entender que con una persona que intencionalmente persiste en su situación de pecado se puede llegar a la más dolorosa y drástica de las decisiones: la excomunión, es decir, dejará de ser considerado “hermano” en la comunidad. Pero llama la atención que ahora Jesús pone su atención en las personas encargadas de tomar esta decisión: (1) Según este pasaje se trata de la comunidad entera la que tiene la potestad de “atar y desatar”; (2) Se les recuerda cualquier decisión que tomen es seria (lo que hagan en la tierra quedará hecho en el cielo), de ahí que no se deban tomar decisiones aceleradamente sino siempre con cautela. 4. La comunión en la oración como expresión de la solidaridad en todos los aspectos de la vida (18,19-20) Es la presencia de Cristo en medio de su Iglesia la que le da valor y peso a sus decisiones. Esto es lo que ahora se profundiza: cuando la comunidad está bien unida y compacta en una misma fe, sucede en ella lo que el Antiguo Testamento llama la “Shekináh”, es decir, ella es espacio habitado por la gloria del Señor, que para nuestro caso es el Señor Resucitado. La unidad de la comunidad expresa la comunión perfecta con Jesús viviente en medio de ella. Llama la atención que en una comunidad así, es tal la solidaridad entre los hermanos, que todos son capaces pedir lo mismo (“se ponen de acuerdo para pedir algo”, 18,19), renunciando a sus intereses personales, los cuales normalmente aflorarían a la hora de hacer peticiones. En una comunidad que llega a este nivel profundo de solidaridad, teniendo un mismo “sentir” profundo, pueden resonar con fuerza las palabras de Jesús: “allí estoy yo en medio de ellos” (18,20). ¡Esta sí que es una verdadera comunidad! Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón 1. ¿Soy consciente de las graves consecuencias de un mal manejo de la disciplina en una comunidad? 2. ¿Qué comportamientos de dominancia o prepotencia de mi parte han fragmentado la unidad de mi familia y de mi comunidad? 3. ¿Qué pasos y recursos pedagógicos ha de asumir una comunidad para que evidencie en ella la vida misma del Resucitado? Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente. |
Posted: 10 Aug 2010 04:14 PM PDT El Señor gritó fuertemente a mis oídos: «Acérquense, Castigos de la ciudad, cada uno con su instrumento de exterminio en la mano». Entonces llegaron seis hombres del lado de la puerta superior que mira hacia el norte, cada uno con su instrumento de destrucción en la mano. En medio de ellos había un hombre vestido de lino, con la cartera de escriba en la cintura. Todos entraron y se detuvieron delante del altar de bronce. La gloria del Dios de Israel se levantó de encima de los querubines sobre los cuales estaba, se dirigió hacia el umbral de la Casa, y llamó al hombre vestido de lino que tenía la cartera de escriba en la cintura. El Señor le dijo: «Recorre toda la ciudad de Jerusalén y marca con una letra T la frente de los hombres que gimen y se lamentan por todas las abominaciones que se cometen en medio de ella». Luego oí que les decía a los otros: «Recorran la ciudad detrás de él, hieran sin una mirada de piedad y sin tener compasión. Maten y exterminen a todos, ancianos, jóvenes, doncellas, niños y mujeres, pero no se acerquen a nInguno que este marcado; con la letra T. Comiencen por mi Santuario». Y comenzaron por los ancianos que estaban delante de la Casa. Después dijo: «Contaminen la Casa y llenen de víctimas los atrios; luego salgan y golpeen en la ciudad». La gloria del Señor salió de encima del umbral de la Casa y se detuvo sobre los querubines. Al salir, los querubines desplegaron sus alas y se elevaron del suelo, ante mis propios ojos, y las ruedas lo hicieron al mismo tiempo. Ellos se detuvieron a la entrada de la puerta oriental de la Casa del Señor, y la gloria del Dios de Israel estaba sobre ellos, en lo alto. Eran los seres vivientes que yo había visto debajo del Dios de Israel a orillas del río Quebar, y reconocí que eran querubines. Cada uno tenía cuatro rostros y cuatro alas, y una especie de manos de hombre debajo de sus alas. En cuanto a la forma de sus rostros, era la misma que yo había visto en una visión a orillas del río Quebar. Cada uno avanzaba derecho hacia adelante. Palabra de Dios. SALMO RESPONSORIAL 112, 1-6 R. ¡La gloria del Señor se eleva sobre el cielo! Alaben, servidores del Señor, alaben el Nombre del Señor. Bendito sea el Nombre del Señor, desde ahora y para siempre. R. Desde la salida del sol hasta su ocaso, Sea alabado el Nombre del Señor. El Señor está sobre todas las naciones, su gloria se eleva sobre el cielo. R. ¿Quién es como el Señor, nuestro Dios, que tiene su morada en las alturas, y se inclina para contemplar el cielo y la tierra? R. Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 18,15-20 Jesús dijo a sus discípulos: Si tu hermano peca contra ti, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, busca una o dos personas más, para que el asunto se decida por la declaración de dos o tres testigos. Si se niega a hacerles caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, considéralo como pagano o publicano. Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo. También les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi Padre que está en el cielo se lo concederá. Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, Yo estoy presente en medio de ellos. Palabra del Señor. LITURGIA DE LAS HORAS TIEMPO ORDINARIO MIÉRCOLES DE LA SEMANA XIX Del Común de vírgenes. Salterio III 11 de agosto SANTA CLARA, vírgen. (Memoria). Nació en Asís el año 1193; imitó a su conciudadano Francisco, siguiéndolo por el camino de la pobreza, y fundó la Orden de las monjas llamadas Clarisas. Su vida fue de gran austeridad, pero rica en obras de caridad y de piedad. Murió el año 1253. LAUDES (Oración de la mañana) INVOCACIÓN INICIAL V. Señor, abre mis labios R. Y mi boca proclamará tu alabanza. INVITATORIO Ant. Venid, adoremos al Cordero, al Esposo acompañado por el cortejo de vírgenes. Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. Porque el Señor es un Dios grande, soberano de todos los dioses: tiene en su mano las simas de la tierra, son suyas las cumbres de los montes; suyo es el mar, porque él lo hizo, la tierra firme que modelaron sus manos. Venid, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras. Durante cuarenta años aquella generación me repugnó, y dije: Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino; por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso» Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Himno: NADA POSEE CLARA. Nada posee clara, nada le pertenece; como lirio del huerto libre respira y crece. Nada coge en su mano, nada que aquí fenece; pobre, en la cruz se abraza con Cristo que padece. Nada de lo que fluye su párpado estremece; Clara mira y escucha al Verbo que acontece. Amén. SALMODIA Ant. 1. Alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti, Señor. Salmo 85 - ORACIÓN DE UN POBRE ANTE LAS DIFICULTADES. Inclina tu oído, Señor; escúchame, que soy un pobre desamparado; protege mi vida, que soy un fiel tuyo; salva a tu siervo, que confía en ti. Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor, que a ti te estoy llamando todo el día; alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti; porque tú, Señor, eres bueno y clemente, rico en misericordia con los que te invocan. Señor, escucha mi oración, atiende a la voz de mi súplica. En el día del peligro te llamo, y tú me escuchas. No tienes igual entre los dioses, Señor, ni hay obras como las tuyas. Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor; bendecirán tu nombre: «Grande eres tú, y haces maravillas; tú eres el único Dios.» Enséñame, Señor, tu camino, para que siga tu verdad; mantén mi corazón entero en el temor de tu nombre. Te alabaré de todo corazón, Dios mío; daré gloria a tu nombre por siempre, por tu grande piedad para conmigo, porque me salvaste del abismo profundo. Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí, una banda de insolentes atenta contra mi vida, sin tenerte en cuenta a ti. Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad y leal, mírame, ten compasión de mí. Da fuerza a tu siervo, salva al hijo de tu esclava; dame una señal propicia, que la vean mis adversarios y se avergüencen, porque tú, Señor, me ayudas y consuelas. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti, Señor. Ant. 2. Dichoso el hombre que procede con justicia y habla con rectitud. Cántico: DIOS JUZGARÁ CON JUSTICIA Is 33,13-16 Los lejanos, escuchad lo que he hecho; los cercanos, reconoced mi fuerza. Temen en Sión los pecadores, y un temblor se apodera de los perversos: «¿Quién de nosotros habitará un fuego devorador, quién de nosotros habitará una hoguera perpetua?». El que procede con justicia y habla con rectitud y rehúsa el lucro de la opresión; el que sacude la mano rechazando el soborno y tapa su oído a propuestas sanguinarias, el que cierra los ojos para no ver la maldad: ése habitará en lo alto, tendrá su alcázar en un picacho rocoso, con abasto de pan y provisión de agua. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Dichoso el hombre que procede con justicia y habla con rectitud. Ant. 3. Aclamad al Rey y Señor. Salmo 97 - EL SEÑOR, JUEZ VENCEDOR Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas: su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo. El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia: se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. Aclama al Señor, tierra entera; gritad, vitoread, tocad: tocad la cítara para el Señor, suenen los instrumentos: con clarines y al son de trompetas aclamad al Rey y Señor. Retumbe el mar y cuanto contiene, la tierra y cuantos la habitan; aplaudan los ríos, aclamen los montes al Señor, que llega para regir la tierra. Regirá el orbe con justicia y los pueblos con rectitud. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Aclamad al Rey y Señor. LECTURA BREVE Ct 8, 7 Las aguas torrenciales no podrían apagar el amor, ni anegarlo los ríos. Si alguien quisiera comprar el amor con todas las riquezas de su casa, se haría despreciable. RESPONSORIO BREVE V. Oigo en mi corazón: buscad mi rostro. R. Oigo en mi corazón: buscad mi rostro. V. Tu rostro buscaré, Señor. R. Buscad mi rostro. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. Oigo en mi corazón: buscad mi rostro. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. Ésta es la virgen prudente que, unida a Cristo, resplandece como el sol en el reino celestial. Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79 Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo. suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas: Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abraham. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Ésta es la virgen prudente que, unida a Cristo, resplandece como el sol en el reino celestial. PRECES Glorifiquemos a Cristo, esposo y corona de las vírgenes, y supliquémosle, diciendo: Jesús, corona de las vírgenes, escúchanos. Señor Jesucristo, a quien las vírgenes amaron como a su único esposo, concédenos que nada nos aparte de tu amor. Tú que coronaste a María como reina de las vírgenes, por su intercesión concédenos recibirte siempre con pureza de corazón. Por intercesión de las santas vírgenes que te sirvieron siempre con fidelidad, consagradas a ti en cuerpo y alma, ayúdanos, Señor, a que los bienes de este mundo que pasa no nos separen de tu amor eterno. Señor Jesús, esposo que has de venir y a quien las vírgenes prudentes esperaban, concédenos que aguardemos tu retorno glorioso con una esperanza activa. Por intercesión de santa Clara, que fue virgen sensata y una de las prudentes, concédenos, Señor, la verdadera sabiduría y la pureza de costumbres. Se pueden añadir algunas intenciones libres. Con sencillez y humildad digamos la oración que Jesús nos enseñó: Padre nuestro... ORACIÓN Señor, Dios nuestro, que concediste a santa Clara un gran amor por la pobreza evangélica, concédenos, por su intercesión, seguir a Cristo en la pobreza del espíritu y llegar a contemplarte en tu glorioso reino. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. ------------------------------ VÍSPERAS Oración de la tarde V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. Himno: CLARA, VIRGEN AMABLE. Clara, virgen amable, esposa enamorada, dulce nos es tu nombre, muy suave tu fragancia. El gozo de la cruz danos, benigna hermana; danos tu amor castísimo y la pobreza santa. Gloria al hijo doliente en la cruz levantada; gloria a Jesús excelso en la paz de la patria. Amén. SALMODIA Ant. 1. Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares. Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA. Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar: la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares. Hasta los gentiles decían: «El Señor ha estado grande con ellos.» El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres. Que el Señor cambie nuestra suerte como los torrentes del Negueb. Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares. Al ir, iban llorando, llevando la semilla; al volver, vuelven cantando, trayendo sus gavillas. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares. Ant. 2. Que el Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad. Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS. Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas. Es inútil que madruguéis, que veléis hasta muy tarde, los que coméis el pan de vuestros sudores: ¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen! La herencia que da el Señor son los hijos; una recompensa es el fruto de las entrañas: son saetas en mano de un guerrero los hijos de la juventud. Dichoso el hombre que llena con ellas su aljaba: no quedará derrotado cuando litigue con su adversario en la plaza. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Que el Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad. Ant. 3. Él es el primogénito de toda creatura, es el primero en todo. Cántico: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20 Damos gracias a Dios Padre, que nos ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz. Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. Él es imagen de Dios invisible, primogénito de toda creatura; pues por medio de él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades; todo fue creado por él y para él. Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él. Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo. Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud. Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas: haciendo la paz por la sangre de su cruz con todos los seres, así del cielo como de la tierra. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Él es el primogénito de toda creatura, es el primero en todo. LECTURA BREVE 1Co 7, 32. 34 El célibe se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor; lo mismo, la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, consagrándose a ellos en cuerpo y alma. RESPONSORIO BREVE V. Llevan ante el Rey el séquito de vírgenes, las traen entre alegría. R. Llevan ante el Rey el séquito de vírgenes, las traen entre alegría. V. Van entrando en el palacio real. R. Las traen entre alegría. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. Llevan ante el Rey el séquito de vírgenes, las traen entre alegría. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. Ven, esposa de Cristo, recibe la corona eterna que el Señor te trae preparada. Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55 Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abraham y su descendencia por siempre. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Ven, esposa de Cristo, recibe la corona eterna que el Señor te trae preparada. PRECES Alabemos con gozo a Cristo, que elogió a los que permanecen vírgenes a causa del reino de Dios, y supliquémosle, diciendo: Jesús, rey de las vírgenes, escúchanos. Señor Jesucristo, tú que como esposo amante colocaste junto a ti a la Iglesia sin mancha ni arruga, haz que sea siempre santa e inmaculada. Señor Jesucristo, a cuyo encuentro salieron las vírgenes santas con sus lámparas encendidas, no permitas que falte nunca el óleo de la fidelidad en las lámparas de las vírgenes que se han consagrado a ti. Señor Jesucristo, a quien la Iglesia virgen guardó siempre fidelidad intacta, concede a todos los cristianos la integridad y la pureza de la fe. Tú que concedes hoy a tu pueblo alegrarse por la fiesta de santa Clara, virgen, concédele también gozar siempre de su valiosa intercesión. Se pueden añadir algunas intenciones libres. Tú que recibiste en el banquete de tus bodas a las vírgenes santas, admite tanbién a nuestros hermanos difuntos en el convite festivo de tu reino. Oremos con Jesús, diciendo a nuestro Padre: Padre nuestro... ORACIÓN Señor, Dios nuestro, que concediste a santa Clara un gran amor por la pobreza evangélica, concédenos, por su intercesión, seguir a Cristo en la pobreza del espíritu y llegar a contemplarte en tu glorioso reino. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. ------------------------------ COMPLETAS (Oración antes del descanso nocturno) INVOCACIÓN INICIAL V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. EXAMEN DE CONCIENCIA Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados. Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión: por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor. V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. Himno: CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE Cuando la luz del sol es ya poniente, gracias, Señor, es nuestra melodía; recibe, como ofrenda, amablemente, nuestro dolor, trabajo y alegría. Si poco fue el amor en nuestro empeño de darle vida al día que fenece, convierta en realidad lo que fue un sueño tu gran amor que todo lo engrandece. Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte de pecadora en justa, e ilumina la senda de la vida y de la muerte del hombre que en la fe lucha y camina. Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza la noche oscura sobre nuestro día, concédenos la paz y la esperanza de esperar cada noche tu gran día. Amén. SALMODIA Ant. 1. Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve. Salmo 30 - SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS. A ti, Señor, me acojo: no quede yo nunca defraudado; tú, que eres justo, ponme a salvo, inclina tu oído hacia mí; ven aprisa a librarme, sé la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve, tú que eres mi roca y mi baluarte; por tu nombre dirígeme y guíame: sácame de la red que me han tendido, porque tú eres mi amparo. En tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve. Ant. 2. Desde lo hondo a ti grito, Señor. Salmo 129 - DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR. Desde lo hondo a ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz; estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica. Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Pero de ti procede el perdón, y así infundes respeto. Mi alma espera en el Señor, espera en su palabra; mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora. Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora; porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa; y él redimirá a Israel de todos sus delitos. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Desde lo hondo a ti grito, Señor. LECTURA BREVE Ef 4,26-27 No lleguéis a pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo. No dejéis lugar al diablo. RESPONSORIO BREVE V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. V. Tú, el Dios leal, nos librarás. R. Te encomiendo mi espíritu. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32 Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz, porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. ORACIÓN OREMOS, Señor Jesucristo, tú que eres manso y humilde de corazón ofreces a los que vienen a ti un yugo llevadero y una carga ligera; dígnate, pues, aceptar los deseos y las acciones del día que hemos terminado: que podamos descansar durante la noche para que así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos constantes en tu servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén BENDICIÓN V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte. R. Amén. ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos , gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María! 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