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martes, 14 de septiembre de 2010

CAMINO MISIONERO 14/09/2010

  • A todos los periódicos
  • La soledad nos da una buena lección
  • Mensaje final del XXX Congreso de Teología de la Asociación Juan XXIII: “Se ha acabado el tiempo de los silencios”
  • Rebajas de otoño
  • Lo débil de mis puntos fuertes
  • Ante el sufrimiento
  • TAMBIÉN DESNUDOS
  • Evangelio Misionero del Dia: 14 de Setiembre de 2010 - FIESTA DE LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ
  • Lecturas y Liturgia de las Horas: 14 de Setiembre de 2010
  • De la propia voluntad
  • Raimon Panikkar y el Opus Dei
Posted: 13 Sep 2010 08:21 PM PDT
Por José I. González Faus sj
Publicado por La Vanguardia.


Llevo diez años colaborando en este diario. Pensé varias veces en un artículo como el de hoy; pero temía que no lo publicaran o me agradecieran los servicios prestados. Y he aquí que ahora comienza el tema a romper el cascarón de silencio en el que estaba encerrado…

El próximo 23 de septiembre se celebra el día contra la trata de seres humanos. Con este motivo me dirijo hoy a toda la prensa escrita que, a la hora de escribir sus editoriales, nunca deja de proclamar altos criterios éticos (aunque suele tolerar las críticas aún menos que la santa madre iglesia). Quisiera hacer una petición casi desesperada, para que todos los diarios dejen de publicar anuncios de prostitución, camuflados bajo eufemismos de encuentros, contactos y demás.

La trata de mujeres constituye una de las esclavitudes más ominosas de nuestro tiempo. La prostituta de hoy ya no es la Manon Lescaut del s. XVIII; ni siquiera la Sonia de Dostoyevski del XIX. Según testimonio de Iñaki Gabilondo, en un telediario de la 4, más del 90% de las mujeres que ejercen la prostitución en nuestro país, lo hacen a la fuerza. La mitad son auténticas esclavas, traídas desde fuera con engaños, secuestradas, sin documentación y obligadas, además, a pagar una supuesta deuda contraída por el pasaje a España. Otras acabaron así por culpa del paro, o por la necesidad de enviar dinero a la familia en Nigeria o Colombia. Su jornada “laboral” es extenuante, expuesta a mil humillaciones de clientes que, en el fondo, se odian a sí mismos, y a contraer el SIDA por puro capricho o comodidad del que paga. Debajo del dibujo que insinúa unos pechos o una sonrisa laten verdaderos torrentes de lágrimas; y más al fondo se mueven unas mafias tan crueles y poderosas como las del narcotráfico. Podemos defender la libertad sexual, pero contribuir a una esclavitud sexual en nombre de la libertad sexual es pura hipocresía. Y publicar anuncios que dicen: “quince jóvenes deliciosas, precios anticrisis” degrada la dignidad de la mujer y de quien publique ese anuncio.

Sin embargo, tanto el mundo de la progresía como el de la moralidad antigua tienden un pudoroso velo sobre este drama. Hacemos campañas extemporáneas contra un burka absurdo pero muy minoritario, y no movemos un dedo para evitar que tengan que quitarse la ropa infinidad de pobres criaturas que no son propiedad de un marido machista y celoso sino de una mafia tiránica y avarienta. Damos horrorizados cifras de violencia de género, pero callamos sobre esta otra violencia igualmente sexista. Dedicamos páginas y páginas al mundial de fútbol: si le duele tal o cual músculo a alguno de nuestros ídolos a punto para el próximo partido; pero ni una palabra sobre el transporte obligado de mujeres a Sudáfrica para relajar a jugadores millonarios e hinchas locos, extenuados por el esfuerzo. Por suerte, la ministra de igualdad parece que está ¡por fin! ocupándose del tema; con mucho retraso pero más vale tarde que nunca. Y hablo de retraso porque éste es un problema mucho más urgente que el aborto (que a ella le parecía “ya superado”); y más urgente que dedicar, en plena crisis económica, varios miles de euros a un estudio sobre la estimulación sexual femenina (¿o es que lo hizo pensando entretener a las mujeres que habrán de gastar menos durante la crisis?)…

Quede claro que no estoy hablando en general de legalizar o no la prostitución. Ese es otro tema más amplio. Ahora se trata sólo de una parte de él que es un auténtico terrorismo interesadamente oculto. No sé calcular cuántas pérdidas supondría para los diarios renunciar a estos anuncios: me dicen que más de las que sospecho. Pues estoy dispuesto a renunciar a la modesta contribución que percibo por mis artículos, si ello puede aliviarles algo… También sé que suprimir esos anuncios no solucionaría el problema de la trata de mujeres, pero creo que aumentaría nuestra dignidad. Y si no, me atrevo a preguntar a cualquier director o accionista de un periódico qué haría si uno de esos anuncios fuese de su propia hija.

Hace poco me vi con una muchacha admirable de un instituto secular que se dedica, entre otras cosas, a ayudar a estas mujeres. Me contó que había venido hasta muy cerca del lugar donde estábamos citados, acompañada por una chica de su barrio que iba a hacer la calle. “Tú vas a ver a un amigo y yo voy a hacer de puta”, le dijo al separarse. Y al contármelo se le asomaba una lágrima a los ojos, a pesar de tanto y tanto como lleva visto. Al despedirnos comentamos que hubo un “líder religioso” al que ambos intentamos seguir, que merecería el mayor aplauso y la mayor admiración aunque fuera sólo por haber dicho simplemente: “las prostitutas irán al Reino de los cielos delante de todos vosotros” (Mt 21,31).

Y termino con esa frase: porque añadir algo sería estropearla.
Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente.
Posted: 13 Sep 2010 08:10 PM PDT


Por Ron Rolheiser (Traduccuón Carmelo Astiz, cmf)
Publicado por Ciudad Redonda


Hace unos años tuve una sesión de orientación espiritual con un joven, cuyo forcejeo con la soledad parecía ser contrario a lo normal. En vez de intentar librarse de ella, estaba preocupado por miedo a perderla. Tenía poco más de veinte años, enamorado de una joven maravillosa, pero estaba en conflicto interior sobre casarse o no con ella, porque temía que el matrimonio pudiera interferirse con su soledad y, según sus palabras, hacerle “una persona más superficial, con menos capacidad para ofrecerse a Dios y al mundo”.
“Entro a un lugar”, decía, “y automáticamente miro a ver si encuentro una cara triste, alguien cuya apariencia sugiera que hay cosas más importantes en la vida que ir de fiestas o que cotillear sobre las últimas noticias de los famosos”. Existe el peligro de identificar con excesiva simpleza la pesadez con la profundidad; pero no era éste su caso.
“Dentro de mí luchan dos imágenes”, decía. “Cuando tenía yo quince años, mi padre murió. Vivíamos en el campo; y mi padre sufrió un fuerte ataque de corazón. Lo introdujimos a empujones en el vehículo; y mi madre estaba sentada con él en asiento trasero, sosteniéndolo, mientras yo conducía, a mis quince años. Yo estaba totalmente asustado. Por desgracia, mi padre falleció de camino al hospital, pero murió en los brazos de mi madre. Por más triste que fuera esto, había algo de belleza en ello. He sentido siempre que esa es la manera como me gustaría morir, sostenido por alguien muy querido. Pero, mientras esa imagen me atrae con fuerza al matrimonio, miro también la forma cómo murió Jesús, solo, abandonado, sin nadie que lo sostuviera en sus brazos, en un abrazo solamente de algo transcendente, y me siento atraído a eso también. Hay nobleza en eso que no quiero dejar escapar. Ese puede ser también un buen modo de morir”.
Este joven temía perder su soledad, aun cuando saludablemente anhelaba la intimidad. No sabía explicar claramente por qué se sentía atraído a la soledad de Jesús en la cruz, salvo que intuía que ese sentimiento era de alguna manera algo noble, algo profundo y algo que le daría profundidad y nobleza.
Otros han estado en ese mismo lugar antes que él, entre ellos Jesús. Por ejemplo, el filósofo alemán Soren Kierkegaard, cuando joven, renunció al matrimonio por la misma razón por la que mi joven amigo lo temía. Acertada o desacertadamente, sintió que lo que tenía que ofrecer al mundo estaba enraizado dentro del sufrimiento de su propia soledad y que solamente podría propiciarlo al mundo, en adelante, desde ese centro y, en el caso de estar menos solo, tendría menos que ofrecer. ¿Tenía razón?
La fecundidad de su vida, a saber, la cantidad de gente (el Padre Henri Nouwen entre ellos) que se sintió curada y fortalecida por sus escritos, atestigua la verdad de su intuición. ¡Por sus frutos los conoceréis! Kierkegaard es el santo patrón de los solitarios. Pero, como mi joven amigo, se sentía también en conflicto interior por lo que ese sentimiento le afectaba. Muy poca gente le comprendió y esto le sumergió en “la tristeza de haber percibido y entendido algo verdadero – y luego verme a mí mismo incomprendido”. Confesó también que vivía la maldición “de no permitirme nunca dejar que nadie se uniera a mí profunda e íntimamente”. Tomás Merton, el famoso monje trapense americano, comentando sobre este mismo punto, dijo una vez que la ausencia de intimidad matrimonial en su vida constituía un “defecto en mi castidad”. Este tipo de profundidad se paga caro.
¿Por qué, a pesar de un inconveniente tan obvio, los Kierkegaards de nuestro mundo se sienten atraídos a la soledad, en la creencia de que ésta posee la llave a la profundidad, a la empatía y a la sabiduría? ¿Qué hace la soledad en nuestro favor?
Lo que la soledad hace en nuestro favor, especialmente la soledad muy intensa, es desestabilizar nuestro ego y hacerlo demasiado frágil para podernos sostener de una manera normal. Lo que ocurre entonces es que comenzamos a desenmarañarnos, a sentir que nos vamos desencolando, a darnos cuenta de nuestra pequeñez y a saber, en las raíces profundas de nuestro ser, que necesitamos conectarnos a algo más grande que nosotros para sobrevivir. Pero esa es una experiencia muy dolorosa y tendemos a huir de ella.
Sin embargo, y esto es una gran paradoja, esta experiencia de soledad intensa es uno de los medios privilegiados de encontrar la respuesta profunda a nuestra búsqueda de identidad y de sentido. Porque desestabiliza nuestro ego y nos desorienta, la soledad nos pone en contacto con lo que subyace a nuestro ego, a saber, el alma, nuestro yo más profundo. La imagen y semejanza de Dios radican ahí precisamente, como radican ahí así mismo nuestras más nobles y divinas energías. Ésta es la verdad existente detrás de la creencia de que en la soledad hay profundidad.
Y así la moraleja es ésta, seas casado o soltero:
Aquí va el consejo de un antiguo poeta persa, Hafiz:
No entregues tu soledad tan rápidamente.
Déjala que corte y cale en ti más profundo.
Que te haga fermAentaEr y te sazone
como pueden pocos ingredientes humanos o aun divinos.
Algo que falta en mi corazón
esta noche ha vuelto mis ojos tan suaves,
mi voz tan cariñosa
y mi necesidad de Dios
absolutamente clara.
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Posted: 13 Sep 2010 07:02 PM PDT


Por Jesús Bastante
Publicado por Religión Digital


“Los fundamentalismos están instalados en las cúpulas de las religiones, de la economía y de la política”. “Se ha acabado el tiempo de los silencios”.

Con esta rotunda afirmación, el millar de participantes en la última jornada del XXX Congreso de Teología de la Asociación “Juan XXIII” concluyeron sus reflexiones. A diferencia de otros años, con una creciente presencia de jóvenes y mujeres, tal vez llamados pr el tema, “de plena vigencia y actualidad”: Jesús de Nazaret.

Los homenajes a Miret Magdalena y José María Díez-Alegría y el testimonio final de Jon Sobrino engancharon a los participantes, y dejaron huella en el mensaje final, que reivindica la creencia en un “Jesús liberador, compañero de viaje”, frente a otras presiones, como la que ha provocado la retirada de la orden franciscana de José Arregui, a quien se dirigió un mensaje de apoyo y solidaridad.

Han sido cuatro días de testimonios de las iglesias de América y África, de reflexiones sobre el papel de la mujer y los jóvenes, de música y oración, de diálogo interreligioso. De recuerdos a Romero o Ellacuría, pero también de miradas hacia el futuro, con la intención de continuar formando parte de la “sana disidencia” que supone sentirse seguidores de Jesús.

En su mensaje final, los participantes en el Congreso de Teología “reivindicamos, la figura de Jesús en la experiencia cristiana, como el objeto central de la fe y redentor de la humanidad”. Una figura “de plena vigencia y actualidad”, que se muestra entre los católicos, pero también en las demás confesiones cristianas.

“Creyentes católicos, ortodoxos y protestantes, en una manifestación de ecumenismo activo, han expresado la dimensión de la fe en un Jesús liberador, compañero de viaje, con plena actualidad para un mundo que sufre la violencia, la discriminación, la intolerancia, los fanatismos, los abusos hacia las clases más desfavorecidas, el hambre… Un Jesús con frecuencia invisible pero que sigue estando próximo a quienes le invocan”.

Una Iglesia en la que la mujer esté presente “con un papel relevante”, el mismo que Jesús les ofreció. “Jesús de Nazaret -asegura el comunicado final- abre una puerta de esperanza y produce seguridad, respeto y dignidad a las mujeres en medio de una sociedad que con excesiva frecuencia la rechaza, y en la que los órganos de decisión y poder procuran someterla y convertirla en instrumento de placer o servicio, reduciéndola a un plano de subordinación con respecto al varón; todo lo contrario a la práctica de la lapidación o a la negativa a la ordenación de mujeres, considerada arteramente por la jerarquía como un grave delito, al mismo nivel que la pederastia”.

Un Jesús que también se encuentra con los jóvenes, a pesar de que cada vez son menos los que se acercan a las iglesias o aseguran compartir el mensaje lanzado por la estructura jerárquica. Jóvenes que también han lanzado un reto al congreso: “Es más importante hablar con los jóvenes que hablar de los jóvenes. Es una juventud comprometida con la fe más allá de tomar la religión como un simple club social”.

De cara al futuro, los participantes insisten en promover “la actitud dialogante, acogedora, pacífica y respetuosa de Jesús ante los disidentes, adversarios e incluso enemigos”. Esto, en opinión del Congreso, “constituye la alternativa y el mejor antídoto frente a los fundamentalismos que resurgen con violencia y están instalados en las cúpulas de las religiones, de la economía y de la política. La voz de Jesús nos convoca a no olvidar el diálogo interreligioso como medio de aproximación y forma de resolver los conflictos ideológicos”.

“Revindicamos la hospitalidad como una de las actitudes fundamentales de Jesús de Nazaret que cuestiona en su radicalidad los comportamientos xenófobos y racistas de un sector importante de la ciudadanía y de algunos gobiernos europeos, que expulsan de su territorio a etnias y pueblos y enteros”, afirmó el mensaje, en una dura crítica a las políticas impulsadas por Francia contra los gitanos.

Finalmente, y junto al desafío de romper el silencio, los congresistas salieron a la calle asumiendo que “son tiempos de testimonio, de compromiso, de avivar la fe en Jesús de Nazaret, de seguir sus huellas, de hacer nuestras las demandas de servicio y solidaridad con los más deprimidos, de ayudar a implantar el Reino de Dios entre nosotros como reino de justicia, de paz, de libertad, de igualdad y de fraternidad-sororidad”. Toda una hoja de ruta.
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Posted: 13 Sep 2010 06:57 PM PDT
«En pleno siglo XXI se hacen políticas en base a ideas que declaran al Estado de bienestar una rémora para la competitividad de la economía, a la justicia un obstáculo para la paz y a la ecología una manía de exaltados»
Si los españoles quieren salir de la crisis, tienen que rebajar los salarios, dicen los economistas. Si los palestinos quieren la paz, tienen que renunciar a la justicia, dice un diplomático laborista israelí. Si los países emergentes quieren prosperar, tienen que olvidarse de los daños al planeta; es decir, que las conquistas sociales, la justicia o la salud del planeta son los verdaderos problemas.

No parece lógico porque si desmantelan la seguridad social, habría una crisis social de dimensiones imprevisibles. Y una paz sin justicia sería pan para hoy y hambre para mañana. Y si rematamos al planeta, vivir será sobrevivir.

Lo realmente llamativo en los tiempos que corren es el abismo entre lo que los hechos dan a entender y lo que les hacemos decir. Juan Goytisolo recordaba aquí recientemente la de sufrimientos que han sido necesarios para entender, por ejemplo, que matar a alguien por una idea, no es defender una doctrina, sino asesinar a un ser humano. Así de simple. El Nobel de Economía, Paul Krugman, daba un paso más en esta guerra hermenéutica cuando analizaba la ofensiva estadounidense contra la seguridad social. Él, que sabe de números, dice que los de los críticos “no cuadran y en realidad su hostilidad no tiene nada que ver con dólares y céntimos, sino más bien con ideología”. Sus cuentas son una “contabilidad de mala fe”, cercana a “un juego de trilero” o al “timo de la estampita”. Si la falsificación de los datos es tan burda, ¿por qué darles tanta importancia? Pues porque muchas personas importantes se lo creen y han empezado a diseñar las políticas de futuro a partir del supuesto de la inviabilidad de la seguridad social.

Aquí hay dos guerras: la de los hechos y la de su interpretación. La decisiva es la segunda. Gracias a la interpretación de la esclavitud hemos podido tener esclavos hasta el siglo XIX. Hace un par de meses el aeropuerto de Lanzarote parecía un lugar de peregrinación para solidarizarse con la causa saharaui de Aminatu Haidar pero hace poco más de un siglo, los católicos parisinos iban después de misa en La Trinité a comprar bolsos de mano hechos con piel de jóvenes africanas. Habíamos decidido que solo valían para eso.

Pues bien, en pleno siglo XXI se hacen políticas en base a ideas que declaran al Estado de bienestar una rémora para la competitividad de la economía, a la justicia un obstáculo para la paz y a la ecología una manía de exaltados. Es verdad que siempre ha habido de esto. Hay que ver los argumentos que usaba Ginés Sepúlveda, contra Las Casas, para justificar la conquista de América: que si la evangelización, que si la superioridad cultural europea, que si la violencia de los nativos. Hoy dan risa, pero durante siglos los españoles nos los hemos creído.

El problema no es la presencia de argumentos abusivos en favor de los poderosos. Lo preocupante es la naturalidad con la que los asumimos. El brío con el que, desde la II Guerra Mundial, se defendió el Estado de bienestar por parte de la socialdemocracia y de la doctrina social de la Iglesia, suena hoy a exceso doctrinario. Es verdad que eran tiempos en los que existía el comunismo y se hablaba de marxismo, con lo que el Estado de bienestar bien podía entenderse como una zona de seguridad en zona capitalista. Lo cierto es que en países demoliberales era un concepto intocable.

Ahora dicen que es caro de mantener, aunque los que saben de cuentas explican que no es cuestión de números sino de ideas. Sabemos muy bien que el poder de las ideas poco tiene que ver con la verdad que contengan. Su poder depende de quienes las apadrinen. Para que una modesta idea se imponga no basta que tenga razón, tiene que cargarse de razones. “Cuántas lágrimas”, decía Flaubert, “fueron necesarias para liberar Cartago”. Por un momento pensamos que quizá esta vez sí sería posible repensar el sistema. Fue cuando al inicio de la gran crisis, Obama, el presidente, habló de egoísmo y Almunia, desde la Unión Europea, de avaricia, referidos uno y otro al capitalismo financiero. Apuntaban en la buena dirección pero fue un espejismo. El problema, por lo visto, son los sueldos y por ahí van las políticas de los políticos mientras los demás callamos.

Hay un episodio en Primo Levi que viene a cuento. Los nazis han capturado a un prisionero que quería escapar. Deciden colgarle en la plaza del campo ante todos los deportados. Cuando va a subir al patíbulo, arenga a los compañeros: “Ánimo, que yo soy el último”. Pero los compañeros bajaron los ojos acobardados. El campo había acabado con su capacidad de resistencia. Claro, aquello era un campo y esto no o eso dicen. En el breve espacio de una generación la crítica ha perdido mansamente su capacidad de decir basta. Todo rebajado en un otoño que se anuncia largo.

Reyes Mate

Artículo publicado en el Diario El País el domingo 5 de septiembre de 2010
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Posted: 13 Sep 2010 06:47 PM PDT


Buscamos, en el camino de la vida, agarraderas firmes, puntos de apoyo estables. Deseamos cualidades, amigos, objetos y circunstancias que ofrezcan seguridades, que generen optimismos, que nos lancen a emprender el trabajo con más energía.

Pero casi todos los puntos fuertes tienen una debilidad intrínseca, ineliminable, que nos sorprende cuando menos lo esperamos.

Porque quien confía en su salud y su fuerza física puede encontrarse, en pocas horas, o en pocos segundos, sometido bajo el peso de la enfermedad o resquebrajado por las heridas de un accidente.

Porque quien se apoya en sus cualidades intelectuales, en su ingenio, en su lógica, en su habilidad para convencer a otros, tarde o temprano descubrirá que ha cometido un error ridículo que lo lleva a la ruina.

Porque quien siente tener amigos fieles, poderosos, dispuestos a sacarle de apuros o a auparlo en la propia carrera profesional, un buen día tiene que reconocer que más de un “amigo” le ha clavado un cuchillo (basta una simple calumnia) por la espalda, y que muchos otros le abandonan en el momento de la desgracia.

Porque quien mira una y otra vez el dinero almacenado en el banco, las escrituras de un piso que vale mucho en el mercado, el motor y las ruedas de un coche último modelo, se encuentra de repente con que la quiebra del banco, el engaño de un funcionario sin escrúpulos o la habilidad de un ladrón permiten que lo material desaparezca del horizonte de las propias seguridades.

¿Qué queda, entonces? ¿Vivimos una existencia frágil, donde nada permanece, donde todo cambia? ¿Tenía razón el famoso Heráclito con su teoría del flujo continuo? ¿Hay que abandonarse a la deriva, en medio de un mar inseguro y siempre peligroso?

Es verdad que muchos de nuestros “puntos fuertes” nos salvan de peligros y nos permiten superar momentos de prueba. Al mismo tiempo, en el camino ocurren hechos imprevistos que resultan agradablemente favorables. Una deuda, de repente, ha quedado perdonada. Un enemigo que había jurado venganza implacable, nos tiende la mano en el momento en el que más lo necesitábamos. El coche viejo, precisamente por estar casi destartalado, nos ha salvado la vida ante un criminal que, al vernos, desistió de matarnos por algo que no valía la pena.

Nuestra vida es un camino lleno de sorpresas. Hay cosas que pasan, que mudan, que se “evaporan”. Otras, las más íntimas, las más profundas, permanecen y nos acompañan durante más tiempo.

En medio del frenesí y de las prisas, descubrimos que sólo queda, que sólo dura, que sólo vale, aquello que se escribe en el Reino de los cielos, lo que nace desde el Amor de Dios y nos conduce a amar más a Dios y a los demás hombres y mujeres que viven a nuestro lado.

Es entonces cuando reconocemos que lo débil según este mundo puede convertirse en lo más fuerte, si queda tocado y transformado por la gracia de Cristo que vino para rescatarnos del pecado y de la muerte (cf. 1Cor 1,26-31) y para ofrecernos el gran imponderable de Su Amor salvífico.
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Posted: 13 Sep 2010 06:32 PM PDT


Publicado por Mi Vocación


En muchos aspectos estamos todos sumergidos en problemas que carecen de solución, que nos sobrepasan y nos acompañan siempre. Esta realidad no es nueva para nadie, también en tiempos de Jesús muchas personas o familias tenían que hacer frente a realidades difíciles o para las que no se veía solución.

Leyendo el evangelio de San Mateo encontramos el relato de numerosos milagros de Jesús, y todos ellos llegan como una respuesta amorosa de Jesús a quienes le presentan sus problemas, sus dificultades ante la enfermedad o la muerte. Podemos captar el sufrimiento que encierra cada una de esas peticiones: el padre que implora por su hijo, el jefe de familia que suplica a favor de su sirviente. Y es que siempre y en todos los ambientes los problemas nos acompañan cada día. La vida no es un “camino de rosas” para nadie.

Ante el sufrimiento, debemos mantener nuestra confianza en el Dios, el Padre que nos ama y nos conoce. Solo Él sabe cuanto es bueno para cada persona, y aunque no podamos comprenderlo sabemos que nos protege y nos auxilia ante el mal. Jesús trataba a todos aquello que se le acercaban con dulzura, con bondad. Ojala que todos aquellos que nos sabemos de uno u otro modo comprometidos en su seguimiento procuremos ser para aquellos que tenemos cerca y se hallan en una etapa de su vida marcada por el sufrimiento, portadores de dulzura y bondad. Texto: Hna. Carmen Solé.
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Posted: 13 Sep 2010 04:52 PM PDT




Joxe Arregui:

Te seguiremos, Joxe. Al igual que tú, todos nos desnudaremos el hábito, de tela el más fácil, de vida el más complicado. Dejaremos viejo hábito y tomaremos nuevo.

Tomaremos, como tú, el nuevo hábito de abrazar también lo diferente. Dejaremos el hábito de repetir, de reproducir lo viejo, lo caduco y tomaremos el nuevo de explorar, compartir, también de cocrear. En realidad está todo por levantar: la nueva tierra de fraternidad, la nueva espiritualidad sin nombre, ni etiquetas.

Dejaremos el hábito de imponer y tomaremos el hábito de callar, de aprender de todo lo puro, lo genuino, lo sagrado que salga a nuestro paso. Cada día mudaremos.

Que podamos saludar el sol de cada mañana sencillos, humildes, desnudos de creencias absolutas y catecismos medievales. Que cuando de Arriba nos llamen se hayan caído, se nos hayan deslizado por el cuerpo todos los hábitos, que nos encuentren vacíos, por supuesto de abalorios, pero también de dogmas y cultismos, de interesadas verdades, de lastrados conocimientos.

Nos habremos de desnudar siempre un poco si de verdad queremos avanzar al encuentro del otro. Desnudos ante Jesús, desnudos ante Dios, empezaremos de nuevo. Al desplomarse lo viejo, nunca nos debe faltar la fuerza y la fe para comenzar de cero.

Aprenderemos de nuestros errores, de cuando pensábamos que el mundo debía mirar con nuestra mirada, cuando creíamos que las únicas colinas sagradas eran las de Samaria y Galilea. Jesús, nuestro Jesús no creó institución alguna, sólo nos contagió acogedora y tierna mirada, sólo creó linaje de puro e incondicional amor.

Crearemos nueva Iglesia, red de comunión, amplio círculo de fraternidad, Joxe; nueva Iglesia sin muros, ni defensas, una nueva casa de anchos aleros. Los pájaros de Asís volarán a nuestro tejado, quiero decir, al tejado de todos, de todos los hombres y mujeres de buena voluntad, al tejado compartido con todos los credos auténticos. Y en su sencillo altar, los libros sagrados de las grandes tradiciones. Como en Vitoria, ¿te acuerdas, Joxe...?

Construiremos nueva Iglesia, una alianza de universal amor, tal como Jesús nos enseñó. Construiremos nueva Iglesia con jerarquía que sólo sabe de servicio y entrega, que se remanga la camisa y lava los pies y las frentes, los vasos y los platos, jerarquía que escucha, comprende y después comparte.

Construiremos nueva Iglesia con Su Soplo, Joxe. Sin Su Aliento de Eterna Vida no somos nada. La construiremos en consonancia con el valor excelso de la unidad en la diversidad, unidad en la esencia, pluralidad y riqueza en las formas. De pronto sólo veremos en esta vida los cimientos, pero se expandirá esa nueva hermandad hasta el último rincón de la tierra, porque es la nota de este nuevo y glorioso tiempo, porque nada se puede sostener en el futuro, si no es en esa superior unidad.

No haremos leña del pasado. Cada quien se envuelve en las llamas que enciende. Cada quien labra su propio futuro. Cada quien su cárcel o su templo. Nuestro templo nuevo no admite ninguna piedra de rencor. No confrontaremos la Iglesia de ayer, la de los días contados, la de "tú para América porque me resultas incómodo"... Crearemos una nueva. Cada quien responde sobre cómo resuelve sus "incomodidades"... Hay demasiado horizonte por delante para vivir mirando hacia atrás.

Construiremos una nueva Iglesia, Joxe, y habrá muchos colores, muchas lenguas, muchos cantos y en medio del círculo ancho, amplio, verde, tú nos hablarás de Jesús, de Francesco y de sus pájaros. Como en el círculo de Estella, ¿te acuerdas...?

Triunfan quienes ceden. Ceder no es rendición. Es dar la pompa y el privilegio, es regalar la "última verdad" y los altares de oro... Nosotros nos vamos junto al río en el que te conocimos. Allí sólo verde y ancho prado, sólo una llama de amor, sólo corazones reunidos.

La historia se repite una y otra vez. Conocemos ya el relato de un clero imponiéndose a la fuerza en el territorio libre de las almas. ¿Cómo moverse y servir en una casa en la que ya no hay aire, o lo que es lo mismo, libertades? Volvamos al campo también desnudo, para ellos la mitra y el trono, la prole silente y el micrófono único.

Crearemos una nueva Iglesia y tú nuestro franciscano sin sotana... Nos acercamos ya con los pies desnudos, con el alma en la mano. Ya vuelan los pájaros de Asís al nuevo alero... Ya vuelan a nuestra nueva casa, vienen a quedarse. Creo que vienen por tiempo.
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Posted: 13 Sep 2010 04:46 PM PDT


Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 3, 13-17


Jesús dijo:
«Nadie ha subido al cielo,
sino el que descendió del cielo,
el Hijo del hombre que está en el cielo.
De la misma manera, que Moisés
levantó en alto la serpiente en el desierto,
también es necesario
que el Hijo del hombre sea levantado en alto,
para que todos los que creen en Él
tengan Vida eterna.
Sí, Dios amó tanto al mundo,
que entregó a su Hijo único
para que todo el que cree en Él no muera,
sino que tenga Vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo
para juzgar al mundo,
sino para que el mundo se salve por Él».

Compartiendo la Palabra
Por Javier Leoz

¡VIVA LA CRUZ!

1.- No estamos acostumbrados a escuchar, cantar o decir un “viva la cruz”. Y, en cambio, si hay algo que nos ha traído vida, futuro, eternidad y redención total, fue precisamente el valor de la cruz.
*Dios, en la noche de Belén, quiso dejar el cielo y hacerse humanidad en la tierra.
*Dios, en la hora nona en el Calvario, quiso derramarse en sangre de amor sobre la tierra.
*En la cruz y en la noche de Belén, convergen un mismo deseo de Dios: todo por el hombre.

2.- Con razón, en este día, la Iglesia venera y se vuelve hacia la cruz. Cuando en muchos lugares tienen lugar las labores de la vendimia, la cruz, es para los cristianos esa vid que, al exprimirse, nos da el vino de una entrega fecunda, sacrificada: el buen vino de la Redención del hombre. ¿Somos conscientes de ello? ¿Qué hemos hecho de la cruz? ¿Un adorno o un estilo de vida? ¿Una gran lección o algo estéticamente bello? ¿Un modelo de referencia para encarar la vida o algo que ya no significa nada?
¡Viva la Cruz! Esos dos maderos, que cruzados entre si, pretenden abrazar al hombre para siempre en un abrazo iniciativa de Dios.
¡Viva la Cruz! Esos dos maderos que, cuando uno los mira sin fe, es escándalo, demasiado, un sin sentido, una locura
¡Viva la Cruz! Esos dos maderos que, cuando uno los mira, sabe que Alguien nació, creció y sufrió para elevar a la humanidad a las mismas cumbres de los cielos.

3.- Si Dios, que es bueno, ha querido humillarse naciendo pobre en Belén; si Dios, que es grande, ha querido humillarse en una cruz, será por algo. El rostro de Dios es el amor. La cruz es la prueba suprema, el no va más, de lo mucho que Dios nos ama. Esa es la sabiduría, el tesoro, la razón de ser, lo que sostiene desde hace casi 2000 años en pie la Santa Cruz. Sólo así, desde ese pensamiento: Dios lo ha hecho por mí, podemos gritar un ¡Viva la Cruz del Señor!
Hoy exaltamos este gran símbolo de nuestra fe cristiana porque, entre otras cosas, detrás de la puerta de la muerte, se encuentra la antesala de la vida. Hoy exaltamos la cruz porque, ella, sostiene un cuerpo que nos trae libertad, afán de superación, fe, esperanza y ganas de resucitar. La cruz nos recupera, nos rescata… ¡nos redime!
Hoy exaltamos la cruz porque, cuando las cosas se nos presentan en contra, sabemos que –cumplir la voluntad de Dios y ver a Dios en todo- nos hace esperar un mañana más feliz, una mañana de resurrección, un amanecer con respuestas.
Hoy exaltamos la cruz porque, entre otras cosas, los cristianos sabemos que, el amor de Dios, ha sido roturado, sacrificado, molido por el hombre en beneficio del propio hombre. Tal vez nunca lleguemos a entender en toda su profundidad el Misterio que ello abarca. Hagamos una oración: Dios lo ha hecho por mí. Dios se ha dejado clavar por mí. ¿No nos sugiere esto fe, conformidad, emoción, agradecimiento y no despierta muchos sentimientos de fe hacia Cristo?
¡Viva la Cruz! Y ¡cómo no! ¡El fruto de la cruz! En ella Dios nos levanta, como al tercer día, levantó a Jesús de la muerte. A veces, Dios, nos levanta sobre el madero, pero otras tantas, Dios, de igual manera, Dios nos levanta de esas situaciones de amargura, de pena y de tristeza.

4.- Si al Señor, siendo Señor, no le fue ahorrado el sufrimiento, algo de bueno tiene que tener la cruz cuando, Dios, permitió que su único Hijo subiera al madero.
En Belén, Dios, se hizo amor entre un pesebre de madera. En el Calvario, Dios, se deshizo en amor en dos trozos de madera en forma de Cruz. ¿Aprenderemos esta lección para nosotros mismos y en generosidad hacia los demás?
Con San Pablo decimos: Estoy seguro de que nada ni nadie "podrá separarnos del amor de Dios que se nos ha manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro"
¡Viva la Cruz!
Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente.
Posted: 13 Sep 2010 04:41 PM PDT

LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ

Lectura del libro de los Números 21, 4b-9


En el camino por el desierto, el pueblo perdió la paciencia y comenzó a hablar contra Dios y contra Moisés: «¿Por qué nos ir hicieron salir de Egipto para hacemos morir en el desierto? ¡Aquí no hay pan ni agua, y ya estamos hartos de esta comida miserable!»
Entonces el Señor envió contra el pueblo unas serpientes abrasadoras, que mordieron a la gente, y así murieron muchos israelitas.
El pueblo acudió a Moisés y le dijo: «Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti. Intercede delante del Señor, para que aleje de nosotros esas serpientes».
Moisés intercedió por el pueblo, y el Señor le dijo: «Fabrica una serpiente abrasadora y colócala sobre un mástil. Y todo el que haya sido mordido, al mirarla, quedará sano».
Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre un mástil. Y cuando alguien era mordido por una serpiente, miraba hacia la serpiente de bronce y quedaba sano.


Palabra de Dios.



SALMO RESPONSORIAL 77, 1-2. 34-38

R. No olviden las proezas del Señor

Pueblo mío, escucha mi enseñanza,
presta atención a las palabras de mi boca:
yo voy a recitar un poema,
a revelar enigmas del pasado. R.

Cuando los hacía morir, lo buscaban
y se volvían a Él ansiosamente:
recordaban que Dios era su Roca,
y el Altísimo, su libertador. R.

Pero lo elogiaban de labios para afuera
y mentían con sus lenguas;
su corazón no era sincero con Él
y no eran fieles a su alianza. R.

El Señor, que es compasivo,
los perdonaba en lugar de exterminarlos;
una y otra vez reprimió su enojo
y no dio rienda suelta a su furor. R.




Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 3, 13-17

Jesús dijo:
«Nadie ha subido al cielo,
sino el que descendió del cielo,
el Hijo del hombre que está en el cielo.
De la misma manera, que Moisés
levantó en alto la serpiente en el desierto,
también es necesario
que el Hijo del hombre sea levantado en alto,
para que todos los que creen en Él
tengan Vida eterna.
Sí, Dios amó tanto al mundo,
que entregó a su Hijo único
para que todo el que cree en Él no muera,
sino que tenga Vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo
para juzgar al mundo,
sino para que el mundo se salve por Él».


Palabra del Señor.



LITURGIA DE LAS HORAS
TIEMPO ORDINARIO
MARTES DE LA SEMANA XXIV

Para los lugares donde la fiesta de la Exaltación de la santa Cruz se celebró el 3 de mayo. Haga click aquí.


De la fiesta.
14 de Septiembre


EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ (FIESTA).


LAUDES
(Oración de la mañana)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Señor, abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

INVITATORIO

Ant. A Cristo, Rey y Señor, que por nosotros fue exaltado en la cruz, venid, adorémosle.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Himno: BRILLE LA CRUZ DEL VERBO, LUMINOSA.

Brille la cruz del Verbo, luminosa,
brille como la carne sacratísima
de aquel Jesús nacido de la Virgen
que en la gloria del Padre vive y brilla.

Gemía Adán, doliente y conturbado,
lágrimas Eva junto a Adán vertía;
brillen sus rostros por la cruz gloriosa,
cruz que se enciende cuando el Verbo expira.

¡Salve, cruz de los montes y caminos,
junto al enfermo suave medicina,
regio trono de Cristo en las familias,
cruz de nuestra fe, salve, cruz bendita!

Reine el Señor crucificado,
levantando la cruz donde moría;
nuestros enfermos ojos buscan luz,
nuestros labios, el río de la vida.

Te adoramos, oh cruz que fabricamos,
pecadores, con manos deicidas;
te adoramos, ornato del Señor,
sacramento de nuestra eterna dicha. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Subió al árbol santo de la cruz, destruyó el poderío de la muerte, se revistió de poder, resucitó al tercer día.

SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS

¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Subió al árbol santo de la cruz, destruyó el poderío de la muerte, se revistió de poder, resucitó al tercer día.

Ant. 2. ¡Cómo brilla la cruz santa! De ella colgó el cuerpo del Señor y desde ella derramó Cristo aquella sangre que ha sanado nuestras heridas.

Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56

Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

No se dice Gloria al Padre.

Ant. ¡Cómo brilla la cruz santa! De ella colgó el cuerpo del Señor y desde ella derramó Cristo aquella sangre que ha sanado nuestras heridas.

Ant. 3. Resplandece la cruz santa: por ella el mundo ha obtenido la salvación; la cruz vence, la cruz reina, la cruz aleja todo pecado. Aleluya.

Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Resplandece la cruz santa: por ella el mundo ha obtenido la salvación; la cruz vence, la cruz reina, la cruz aleja todo pecado. Aleluya.

LECTURA BREVE Hb 2, 9b-10

Vemos a Jesús coronado de gloria y de honor por haber padecido la muerte. Así, por amorosa dignación de Dios, gustó la muerte en beneficio de todos. Pues como quisiese Dios, por quien y para quien son todas las cosas, llevar un gran número de hijos a la gloria, convenía ciertamente que perfeccionase por medio del sufrimiento al que iba a guiarlos a la salvación.

RESPONSORIO BREVE

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

V. Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.
R. Y te bendecimos.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa resurrección alabamos y glorificamos; por el madero ha venido la alegría al mundo entero.

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa resurrección alabamos y glorificamos; por el madero ha venido la alegría al mundo entero.

PRECES

Oremos a nuestro Redentor, que por su cruz nos ha salvado, y digámosle confiados:

Por tu cruz, sálvanos, Señor.

Hijo de Dios, que por el símbolo de la serpiente de bronce sanaste al pueblo de Israel,
protégenos hoy de las heridas del pecado.

Hijo del hombre, que fuiste elevado en la cruz, como la serpiente fue elevada por Moisés en el desierto,
elévanos hasta la gloria de tu reino.

Hijo unigénito del Padre, que has sido enviado al mundo para que todo el que crea en ti no perezca,
concede la vida eterna a los que buscan tu rostro.

Hijo amado del Padre, que has sido enviado al mundo no para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvado por ti,
concede el don de la fe a todos nuestros familiares y amigos, para que obtengan la salvación.

Hijo eterno del Padre, que viniste a prender fuego a la tierra para que el mundo entero ardiera,
haz que vivamos de acuerdo con la verdad y lleguemos a la luz.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Pidamos ahora al Padre que venga al mundo su reino:

Padre nuestro...

ORACIÓN

Señor, Dios nuestro, que has querido salvar a los hombres por medio de tu Hijo muerto en la cruz, te pedimos, ya que nos has dado a conocer en la tierra la fuerza misteriosa de la cruz de Cristo, que podamos alcanzar en el cielo los frutos de la redención. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.



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VÍSPERAS
Oración de la tarde

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: LAS BANDERAS REALES SE ADELANTAN.

Las banderas reales se adelantan
y la cruz misteriosa en ellas brilla:
la cruz en que la vida sufrió muerte
y en que, sufriendo muerte, nos dio vida.

Ella sostuvo el sacrosanto cuerpo
que, al ser herido por la lanza dura,
derramó sangre y agua en abundancia
para lavar con ellas nuestras culpas.

En ella se cumplió perfectamente
lo que David profetizó en su verso,
cuando dijo a los pueblos de la tierra:
«Nuestro Dios reinará desde un madero.»

¡Árbol lleno de luz, árbol hermoso,
árbol ornado con la regla púrpura
y destinado a que su tronco digno
sintiera el roce de la carne pura!

¡Dichosa cruz que con tus brazos firmes,
en que estuvo colgado nuestro precio,
fuiste balanza para el cuerpo santo
que arrebató su presa a los infiernos.!

A ti, que eres la única esperanza,
te ensalzamos, oh cruz, y te rogamos
que acrecientes la gracia de los justos
y borres los delitos de los malos.

Recibe, oh Trinidad, fuente salubre,
la alabanza de todos los espíritus,
y tú que con tu cruz nos das el triunfo,
añádenos el premio, oh Jesucristo. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. ¡Oh gran obra de amor! Cuando en el árbol murió la Vida, con su muerte destruyó la misma muerte.

Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.

Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»

Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»

El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.

En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. ¡Oh gran obra de amor! Cuando en el árbol murió la Vida, con su muerte destruyó la misma muerte.

Ant. 2. Adoramos, Señor, tu cruz y recordamos tu gloriosa muerte; compadécete de nosotros, tú que por nosotros padeciste.

Salmo 115 - ACCIÓN DE GRACIAS EN EL TEMPLO.

Tenía fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!»
Yo decía en mi apuro:
«Los hombres son unos mentirosos.»

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.

Vale mucho a los ojos del Señor
la vida de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Adoramos, Señor, tu cruz y recordamos tu gloriosa muerte; compadécete de nosotros, tú que por nosotros padeciste.

Ant. 3. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, porque con tu santa cruz redimiste al mundo.

Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR Ap. 4, 11; 5, 9-10. 12

Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.

Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, porque con tu santa cruz redimiste al mundo.

LECTURA BREVE 1Co 1, 23-24

Nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; pero para los llamados a Cristo -judíos o griegos-: fuerza de Dios y sabiduría de Dios.

RESPONSORIO BREVE

V. Oh cruz gloriosa, en ti triunfó el Rey de los ángeles.
R. Oh cruz gloriosa, en ti triunfó el Rey de los ángeles.

V. Con su sangre lavó nuestras heridas.
R. En ti triunfó el Rey de los ángeles.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Oh cruz gloriosa, en ti triunfó el Rey de los ángeles.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Oh cruz victoriosa, signo admirable, ayúdanos a alcanzar el triunfo eterno.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Oh cruz victoriosa, signo admirable, ayúdanos a alcanzar el triunfo eterno.

PRECES

Oremos a nuestro Redentor, que por su cruz nos ha salvado, y digámosle confiados:

Por tu cruz, Señor, llévanos a tu reino.

Oh Cristo, que te anonadaste a ti mismo, tomando la condición de esclavo y pasando por uno de tantos,
haz que la Iglesia imite siempre tu humildad.

Cristo Señor, que te rebajaste hasta someterte incluso a la muerte y una muerte de cruz,
haz que te sigamos por el camino de la obediencia y de la paciencia.

Cristo Señor, que fuiste levantado por Dios y recibiste el «Nombre-sobre-todo-nombre»,
concede a todos tus fieles perseverar hasta el fin.

Cristo Jesús, ante cuyo nombre se dobla toda rodilla en el cielo, en la tierra y en el abismo,
haz que todos los hombres te adoren y vivan en tu paz.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Cristo Jesús, a quien toda lengua proclamará: Señor, para gloria de Dios Padre,
recibe a nuestros hermanos difuntos en el reino de la eterna felicidad.

Terminemos nuestra oración con las palabras que Cristo nos enseñó:

Padre nuestro...

ORACIÓN

Señor, Dios nuestro, que has querido salvar a los hombres por medio de tu Hijo muerto en la cruz, te pedimos, ya que nos has dado a conocer en la tierra la fuerza misteriosa de la cruz de Cristo, que podamos alcanzar en el cielo los frutos de la redención. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.



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COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

EXAMEN DE CONCIENCIA

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

Himno: CRISTO, SEÑOR DE LA NOCHE

Cristo, Señor de la noche,
que disipas las tinieblas:
mientras los cuerpos reposan,
se tú nuestro centinela.

Después de tanta fatiga,
después de tanta dureza,
acógenos en tus brazos
y danos noche serena.

Si nuestros ojos se duermen,
que el alma esté siempre en vela;
en paz cierra nuestros párpados
para que cesen las penas.

Y que al despuntar el alba,
otra vez con fuerzas nuevas,
te demos gracias, oh Cristo,
por la vida que comienza. Amén.

SALMODIA

Ant. No me escondas tu rostro, ya que confío en ti.

Salmo 142, 1-11 - LAMENTACIÓN Y SÚPLICA ANTE LA ANGUSTIA

Señor, escucha mi oración;
tú que eres fiel, atiende a mi súplica;
tú que eres justo, escúchame.
No llames a juicio a tu siervo,
pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti.

El enemigo me persigue a muerte,
empuja mi vida al sepulcro,
me confina a las tinieblas
como a los muertos ya olvidados.
mi aliento desfallece,
mi corazón dentro de mí está yerto.

Recuerdo los tiempos antiguos,
medito todas tus acciones,
considero las obras de tus manos
y extiendo mis brazos hacia ti:
tengo sed de ti como tierra reseca.

Escúchame en seguida, Señor,
que me falta el aliento.
No me escondas tu rostro,
igual que a los que bajan a la fosa.

En la mañana hazme escuchar tu gracia,
ya que confío en ti;
indícame el camino que he de seguir,
pues levanto mi alma a ti.

Líbrame del enemigo, Señor,
que me refugio en ti.
Enséñame a cumplir tu voluntad,
ya que tú eres mi Dios.
Tu espíritu, que es bueno,
me guíe por tierra llana.

Por tu nombre, Señor, consérvame vivo;
por tu clemencia, sácame de la angustia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. No me escondas tu rostro, ya que confío en ti.

LECTURA BREVE 1Pe 5,8-9

Sed sobrios, estad despiertos: vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quien devorar; resistidle, firmes en la fe.


RESPONSORIO BREVE

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos

luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

ORACIÓN

OREMOS,
Ilumina, Señor, nuestra noche y concédenos un descanso tranquilo; que mañana nos levantemos en tu nombre y podamos contemplar, con salud y gozo, el clarear del nuevo día. Por Cristo nuestro Señor.
Amén

BENDICIÓN

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.

ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

Salve, Reina de los cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.

Alégrate, virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.
Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente.
Posted: 13 Sep 2010 04:22 PM PDT


Publicado por Hesiquia


La gente dice: «Ah sí, señor, me gustaría que yo también estuviese en tan buenas relaciones con Dios y que tuviera tanta devoción y tanta paz para con Dios como otras personas, y querría que me pasara lo mismo [que a ellos] o que fuera igualmente pobre», o: «Conmigo las cosas nunca irán bien con tal de que no esté allá o acullá o haga así o asá, tengo que vivir en el extranjero o en una ermita o en un convento».
De veras, en todo esto se manifiesta tu yo y ninguna otra cosa. Es tu propia voluntad por más que no lo sepas o no te parezca así: en tu fuero íntimo no surge nunca ninguna discordia que no provenga de la propia voluntad, no importa si se la nota o no.
En todos nuestros pareceres de que el hombre debería huir de esa cosa y buscar otra —por ejemplo, esos lugares y esas personas y esos modos o esa multitud o esa actuación— en todo esto la culpa de la perturbación, no la tienen los modos [de proceder] ni las cosas: quien te perturba eres tú mismo a través de las cosas, porque te comportas desordenadamente frente a ellas.
Por ende, comienza primero contigo mismo y ¡renuncia a ti mismo! De cierto, sino huyes primero de tu propio yo, adondequiera que huyas encontrarás estorbos y discordia, sea donde fuere. La gente que busca la paz en las cosas exteriores, sea en lugares o en modos o en personas o en obras, o en el extranjero o en la pobreza o en la humillación, por grandes que sean o lo que sean, todo esto no es nada, sin embargo, y no da la paz.
Quienes buscan así, lo hacen en forma completamente equivocada: cuanto más lejos vayan, tanto menos encontrarán lo que buscan. Caminan como alguien que pierde el camino: cuanto más lejos va, tanto más se extravía. Pero entonces ¿qué debe hacer? En primer término debe renunciar a sí mismo, con lo cual ha renunciado a todas las cosas. En verdad, si un hombre dejara un reino o todo el mundo, y se quedara consigo mismo, no habría renunciado a nada.
Ah sí, cuando el hombre renuncia a sí mismo —no importa la cosa que retenga, riquezas, honores o lo que sea— entonces ha renunciado a todo.
Con respecto a las palabras de San Pedro cuando dijo: «Mira, Señor, hemos renunciado a todo» (Mateo 19, 27) —y sin embargo, no había dejado nada más que una simple red y su barquito— advierte un santo[1] diciendo: Quien renuncia voluntariamente a lo pequeño, no sólo renuncia a esto sino que deja todo cuanto la gente mundana puede obtener y hasta aquello que [sólo] puede apetecer.
Pues, quien renuncia a su voluntad y a sí mismo, ha renunciado tan efectivamente a todas las cosas como si hubieran sido de su libre propiedad y él las hubiese poseído con pleno poder.
Porque aquello que no quieres apetecer, lo has entregado y dejado todo por amor de Dios. Por ello dijo Nuestro Señor: «Bienaventurados son los pobres en espíritu (Mateo 5, 3), o sea, en la voluntad. Y nadie debe dudar de esto: si existiera un modo mejor, Nuestro Señor lo habría mencionado, así como dijo también: «Quien me quiere seguir que se niegue primero a sí mismo» (Mateo 16, 24); de esto depende todo. Presta atención a ti mismo; y allí donde te encuentras a ti, allí renuncia a ti; esto es lo mejor de todo.


- De las personas no desapegadas que están llenas de propia voluntad -
“Pláticas Instructivas” de Maestro Eckhart

lunes 13 de septiembre de 2010


Raimon Panikkar y el Opus Dei



Publicado por Redes Cristianas


Historia oral del Opus Dei

Como es conocido, Raimon Panikkar fue uno de los primeros miembros del Opus Dei, algo que resulta sorprendente para cualquier persona que conozca su forma de pensar. Hace unos años, el escritor Alberto Moncada le pidió su opinión sobre ‘la obra’, para publicarla en su libro ‘Historia oral del Opus Dei’ (que puede leerse en formato pdf en el enlace que encabeza estas líneas). Hemos recogido de este libro el extracto que corresponde a la respuesta de Panikkar.

Querido Alberto:

Me has pedido que colabore contigo en un libro sobre el Opus Dei. Durante muchos años no he sentido interés ninguno por hacerlo. En la introducción a mi libro “Cometa” (Madrid, 1972), escribí que no estaba “arrepentido de aquella etapa de mi vida, ni tampoco de haberla superado”. Y sigo sin esta inquietud auto justificante, aunque comprendo que muchos la tengan.
Comprendo incluso el deber de aclarar una historia más o menos pública. Pero no tengo ningún interés en escribir mi historia; estoy todavía demasiado empeñado en vivirla.
Me has contado tu proyecto. Me parece muy interesante. Pero me encuentro como el pez fuera del agua. Incluso cuando estaba en la Obra todas estas cosas me resbalaban porque, en el fondo, no me interesaban demasiado. Mucho de lo que me cuentas sobre los negocios de la Obra y otras actividades políticas es nuevo para mí, aunque reconozco su verosimilitud.
No digo que no se deba entrar en lo anecdótico, es también importante, y tú lo manejas bien, sabiéndole extraer la categoría latente.
Si yo no estoy en esta longitud de onda, ¿por qué transigir una vez mas que se me inserte en ella? Me parece una postura muy similar a la de mis años dentro de la Institución, en los que por una malentendida “santa indiferencia” me despreocupaba de lo meramente contingente, aunque no pueda arrepentirme de esta actitud que, por peligrosa que sea, no veo completamente equivocada.
Esto no quiere decir que desoiga al amigo que me pide colaboración. Algunos interpretaron como cobardía u oportunismo mi silencio hasta ahora. Diría que fue más bien indiferencia, quizás en el fondo porque considerase a la Obra como un fenómeno interesante para unos cuantos, pero relativamente poco importante con respecto a lo que en lenguaje cristiano pudiera amarse el Reino de Dios y su Justicia, en lenguaje indio, la verdadera realidad “satyasya satyam, paramarthi ka”, y en lenguaje secular los vectores incisivos en la marcha de la realidad (que aunque sea temporal no es exclusivamente histórica).
Y después de este párrafo, que creo manifiesta ya mi talante, he aquí algunas reflexiones que
si te parecen oportunas puedes muy bien publicar.
Lo biográfico primero, en segundo lugar lo teológico y lo atmosférico en tercero.
Respecto a lo primero ya sabes que me interesa poco. Leyéndote, me doy cada vez más cuenta que yo nunca entré en la institución que describes. Y no porque me diese todo por una friolera o no tomase en serio lo que la Obra decía de ella misma, sino precisamente por esto mismo.
Yo la entendí en su núcleo sacramental más profundo, como entiendo la Iglesia.
Yo no entré en ningún club, ni siquiera considero que la Iglesia a la que me haces pertenecer sea la tal organización burocrática. Por eso cuando tú, por ejemplo, me haces “católico practicante” la frase en ti, y me imagino que en muchos lectores, tiene un sentido que es sólo una parte ínfima y secundaría del que yo le doy.
Pero de nuevo se me entendería mal si se me interpretase como diciendo que no me importa lo concreto. En manera alguna. Hay que entrar en la vida por alguna puerta y, como la etimología misma sugiere (la raíz “per”, de puerta, significa transitar), uno no se queda en el lindero de la puerta sino que transita hacia las profundidades de la experiencia humana.
Todo hombre tiene que renacer y pasar una iniciación para llegar a la madurez, pero, ¡ay de aquel que tiene miedo a caminar hacia delante, hacia lo desconocido! Digo que tomé a la Obra muy en serio en el sentido indicado.
Por pertenecer la Obra a la estructura sacramental de la Iglesia consideré mi entrada en la Obra como una iniciación. Y toda iniciación es un punto de partida, una puerta y no una meta. Lo que la Obra decía que sí era una concreción de lo que la Iglesia afirma de ella misma: un espacio en donde se puede vivir la plenitud humana, un ambiente en donde las potencialidades de la persona no se pierden, se encauzan y se dirigen a la edificación del mencionado Cuerpo Cósmico de la Realidad (Reino de Dios y su Justicia).
Puedo empezar con algunos recuerdos personales. Los podría destilar, y describir lo que podría llamarse la atmósfera de la Institución. Empezó por ser un pequeño grupo más o menos carismático con un ideal evangélico muy puro y elemental que lentamente, a raíz de las circunstancias por una parte, y de lo que estaba latente en el espíritu del fundador, se fue convirtiendo en lo que sociológicamente se llama una secta, sin que ello signifique un juicio negativo.
Incluso san Pablo afirma que es conveniente que haya sectas. Poco a poco, lo jurídico, la prudencia del espíritu o de la carne, la necesidad de pensar en uno mismo para sobrevivir como grupo diferenciado, y la ideología que casi inconscientemente se iba formando, hizo que la Obra se convirtiera en el patrón absoluto para juzgar sobre la moralidad de toda actividad personal o colectiva. Se hace lo que conviene al Opus Dei, puesto que tiene los mismos intereses que la Iglesia y que Dios mismo.
Yo veía todo esto y sufría por ello. Le escribí varias cartas al Padre en este sentido. Por desgracia no recuerdo tener copia de nada. Se me contestaba -verbalmente- diciéndome que “el espíritu” era el mismo.
El conocido teólogo suizo, antiguo miembro de la Compañía de Jesús, Hans Urs von Balthasar, escribió un artículo con preguntas teológicas sobre la naturaleza de la Obra. Se me dijo que le contestara. Me esforcé en responderle teológicamente, pero mi larga carta no gusto y se me dictó prácticamente una respuesta beligerante que no entraba en materia. Mucho más adelante alguien en “Nuestro tiempo” (1964) volvió a discutir a Balthasar, aunque sin contestar sus argumentos.
Antes de la “Provida Mather Ecclesia”, de Pío XII, que establecía los Institutos seculares, escribí unas cuantas páginas que luego me enteré sirvieron de pauta a lo que constituyó la base teológica del documento pontificio.
II. Alberto, amigo:
Me has pedido que te escriba sobre la “teología del Opus Dei”. Aparte del uso y abuso que se hace de la palabra: teología del juego, del trabajo, de la política.., como si el theos dictase o inspirase a algunos especialistas cuál es “su” opinión sobre tales temas; aparte digo de lo abusivo de la expresión, veo además otras dos grandes dificultades para complacerte.
En primer lugar, hace veinte años que estoy alejado de la Institución, y me auguro que en tal lapso de tiempo haya habido una reflexión teológica mayor que la que yo conozco. No se puede hacer todo a la vez. El Opus Dei empezó “haciendo”. Espero que a estas alturas haya también un “pensando”, esto es, que tenga también un pensamiento.
Se ha escrito bastante sobre el Opus Dei en plan polémico y en plan apologético pero yo no he encontrado aún una “teología” elaborada. La actual bibliografía sobre la Obra ofrece pocos puntos de reflexión teológica. Acertadas me parecen las páginas de Lluís Duch, monje benedictino de Montserrat, en su libro “Esperança cristiana i esforç humá” (págs. 132-139), que subraya el carácter de teología política de la Obra basada en la dicotomía entre amigos y enemigos. Añado en seguida que el pensamiento teológico no lo es todo, ni en la vida ni en la realidad. Queda pues doblemente relativizado todo lo que yo pueda decir.
Mi segunda dificultad la he apuntado ya: el carácter eminentemente pragmático más que teológico de los inicios de la Obra. Yo puedo hablarte algo, e imperfectamente, del período formativo que va desde el 1940 al 1966.
Recuerdo que hace unos años, cuando ya hacía tiempo que había salido del Opus Dei, cenando a tres con una alta autoridad académica y política del mundo europeo, al preguntarme si pertenecía a la Obra, le contesté dando un juicio demasiado tajante sobre el Opus. Me arrepiento de haber dado un juicio tan simplista; sin tener entonces ocasión de matizarlo, la conversación pasó a otra cosa. Las cosas de la realidad son complejas.
No existe el mal absoluto ni siquiera subjetivamente. La vida puede tener sentido incluso en un campo de concentración. Lo irritante de Soljenitsin para los soviets no fue su cristianismo o su anticomunismo, sino su elegancia y grandeza espiritual, que, al no jugar el juego de sus perseguidores, les demostraba que no le podían doblegar. No sé si me explico. Se puede sacar bien aun de algo que diste mucho de ser perfecto. No todo lo nazi era malo, por decirlo brevemente.
Muchos jóvenes se han liberado de las drogas y de la obsesión sexual, siguiendo a maestros y escuelas que dejan por otra parte mucho que desear. No todo es malo en Dinamarca. Cuando vemos sólo el mal ajeno nos traicionamos a nosotros mismos: descubrimos nuestros pecados ocultos.
Pero aduzco estos ejemplos por una razón más profunda que la de decir que a cada uno le va según lo que espera y aporta. Juicios absolutos, además de no ser casi nunca verdaderos, tienen el gran inconveniente de impedir la redención, el perdón, el cambio. Si sólo nos empeñamos en mantener vivo el recuerdo del holocausto de las judíos, sólo conseguiremos facilitar su repetición. Uno acaba por volverse como lo que se odia. El anticomunismo es otro ejemplo.
Quemar nuestros pasaportes de españoles, europeos, cristianos, creyentes, humanos, por las barbaridades que se han cometido por los respectivos grupos sólo puede terminar en la autoinmolación. El puritanismo, de la clase que sea, es contraproducente. Se autodestruye. Hacer sólo crítica negativa de la Obra es tirar piedras sobre el propio tejado.
Aun suponiendo que el Opus Dei contuviese rasgos anticristianos (según criterios cristianos) e incluso antihumanos (según normas humanísticas) la simple denuncia y condena sólo exacerbaría las posiciones y a la postre quizá las invertiría. Pensamos en la evolución del marxismo, por ejemplo, que de posiciones dogmáticas pasa a posturas críticas, o de la Iglesia católica, que pasa de condenar la libertad y defender la tortura del hereje a convertirse en defensora de la libertad y de los derechos humanos. Las realidades humanas son muy complejas.
En resumen, hablar sólo bien de la Obra, o sólo mal de ella, o enjuiciarla como un conglomerado de cosas, algunas buenas y otras malas, me parece metodológicamente inapropiado (¿qué criterios se aplican?) y filosóficamente sin fundamento (¿bajo qué presupuestos se juzga?). Es igualmente inadmisible el silogismo pueril: “La Iglesia es buena, la Obra está aprobada por la Iglesia, ergo la Obra es de Dios.” Inválido sería, también, el argumento contrario de criticar al Opus Dei por ser una obra religiosa y considerar la religión como mera superstición o institución maléfica.
En una palabra, uno puede dar su opinión sobre lo que sea, pero esta opinión es doblemente subjetiva, esto es, refleja al su jeto con su autobiografía y está influenciada, ya desde su punto de partida, por el interlocutor que se tiene en la mente, el cual a su vez tiene también su contexto, que condiciona el diálogo.
Y la dificultad aumenta, como cuando en este caso, las emociones son altas. Me he pasado cuarenta años con mi profesión de comprender al otro (cultura, religión, filosofía). Me hace cierta gracia aplicar mis ideas al caso concreto del Opus. La victoria nunca lleva a la paz.
Me dirás que tu problema es sociológico. Y tienes razón. Tú intentas comprender un fenómeno que consideras sociológicamente importante e interesante. Yo tengo que añadir que este planteamiento no es el mío. Acaso nos complementemos.
Todos convenimos en que la sociología no lo explica todo; pero yo temo que mi enfoque sea no sólo atípico sino incluso atópico. Sin embargo, como no me he negado a colaborar en tu afán, he aquí esta carta y mi diálogo contigo. Si alguna vez me aconteciese querer escribir mis memorias sería más explícito, pero de momento no quiero hacer ni una “apología pro vita mea”, ni lanzar una catilinaría para evitar que Pompeyo sea eliminado.
Toda organización que se llame cristiana se referirá, evidentemente, al Nuevo Testamento como a un punto de referencia normativo. Pero lo “teológico” se manifiesta:
a) Por la selección de los textos.
b) Por la interpretación de los mismos.
c) Por su traducción en la praxis.
No basta por ejemplo citar muchos textos sobre el amor si luego se interpretan como amor a la verdad y aun al bien por encima de las personas y aun las colectividades. No es suficiente hablar de “ágape” si luego se traduce en espíritu de cruzada. Este estudio teológico sobre el Opus Dei creo que está aún por hacer, a pesar de algunos ensayos sobre Camino.
Finalmente, no hay teología fuera de contexto. Y el contexto hispánico de los años 30 así como de los años 40 colorean fuertemente la interpretación que el Opus Dei hace de sí mismo y del hecho cristiano.
Simplificando, resumiendo y dando un amplio margen de indeterminación se podrían hacer resaltar los siguientes puntos, ¿los puedo llamar “theologumena”?:
1. El catolicismo romano es la única religión verdadera fuera de la cual no hay salvación, porque sólo él contiene toda la verdad.
2. Dentro del mismo catolicismo sólo unos pocos tienen la valentía de seguir todas sus exigencias heroicas y a ellos cabe la tarea de ser los continuadores de la obra mesiánica de Jesús.
3. Sacerdotes y religiosos que tradicionalmente cumplían esta misión deben ser, por lo menos, complementados por seglares que la ejerzan:
a) en el mundo, y
b) con los mismos medios del mundo (prensa, política, mundo del trabajo, economía, industria, riqueza…).
Para ello se impone la disciplina más severa y la flexibilidad más sutil: la voluntad de vencer (para Cristo se entiende) e inteligencia de las estructuras anímicas y sociales, esto es, conocimiento del hombre y de la sociedad (la Ciencia al servicio de Cristo).
4. Si hay injusticia y desorden en el mundo es porque “nosotros” (los buenos, los católicos, los practicantes, los que seguimos los consejos evangélicos) no tenemos el poder. Por consiguiente, todos los problemas sociales, del trabajo, de guerra y de paz, etc., están supeditados a que esa élite se haga con las riendas que gobiernan el mundo: la teología de las causas segundas.
Debemos aprender de los Césares, Napoleones, Mussolinis. Lo que ocurre es que ellos eran malos. Por eso fracasaron.
5. El arma para la instauración del Reino de Dios es el trabajo ordinario. Todo va ordenado a este fin. La oración, la penitencia y demás virtudes como la perseverancia, la prudencia, la fortaleza…, se ejercitan en la palestra del trabajo ordinario dirigido a la conquista de los primeros puestos de la sociedad, en todos los órdenes (político, económico, científico, cultural), para desde allí implantar el reino de la justicia, del amor y de la paz. Cualquier sacrificio, en aras de tan noble causa, sabe a poco. No vencerás, Gedeón, tienes demasiada gente. Selecciona sólo a los más aguerridos.
6. El mundo no nos entenderá. Los tibios tampoco. Incluso dentro de la Iglesia gente bonachona como Juan XXIII que quieren pactar con el mundo tampoco pueden comprender aquel espíritu de combate que se solía mantener vivo por la plegaria a san Miguel que de rodillas decían los sacerdotes después de la misa. Pero, en general, los buenos han sido hasta ahora poco inteligentes. “Nosotros” tenemos el deber, y la vocación, de ser buenos e inteligentes: ¡el minúsculo resto de Israel!. De ahí la discreción y aun el secreto, la “disciplina arcani”, si es necesario, para no caer en las asechanzas del “espíritu del mal”. ¡Ingenuos, no!
7. Esta utilización de todos los resortes del mundo (ingenio, estrategia, política, dinero, ciencia…) por conquistar el poder para la instauración, modernizada, del ideal de la cristiandad, en una palabra, esta confianza en los medios naturales, exige una utilización simultánea de los medios sobrenaturales, puesto que de lo contrario se rompería el equilibrio y la empresa dejaría de ser opusdei. Sin oración, sacrificio, obediencia, santidad… no se consigue nada. Todo va unido. Todo es congruente. Lo que no se pone en tela de juicio es la subyacente idea de Dios y de su Reino.
III. Alberto:
Podría seguir indefinidamente, y, como ves, continuar presentando las cosas desde una ambivalencia acaso inquietante para algunos. Pero son muchos los cristianos que suscriben las anteriores tesis. Y son legión también los que no las formularían así, las interpretarían diferentemente o las complementarían con otras. La espiritualidad de Francisco de Asís, reflejada recientemente en la obra sobre el santo por Leonardo Boff, por ejemplo, representaría otra lectura cristiana. Las nuevas olas de la “moral majority” de los Estados Unidos de Norteamérica nos darían nuevamente otra interpretación de la Biblia. El pluralismo teológico es una realidad.
El motivo por el cual me resistía a entrar en todo este negocio, como te reiteraba al principio, estriba en la distracción que para mí supone preocuparme por la menta, el comino y el anís, cuando la importante de la Vida, la “Torah” como dice el texto, es la justicia, la misericordia y la fe (el discernimiento, la compasión, la lealtad), para citar de nuevo al Evangelio.
Cuando el mundo arde, cuando la humanidad en sus tres cuartas partes sufre de injusticia humana, cuando el planeta cruje por la “hybris” del hombre, cuando el cristianismo sufre dolores de parto para engendrar una “cristianía” liberadora de sistemas de vida y de pensar del pasado, cuando lo que el Evangelio conmina es a una “metanoia” radical, cuando lo que está en tela de juicio son los últimos seis mil años de experiencia histórica (la vivencia humana del “homo historicus”), preocuparse por los detalles de un grupo mesiánico, me parece interesante en la medida que ello no nos enajena del “unum necessarium” de la Vida, para seguir con frase de Cristo, aunque no interpretada, evidentemente, como un “unicum” exclusivo y partidista.
Dicho de otra manera, los problemas actuales del hombre -y no sólo los de la humanidad- exigen un “pathos”, un “eros” y un “agape” en prof undidad y extensión difícilmente compatibles con la rutina de una existencia al servicio de un Sistema -de praxis y teoría- que a todas luces conduce al homicido y terricidio.
Me auguro que tu libro nos haga pensar a todos, y actuar en consecuencia, para sacudirnos esa peligrosa banalidad que nos amenaza.
Dándote las gracias nuevamente por haberme hecho volver a pensar sobre mi pasado en función del presente, te abraza y te es amigo,
RAIMUNDO
Tavertet, 8 de setiembre del 1986.- Fiesta de todas las Vírgenes negras.
Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente.

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