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sábado, 4 de septiembre de 2010

CAMINO MISIONERO 4/09/2010

  • EL SEGUIMIENTO EXIGE DISPONIBILIDAD TOTAL
  • El Dios de Stephen Hawking
  • SEGUIR A JESÚS ES DEJAR DE VIVIR PARA EL YO
  • Encuentros con la Palabra: “Este hombre empezó a construir, pero no pudo terminar”
  • Comentario al Evangelio del Domingo 05 de Septiembre del 2010
  • Líderes religiosos critican a Hawking por descartar a Dios como creador
  • Comentario Bíblico y Pautas para la homilía: XXIII Domingo del Tiempo Ordinario (Lc 14. 25-33) - Ciclo C
  • Liturgia y Contemplación: 23 DOMINGO TO
  • LAS TRES CONDICIONES
  • Evangelio Misionero del Dia: 4 de Setiembre de 2010 - SEMANA XXII DURANTE EL AÑO
  • Lecturas y Liturgia de las Horas: 4 de Setiembre de 2010
Posted: 03 Sep 2010 07:14 PM PDT


Por Fray -marcos
XXIII Domingo del Tiempo Ordinario (Lc 14. 25-33) - Ciclo C


Para poder entender el sentido del evangelio de hoy es preciso recordar que están en camino hacia Jerusalén. Jesús advierte a esa multitud que le seguía alegremente, de las dificultades que entraña un auténtico seguimiento. Les hace reflexionar sobre la sinceridad de su postura. Sólo en el contexto del seguimiento de Jesús, podemos entender las exigencias desorbitadas (preferirle a la familia, cargar con la cruz, renuncia a todo), que nos propone.

Hace unos domingos, Jesús decía al joven rico: Si quieres llegar hasta el final... Hoy nos dice: si no piensas llegar hasta el final, es mejor que no emprendas el camino. Si no eres capaz de concluir la obra, no es que te hayas quedado a la mitad, es que has fracasado. Una casa a medio hacer no sirve para nada.

Ni siquiera Jesús te exige que seas cristiano, pero si decides caminar con él, no hay más remedio que dejar de caminar en otras direcciones. Nuestra limitación nos impide caminar en dos direcciones a la vez.

Una de las interpretaciones equivocadas de este radicalismo, es entender el mensaje como dirigido a unos cuantos privilegiados, que serían cristianos de primera. Jesús no se dirige a unos pocos, sino a la multitud que le seguía. Pero lo hace personalmente. “Si uno quiere...” La respuesta tiene que ser también personal y adulta.

No hay pues, cristianismo a dos velocidades; una la de los clérigos, y otra la de los laicos. Esta visión, no puede ser más contraria al mensaje de Jesús. Todos los seres humanos estamos llamados a la misma meta.

No se trata de machacar o anular el instinto (es lo que se ha predicado con demasiada frecuencia) Sería una tarea inútil porque el instinto es anterior a mi voluntad y escapa a su control. Se trata de que el instinto no sea doblegado por la voluntad, torciéndolo hacia un objeto distinto del suyo propio.

Como seres humanos, debemos comprender que el fin que el instinto quiere garantizar, aunque es bueno en sí, no es absoluto. Fin último sólo hay uno. Todos los demás serán penúltimos, es decir, medios. De este modo, la tendencia instintiva seguirá ahí y cumplirá su objetivo, pero la última palabra la tendrá la parte específicamente humana, es decir, el conocimiento y la voluntad.

Tres son las exigencias que propone Jesús:

1ª.- Posponer a toda su familia.
2ª.- Cargar con su cruz.
3ª.- Renunciar a todos sus bienes.

Las tres se resumen en una sola: disponibilidad total. Sin ella no puede haber seguimiento.

No es fácil entender bien lo que Jesús propone. La manera de hablar nos puede jugar una mala pasada. La radicalidad absoluta tiene una explicación. En una lengua que carece de comparativos y superlativos tiene que valerse de exageraciones para expresar la idea.

Lo notable es que se haya mantenido la literalidad en el texto griego, que dice “misei” = odia, aborrece, ten horror. También se ha mantenido en latín que dice simplemente “odit” = odia. No podemos entenderlo al pie de la letra. Fijaos que también dice “...incluso a sí mismo”.

Ni debemos entenderlas al pie de la letra, ni podemos ignorarlas. Son como los famosos “koan” del zen. Tienen que hacernos trascender la racionalidad y meternos por el camino de la intuición. Fallamos estrepitosamente cuando queremos comprenderlas racionalmente. La verdad que quieren trasmitir no es una verdad lógica, sino ontológica. Por mucho que nos exprimamos el coco, no podemos entenderla con la razón, pero podemos indicar por donde van los tiros.

Para la primera exigencia la clave está en la frase: “…incluso a sí mismo”. El amor a sí mismo puede ser nefasto si se refiere al falso yo que desemboca en el egoísmo. Ese falso yo tiene también su padre y su madre, sus hijos y hermanos.

El amor a la familia puede ser la manifestación de un egoísmo amplificado, que busca la potenciación del individualismo y la seguridad de los “yoes”. Lo que se busca en ese amor es que mi egoísmo quede garantizado, sumado al egoísmo de los demás miembros de la familia. Ese yo ampliado es mucho más fuerte y asegura mejor el interés del pequeño yo de cada uno.

En realidad al yo ni se le puede amar ni se le puede odiar. Simplemente se identifica uno con él por creer que es su verdadera identidad. Apoyando tu existencia en algo falso, falseas toda tu vida y la malogras.

Por lo tanto, no se trata de comparar el amor a Dios (Jesús) y el amor a los miembros de nuestra familia. A Dios no se le puede amar más o menos, porque no es objeto directo de amor.

El seguir a Jesús está basado en el amor. Pero el amor que nos pide no está reñido con el verdadero amor al padre o a la madre. Si el seguimiento es incompatible con el amor a la familia es que está mal planteado. El amor que nos pide el evangelio está más allá del que nace del sentimiento, pero no estará nunca en contra. Seguir a Jesús nos enseñará a amar más y mejor también a nuestros familiares.

Otro problema muy distinto es que ese seguimiento provoque en los familiares la oposición y el rechazo, como le pasó al mismo Jesús. Entonces no se puede ceder a las exigencias del instinto, porque está maleado. El tema del rechazo está más ligado a la aceptación de la cruz que al amor a la familia. Si los familiares, muy queridos, te quieren apartar de tu verdadera meta, está claro que no puedes ceder por un amor mal entendido, aunque eso cause un verdadero dolor.

El hombre alcanza su plenitud cuando despliega su capacidad de amor, que es lo específicamente humano. Este amor no puede estar limitado, tiene que llegar a todos. Por eso el profesar un verdadero amor a una persona, no puede condicionar la entrega a otros. Si un amor impide otro amor, es que no es verdadero amor evangélico.

Cargar con la cruz hace referencia al trance más difícil y degradante del proceso de ajusticiamiento de un condenado a muerte de cruz. El reo tenía que transportar él mismo el travesaño de la cruz. Jesús va a Jerusalén precisamente a ser crucificado. No olvidemos que los evangelios están escritos mucho después de la muerte de Jesús, y la tienen siempre presente.

Está haciendo referencia a lo que hizo Jesús, pero a la vez, es un símbolo de todas las dificultades que encontrará el que se decide a seguirle. Una vez emprendido el camino de Jesús todo lo que pueda impedir seguir adelante hay que superarlo cueste lo que cueste.

En cuanto a la tercera exigencia, “renunciar a todos sus bienes” no es nada fácil entenderla para nosotros hoy. Recordemos que a los que entraban a formar parte de la primera comunidad cristiana se les exigía que pusieran a disposición de la comunidad todo lo que tenían. No se tiraban por la borda los bienes. Solo se renunciaba a disponer de ellos al margen de la comunidad. El objetivo era que en la comunidad no hubiera pobres ni ricos, sino que todos tuvieran las mismas posibilidades de acceder a lo que se consideraba de todos.

Hoy sería imposible llevar a la práctica este ideal de desprendimiento. Pero podemos entender que la acumulación de riquezas se hace siempre a costa de las carencias de otros seres humanos, hoy tendríamos que descubrir que lo que yo poseo, puede ser causa de miseria para otro ser humano. En realidad se trata de elegir entre las seguridades que da la posesión de cualquier bien o alcanzar mayor grado de humanidad.

El seguimiento de Jesús no puede consistir en una renuncia, es decir en algo negativo. Se trata de una oferta de plenitud, no de renunciar a nada. Mientras sigamos hablando de renuncia, es que no hemos entendido el mensaje. No se trata de renunciar a nada, sino de elegir lo mejor para mí. No es una exigencia de Dios, sino una exigencia de nuestro verdadero ser.

Jesús vivió esa exigencia. La profunda experiencia interior le hizo comprender a dónde puede llegar el ser humano si despliega todas sus capacidades. Esa plenitud fue también el objetivo de su predicación. Jesús nos indica el camino. Ni siquiera su familia tenía una importancia decisiva. “¿Quién es mi madre y quienes son mis hermanos? Los que hacen la voluntad de mi padre…” Al joven rico: Una cosa te falta... En otra ocasión: ¡Qué difícil le va a ser entrar en el reino de Dios, al que pone su confianza en el dinero!

En cuanto a las dos parábolas, El cálculo que nos propone Jesús es que no se puede repicar e ir en la procesión, cosa que estamos intentando nosotros a todas horas. Queremos ser cristianos, pero a la vez, queremos disfrutar de todo lo que nos proporciona la sociedad de consumo. Queremos lo mejor para el espíritu, pero sin renunciar a nada de lo que el cuerpo nos pide. Eso es imposible. No tenemos más remedio que elegir. Preferir el hedonismo a la plenitud de ser, es un error de cálculo.

Las parábolas quieren decirnos que se trata de la cuestión más importante que nos podemos plantear, y no debemos tratarla a la ligera. Es una opción vital que requiere toda nuestra atención. Nuestro problema hoy es que somos cristianos sin haber hecho una clara opción personal.

Radicalidad no quiere decir rigorismo. El mismo Jesús dijo que su yugo era suave y su carga ligera. La radicalidad nace de dentro, de la libertad, una vez conocido lo que es verdaderamente bueno para mí, la voluntad no tiene problema alguno para elegirlo. El rigorismo llega de fuera, nace del miedo y nos hace esclavos. Por abandonar la radicalidad de la opción, la Iglesia se ha visto obligada a reforzar el rigorismo. ¡Así nos luce el pelo!





Meditación-contemplación


“Sí alguno quiere venirse conmigo...”
Jesús no impone nada, simplemente propone.
Las condiciones no las impone él:
son exigencia de la misma naturaleza humana.
.....................


Elegir lo que es mejor para mí por convicción personal,
nunca puede ser renuncia o sacrificio.
Sólo si me muevo por programación externa
renunciaré a aquello que sigo creyendo que es mejor.
....................


Sólo el verdadero conocimiento, la iluminación, la sabiduría
puede llevarme a una búsqueda de los bienes definitivos.
Mientras no alcance esa luz, andaré dando tumbos.
Descubierto el tesoro, todo lo demás pierde valor.
...............


Fray Marcos
Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente.
Posted: 03 Sep 2010 06:53 PM PDT


Publicado por Pedro Miguel Lamet sj


El científico más mediático de todos los tiempos, Stephen Hawking acaba de sentenciar que Dios no creó el universo. Asegura en The Grand Design que el Big Bang, es decir, la gran explosión inicial del universo, fue “una consecuencia inevitable” de las leyes de la física y que el cosmos “se creó de la nada”, según extractos del libro publicados por el periódico The Times.

En este trabajo, firmado junto con el físico estadounidense Leonard Mlodinow, rebate la hipótesis de Isaac Newton, convencido de que el universo no pudo nacer del caos a partir de las meras leyes de la naturaleza y que tuvo que ser creado por Dios. Hawking ya no ve posible conciliar la causa de la fe con la comprensión científica del Universo.

La tesis de Hawking, un científico que por la superación de su enfermedad y sus numerosos bestsellers, como Una breve historia del tiempo (1988), viene acaparando portadas, ha suscitado, como era de esperar las más variadas reacciones. Hay que tener en cuenta que el que hasta hace poco menos de un año ocupaba la cátedra Lucasiana de Matemáticas de la Universidad de Cambridge, la misma que ostentó Newton, no niega la existencia de Dios, sino la de un Dios creador.

El problema de la relación entre la ciencia y la fe viene de antaño como desencuentros tan conocidos de Galileo y Darwin en los campos de la Física y de la Biología modernas, así como a las dificultades de otros autores más cercanos a nosotros como puede ser el jesuita Pierre Teilhard de Chardin. El ateísmo científico arranca sobre todo en la segunda mitad del siglo XIX y hoy se dividen las posturas entre los que admiten compatibles Dios y la ciencia y los que no.

En todo caso, como recuerda mi amigo y compañero, Ignacio Núñez de Castro, ciencia y teología se sirven de métodos distintos. Constituyen dos formas de pensamiento que tienen plena autonomía, y además utilizan métodos diferentes de pensamiento, no pueden llegar a encontrarse y dialogar. El método hipotético-deductivo, propio de las ciencias experimentales, según Karl Popper, es muy diferente del método propio de toda reflexión sobre el fenómeno religioso o sobre la fe en Dios transcendente. Los que soportan el pacto de no-agresión dirán: ”limítense los científicos a dar cuenta de los hechos, limítense los teólogos a dar cuenta del sentido”. Es decir, le correspondería a la Ciencia hablar del “cómo” de los procesos o fenómenos, solamente descriptivamente, y a la Teología buscar las causas últimas, o dicho en otras palabras, buscar el “por qué” y el “para qué”.

Núñez de Castro defiende que

“en primer lugar, debe abandonarse todo conflicto propio de otras épocas: ni la moderna epistemología admite seguir manteniendo idolatrías como la del cientificismo, ni falsos absolutos como el llamado ateísmo científico, ni la moderna teología, consciente de su debilidad como ciencia histórica, desea seguir manteniendo posturas que puedan llevar al error o a la superstición. Estamos plenamente convencidos de que todas las visiones totalitarias, ya provengan de los científicos o de los creyentes religiosos, carecen de plausibilidad en el momento presente”.

Luego está el problema del lenguaje de apologetas de salón que intentan explicar la fe bíblica con terminología científica, como afirmar que la teoría del big-bang puede identificarse con el acto creador de Dios, con el “hágase la luz” del Génesis (Gn 1,3), o que la llamada muerte térmica del universo puede ser la manifestación del fin escatológico en una especie de apocalipsis material.

Núñez de Castro piensa que la ciencia puede ayudar a purificar el concepto que tenemos de Dios.

La ciencia actual, en sus grandes ramas la física y la biología, nos ofrece una serie de soportes intelectuales para enriquecer la imagen de Dios, aunque en el diálogo e integración con la ciencia seamos conscientes de que ninguna madera mundana, por muy noble que sea, como es la ciencia, es apta para que en ella sea tallado ese nuevo rostro de Dios. Siempre recaerá sobre el ser humano el mandato bíblico de no construir imágenes definitivas de Dios (Dt 5,8). Pero la visión del mundo que las ciencias nos ofrecen nos ayudará a ir purificando nuestra imagen de Dios y su relación con el mundo, es decir, una nueva concepción de la acción creadora de Dios en un universo dinámico y evolutivo, aunque conscientes de que ninguna imagen o modelo será definitiva; ya Santo Tomás nos avisaba que un error acerca de las criaturas puede conducirnos a una falsa imagen de Dios (“nam error circa creaturas redundat in falsam de Deo sententiam”, Summa contra Gentiles, Liber 2, C 3, nº 6).

Para mí que no soy un científico, ni mucho menos, está detrás la amplitud de nuestra mirada y concepto que disfrutemos de Dios. Yo, por ejemplo, no concibo a un Dios fuera de mi y del universo que como desde una nube decide crear el mundo. Ensentein, por ejemplo, era profundamente religioso, pero no creía en un Dios personal. Cuando habla de religión se refiere a ese ser profundo e inspirador que alienta el mundo. Quizás por eso Hans Küng afirma que Dios desborda todas las categorías lo personal y lo a-personal y deberíamos llamarlo transpersonal.

En pocas palabras y sin subirnos a la parra: El científico, como cualquier hijo de vecino, tiene que experimentar un vacío, un misterio detrás de todas las cosas. Y para eso no hace falta acudir a la física cuántica o a los agujeros negros. Un niño que nace supera todas las coordenadas de una pareja que hace el amor: tiene vida propia, sentimientos, lo que llamamos alma, un no sé que que nos supera. Ese alma está también en un terremoto, que es la Tierra con vida propia, en el cráter de una flor y en la complicada estructura de un insecto o la inmensidad del firmamento.

Por otra parte todo esto lo decimos desde nuestra dimensión espacio-temporal. Cuando, gracias a un despertar interior, caes en la cuenta de que sólo eres manifestación en el tiempo de un No-Tiempo, o sea eternidad, ves que Dios supera estas visiones antropomórfícas del dios-arquitecto o el dios-relojero. Cuando los místicos hablan de la nada, la noche o el vacío evocan ese Ser total en el que “vivimos, existimos y somos”, por encima de toda caricatura. Superas la película y te quedas con la luz, el fuego que hay detrás que todo lo habita y es antes y después y ahora de toda manifestación.

De modo que se me antoja que el señor Hawking al referirse al Dios creador habla desde un concepto de divinidad de parvulario. Y desde ahí, pues claro, muy de acuerdo. Aunque aun así tendría que explicarme que es eso de la nada. ¿No?
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Posted: 03 Sep 2010 06:44 PM PDT


Por Enrique Martínez Lozano
XXIII Domingo del Tiempo Ordinario (Lc 14. 25-33) - Ciclo C

(A Raimon Panikkar, fallecido el pasado día 27.08.10)


La doble comparación con que se plantea el seguimiento es concluyente: ninguna empresa llegará a buen término si no se cumplen las condiciones que requiere. En ese caso, más vale ser lúcidos y no iniciarla, si se quiera evitar el fracaso.

La “empresa” de que aquí se habla no es otra que “ser discípulo” de Jesús. Y las condiciones que requiere se nombran con claridad: posponer a la propia familia y a sí mismo, llevar la cruz cada día y renunciar a todos sus bienes.

“Ser discípulo” no tiene nada que ver con el mimetismo o la imitación; tampoco con el seguimiento sumiso y acrítico. Es cierto que, con frecuencia, se ha podido entender así porque, en un nivel de conciencia mítico, la “obediencia ciega al jefe” era valorada por sí misma, como condición de éxito o de salvación.

Al pasar del estadio mítico al racional, se hace evidente que el “seguimiento”, que nace de una convicción interior, no puede sino coincidir con lo que es la propia “autorrealización”: seguir a alguien no puede ser en ningún caso diferente a “ser uno mismo”. El seguimiento brota, pues, de una “sintonía profunda”, que se traduce en una “comunión” de valores y hasta de formas de vida.

Pero, en un nuevo cambio de nivel –del racional al transpersonal, del modelo mental de cognición al modelo no-dual-, el modo de entenderlo se ve radicalmente modificado.

En el modelo mental (dual), todavía el maestro se ve como alguien “separado”, que “reclama” obediencia o asentimiento. En el modelo no-dual, sin embargo, un auténtico maestro es el “espejo” que nos refleja, “recordándonos” o haciéndonos ver quiénes somos.

Su presencia produce en nosotros una “resonancia” interior, difícil de explicar, pero absolutamente iluminadora y motivadora. Con frecuencia, ni las palabras son necesarias; es su misma Presencia –la Presencia que él es y vive sin mezcla de ego- la que “despierta”, activa y moviliza la misma Presencia que somos.

Lo que se ha producido es una “resonancia sin yo” –el verdadero maestro no se identifica a sí mismo como yo separado-, por lo que el seguimiento no es sumisión, sino sencillamente “reconocimiento” gozoso en la Presencia plena y no-dual.

Por eso, sólo desde esta experiencia pueden comprenderse en toda su verdad las “condiciones” a las que alude el texto. Aunque, con rigor, en este nuevo estadio no se ven ya como “condiciones”, sino como “consecuencia”.

La nueva experiencia –en nuestro caso, lo que Jesús vio y vivió- modifica la forma en que se percibe toda la realidad: los bienes, los otros, la familia, el sufrimiento, el propio yo… Si se modifica la percepción que se tiene de la propia identidad, ¿cómo no habría de verse modificado, en la misma medida, el modo de ver el conjunto de lo real?

Quien se reconoce como Presencia no-separada de nada (“El Padre y yo somos uno”), deja de vivir para el yo: eso, y no otra cosa, es seguir a Jesús. A partir de ahí, todo lo que nos ocurre puede ser recibido como “maestro”, del que podemos seguir aprendiendo a reconocer, vivir y establecernos en la nueva identidad descubierta.

Los mismos acontecimientos que, vividos desde el yo, pueden desestabilizar y romper, son vistos ahora como “oportunidad” para seguir realizando el aprendizaje más importante: descubrir quiénes somos.

Es lo que quiere subrayar el poema del Rumi, el gran místico sufí del siglo XIII:
“El ser humano es una casa de huéspedes.
Cada mañana, un nuevo recién llegado.
Una alegría, una tristeza, una maldad,
que viene como un visitante inesperado.
¡Dales la bienvenida y recibe a todos!
Aun si son un coro de penurias que vacían tu casa violentamente.
Trata a cada huésped honorablemente,
él puede estar creándote el espacio para una nueva delicia.
El pensamiento oscuro, la vergüenza, la malicia,
recíbelos en la puerta sonriendo
e invítalos a entrar.
Agradece a quien quiera que venga,
porque cada uno ha sido enviado
como un guía del más allá”.

Cuando ese “cambio” se ha producido, la vida misma se percibe de un modo nuevo. Un modo incomprensible y hasta “absurdo” mientras estamos identificados con el yo, pero autoluminoso e integrado para quien ha experimentado la Presencia que somos.

Ramesh Balsekar, un gran maestro espiritual que falleció el año pasado, lo expresaba de este modo:

“En cualquier momento, cualquier cosa que se manifieste es perfecta. Si esto se comprende en profundidad, se da la bienvenida a cada momento, y cualquier cosa que este momento nos traiga -“buena” o “no-buena”- es aceptada sin juicio, sin expectativa ni ansiedad.

Es esta actitud de aceptación la que es verdadera libertad, libertad de la expectativa y del deseo, libertad del miedo y de la ansiedad.

Cuando esto se comprende en profundidad, no te preocupas por lo que pasa, por los pensamientos o acciones que se producen, ni por las emociones que surgen…, todos ellos son observados….

Dicha aceptación conduce a aceptar el organismo cuerpo-mente como un mero instrumento a través del cual Dios o la Conciencia como Sujeto se expresa a sí misma objetivamente. Aceptación significa simplemente “permitir” que ocurra cualquier cosa que esté ocurriendo…

La esencia de la comprensión es la aceptación del hecho de que la vida, o el vivir, no es un volumen de agua estancada, sino un río fluido…

La paz mental consiste en no aferrarse a la vida para que sea segura para nosotros, sino en “soltar”. Es bastante irónico que la comprensión última venga no por aferrarse a los conceptos relativos a Dios, sino por soltar todo concepto relativo a Dios”

(R. BALSEKAR, en A. JACOBS [compilador],
La sabiduría de Balsekar. La esencia de la Iluminación, expuesta por uno de los principales maestros del Vedanta Advaita, Gulaab,
Madrid 2005, pp. 22-24).

Es claro que esta aceptación no puede vivirse sin una desapropiación del propio yo –Jesús diría: sin “negarse a sí mismo”-, por lo que podemos comprender el realismo lúcido que contienen las comparaciones sabias del Maestro de Nazaret, en el texto que estamos comentando.

Por decirlo de un modo más concreto y “práctico”: Cuando aprendemos y somos capaces de atender a cualquier cosa que se presente –cualquier “huésped”, diría Rumi-, sin enredarnos en “historias personales” o cavilaciones mentales, terminamos descubriendo que el “núcleo” de todo lo que ocurre es Presencia, Quietud, Vida…, es decir, la verdad de lo que somos.

Si la “cáscara” de lo que se presenta te parece dolorosa y desagradable, párate. No le des vueltas; tampoco lo niegues, lo minimices ni lo reprimas. Atiéndelo y siéntelo sin pensar en ello ni recrearte en historias mentales.

Poco a poco, notarás un “espacio” que se abre a su alrededor y caerás en la cuenta de que tienes un sentimiento doloroso, pero que tú no eres ese sentimiento. Si sigues manteniendo la atención desnuda, emergerá una Quietud de fondo, la Quietud que eres, “la paz que supera todo razonar” (Carta a los Filipenses 4,7), porque está “más allá” de la mente.



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Posted: 03 Sep 2010 04:51 PM PDT


Por Hermann Rodríguez Osorio, S.J.*
Domingo XXIII Ordinario – Ciclo C (Lucas 14, 25-33)
5 de septiembre de 2010


Una amiga religiosa, escribe de vez en cuando sus experiencias espirituales en forma de poemas. Hace algunos meses me envió estos versos que me parece que nos pueden ayudar a entender lo que hoy nos presenta el evangelio:

Quiero bajar de nuevo a tu bodega,
para darte mi amor, ser toda entrega
y embriagarme de ti, pues son mejores
y más suave que el vino tu amores.

No acercaré mis labios a otra fuente
para calmar mi sed, mi sed ardiente
ni volveré a beber otros licores
que el vino embriagador de tus amores.

Mira que vengo como cierva herida
ve que me entrego a Ti, que estoy rendida
y sacia tu mi sed, pues son mejores
que el más sabroso vino tus amores.

“Mucha gente seguía a Jesús; y él se volvió y dijo: ‘Si alguno viene a mí y no me ama más que a su padre, a su madre, a su esposa, a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun más que a sí mismo, no puede ser mi discípulo. Y el que no toma su propia cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo”. Jesús dirige estas palabras a la gente que lo seguía. No se trata de una disyuntiva excluyente. No nos pide que dejemos de querer a las personas que están más cerca de nuestro corazón. Esas personas pueden y deben permanecer en el centro de nuestras vidas. Lo que sí nos pide el Señor es que nuestro amor hacia ellos no esté por encima del amor que sentimos por Él y por su reino. No puede haber nada ni nadie que distraiga el camino de seguimiento.

Las dos comparaciones que ofrece enseguida el evangelio de hoy, recogen situaciones humanas muy concretas. No podemos comenzar a construir una torre si no vislumbramos claramente la posibilidad de terminarla. De lo contrario la gente se burlará de nosotros por pretender algo que no podemos terminar. Por otra parte, ningún líder militar se involucra en una guerra si no piensa que puede llegar a vencer a su enemigo con las fuerzas que tiene. Si no puede hacerle frente a su contrario, tratará de establecer condiciones de paz cuando el otro grupo está todavía lejos y no se ha entablado la batalla. “Así pues, cualquiera de ustedes que no deje todo lo que tiene, no puede ser mi discípulo”, es lo que concluye el Señor después de presentar estos dos ejemplos.

Podríamos añadir que la persona que ha probado un buen vino ya no podrá contentarse con otra bebida. Así es el seguimiento del Señor. Si nos hemos encontrado auténticamente con él, tendremos que reconocer que ya no podemos saciar nuestra sed en otras fuentes, ni habrá otros licores que sustituyan el vino embriagador de sus amores.

* Sacerdote jesuita, Decano académico de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana – Bogotá
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Posted: 03 Sep 2010 04:46 PM PDT


Por Fernando Torres Pérez cmf
Publicado por Ciudad Redonda

Dejarlo todo, ganarlo todo

No sé si en otros siglos el lenguaje de Jesús en el Evangelio de hoy les resultaría duro o muy duro o normal. De lo que estoy seguro es de que hoy suena en nuestros oídos extremadamente duro. La modernidad, el desarrollo a todos los niveles está orientado básicamente a hacer más fácil la vida humana. La medicina intenta liberarnos –aunque evidentemente no podrá vencer nunca la última batalla– del dolor y del sufrimiento físico y moral. Otras tecnologías han hecho más fáciles las comunicaciones a todos los niveles. Tenemos a nuestra disposición muchas más cosas para satisfacer nuestros deseos y hacer más cómoda nuestra vida. Los que han llegado a un alto nivel de desarrollo se sienten contentos y felices. Los que no han llegado todavía, desean llegar y trabajan para conseguirlo. Y nadie se lo puede impedir. Entendemos que es un derecho de toda persona el intentar conseguir para él y para los suyos mejores niveles de vida, de bienestar, de salud... Así es nuestro mundo y es bueno que así sea.
Lo sorprendente es escuchar en medio de nosotros la voz de Jesús que nos dice que hay que dejarlo todo para ser su discípulo. Ese “dejarlo todo” no se refiere solamente a las cosas materiales. Se refiere también a las relaciones afectivas y familiares que tan necesarias son para el bienestar de la persona. Para seguir a Jesús hay que dejar atrás al marido o a la esposa, a los hijos y también –¿dónde queda el cuarto mandamiento?– al padre y a la madre. Pero no queda ahí la cosa. Además, hay que coger la cruz y ponerse en pie para seguir a Jesús. Se nos viene a la memoria la figura de Abrahán al que Dios le pide que salga de su tierra y que vaya a otra tierra apoyado apenas en la promesa y en la fe.


Dejarlo todo para seguir a Jesús

Jesús no sólo nos pide que lo dejemos todo. Hay que seguirle. Hay que dejar los lugares conocidos y familiares y lanzarse al camino, a lo nuevo, a lo desconocido. Seguirle es toda una aventura. Más si se tiene en cuenta que su vida acabó en el Calvario. Todas son palabras muy duras para nuestros oídos. Estamos acostumbrados a algodones más suaves, deseamos una vida más cómoda, más muelle. La cruz consideramos que es algo que hay que dejar abandonada en la primera esquina o en el primer rincón oscuro que encontremos. Y si para ello nos hace falta un poco de ayuda psicológica, pues se busca y ya está.
Pero la propuesta de Jesús sigue ahí. Y Jesús nos dice la verdad. Hay que dejarlo todo para empezar una vida nueva. Porque el Reino supone una ruptura con nuestro propio pasado. Hay que perderlo todo para recuperarlo todo desde otro punto de vista: desde el punto de vista del Padre, del Abbá, que nos convoca a todos a la mesa de la fraternidad. No se puede seguir enganchado al pasado y al mismo tiempo seguir a Jesús.
Hay algo que no podemos dejar por mucho que nos empeñemos: los recuerdos, las heridas, las cicatrices de los combates que nos va dejando la vida –todo eso es la cruz que cargamos con nosotros– nos acompañan siempre. Es imposible decir que comenzamos una vida nueva y que el pasado queda olvidado. Nuestra vida, lo que somos, es la acumulación de nuestras decisiones y de sus consecuencias (previstas o imprevistas, queridas o no queridas). Todo eso es lo que nos va haciendo lo que somos, lo que va rellenando con tinta indeleble el libro en blanco que fuimos cuando nacimos y dábamos nuestros primeros pasos.
Jesús nos pide que seamos valientes y agarremos esa cruz. No hay que negar nada. Pero ninguna de esas cosas de nuestro propio pasado (a veces tenebroso, a veces luminoso) nos puede impedir seguir caminando detrás de Jesús.


El amor que abarca todos y todo

Construir el Reino, seguir a Jesús no es un juego de niños. Exige compromiso, dedicación, esfuerzo. Es gracia de Dios pero a la vez exige la participación de la persona. Es tarea de personas adultas, libres y responsables. Es tarea para los que han escuchado la Palabra de Jesús, la han acogido en su corazón y llegado a poseer la verdadera sabiduría, la que da la vida, la que nos devuelve la esperanza, como nos señala la primera lectura de este domingo.
Después, en el camino del seguimiento se descubren unas relaciones más profundas que las de la carne y la sangre. El Reino nos hace hermanos e hijos, hermanas e hijas, con un Padre común, con una familia a la que cuidar y atender, con un amor que no es exclusivo ni excluyente sino que se abre a todos, incluidos los marginados y los esclavos, como muestra el texto de la carta de Pablo a Filemón.
Al que sigue a Jesús de verdad, dejándolo todo, el corazón se le agranda hasta que se le hace tan grande como el mundo. Ese es el momento paradójico en que habiéndolo dejado todo lo vuelve a ganar todo.
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Posted: 03 Sep 2010 04:36 PM PDT


Publicado por Religión Digital


El arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, y otros líderes religiosos británicos han criticado al astrofísico Stephen Hawking por descartar a Dios como creador del Universo en un libro de próxima publicación.

"Creer en Dios no consiste en como taponar un agujero y explicar cómo unas cosas se relacionan con otras en el Universo, sino que es la creencia de que hay un agente inteligente y vivo de cuya actividad depende en última instancia todo lo que existe", declaró el líder anglicano al diario The Times.

"La física por sí sola no resolverá la cuestión de por qué existe algo en lugar de nada", agregó Williams.

El rabino jefe, Jonathan Sacks, señala en un artículo publicado hoy por el mismo diario que "la ciencia trata de explicar y la religión, de interpretar. A la Biblia sencillamente no le interesa cómo se creó el Universo".

"La ciencia desarticula las cosas para ver cómo funcionan. La religión las junta para ver qué significan. Son dos empresas intelectuales distintas. Incluso ocupan diferentes hemisferios del cerebro", señala Sacks.

El arzobispo de Westminster y primado de la Iglesia católica de Inglaterra y Gales, Vincent Nichols, dijo suscribir totalmente las palabras del rabino jefe sobre la relación entre religión y ciencia.

También el presidente del Consejo Islámico de Gran Bretaña, Ibrahim Mogra, atacó las tesis de Hawking y dijo que "si uno mira el Universo, todo apunta a la existencia de un creador que le dio origen".

En su libro, "The Grand Design", del que The Times adelantó ayer algunos extractos, Hawking afirma que las nuevas teorías científicas hacen redundante el papel de un creador del Universo.

El Big Bang, la gran explosión en el origen del Universo, fue consecuencia inevitable de las leyes de la física, argumenta el científico británico, que ha escrito el libro al alimón con el físico estadounidense Leonard Mlodinow.

Según Hawking, el primer golpe asestado a la teoría sobre la intervención de Dios en la creación del Universo fue la observación en 1992 de un planeta que giraba en órbita en torno a una estrella distinta de nuestro Sol.

En opinión del conocido astrofísico, es probable que existan no sólo otros planetas, sino también otros universos, y si la intención de Dios era simplemente crear al hombre, esos otros universos serían perfectamente redundantes.

Para Dawking, la teoría-M, proposición que unifica las distintas teorías de las supercuerdas, es la teoría unificada con que soñaba Einstein, capaz de reconciliar la teoría cuántica, que da cuenta del mundo subatómico, con la de la gravedad, que explica la interacción de los objetos a escala cósmica.

El biólogo y ateo militante Richard Dawkins, autor del libro "El Espejismo de Dios", declaró a The Times que "el darwinismo expulsó a Dios de la biología, pero en la física persistió la incertidumbre. Ahora, sin embargo, Hawking le ha asestado el golpe de gracia".

Por el contrario, para el astrofísico y teólogo David Wilkinson, "el Dios en el que creen los cristianos es un Dios íntimamente involucrado en todo el momento de la historia del universo y no sólo en sus comienzos".

A su vez, el presidente de la Sociedad Internacional de la Ciencia y la Religión, George Ellis, rechaza el argumento expuesto por Hawking en su libro en el sentido de que la filosofía no tiene ya sentido al haber sido suplantada por la ciencia.

"La filosofía no está muerta. Todo punto de vista está imbuido de filosofía. ¿Por qué la misma ciencia merece la pena? La respuesta es filosófica y emocional. La ciencia no puede responder a la pregunta sobre sí misma", explica Ellis.(RD/Efe)
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Posted: 03 Sep 2010 04:24 PM PDT


“Quien no lleve su cruz detrás de mi, no puede ser discípulo mío”.
Publicado por Dominicos.org


Introducción

¿Cómo saber los intenciones de Dios para con nosotros?, Cómo responder desde nuestra vida de creyentes a esas intenciones?.

Este domingo la Palabra nos interpela seriamente y nos recuerda que solo con la Acción de el Espíritu Santo en nuestra mente y nuestro corazón, sentiremos el pálpito del Amor Divino que desde siempre late en lo más íntimo de nuestro ser, dándonos el sentido y la fuerza para seguir el camino trazado por Dios para sus hijos los hombres en su Hijo Jesucristo.
Dios tiene intenciones leales, por eso, pidamos ayuda al Espíritu, para discernir lo que nos conviene y dar al Señor una respuesta libre y animosa, agradecida y gozosa.



Comentario bíblico

El verdadero discípulo de Jesús tiene que amar lo que él ama.

Iª Lectura: Sabiduría (9,13-19): Con Dios, el hombre es más que los dioses

I.1. Esta lectura del libro de la Sabiduría forma parte de una reflexión de tipo filosófico y teológico, en que el ser humano entra dentro de sí mismo para preguntarse por las cosas más importantes: ¿qué es el hombre frente a Dios? La experiencia nos demuestra que lo que hacemos y tocamos es frágil, pero intuimos que debe haber algo que no fenece, el misterio de Dios. Para ello se necesita, no facticidades mecánicas, sino Sabiduría para discernir lo que tiene sentido y lo que no tiene.

I.2. La debilidad humana no es un misterio de negatividad, sino de necesidad de Alguien que nos busca. La debilidad reclama salvación, ayuda, necesidad de Alguien a quien se le atribuye la creación y la salvación. Esto que es obvio, solamente lo decimos o lo aprendemos en la medida en que la vida se nos escapa de las manos. El deseo natural de trascendencia, de cielo, es algo que llevamos en el corazón, y sólo con sabiduría y espíritu lograremos que no muera nunca.



IIª Lectura: Filemón (vv. 9-10.12-17): La libertad de ser cristiano

II.1. La segunda lectura es de la carta a Filemón, un escrito muy breve de Pablo mientras estaba en prisión, probablemente en Éfeso, hacia el año 55. Parece un escrito privado, sin relevancia doctrinal, pero que, no obstante, revela un temática enteramente cristiana. Mientras Pablo estaba prisionero, llega un esclavo, Onésimo, que había huido de la casa de su patrón, Filemón. El esclavo se convierte y Pablo entiende que ha adquirido con la libertad de los hijos de Dios, como se expresa en Gal 4,19, su libertad social. Si vuelve a su amo, según el sistema de entonces, debería sufrir un gran castigo. Pablo, sintiéndose responsable de su libertad humana, pide la misma libertad social que ha adquirido el esclavo con su conversión.

II.2. Este pequeño escrito puede ser considerado como el manifiesto cristiano contra la esclavitud. Al cristianismo se le ha acusado siempre de que no había hecho nada por abolir la esclavitud, pero en cierta forma es injusto. Pablo, en pocas líneas, pide al “dueño” de un esclavo que lo tenga como hermano. Es verdad que no hay una propuesta “jurídica” para aquellos momentos ante el terrible problema de la esclavitud. Pero aquí Pablo envía a Onésimo a su dueño Filemón, no para que se someta al rigor jurídico de la esclavitud, sino al calor humano y teológico de ser libre, por ser persona, por ser cristiano como Filemón y porque es hijo de Dios con todas las consecuencias. Es verdad que se debería haber hecho más a través de la historia del cristianismo contra esta lacra. Pero en la entraña misma del evangelio la esclavitud está condenada.



Evangelio: Lucas (14,25-33): ¡Radicalidad del Reino!

III.1. El evangelio de Lucas de hoy está formado por otro de los conjuntos fuertes de su narración del viaje del profeta hacia Jerusalén, como propuesta del verdadero discipulado y el seguimiento de Jesús. No se nos oculta la dificultad que supone centrar todo el significado de lo que se quiere decir y poner de manifiesto en este conjunto de dichos y parábolas. La ruptura con la ideología familiar, que no con los sentimientos y lazos familiares, (cf Lc 18,20), en principio no tiene nada que ver con la parábola del que quiere construir una torre o con la del rey que debe ir a la guerra. Estos textos están aquí reunidos por Lucas, aunque Jesús los pronunciara en ocasiones bien distintas. Por lo mismo, Lucas pretende que una cosa se entienda por la otra. Ha escogido dichos del famoso Evangelio Q (vv. 26-27; en Mt 10,37-38 están más suavizados al cambiar “odiar” por “amar… más que”) sobre el odio familiar y la cruz. Finalmente ha rematado todo con el v. 33 sobre “renunciar a todos los bienes”, que es algo exclusivo de Lucas, aunque redactado con el mismo tenor de los vv. 26-27 (tipo condicional de prótesis: “si alguien viene a mí”… y apódosis: “no puede ser mi discípulo”). Las dos parábolas de los vv. 28-32 ilustran un poco el empeño que hay que poner en estas propuestas radicales. Lucas, pues, ha confeccionado un catecismo del seguimiento y la identidad cristiana en este mundo que no deja lugar a dudas: quiere impresionar y ser claro.

III.2. Quizás fueran necesarias algunas explicaciones exegéticas para poder medir el alcance de este evangelio de hoy. El hecho de que Mateo haya preferido “amar… más que a mí” (filéô… hyper eme) al término “odiar” (miséô) que tenemos en Lc, denota que ha habido una corrección. La mayoría de autores piensa que el tenor original, más semítico si cabe, propio de los predicadores itinerantes que pusieron muy en práctica la vida de Jesús, se ha mantenido en Lucas (también se usa “odiar” en el Evangelio de Tomas 55 y 101). E incluso la mayoría piensa que Jesús nunca pudo demandar a sus seguidores que odiaran a su padre, a su madre o a sus hermanos. Algunos profetas itinerantes llevaron hasta el extremo la renuncia al estatus familiar y hablaron de odiar, con todo el semitismo que ello comporta. Pero Jesús no pudo pedir “odiar”, cuando había exigido amar incluso a los enemigos (cf Lc 6,27; Mt 5,44). Esto está hoy bastante bien asumido, sin que ello denote “edulcorar” la radicalidad del Reino y del seguimiento de Jesús.

III.3. Desde luego, ser discípulo de Jesús significa un valor absoluto como alternativa a todo proyecto de este mundo e incluso familiar. Es verdad que la palabra odiar, en este caso al padre, a la madre y a los hermanos, es un semitismo propio de trasfondo arameo de las palabras de Jesús que ponen en evidencia la pobreza de ese vocabulario. Por eso, muchos han traducido el odiar por "preferir". Efectivamente, si alguien quiere ser discípulo de Jesús, pero prefiere las claves familiares, los intereses de familias, la ataduras sociales y culturales de ese mundo, entonces no puede ser un auténtico discípulo de Jesús. Las familias (en sentido general y cultural) trasmiten amor; pero a veces las familias, los clanes, los grupos, trasmiten otros valores muy negativos (incluso odio de unas familias contra otras), que un discípulo de Jesús no puede asumir, ni respetar. Ese es el sentido de saber y poder “llevar su cruz” siguiendo a Jesús. Es una ruptura la que se propone. Por eso, el discípulo, como el hombre que construye una torre, o el rey que debe ir a una guerra, debe clarificarse y evaluar lo que pretende en el compromiso del seguimiento. Jesús propone una nueva forma de vida, de sentimientos, de preferencias, que a veces suenan a escándalo, pero así es el verdadero discípulo de Jesús y la radicalidad absoluta del evangelio. Y no es precisamente odio lo que Jesús pide a los suyos, sino amor, incluso a los enemigos.

III.4. Lucas ha sacado en conclusión de todo esto lo que afirma en el v. 33: “quien no renuncia (apotássomai: se separa) de todos sus bienes, no puede ser mi discípulo” ¿Por qué?¿quería enseñar a odiar la riqueza o amar la pobreza? Pues ni una cosa ni la otra. Jamás Lucas pide amar la pobreza en sí. Quiere que todo se ponga en común, como señala en Hch 4,34, para que no haya indigentes entre los cristianos; o sea, la razón de renunciar a los bienes es para que no haya pobres e incluso para que haya justicia en el mundo. Es verdad que no debemos atenuar la fuerza del texto, y la lectura que podemos hacer del evangelio tendrá distintos tonos según el contexto cultural y social donde se viva. Debemos ser conscientes de que la pobreza y la riqueza existen personificadas: hay ricos, pocos; y muchos pobres. Pero hay bienes suficientes en el mundo para que todos tengan lo necesario. El mundo es injusto por causa de los que aman las riquezas y el poder; en muchos casos esos amores los trasmite la familia, el clan, el entorno, los intereses de clase y de grupo. Ese mundo se desmorona ante la radicalidad del Reino y de la vida de Jesús. Buscar la seguridad en los bienes de este mundo es poner el corazón en aquello que nos aleja de Dios (ponerlo en Mammón, el dios del dinero). La renuncia a la familia y a los bienes, tiene su lógica y su espiritualidad profética. Supone, es verdad, un cierto escándalo: el escándalo del reino de Dios.

III.5. Por tanto, el redactor del evangelio de Lucas, como catequesis en su lectura de la tradición de Jesús a su comunidad cristiana, ha sacado sus consecuencias prácticas: decidirse por Jesús debe ser primordial. Y en momentos determinados de la vida, quizás en situaciones límites o concretas, debemos preferir la radicalidad del evangelio, que es la radicalidad del Reino de Dios (de la voluntad de Dios) a las imposiciones religiosas, sociales y políticas de los “nuestros”. Eso no significa odiarlos, pero no podemos tener problema de conciencia, en nombre del evangelio, de “separarnos” (apotássomai) de su mundo y de sus imposiciones. Eso es lo que debe significar hoy, sin duda, el “odiar”: separarnos de sus criterios, de sus imposiciones injustas y de sus caprichos o de tradiciones ancestrales y sagradas, a veces, que no se pueden mantener si no dignifican o liberan de verdad. Esto, para la actitud de los cristianos en el mundo contra la injusticia, la guerra, el mercantilismo o una globalización inmisericorde, debe ser la verdadera alternativa de identidad. Si no lo hacemos, por no traicionar el entorno de “los nuestros”, habremos perdido nuestra identidad como seguidores de Jesús y de su evangelio.


Fray Miguel de Burgos Núñez
Lector y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura






Pautas para la homilía

También ahora somos muchos los que seguimos a Jesús. Y también hoy, se para y se vuelve hacia nosotros para decirnos las mismas palabras…Necesitamos que el Señor nos recuerde que para el Discipulado lo primero en su vida ha de ser Él,y desde Él el servicio al Reino de Dios. Exigente? Desde luego, pero si no tenemos como centro de de nuestro SER Y HACER a la Persona de Jesús, todo se convierte en trajines y cansancios.

Hemos de pensar seriamente cómo es nuestro seguimiento, hemos de calibrar si en el, pesan más nuestros intereses o los del Reino. Necesitamos mucha oración, mucha conversión para comprender y aceptar las palabras que el Señor nos dirige en el Evangelio.

Coger mi cruz y seguirle, supone para mí cambiar el pulso de mi vida. Aceptar en mi corazón el peso del amor con todas sus consecuencias me asusta y a veces dudo…Mi humanidad reclama lo brillante de esa cruz que a menudo creo mía, sin embargo la cruz desnuda de la soledad, del desprecio, de la muerte del ser querido, la del abandono, la de la enfermedad propia o de los nuestros, la del peso de la existencia, esa, la que rechazo e inevitablemente viene es la que debo de llevar detrás de mi Maestro mientras camino por la vida. Pero con la elegancia y la gozosa aceptación de quién se sabe amado y nunca defraudado. El cristiano, encuentra el sentido a la cruz cuando siente la experiencia de la resurrección, cuando el Amor de Dios invade toda su existencia. “Por la Cruz a la Luz”
Hay algo que me sobrecoge y es el contemplar la cruz de mis hermanos, entonces callo, porque solo mi comprensión y cercanía sabrán decir.

En la Epístola de San Pablo, descubrimos la ternura con la que ama al esclavo, le ama como a “fruto de sus entrañas”. Así es el amor cristiano.¿amo yo así?

León Felipe, el poeta, con precisión y belleza define la cruz como el “equilibrio entre los dos mandamientos”.Es verdad, cuando contemplamos al Maestro crucificado solemos caer en la cuenta de que la cruz, fue la consecuencia de sus actos, de su fidelidad al Amor al Padre y al Amor a todos nosotros.

Nuestra vida de discípulos ha de ser como la de Jesús.

Hemos de hacer nuestros sus gestos y actitudes, su fidelidad y su entrega.

Que el Espíritu Santo encienda nuestros corazones en el Amor de Cristo e ilumine nuestras vidas de creyentes.


Dña. Cayetana París O.P.
Fraternidad de Vivero (Lugo)
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Posted: 03 Sep 2010 04:16 PM PDT


Publicado por Cipecar
Lecturas: Sabiduría 9, 13-18; Salmo 89, 3-17; Filemón 9b-10.12-17
Evangelio: Lucas: 14, 25-53


"En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo:
-«Si alguno se viene conmigo y no pospone a su pa­dre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus her manos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.
Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede ser discí pulo mío.
Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla?
No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: "Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar."
¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil?
Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.
Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bie nes no puede ser discípulo mío.»

v. 25: Caminaba con él mucha gente, y volviéndose les dijo:

· Mucha gente. Vemos a Jesús caminando entre mucha gente, con la soledad del que materialmente va acompañado pero no se comunica en intimidad con nadie.

· Volviéndose, Jesús rompe la monotonía de la procesión y lanza un reto a la mucha gente para que alguno/s reaccionen.

v. 26: Si alguno viene donde mí y no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y hasta su propia vida, no puede ser discípulo mío. El que no lleve su cruz y venga en pos de mí, no puede ser discípulo mío.

· En nuestros misales se lee: “Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre…” (v. 26).
· En la Biblia de Jerusalén se lee: “… y no odia a su padre y a su madre…”
· En hebreo no existe el verbo preferir. Esa idea se expresa con la dicción: Amarás a uno y odiarás al otro. Así Yahvé amó a Jacob y odió a Esaú. Alguien Ama a un amo y odio al otro: Ama al Dinero y odia a Dios.
· Jesús aquí está diciendo quien prefiere a su ser más íntimo y posponga a Cristo, no puede ser mi discípulo.
Lucas está escribiendo del año 80 al 85. En 64 había sido la explosión del populacho romano contra los cristianos falsamente acusados de incendiarios.

Ser acusado de ser cristiano, podía suponer la ruina para la familia; más aún la pena de muerte.

En caso de conflicto con qué me quedo con Cristo y la pena de muerte o con la familia, los pobres viejitos de los padres, o la pobre esposa y los niñitos.

En la época -y también hoy en Israel, por ejemplo- existía el terror de hacer responsable a la familia por albergar un elemento antisocial o terrorista.
v. 27: El que no lleve su cruz y venga en pos de mí, no puede ser discípulo mío.
· Llevar la cruz era una muerte ignominiosa.

· Socialmente era el más horrendo desprestigio social y dolor físico.

· La exigencia de ser cristiano era muy grande.

· Jesús en Lucas nos propone que hay que echar cuentas si estoy dispuesto a asumir la responsabilidad de ser cristiano. Mejor me siento y veo si merece la pena.
vv. 28-30: Porque ¿quién de vosotros, que quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, y ver si tiene para acabarla? No sea que, habiendo puesto los cimientos y no pudiendo terminar, todos los que lo vean se pongan a burlarse de él, diciendo: "Este comenzó a edificar y no pudo terminar."
Un imprudente que supo calcular. Es digno de mofa pública
v. 31: O ¿qué rey, que sale a enfrentarse contra otro rey, no se sienta antes y delibera si con 10.000 puede salir al paso del que viene contra él con 20.000? Y si no, cuando está todavía lejos, envía una embajada para pedir condiciones de paz.
Otro caso de uno que supo calcular y ahorrarse una derrota.
v. 33: Pues, de igual manera, cualquiera de vosotros que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío.

Quiero ampliar algo que ya he comentado para que se pueda entender en qué ambiente surgió esta exigencia fuerte para ser cristiano, seguidor de Jesús.
El versículo 33 termina la perícopa diciendo: “El que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío”.
-Nos podemos preguntar: ¿Este dicho del v. 26 lo habría dicho tal cual en su predicación Jesús? Es posible que esta radicalidad empalme con el dicho de Jesús: “Deja que los murtos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios”.
-Con todo, creo que fue más bien el Cristo de la fe que hablaba en las comunidades cristianas, quien interpelaba al cristiano que arriesgaba sus bienes e incluso su vida. Para el año 80-85 la atmósfera se había convertido en amenazante para los cristianos, como extraños y enemigos del Imperio.

-Bien puede uno imaginarse a un cristiano de quien dependían sus padres ancianos y/o su esposa e hijos. En caso, de ser citado por la policía imperial para averiguar si era o no cristiano, podría tener la tentación de negar el hecho del seguimiento de Cristo, “Si alguno se viene conmigo”, y de preferir a los pobres padres ancianos o a sus hijos pequeños indefensos sin él.

- Aquí surgía la duda de elección. ¿A quién preferiría? Según este hebreísmo, se pensaría “O amo a Jesús y odio a los míos o amo a los míos y odio a Jesús”

- Bien seria era la opción que se le presentaba, porque por las comunidades también se oía otro logion de Jesús: “Si alguno me niega o re-niega, también yo lo negaré ante mi Padre celestial”.

- El ceder ahí, era “caer en la tentación = dejar de andar con Él”
En Mt 5,24: “Nadie puede servir a dos señores: porque odiará a uno y amará al otro… No podéis servir a Dios y al Dinero (así con mayúscula)” Aquí también el sentido es que en caso de conflicto hay que preferir a uno o al otro.

Señor Jesús, tú lo dices todo tan clarito y con una exigencia tan brutal que está bien actuar como el que quiere construir una casa o viene con un ejército. Danos la Luz y la Fuerza de tu Espíritu para optar sabiamente por ti, como Valor supremo de nuestra vida; que nada ni nadie interfiera en mi opción radical y total por ti.
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Posted: 03 Sep 2010 03:54 PM PDT


XXIII Domingo del Tiempo Ordinario (Lc 14. 25-33) - Ciclo C
Por Jesús Peláez


Para ser cristiano, la Iglesia exige en realidad muy poco. Se bautiza a los niños recién nacidos, y apenas se exige nada a sus padres; todo lo más, la asistencia a unas charlas prepa ratorias del acto del bautismo y un vago compromiso de actuar en cristiano, educando al niño según la ley de Dios y de la Iglesia. Sin embargo, esto no era así al principio. Para ser cristiano o discípulo, Jesús ponía unas duras condiciones, que llevaban a quien quería ser su discípulo a pensarlo seriamente. Pocos seríamos cristianos si para ello tuviéramos que cum­plir las tres condiciones exigidas por Jesús a sus discípulos:

- Primera condición: «Si uno quiere ser de los míos y no me prefiere a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a sí mismo, no puede ser discípulo mío» (Lc 14,26-27). El discípulo debe subordinarlo todo a la adhesión al maestro. Si en el propósito de instaurar el reinado de Dios, evangelio y familia entran en conflicto de modo que ésta impida la implantación de aquél, la adhesión a Jesús tiene la preferencia. Jesús y su plan de crear una sociedad alternativa al sistema mundano están por encima de los lazos de familia.

- Segunda condición: «Quien no carga con su cruz y se viene detrás de mí, no puede ser discípulo mío.» No se trata de hacer sacrificios o mortificarse, que se decía antes. No. Se trata simplemente de aceptar que la adhesión a Jesús conlleva la persecución por parte de la sociedad, persecución que hay que aceptar y sobrellevar como consecuencia del seguimiento.

Por eso hay que pensárselo seriamente antes para no ha cer el ridículo: «Ahora bien, si uno de vosotros quiere cons truir una torre, ¿no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? Para evitar que, si echa los cimientos y no puede acabarla, los mirones se pongan a bur larse de él a coro, diciendo: 'Este empezó a construir y no ha sido capaz de acabar'. Y si un rey va a dar batalla a otro, ¿no se sienta primero a deliberar si le bastarán diez mil hombres para hacer frente al que viene contra él con veinte mil? Y si ve que no, cuando el otro está todavía lejos, le envía legados para pedir condiciones de paz.» No hay que precipitarse. Hay que sopesar las fuerzas.

- Tercera condición. Por si fuera poco dar la preferen cia más absoluta al plan de Jesús y estar dispuesto a sufrir persecución por ello, el evangelio continúa: « Esto supuesto, todo aquel de vosotros que no renuncia a todo lo que tiene, no puede ser discípulo mío.» Casi nada. Así, como suena. Re nunciar a todo lo que se tiene es condición para ser discípulo de Jesús, pues esta renuncia es el camino idóneo para poner fin a una sociedad injusta en la que unos acaparan en sus ma nos los bienes de la tierra que otros necesitan para sobrevivir. Sólo desde el desprendimiento se puede hablar de justicia, sólo desde la pobreza se puede luchar contra ella. Sólo desde ahí se puede construir la nueva sociedad, el reino de Dios, erradicando la injusticia de la tierra.

Para quienes quitamos con frecuencia el aguijón al evan gelio, para quienes nos gustaría que las palabras y actitudes de Jesús fuesen menos radicales, leer este texto resulta duro, pues el Maestro nazareno es tremendamente exigente. Para ser discípulo de Jesús, las condiciones son tales que antes hay que pensárselo seriamente.
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Posted: 03 Sep 2010 03:47 PM PDT


Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 6, 1-5


Un sábado, en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas entre las manos, las comían.
Algunos fariseos les dijeron: «¿Por qué ustedes hacen lo que no está permitido en sábado?»
Jesús les respondió: «¿Ni siquiera han leído lo que hizo David cuando él y sus compañeros tuvieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios y, tomando los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes, comió él y dio de comer a sus compañeros?»
Después les dijo: «El Hijo del hombre es dueño del sábado».

Compartiendo la Palabra
Por CELAM - CEBIPAL

Un nuevo sábado: tiempo de gracia
“El Hijo del hombre es señor del sábado”

A partir de Lc 5,30 comienzan las tensiones entre Jesús y sus adversarios: “¿Por qué coméis y bebéis con los publicanos y pecadores?”; y también: “Los discípulos de Juan ayunan…, pero los tuyos comen y beben” (5,33). En el pasaje de hoy vemos cómo el clima de tensión empeora: “¿Por qué hacéis lo que no es lícito en sábado?” (6,2). La novedad de Jesús y la vida nueva de los discípulos sigue causando fuertes reacciones.

Los fariseos consideran la recolección de pocas espigas –a lo mejor de trigo- que los discípulos hacen un día sábado (ver 6,1) como un trabajar el campo, como un cosechar; y les recuerdan que esto está en la lista de las actividades prohibidas. Por lo tanto, se ocupan de recordarles que están infringiendo la ley del reposo festivo: “no es lícito” (no es según la Ley).

Llama la atención que aquí, como también en 5,30, los fariseos no se dirigen directamente a Jesús sino a los discípulos; con todo, se entiende que los discípulos se comportan así porque han sido estimulados por el Maestro. Es así como notamos que el discipulado genera una relación tan estrecha con el Maestro que ésta se vuelve comunión de vida: comunión de actitudes y comportamientos. El discípulo comienza a parecerse a su Maestro.

El reproche que algunos de los fariseos les hacen va en la dirección del declararlos “pecadores”, por cuanto se comportan de manera opuesta a lo mandado por Dios. Ahora bien, la respuesta de Jesús (ver 6,3-5) muestra que no es así. En principio se remite al comportamiento de David, el cual es autoritativo; luego da un salto al anuncio de su propia autoridad.

Veamos tres elementos importantes de la respuesta de Jesús:

(1) El criterio de discernimiento está en la Sagrada Escritura: “¿No habéis leído…?” (6,3ª). Lo que la Escritura busca es la sintonía del actuar del hombre con el querer de Dios. Jesús basa su comportamiento en la Escritura, y precisamente cuando lo acusan de incumplirla.

(2) La Ley no está por encima de las necesidades humanas: “…Cuando (David) sintió hambre” (6,3b). La referencia infiere que la Ley está al servicio de las necesidades humanas. Así lo entendió David cuando hizo una excepción a la regla, como lo narra el episodio de 1ª Samuel 21,2-7. En este pasaje, como subraya Jesús, se ve que David “comió él y dio a los que le acompañaban” (6,4), es decir, que David estaba al servicio de los demás.

(3) Jesús es el “Señor”: “El Hijo del hombre es señor del sábado” (6,5). En última instancia, el punto de referencia que importa no es David sino el mismo Jesús: él tiene autoridad propia, es “Señor del sábado”. Por lo tanto, la identidad y el comportamiento de Jesús es la base del estilo de vida de sus discípulos. Para ello hay que reconocerlo como “Señor” (ver lo que dijo Simón Pedro en 5,8).

Jesús, entonces, en cuanto “Señor”, tiene poder para establecer lo que está permitido y lo que no en el día sábado: el día que hace la memoria de la acción creadora de Dios en el mundo y, de manera especial, su gesta liberadora en el éxodo, la cual llevó a su pueblo al reposo de la tierra. En pocas palabras: cómo Dios se ocupa del hombre.

Por otra parte, en su respuesta, Jesús combate una interpretación formalista del precepto del sábado que está en la mentalidad farisaica. Es así como entra aquí el tema de la libertad frente a la Ley.

Los discípulos aprenden que el tema de la libertad está profundamente relacionado con el plan de Dios que Jesús vino a llevar a cabo. Tres puntos de referencia son importantes: primero, la prioridad de la vida; segundo, la prioridad del proyecto creador de Dios revelado en la Escritura; y tercero, la prioridad del señorío de Jesús, modelo e inspiración de toda actitud y comportamiento del discípulo.

Correlacionando con el texto programático de Lc 4,16-22, en este pasaje queda claro que el tiempo de gracia de Dios, es la buena nueva de un actuar de Dios actual y profundo que cambia la situación de desgracia de los desfavorecidos: “liberación a los cautivos… vista a los ciegos… libertad a los oprimidos”. La libertad de los discípulos para dispensarse de una Ley sabática muestra exactamente lo contrario de lo que los fariseos piensan: los seguidores de Jesús han comprendido que están viviendo los nuevos tiempos que el Dios de la vida y del amor ha inaugurado en su enviado.

Esta es la buena nueva de la salvación: ¡Dios está preocupado por tus necesidades! Caminar junto con Jesús es vivir profundamente el sentido del sábado todos los días.






Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón

1. ¿De los tres elementos importantes de la respuesta de Jesús a los fariseos cuál me llama más la atención? ¿Por qué?

2. La novedad de Jesús y la vida nueva de los discípulos causa fuertes reacciones. ¿Qué aspectos de mi vida vividos según Jesús causan reacciones en los demás? ¿Si no encuentro ninguno será que me falta tomar más en serio la enseñanza de Jesús?

3. ¿La vida de compromiso cristiano de mi grupo, de mi familia o comunidad, les dice algo a los demás? ¿Qué podemos hacer para que nuestra vida en Jesús ayude a generar cambios en el contexto en el cual nos encontramos?


P Fidel Oñoro C cjm
Centro Bíblico del CELAM



Lecturas y Liturgia de las Horas: 4 de Setiembre de 2010


SEMANA XXII DEL TIEMPO ORDINARIO
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo
a los cristianos de Corinto 4, 6b-16


Hermanos:
Yo les puse mi ejemplo y el de Apolo, a fin de que aprendan de nosotros el refrán: "No vayamos más allá de lo que está escrito", y así nadie tome partido orgullosamente en favor de uno contra otro. En efecto, ¿con qué derecho te distingues de los demás? ¿Y qué tienes que no hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido? ¡Será que ustedes ya están satisfechos! ¡Será que se han enriquecido o que se han convertido en reyes, sin necesidad de nosotros! ¡Ojalá que así fuera, para que nosotros pudiéramos reinar con ustedes!
Pienso que a nosotros, los Apóstoles, Dios nos ha puesto en el último lugar, como condenados a muerte, ya que hemos llegado a ser un espectáculo para el mundo, para los ángeles y los hombres. Nosotros somos tenidos por necios, a causa de Cristo, y en cambio, ustedes son sensatos en Cristo. Nosotros somos débiles, y ustedes, fuertes. Ustedes gozan de prestigio, y nosotros somos despreciados. Hasta ahora sufrimos hambre, sed y frío. Somos maltratados y vivimos errantes. Nos agotamos, trabajando con nuestras manos. Nos insultan y deseamos el bien. Padecemos persecución y la soportamos. Nos calumnian y consolamos a los demás. Hemos llegado a ser como la basura del mundo, objeto de desprecio para todos hasta el día de hoy.
No les escribo estas cosas para avergonzarlos, sino para reprenderlos como a hijos muy queridos. Porque, aunque tengan diez mil preceptores en Cristo, no tienen muchos padres: soy yo el que los ha engendrado en Cristo Jesús, mediante la predicación de la Buena Noticia. Les ruego, por lo tanto, que sigan mi ejemplo.


Palabra de Dios.



SALMO RESPONSORIAL 144, 17-21


R. ¡El Señor está cerca de aquéllos que lo invocan!

El Señor es justo en todos sus caminos
y bondadoso en todas sus acciones;
está cerca de aquéllos que lo invocan,
de aquéllos que lo invocan de verdad. R.

El Señor cumple los deseos de sus fieles,
escucha su clamor y les da la salvación;
el Señor protege a todos sus amigos
y destruye a los malvados. R.

Mi boca proclamará la alabanza del Señor:
que todos los vivientes bendigan su santo Nombre,
desde ahora y para siempre. R.




Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 6, 1-5

Un sábado, en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas entre las manos, las comían.
Algunos fariseos les dijeron: «¿Por qué ustedes hacen lo que no está permitido en sábado?»
Jesús les respondió: «¿Ni siquiera han leído lo que hizo David cuando él y sus compañeros tuvieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios y, tomando los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes, comió él y dio de comer a sus compañeros?»
Después les dijo: «El Hijo del hombre es dueño del sábado».


Palabra del Señor.



LITURGIA DE LAS HORAS
TIEMPO ORDINARIO
SÁBADO DE LA SEMANA XXII
De la feria. Salterio II - I Vísperas del Domingo XXIII


4 de septiembre


LAUDES
(Oración de la mañana)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Señor, abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

INVITATORIO

Ant. Escuchemos la voz del Señor y entremos en su descanso.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Himno: SEÑOR YO SÉ QUE EN LA MAÑANA PURA.

Señor, yo sé que, en la mañana pura
de este mundo, tu diestra generosa
hizo la luz antes que toda cosa,
porque todo tuviera su figura.

Yo sé que te refleja la segura
línea inmortal del lirio y de la rosa
mejor que la embriagada y temerosa
música de los vientos de la altura.

Por eso te celebro yo en el frío
pensar exacto a la verdad sujeto,
y en la ribera sin temblor del río;

por eso yo te adoro, mudo y quieto,
y por eso, Señor, el dolor mío
para llegar hasta ti se hizo soneto. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Por la mañana proclamamos, Señor, tu misericordia y de noche tu fidelidad.

Salmo 91 - ALABANZA A DIOS QUE CON SABIDURÍA Y JUSTICIA DIRIGE LA VIDA DE LOS HOMBRES.

Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes
sobre arpegios de cítaras.

Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.

Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.

Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.
Mis ojos no temerán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota.

El justo crecerá como una palmera
y se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;

en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Por la mañana proclamamos, Señor, tu misericordia y de noche tu fidelidad.

Ant. 2. Dad gloria a nuestro Dios.

Cántico: BENEFICIOS DE DIOS PARA CON SU PUEBLO Dt 32, 1-12

Escuchad, cielos, y hablaré;
oye, tierra, los dichos de mi boca;
descienda como lluvia mi doctrina,
destile como rocío mi palabra;
como llovizna sobre la hierba,
como sereno sobre el césped;
voy a proclamar el nombre del Señor:
dad gloria a nuestro Dios.

Él es la Roca, sus obras son perfectas,
sus caminos son justos,
es un Dios fiel, sin maldad;
es justo y recto.

Hijos degenerados, se portaron mal con él,
generación malvada y pervertida.
¿Así le pagas al Señor,
pueblo necio e insensato?
¿no es él tu padre y tu creador,
el que te hizo y te constituyó?

Acuérdate de los días remotos,
considera las edades pretéritas,
pregunta a tu padre y te lo contará,
a tus ancianos y te lo dirán:

Cuando el Altísimo daba a cada pueblo su heredad,
y distribuía a los hijos de Adán,
trazando las fronteras de las naciones,
según el número de los hijos de Dios,
la porción del Señor fue su pueblo,
Jacob fue la parte de su heredad.

Lo encontró en una tierra desierta,
en una soledad poblada de aullidos:
lo rodeó cuidando de él,
lo guardó como a las niñas de sus ojos.

Como el águila incita a su nidada,
revolando sobre los polluelos,
así extendió sus alas, los tomó
y los llevó sobre sus plumas.

El Señor solo los condujo
no hubo dioses extraños con él.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Dad gloria a nuestro Dios.

Ant. 3. ¡Qué admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!

Salmo 8 - MAJESTAD DEL SEÑOR Y DIGNIDAD DEL HOMBRE.

Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!

Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.

Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos;
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él;
el ser humano, para darle poder?

Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:

rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por las aguas.

Señor, dueño nuestro,
¡que admirable es tu nombre
en toda la tierra!

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. ¡Qué admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!

LECTURA BREVE Rm 12, 14-16a

Bendecid a los que os persiguen, no maldigáis. Alegraos con los que se alegran; llorad con los que lloran. Tened un mismo sentir entre vosotros, sin apetecer grandezas; atraídos más bien por lo humilde.

RESPONSORIO BREVE

V. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.
R. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.

V. Mi lengua recitará tu auxilio.
R. Cuando salmodie para ti.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Guía nuestros pasos, Dios de Israel, por el camino de la paz.

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Guía nuestros pasos, Dios de Israel, por el camino de la paz.

PRECES

Celebremos la sabiduría y la bondad de Cristo, que ha querido ser amado y servido en los hermanos, especialmente en los que sufren, y supliquémosle insistentemente diciendo:

Señor, acrecienta nuestro amor.

Al recordar esta mañana tu santa resurrección,
te pedimos, Señor, que extiendas los beneficios de tu redención a todos los hombres.

Que todo el día de hoy sepamos dar buen testimonio del nombre cristiano
y ofrezcamos nuestra jornada como un culto espiritual agradable al Padre.

Enséñanos, Señor, a descubrir tu imagen en todos los hombres
y a saberte servir a ti en cada uno de ellos.

Cristo, Señor nuestro, vid verdadera de la que nosotros somos sarmientos,
haz que permanezcamos en ti y demos fruto abundante para que con ello sea glorificado nuestro Padre que está en el cielo.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Con la confianza que nos da nuestra fe, acudamos ahora al Padre, diciendo como Cristo nos enseñó:

Padre nuestro...

ORACIÓN

Que nuestra voz, Señor, nuestro espíritu y toda nuestra vida sean una continua alabanza en tu honor, y ya que toda nuestra existencia es un don gratuito de tu liberalidad, haz que también cada una de nuestras acciones te esté plenamente dedicada. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.



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I VÍSPERAS
Oración de la tarde

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: LUZ MENSAJERA DE GOZO.

Luz mensajera de gozo,
hermosura de la tarde,
llama de la santa gloria,
Jesús, luz de los mortales.

Te saludamos, Señor,
oh luz del mundo que traes
en tu rostro sin pecado
pura la divina imagen.

Cuando el día se oscurece,
buscando la luz amable
nuestras miradas te siguen
a ti, lumbre inapagable.

Salve, Cristo venturoso,
Hijo y Verbo en nuestra carne,
brilla en tu frente el Espíritu,
das el corazón del Padre.

Es justo juntar las voces
en el descanso del viaje,
y el himno del universo
a ti, Dios nuestro, cantarte.

Oh Cristo que glorificas
con tu vida nuestra sangre,
acepta la sinfonía
de nuestras voces filiales. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.

Salmo 112 - ALABADO SEA EL NOMBRE DEL SEÑOR

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.

Ant. 2. Alzaré la copa de la salvación, invocando tu nombre, Señor.

Salmo 115 - ACCIÓN DE GRACIAS EN EL TEMPLO.

Tenía fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!»
Yo decía en mi apuro:
«Los hombres son unos mentirosos.»

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.

Vale mucho a los ojos del Señor
la vida de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Alzaré la copa de la salvación, invocando tu nombre, Señor.

Ant. 3. El Señor Jesús se rebajó; por eso Dios lo levantó sobre todo, por los siglos de los siglos.

Cántico: CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2, 6-11

Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se anonadó a sí mismo,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. El Señor Jesús se rebajó; por eso Dios lo levantó sobre todo, por los siglos de los siglos.

LECTURA BREVE Hb 13, 20-21

El Dios de la paz, que sacó de entre los muertos, por la sangre de la alianza eterna, al gran Pastor de las ovejas, nuestro Señor Jesús, os haga perfectos en todo bien, para hacer su voluntad, cumpliendo en vosotros lo que es grato en su presencia por Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

RESPONSORIO BREVE

V. Cuántas son tus obras, Señor.
R. Cuántas son tus obras, Señor.

V. Y todas las hiciste con sabiduría.
R. Tus obras, Señor.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cuántas son tus obras, Señor.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. ¿Quién conocerá tu designio, si tú no le das la sabiduría enviando tu Santo Espíritu desde el cielo?

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. ¿Quién conocerá tu designio, si tú no le das la sabiduría enviando tu Santo Espíritu desde el cielo?

PRECES

Recordando la bondad de Cristo, que se compadeció del pueblo hambriento y obró en favor suyo los prodigios de su amor, digámosle con fe:

Escúchanos, Señor.

Reconocemos, Señor, que todos los beneficios que hoy hemos recibido proceden de tu bondad;
haz que no sean estériles, sino que den fruto, encontrando un corazón noble de nuestra parte.

Dios nuestro, luz y salvación de todos los pueblos, protege a los que dan testimonio de ti en el mundo,
y enciende en ellos el fuego de tu Espíritu.

Haz, Señor, que todos los hombres respeten la dignidad de sus hermanos,
y que todos juntos edifiquemos un mundo cada vez más humano.

A ti, que eres el médico de las almas y de los cuerpos,
te pedimos que alivies a los enfermos y des la paz a los agonizantes, visitándolos con tu bondad.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Dígnate agregar a los difuntos al número de tus escogidos,
cuyos nombres están escritos en el libro de la vida.

Porque Jesús ha resucitado, todos somos hijos de Dios; por eso nos atrevemos a decir:

Padre nuestro...

ORACIÓN

Dios nuestro, que nos has enviado la redención y concedido la filiación adoptiva, protege con bondad a los hijos que tanto amas, y concédenos, por nuestra fe en Cristo, la verdadera libertad y la herencia eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.




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COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

EXAMEN DE CONCIENCIA

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

Himno: CRISTO, SEÑOR DE LA NOCHE

Cristo, Señor de la noche,
que disipas las tinieblas:
mientras los cuerpos reposan,
se tú nuestro centinela.

Después de tanta fatiga,
después de tanta dureza,
acógenos en tus brazos
y danos noche serena.

Si nuestros ojos se duermen,
que el alma esté siempre en vela;
en paz cierra nuestros párpados
para que cesen las penas.

Y que al despuntar el alba,
otra vez con fuerzas nuevas,
te demos gracias, oh Cristo,
por la vida que comienza. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.

Salmo 4 - ACCIÓN DE GRACIAS.

Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración.

Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis la falsedad y buscaréis el engaño?
Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,
y el Señor me escuchará cuando lo invoque.

Temblad y no pequéis, reflexionad
en el silencio de vuestro lecho;
ofreced sacrificios legítimos
y confiad en el Señor.

Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»

Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que si abundara en trigo y en vino.

En paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.

Ant. 2. Durante la noche, bendecid al Señor.

Salmo 133 - ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO

Y ahora bendecid al Señor,
los siervos del Señor,
los que pasáis la noche
en la casa del Señor:

Levantad las manos hacia el santuario,
y bendecid al Señor.

El Señor te bendiga desde Sión:
el que hizo cielo y tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Durante la noche, bendecid al Señor.

LECTURA BREVE Dt 6,4-7

Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.

RESPONSORIO BREVE

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos

luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

ORACIÓN

OREMOS,
Guárdanos, Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al clarear el nuevo día, la celebración del domingo nos llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén

BENDICIÓN

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.

ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios,
no desprecies las oraciones
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro,
oh Virgen gloriosa y bendita.



Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente.

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