22 de mayo de 2010. DOMINGO DE PENTECOSTES.VIGILIA. (DESPUÉS DE LA HORA NONA) MES DEDICADO A LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA. SÁBADO DE LA VII SEMANA DE PASCUA, Feria o SANTA JOAQUINA DE VEDRUNA, religiosa, Memoria libre o SANTA RITA DE CASIA. 7ª semana de Pascua. 3ª semana del Salterio. (Ciclo C). AÑO SANTO COMPOSTELANO Y SACERDOTAL.SS. Quiteria vg, Domingo Ngôn pf mr.
LITURGIA DE LA PALABRA.
Hch 28,16-20.30-31: “Vivió en Roma, predicando el reino de Dios”
Sal 10: Los buenos verán tu rostro, Señor .
Jn 21,20-25: “Este es el discípulo que da testimonio”
Estamos en el final del evangelio de Juan. Jesús dice a Pedro: “Sígueme”. Este al ver al discípulo amado caminar detrás de él pregunta a Jesús: “Señor, y de éste, ¿qué?” ¿Pedro está preocupado por la suerte final de uno de sus compañeros o su pregunta es sólo curiosidad? La respuesta de Jesús es muy fuerte parece querer decirle: “deja el destino de los otros en mis manos”.
La llamada al seguimiento exige una respuesta de testimonio verdadero, de compromiso fidedigno. El discípulo debe entonces concentrar su corazón, sus energías, toda su vida en el seguimiento de Jesús. Ha sido llamado y deberá responder por sí mismo. De los otros se ocupa el Señor con todo su amor. Se trata entonces de no desviar la atención, mirando a los otros, hay que agudizar la mirada en Jesús y poner los ojos sólo en El, siguiéndolo hasta el final. El Resucitado nos lleva siempre más allá, en misión, a escribir con El, las “otras muchas cosas” que no cabrían en todos los libros escritos en el mundo.
LITURGIA DE LA PALABRA.
Hch 28,16-20.30-31: “Vivió en Roma, predicando el reino de Dios”
Sal 10: Los buenos verán tu rostro, Señor .
Jn 21,20-25: “Este es el discípulo que da testimonio”
Estamos en el final del evangelio de Juan. Jesús dice a Pedro: “Sígueme”. Este al ver al discípulo amado caminar detrás de él pregunta a Jesús: “Señor, y de éste, ¿qué?” ¿Pedro está preocupado por la suerte final de uno de sus compañeros o su pregunta es sólo curiosidad? La respuesta de Jesús es muy fuerte parece querer decirle: “deja el destino de los otros en mis manos”.
La llamada al seguimiento exige una respuesta de testimonio verdadero, de compromiso fidedigno. El discípulo debe entonces concentrar su corazón, sus energías, toda su vida en el seguimiento de Jesús. Ha sido llamado y deberá responder por sí mismo. De los otros se ocupa el Señor con todo su amor. Se trata entonces de no desviar la atención, mirando a los otros, hay que agudizar la mirada en Jesús y poner los ojos sólo en El, siguiéndolo hasta el final. El Resucitado nos lleva siempre más allá, en misión, a escribir con El, las “otras muchas cosas” que no cabrían en todos los libros escritos en el mundo.
Pedro y Pablo son figuras máximas, ejemplares, modelos supremos para los discípulos de todos los tiempos. Pablo, prisionero en Roma, por lo menos custodiado por un soldado romano, aprovecha las circunstancias para anunciar el evangelio a los judíos que viven en Roma. Como ha pasado en otras ocasiones, algunos aceptan su propuesta. Otros, por el contrario, se muestran escépticos y se alejan. Pablo cita a Isaías 6,9-10 para describir esta situación de resistencia al mensaje salvífico que les anuncia. Según la tradición, Pablo murió mártir en la persecución de Nerón del año 66. Pedro también sigue los pasos de Pablo, aunque con un estilo diferente. Pablo es el gran misionero itinerante, mientras que Pedro es la garantía de la estabilidad de la comunidad. Pero los dos son piezas fundamentales en la tarea de la evangelización. Muchos hombres y mujeres a lo largo de la historia del cristianismo han vivido experiencias similares a las de Pedro y Pablo, y han confirmado con su vida la autenticidad de su anuncio. América latina posee un patrimonio martirial evangelizador sumamente valioso. Esta herencia de sangre mártir constituye un verdadero desafío para nosotros en las diversas situaciones en que realizamos el anuncio de la buena nueva.
PRIMERA LECTURA.
Hechos 28,16-20.30-31
Vivió en Roma, predicando el reino de Dios
Cuando llegamos a Roma, le permitieron a Pablo vivir por su cuenta en una casa, con un soldado que lo vigilase. Tres días después, convocó a los judíos principales; cuando se reunieron, les dijo: "Hermanos, estoy aquí preso sin haber hecho nada contra el pueblo ni las tradiciones de nuestros padres; en Jerusalén me entregaron a los romanos. Me interrogaron y querían ponerme en libertad, porque no encontraban nada que mereciera la muerte; pero, como los judíos se oponían, tuve que apelar al César; aunque no es que tenga intención de acusar a mi pueblo. Por este motivo he querido veros y hablar con vosotros; pues por la esperanza de Israel llevo encima estas cadenas."
Vivió allí dos años enteros a su propia costa, recibiendo a todos los que acudían, predicándoles el reino de Dios y enseñando lo que se refiere al Señor Jesucristo con toda libertad, sin estorbos.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial: 10
R/.Los buenos verán tu rostro, Señor
El Señor está en su templo santo, / el Señor tiene su trono en el cielo; / sus ojos están observando, / sus pupilas examinan a los hombres. R.
El Señor examina a inocentes y culpables, / y al que ama la violencia él lo odia. / Porque el Señor es justo y ama la justicia: / los buenos verán su rostro. R.
SEGUNDA LECTURA.
SANTO Evangelio.
Juan 21,20-25
Éste es el discípulo que ha escrito todo esto, y su testimonio es verdadero
En aquel tiempo, Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a quien Jesús tanto amaba, el mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le había preguntado: "Señor, ¿quién es el que te va a entregar?" Al verlo, Pedro dice a Jesús: "Señor, y éste ¿qué?" Jesús le contesta: "Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme." Entonces se empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no moriría. Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino: "Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?"
Éste es el discípulo que da testimonio de todo esto y lo ha escrito; y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero. Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que los libros no cabrían ni en todo el mundo.
Palabra del Señor.
MISA VESPERTINA DE LA VIGILIA DE PENTECOSTES
LITURGIA DE LA PALABRA
Gn 11,1-9. Se llama Babel, porque allí confundió el Señor la lengua de toda la tierra.
Sal 32. R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Ex 1 9,3-8a.1 6-20b. El Señor bajó al monte Sinaí, a la vista del pueblo.
Cántico Dn 3.R/. A ti Gloria y alabanza por los siglos.
o bien: Sal 18. R/. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
Ez 37,1 -14. Huesos secos, traeré sobre vosotros espíritu, y viviréis.
Sal 106. R/. Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.
Jl 3,1-5. Sobre mis siervos y siervas derramaré mi Espíritu.
Sal 103.R/. Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
Rm 8,22-27. El Espíritu intercede con gemidos inefables.
Jn 7,37-39. Manarán torrentes de agua viva.
El domingo de Pentecostés señala la conclusión de los cin¬cuenta días de Pascua (víspera 0 la, Pr): éste es el último día de fiesta (evangelio de la víspera). Pero, de modo espe¬cial, es el día de la efusión del Espíritu Santo sobre los Apóstoles y el de la expansión misionera de la Iglesia. Las dos misas la de la víspera y la del día desarrollan, dentro de una amplia gama de lecturas bíblicas a elección, los múltiples aspectos de. la solemnidad del Espíritu.
Al celebrar el don del Espíritu, que se perpetúa en la Igle¬sia desde el día de Pentecostés, la liturgia insiste de modo especial, al comienzo de la fiesta, en las profecías acerca de este don, que llenan el Antiguo y el Nuevo Testamento, desde el Génesis hasta el Evangelio. A través de los tiempos, la reflexión cristiana sobre el misterio de Pentecostés se ha nutrido de los cuatro textos que se ofrecen a elección como primera lectura.
Pentecostés hizo de la Iglesia la anti-Babel (Lectura l), la ciudad en la que «los pueblos divididos por el odio y el pecado se congregaron para que las diversas lenguas encon¬trasen su unidad en la confesión del nombre del Señor». Pentecostés es la fiesta de la promulgación de la Ley (Lectura 2), pero la Ley de la Nueva Alianza no fue entregada sobre el monte Sinaí, sino que se halla inscrita en los corazones por el Espíritu Santo que los ilumina. El don del Espíritu, en el día de Pentecostés, hizo surgir de entre los muertos al nuevo pueblo de Dios: el Espíritu es aliento de vida (Lectura 3). Finalmente, la profecía de Joel, que vaticina la irrupción del Espíritu de Dios en los tiempos mesiánicos, es el texto al que alude San Pedro (Hech. 2, 16-21) cuando se dirige al pueblo el día de Pente¬costés (Lectura 4). Todo ese largo camino de la revelación desemboca en el llamamiento de Jesús: «El que tenga sed, que venga a mí; el que cree en mí, que beba» (Evangelio).
Mientras que la lectura del Antiguo Testamento y la del Evangelio nos anuncian el don del Espíritu que había de tener cumplimiento en el día de Pentecostés, San Pablo describe en su carta a los Romanos la acción del mismo Espíritu, que habita en nosotros (cfr. A 1): El es quien, en nuestro interior, «quiere lo que Dios quiere» y nos enseña a vivir según su corazón.
Para la primera lectura se puede elegir una de las cuatro que siguen
1.-PRIMERA LECTURA
GÉNESIS 11, 1 9
Se llamó Babel, porque allí confundió el Señor la lengua de toda la tierra
Toda la tierra hablaba una sola lengua con las mismas palabras. Al emigrar (el hombre) de Oriente, encontraron una llanura en el país de Sinaar y se establecieron allí. Y se dijeron tinos a otros. Vamos a preparar ladrillos y a cocerlos (emplearon ladrillos en vez de piedras, y alquitrán en vez de cemento). Y dijeron: Vamos a construir una ciudad y una torre que alcance al cielo, para hacernos famosos, y para no dispersarnos por la superficie de la tierra.
El Señor bajó a ver la ciudad y la torre que estaban construyendo los hombres y se dijo: Son un solo pueblo con una sola lengua. Si esto no es más que el comienzo de su actividad, nada de lo que decidan hacer les resultará imposible. Voy a bajar y a confundir su lengua, de .modo que uno no entienda la lengua del prójimo. El Señor los dispersó por la superficie de la tierra y cesaron de construir la ciudad. Por eso se llama Babel, porque allí confundió el Señor la lengua de toda la tierra, y desde allí los dispersó por la superficie de la tierra.
Palabra de Dios
Sal 32, 10-11. 12-13. 14-15 (R.: 12b)
R/.Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
El Señor deshace los planes de las naciones, frustra los proyectos de los pueblos; pero el plan del Señor subsiste por siempre, los proyectos de su corazón, de edad en edad. R.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él se escogió como heredad. El Señor mira desde el cielo, se fija en todos los hombres. R.
Desde su morada observa a todos los habitantes de la tierra: él modeló cada corazón, y comprende todas sus acciones. R.
2.- PRIMERA LECTURA
ÉXODO 19, 3 8a.16 20b
El Señor bajará al monte Sinaí a la vista del pueblo
En aquellos días Moisés subió hacia Dios. El Señor lo llamó desde el monte, diciendo: «Así dirás a la casa de Jacob y esto anunciarás a los israelitas: Ya habéis visto lo que he hecho con los egipcios, y cómo a vosotros os he llevado sobre alas de águila y os he traído a mí. Ahora pues, si de veras escucháis mi voz y guardáis mi alianza, vosotros seréis mi propiedad personal entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra; seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa. Estas son las palabras que has de decir a los israelitas.» Moisi1s convocó a los ancianos del pueblo y les expuso todo lo que el Señor le había mandado. Todo el pueblo, a una, respondió: «Haremos todo cuanto ha dicho el Señor.» Al tercer día, al rayar el alba, hubo truenos y relám¬pagos y una densa nube sobre el monte y un poderoso resonar de trompeta; y todo el pueblo que estaba en el campamento se echó a temblar. Moisés hizo salir al pue¬blo del campamento para ir al encuentro de Dios y se detuvieron al pie del monte. Todo el Sinaí humeaba, porque el Señor había descendido sobre él en forma de fuego. Subía el humo como de un horno, y todo el monte retemblaba con violencia. El sonar de la trompeta se hacía cada vez más fuerte; Moisés hablaba y Dios le respondía con el trueno. El Señor bajó al monte Sinaí, a la cumbre del monte, y llamó a Moisés a la cima de la montaña.
Palabra de Dios
Salmo Interleccional Dan 3, 52.53.54.55.56. (R.: 52b)
R/.Bendito tu nombre santo y glorioso.
Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres, bendito tu nombre santo y glorioso. R
Bendito eres en el templo de tu santa gloria. R.
Bendito eres sobre el trono de tu reino. R.
Bendito eres tú, que sentado sobre querubines, sondeas los abismos. R
Bendito eres en la bóveda del cielo. R.
O bien
Sal 18,8.9. 0.11 (R.: Jn 68c),
R/.Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; el precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante. R.
Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos. R.
La voluntad del Señor es pura y eternamente estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos. R.
Más preciosos que el oro, más que el oro fino; más dulces que la miel de un panal que destila. R.
3.- PRIMERA LECTURA
EZEQUIEL 37,1-14
¡Huesos secos! Os infundiré espíritu y viviréis
En aquellos días, la mano del Señor se posó sobre mí, y con su Espíritu el Señor me sacó y me colocó en medio de un valle todo lleno de huesos. Me hizo dar vueltas en torno a ellos: eran innumerables sobre la superficie del valle y estaban completamente secos. Me preguntó: «Hombre mortal, ¿podrán revivir estos huesos?» Yo respondí: «Señor, tú lo sabes.» El me dijo: «Pronuncia un oráculo sobre estos huesos y diles: huesos secos, escuchad la Palabra del Señor! Así dice el Señor a estos huesos: Yo mismo traeré sobre vosotros espíritu y viviréis. Pondré sobre vosotros tendones, haré crecer sobre vosotros carne, extenderé sobre vosotros piel, os infundiré espíritu y viviréis. Y sabréis que yo soy el Señor.»
Y profeticé como me había ordenado, y a la voz de mi oráculo, hubo un estrépito, y los huesos se juntaron hueso con hueso. Me fijé en ellos: tenían encima tendones, la carne había crecido y la piel los recubría; pero no tenían espíritu. Entonces me dijo: «Conjura al espíritu, conjura, hombre mortal, y di al espíritu: Así dice el Señor: De los cuatro vientos ven, espíritu, y sopla sobre estos muertos para que vivan.» Yo profeticé como me había ordenado; vino sobre ellos el espíritu y revivieron y se pusieron en pie. Era una multitud innu¬merable.
Y me dijo: «Hombre mortal, estos huesos son la entera casa de Israel, que dice: Nuestros huesos están secos, nuestra esperanza ha perecido, estamos destrozados. Por eso profetiza y diles. Así dice el Señor: Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os haré salir de vuestros sepulcros, pueblo mío, y os traeré a la tierra de Israel. Y cuando abra vuestros sepulcros y os saque de vuestros sepulcros, pueblo mío, sabréis que soy el Señor. Os infundiré mi espíritu y viviréis; os colocaré en vuestra tierra y sabréis que yo, el Señor, lo digo y lo hago.» Oráculo del Señor.
Palabra de Dios.
Sal 106, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9 (R.: 1)
R. Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia, o bien Aleluya.
Que lo confiesen los redimidos por el Señor, los que él rescató de la mano del enemigo, los que reunió de todos los países: norte, sur, oriente y occidente. R.
Erraban por un desierto solitario, no encontraban el camino de ciudad habitada; pasaban hambre y sed, se les iba agotando la vida. R.
Pero gritaron al Señor en su angustia, y los arrancó de la tribulación. Los guió por uh camino derecho, para que llegaran a ciudad habitada. R.
Den gracias al Señor por su misericordia, por las maravillas que hace con los hombres. Calmó el ansia de los sedientos, y a los hambrientos los colmó de bienes. R.
4.- PRIMERA LECTURA
JOEL 3, 1-5 Sobre mis siervos y siervas derramaré mí Espíritu
Así dice el Señor Dios: Derramaré mí espíritu sobre toda carne: profetizarán vuestros hijos e hijas, vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones.
También sobre mis siervos y siervas derramaré mi espíritu en aquellos días. Haré prodigios en el cielo y en la tierra: sangre, fuego, columnas de humo.
El sol se entenebrecerá, la luna se pondrá color sangre, antes de que llegue el día del Señor, grande y terrible.
Cuantos invoquen el nombre del Señor se salvarán. Porque en el monte Sión y en Jerusalén quedará un resto; como lo ha prometido el Señor a los supervivientes que llamó.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL 103
R/ Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra. (o, Aleluya.)
Bendice, alma mía, al Señor. ¡Dios mío, qué grande eres! Te vistes de belleza y majestad, la luz te envuelve como un manto. R/.
Cuántas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con sabiduría; la tierra está llena de tus criaturas. ¡Bendice, alma mía, al Señor! R/.
Todos ellos aguardan a que les eches comida a su tiempo; se la echas y la atrapan, abres tu mano y se sacian de bienes. R/.
Les retiras el aliento, y expiran, y vuelven a ser polvo; envías tu aliento y los creas, y repueblas la faz de la tierra. R/.
SEGUNDA LECTURA
Rm 8, 22 27 El Espíritu intercede por nosotros con gemidos inefables
Hermanos: Sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no sólo eso: también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza fuimos salvados. Y una esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Cómo seguirá esperando uno aquello que ve? Cuando esperamos lo que no vemos, esperamos con perseverancia. Así también el Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. El que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios.
Palabra de Dios
SANTO EVANGELIO:
Juan 7, 37 39
Manarán torrentes de agua viva
El último día, el más solemne de las fiestas, Jesús en pie gritaba: «El que tenga sed, que venga a mí; el que cree en mí, que beba. Como dice la Escritura: de sus entrañas manarán torrentes de agua viva.» Decía esto refiriéndose al Espíritu, que habían de recibir los que creyeran en él. Todavía no se había dado el espíritu, porque Jesús no había sido glorificado.
Palabra del Señor.
PRIMERA LECTURA.
Hechos 28,16-20.30-31
Vivió en Roma, predicando el reino de Dios
Cuando llegamos a Roma, le permitieron a Pablo vivir por su cuenta en una casa, con un soldado que lo vigilase. Tres días después, convocó a los judíos principales; cuando se reunieron, les dijo: "Hermanos, estoy aquí preso sin haber hecho nada contra el pueblo ni las tradiciones de nuestros padres; en Jerusalén me entregaron a los romanos. Me interrogaron y querían ponerme en libertad, porque no encontraban nada que mereciera la muerte; pero, como los judíos se oponían, tuve que apelar al César; aunque no es que tenga intención de acusar a mi pueblo. Por este motivo he querido veros y hablar con vosotros; pues por la esperanza de Israel llevo encima estas cadenas."
Vivió allí dos años enteros a su propia costa, recibiendo a todos los que acudían, predicándoles el reino de Dios y enseñando lo que se refiere al Señor Jesucristo con toda libertad, sin estorbos.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial: 10
R/.Los buenos verán tu rostro, Señor
El Señor está en su templo santo, / el Señor tiene su trono en el cielo; / sus ojos están observando, / sus pupilas examinan a los hombres. R.
El Señor examina a inocentes y culpables, / y al que ama la violencia él lo odia. / Porque el Señor es justo y ama la justicia: / los buenos verán su rostro. R.
SEGUNDA LECTURA.
SANTO Evangelio.
Juan 21,20-25
Éste es el discípulo que ha escrito todo esto, y su testimonio es verdadero
En aquel tiempo, Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a quien Jesús tanto amaba, el mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le había preguntado: "Señor, ¿quién es el que te va a entregar?" Al verlo, Pedro dice a Jesús: "Señor, y éste ¿qué?" Jesús le contesta: "Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme." Entonces se empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no moriría. Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino: "Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?"
Éste es el discípulo que da testimonio de todo esto y lo ha escrito; y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero. Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que los libros no cabrían ni en todo el mundo.
Palabra del Señor.
MISA VESPERTINA DE LA VIGILIA DE PENTECOSTES
LITURGIA DE LA PALABRA
Gn 11,1-9. Se llama Babel, porque allí confundió el Señor la lengua de toda la tierra.
Sal 32. R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Ex 1 9,3-8a.1 6-20b. El Señor bajó al monte Sinaí, a la vista del pueblo.
Cántico Dn 3.R/. A ti Gloria y alabanza por los siglos.
o bien: Sal 18. R/. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
Ez 37,1 -14. Huesos secos, traeré sobre vosotros espíritu, y viviréis.
Sal 106. R/. Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.
Jl 3,1-5. Sobre mis siervos y siervas derramaré mi Espíritu.
Sal 103.R/. Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
Rm 8,22-27. El Espíritu intercede con gemidos inefables.
Jn 7,37-39. Manarán torrentes de agua viva.
El domingo de Pentecostés señala la conclusión de los cin¬cuenta días de Pascua (víspera 0 la, Pr): éste es el último día de fiesta (evangelio de la víspera). Pero, de modo espe¬cial, es el día de la efusión del Espíritu Santo sobre los Apóstoles y el de la expansión misionera de la Iglesia. Las dos misas la de la víspera y la del día desarrollan, dentro de una amplia gama de lecturas bíblicas a elección, los múltiples aspectos de. la solemnidad del Espíritu.
Al celebrar el don del Espíritu, que se perpetúa en la Igle¬sia desde el día de Pentecostés, la liturgia insiste de modo especial, al comienzo de la fiesta, en las profecías acerca de este don, que llenan el Antiguo y el Nuevo Testamento, desde el Génesis hasta el Evangelio. A través de los tiempos, la reflexión cristiana sobre el misterio de Pentecostés se ha nutrido de los cuatro textos que se ofrecen a elección como primera lectura.
Pentecostés hizo de la Iglesia la anti-Babel (Lectura l), la ciudad en la que «los pueblos divididos por el odio y el pecado se congregaron para que las diversas lenguas encon¬trasen su unidad en la confesión del nombre del Señor». Pentecostés es la fiesta de la promulgación de la Ley (Lectura 2), pero la Ley de la Nueva Alianza no fue entregada sobre el monte Sinaí, sino que se halla inscrita en los corazones por el Espíritu Santo que los ilumina. El don del Espíritu, en el día de Pentecostés, hizo surgir de entre los muertos al nuevo pueblo de Dios: el Espíritu es aliento de vida (Lectura 3). Finalmente, la profecía de Joel, que vaticina la irrupción del Espíritu de Dios en los tiempos mesiánicos, es el texto al que alude San Pedro (Hech. 2, 16-21) cuando se dirige al pueblo el día de Pente¬costés (Lectura 4). Todo ese largo camino de la revelación desemboca en el llamamiento de Jesús: «El que tenga sed, que venga a mí; el que cree en mí, que beba» (Evangelio).
Mientras que la lectura del Antiguo Testamento y la del Evangelio nos anuncian el don del Espíritu que había de tener cumplimiento en el día de Pentecostés, San Pablo describe en su carta a los Romanos la acción del mismo Espíritu, que habita en nosotros (cfr. A 1): El es quien, en nuestro interior, «quiere lo que Dios quiere» y nos enseña a vivir según su corazón.
Para la primera lectura se puede elegir una de las cuatro que siguen
1.-PRIMERA LECTURA
GÉNESIS 11, 1 9
Se llamó Babel, porque allí confundió el Señor la lengua de toda la tierra
Toda la tierra hablaba una sola lengua con las mismas palabras. Al emigrar (el hombre) de Oriente, encontraron una llanura en el país de Sinaar y se establecieron allí. Y se dijeron tinos a otros. Vamos a preparar ladrillos y a cocerlos (emplearon ladrillos en vez de piedras, y alquitrán en vez de cemento). Y dijeron: Vamos a construir una ciudad y una torre que alcance al cielo, para hacernos famosos, y para no dispersarnos por la superficie de la tierra.
El Señor bajó a ver la ciudad y la torre que estaban construyendo los hombres y se dijo: Son un solo pueblo con una sola lengua. Si esto no es más que el comienzo de su actividad, nada de lo que decidan hacer les resultará imposible. Voy a bajar y a confundir su lengua, de .modo que uno no entienda la lengua del prójimo. El Señor los dispersó por la superficie de la tierra y cesaron de construir la ciudad. Por eso se llama Babel, porque allí confundió el Señor la lengua de toda la tierra, y desde allí los dispersó por la superficie de la tierra.
Palabra de Dios
Sal 32, 10-11. 12-13. 14-15 (R.: 12b)
R/.Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
El Señor deshace los planes de las naciones, frustra los proyectos de los pueblos; pero el plan del Señor subsiste por siempre, los proyectos de su corazón, de edad en edad. R.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él se escogió como heredad. El Señor mira desde el cielo, se fija en todos los hombres. R.
Desde su morada observa a todos los habitantes de la tierra: él modeló cada corazón, y comprende todas sus acciones. R.
2.- PRIMERA LECTURA
ÉXODO 19, 3 8a.16 20b
El Señor bajará al monte Sinaí a la vista del pueblo
En aquellos días Moisés subió hacia Dios. El Señor lo llamó desde el monte, diciendo: «Así dirás a la casa de Jacob y esto anunciarás a los israelitas: Ya habéis visto lo que he hecho con los egipcios, y cómo a vosotros os he llevado sobre alas de águila y os he traído a mí. Ahora pues, si de veras escucháis mi voz y guardáis mi alianza, vosotros seréis mi propiedad personal entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra; seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa. Estas son las palabras que has de decir a los israelitas.» Moisi1s convocó a los ancianos del pueblo y les expuso todo lo que el Señor le había mandado. Todo el pueblo, a una, respondió: «Haremos todo cuanto ha dicho el Señor.» Al tercer día, al rayar el alba, hubo truenos y relám¬pagos y una densa nube sobre el monte y un poderoso resonar de trompeta; y todo el pueblo que estaba en el campamento se echó a temblar. Moisés hizo salir al pue¬blo del campamento para ir al encuentro de Dios y se detuvieron al pie del monte. Todo el Sinaí humeaba, porque el Señor había descendido sobre él en forma de fuego. Subía el humo como de un horno, y todo el monte retemblaba con violencia. El sonar de la trompeta se hacía cada vez más fuerte; Moisés hablaba y Dios le respondía con el trueno. El Señor bajó al monte Sinaí, a la cumbre del monte, y llamó a Moisés a la cima de la montaña.
Palabra de Dios
Salmo Interleccional Dan 3, 52.53.54.55.56. (R.: 52b)
R/.Bendito tu nombre santo y glorioso.
Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres, bendito tu nombre santo y glorioso. R
Bendito eres en el templo de tu santa gloria. R.
Bendito eres sobre el trono de tu reino. R.
Bendito eres tú, que sentado sobre querubines, sondeas los abismos. R
Bendito eres en la bóveda del cielo. R.
O bien
Sal 18,8.9. 0.11 (R.: Jn 68c),
R/.Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; el precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante. R.
Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos. R.
La voluntad del Señor es pura y eternamente estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos. R.
Más preciosos que el oro, más que el oro fino; más dulces que la miel de un panal que destila. R.
3.- PRIMERA LECTURA
EZEQUIEL 37,1-14
¡Huesos secos! Os infundiré espíritu y viviréis
En aquellos días, la mano del Señor se posó sobre mí, y con su Espíritu el Señor me sacó y me colocó en medio de un valle todo lleno de huesos. Me hizo dar vueltas en torno a ellos: eran innumerables sobre la superficie del valle y estaban completamente secos. Me preguntó: «Hombre mortal, ¿podrán revivir estos huesos?» Yo respondí: «Señor, tú lo sabes.» El me dijo: «Pronuncia un oráculo sobre estos huesos y diles: huesos secos, escuchad la Palabra del Señor! Así dice el Señor a estos huesos: Yo mismo traeré sobre vosotros espíritu y viviréis. Pondré sobre vosotros tendones, haré crecer sobre vosotros carne, extenderé sobre vosotros piel, os infundiré espíritu y viviréis. Y sabréis que yo soy el Señor.»
Y profeticé como me había ordenado, y a la voz de mi oráculo, hubo un estrépito, y los huesos se juntaron hueso con hueso. Me fijé en ellos: tenían encima tendones, la carne había crecido y la piel los recubría; pero no tenían espíritu. Entonces me dijo: «Conjura al espíritu, conjura, hombre mortal, y di al espíritu: Así dice el Señor: De los cuatro vientos ven, espíritu, y sopla sobre estos muertos para que vivan.» Yo profeticé como me había ordenado; vino sobre ellos el espíritu y revivieron y se pusieron en pie. Era una multitud innu¬merable.
Y me dijo: «Hombre mortal, estos huesos son la entera casa de Israel, que dice: Nuestros huesos están secos, nuestra esperanza ha perecido, estamos destrozados. Por eso profetiza y diles. Así dice el Señor: Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os haré salir de vuestros sepulcros, pueblo mío, y os traeré a la tierra de Israel. Y cuando abra vuestros sepulcros y os saque de vuestros sepulcros, pueblo mío, sabréis que soy el Señor. Os infundiré mi espíritu y viviréis; os colocaré en vuestra tierra y sabréis que yo, el Señor, lo digo y lo hago.» Oráculo del Señor.
Palabra de Dios.
Sal 106, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9 (R.: 1)
R. Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia, o bien Aleluya.
Que lo confiesen los redimidos por el Señor, los que él rescató de la mano del enemigo, los que reunió de todos los países: norte, sur, oriente y occidente. R.
Erraban por un desierto solitario, no encontraban el camino de ciudad habitada; pasaban hambre y sed, se les iba agotando la vida. R.
Pero gritaron al Señor en su angustia, y los arrancó de la tribulación. Los guió por uh camino derecho, para que llegaran a ciudad habitada. R.
Den gracias al Señor por su misericordia, por las maravillas que hace con los hombres. Calmó el ansia de los sedientos, y a los hambrientos los colmó de bienes. R.
4.- PRIMERA LECTURA
JOEL 3, 1-5 Sobre mis siervos y siervas derramaré mí Espíritu
Así dice el Señor Dios: Derramaré mí espíritu sobre toda carne: profetizarán vuestros hijos e hijas, vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones.
También sobre mis siervos y siervas derramaré mi espíritu en aquellos días. Haré prodigios en el cielo y en la tierra: sangre, fuego, columnas de humo.
El sol se entenebrecerá, la luna se pondrá color sangre, antes de que llegue el día del Señor, grande y terrible.
Cuantos invoquen el nombre del Señor se salvarán. Porque en el monte Sión y en Jerusalén quedará un resto; como lo ha prometido el Señor a los supervivientes que llamó.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL 103
R/ Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra. (o, Aleluya.)
Bendice, alma mía, al Señor. ¡Dios mío, qué grande eres! Te vistes de belleza y majestad, la luz te envuelve como un manto. R/.
Cuántas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con sabiduría; la tierra está llena de tus criaturas. ¡Bendice, alma mía, al Señor! R/.
Todos ellos aguardan a que les eches comida a su tiempo; se la echas y la atrapan, abres tu mano y se sacian de bienes. R/.
Les retiras el aliento, y expiran, y vuelven a ser polvo; envías tu aliento y los creas, y repueblas la faz de la tierra. R/.
SEGUNDA LECTURA
Rm 8, 22 27 El Espíritu intercede por nosotros con gemidos inefables
Hermanos: Sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no sólo eso: también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza fuimos salvados. Y una esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Cómo seguirá esperando uno aquello que ve? Cuando esperamos lo que no vemos, esperamos con perseverancia. Así también el Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. El que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios.
Palabra de Dios
SANTO EVANGELIO:
Juan 7, 37 39
Manarán torrentes de agua viva
El último día, el más solemne de las fiestas, Jesús en pie gritaba: «El que tenga sed, que venga a mí; el que cree en mí, que beba. Como dice la Escritura: de sus entrañas manarán torrentes de agua viva.» Decía esto refiriéndose al Espíritu, que habían de recibir los que creyeran en él. Todavía no se había dado el espíritu, porque Jesús no había sido glorificado.
Palabra del Señor.
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