- Evangelio Misionero del Dia: 12 de Julio de 2010 - XV Semana del T.O. Ciclo C
- Lecturas y Liturgia de las Horas: 12 de Julio de 2010
- HAZ TÚ LO MISMO
- Domingo XV del Tiempo Ordinario: Las cunetas están llenas de vida
Posted: 11 Jul 2010 04:56 PM PDT ![]() Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 10, 34--11, 1 Jesús dijo a sus apóstoles: «No piensen que he venido a traer la paz sobre la tierra. No vine a traer la paz, sino la espada. Porque he venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre y a la nuera con su suegra; y así, el hombre tendrá como enemigos a los de su propia casa. El que ama a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí. El que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá; y el que pierda su vida por mí la encontrará. El que los recibe a ustedes me recibe a mí; y el que me recibe, recibe a Aquél que me envió. El que recibe a un profeta por ser profeta tendrá la recompensa de un profeta; y el que recibe a un justo por ser justo tendrá la recompensa de un justo. Les aseguro que cualquiera que dé a beber, aunque sólo sea un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo no quedará sin recompensa». Cuando Jesús terminó de dar estas instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí, para enseñar y predicar en las ciudades de la región. Compartiendo la Palabra Por CELAM - CEBIPAL El Manual de los Buenos Obreros del Evangelio: Los afectos del misionero “Quien a vosotros recibe a mí me recibe” Llegamos al final del “Manual del misionero” en el evangelio de Mateo. Las palabras conclusivas escuchan así: “Y sucedió que, cuando acabó Jesús de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades” (Mateo 11,1). Jesús había preparado esta enseñanza son su propia actividad misionera, ahora Él mismo es el primero en practicar lo que predica. Las últimas dos lecciones de la formación de los misioneros tienen que ver con los “afectos”. 1. Instrucciones acerca de la familia: la crisis en los afectos del misionero (10,34-39) Inspirándose en el profeta Miqueas (7,6), el evangelio de Mateo nos presenta de manera reformulada el costo de la opción cristiana para las habituales relaciones familiares. La ruptura familiar, que es uno de los fenómenos que caracteriza la tribulación en final en la predicación profética de Miqueas, aparece anticipada para la hora misma en la cual se da el paso de la fe. Las difíciles frases de Mt 10,34-36, que se resumen en la última: “Y enemigos de cada cual serán los que conviven con él” (10,36), nos muestran el costo de la radicalidad de la opción. En la vida familiar, así como en muchos otros ámbitos de relación, se viven situaciones que se aceptan como normales, pero una vez que se ha conocido el evangelio de Jesús, éstas ya no pueden ser toleradas. Definitivamente el evangelio es un acontecimiento de vida que subvierte y transforma toda estructura social. El encuentro con Jesús en principio lo que genera es una nueva capacidad de amar. Pero el verdadero amor es profético: no puede tolerar la injusticia, no se pude acomodar a lo que no es correcto. La experiencia de Dios tiene una gran capacidad para remover las estructuras más compactas, una de las cuales –quizás la más visible en la sociedad patriarcal israelita- es la familia. Un segundo grupo de dichos que pronuncia Jesús, es más fuerte que el primero. La jerarquía de valores comienza a jugar su papel aquí: este breve texto nos introduce en la dinámica del seguimiento radical del Señor desde las mismas prioridades afectivas del discípulo. Jesús es el valor fundamental del discípulo. Él está por encima –se le “ama más”- de los más grandes amores que uno puede tener en la vida (papá, mamá, hijo, hija, la persona misma), si no el discípulo-misionero “no es digno de mí” (se repite tres veces en este pasaje). De esta forma se vuelve a presentar la exigencia de romper con toda clase de seguridades, mientras que un nuevo horizonte se le abre a la vida del discípulo. Todo ello está simbolizado en el gesto de “tomar la cruz y seguir detrás de Él” (10,38), mediante el cual se deja de lado toda clase de intereses netamente personales para abrazar la Cruz como expresión de una vida toda ella entregada a la causa de Jesús. 2. Instrucciones acerca de la identificación de Jesús con sus misioneros (10,40-42) En la lectura que hicimos del Sermón de la Montaña, vimos cómo toda la primera parte estaba preocupada por mostrar que un verdadero hijo de Dios se parece a su Padre en su actuar (5,16). Ahora bien, lo mismo es afirmado en este capítulo misionero con relación a Jesús y sus discípulos: “Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado” (10,40). El discípulo plenamente identificado con Jesús recibe aquí tres títulos: (1) Es “profeta” (10,41ª). Como ya vimos antes, el misionero se presenta como “profeta” de palabra exigente y clara, pero también como animador de la vida en Señor para todos sus hermanos. (2) Es un “justo” (10,41b), porque –por la vivencia de las bienaventuranzas- a aprendido la justicia nueva del Reino, la cual le enseña a sus hermanos (ver 5,19). (3) Es un “pequeño” del Reino (10,42) que en su humildad se reconoce como persona siempre en crecimiento, necesitada de los demás, consciente que no basta con invitar a otros a entrar en el Reino sino entrar él primero (ver 18,4). El hermano “mayor” de la Iglesia, que es su misionero que la ha formado y animado, no olvida nunca que él es un “pequeño” del evangelio. Como misioneros que trabajan por la vida y el crecimiento de los demás, pidámosle al Dueño de la Mies que no se nos olvide nunca quiénes somos ante él: sus pequeños, sus justos y sus profetas al estilo de Jesús. Qué el éxito no nos lleve a creernos más que los demás y que el fracaso nos aplaste. No demos ni un paso atrás en la entrega al Señor del Reino, así nos sobrevenga uno que otro sinsabor. Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón 1. ¿Qué sinsabores recuerdo de la última experiencia misionera que tuve? 2. ¿Cómo debe ser la afectividad del misionero? ¿El amor a Jesús y a las personas más queridas se contraponen, se ordenan un a otro? 3. ¿Qué implica la identificación total con Jesús para el crecimiento personal y para nuestra manera de presentarnos ante los demás? Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente. |
Posted: 11 Jul 2010 04:50 PM PDT ¡Escuchen la palabra del Señor, jefes de Sodoma! ¡Presten atención a la instrucción de nuestro Dios, pueblo de Gomorra! ¿Qué me importa la multitud de sus sacrificios? -dice el Señor-. Estoy harto de holocaustos de carneros y de la grasa de animales cebados; no quiero más sangre de toros, corderos y chivos. Cuando ustedes vienen a ver mi rostro, ¿quién les ha pedido que pisen mis atrios? No me sigan trayendo vanas ofrendas; el incienso es para mí una abominación. Luna nueva, sábado, convocación a la asamblea... ¡no puedo aguantar la falsedad y la fiesta! Sus lunas nuevas y solemnidades las detesto con toda mi alma; : se han vuelto para mí una carga que estoy cansado de soportar. Cuando extienden sus manos, Yo cierro los ojos; por más que multipliquen las plegarias, Yo no escucho: ¡las manos de ustedes están llenas de sangre! ¡Lávense, purifíquense, aparten de mi vista la maldad de sus acciones! ¡Cesen de hacer el mal, aprendan a hacer el bien! ¡Busquen el derecho, socorran al oprimido, hagan justicia al huérfano, defiendan a la viuda! Palabra de Dios. SALMO RESPONSORIAL 49, 8-9. 16b-17. 21. 23 R. ¡El justo gozará la salvación de Dios! No te acuso por tus sacrificios: ¡tus holocaustos están siempre en mi presencia! Pero yo no necesito los novillos de tu casa ni los cabritos de tus corrales. R. ¿Cómo te atreves a pregonar mis mandamientos y a mencionar mi alianza con tu boca, tú, que aborreces toda enseñanza y te despreocupas de mis palabras? R. Haces esto, ¿y Yo me voy a callar? ¿Piensas acaso que soy como tú? Te acusaré y te argüiré cara a cara. El que ofrece sacrificios de alabanza me honra de verdad. R. Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 10, 34--11, 1 Jesús dijo a sus apóstoles: «No piensen que he venido a traer la paz sobre la tierra. No vine a traer la paz, sino la espada. Porque he venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre y a la nuera con su suegra; y así, el hombre tendrá como enemigos a los de su propia casa. El que ama a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí. El que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá; y el que pierda su vida por mí la encontrará. El que los recibe a ustedes me recibe a mí; y el que me recibe, recibe a Aquél que me envió. El que recibe a un profeta por ser profeta tendrá la recompensa de un profeta; y el que recibe a un justo por ser justo tendrá la recompensa de un justo. Les aseguro que cualquiera que dé a beber, aunque sólo sea un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo no quedará sin recompensa». Cuando Jesús terminó de dar estas instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí, para enseñar y predicar en las ciudades de la región. Palabra del Señor. LITURGIA DE LAS HORAS TIEMPO ORDINARIO LUNES DE LA SEMANA XV De la feria. Salterio III 12 de julio LAUDES (Oración de la mañana) INVOCACIÓN INICIAL V. Señor, abre mis labios R. Y mi boca proclamará tu alabanza. INVITATORIO Ant. Entremos a la presencia del Señor dándole gracias. Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. Porque el Señor es un Dios grande, soberano de todos los dioses: tiene en su mano las simas de la tierra, son suyas las cumbres de los montes; suyo es el mar, porque él lo hizo, la tierra firme que modelaron sus manos. Venid, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras. Durante cuarenta años aquella generación me repugnó, y dije: Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino; por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso» Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Himno: ERES LUZ Y SIEMBRAS CLARIDADES Eres la luz y siembras claridades; abres los anchos cielos que sostienen, como un pilar, los brazos de tu Padre. Arrebatada en rojos torbellinos, el alba apaga estrellas lejanísimas; la tierra se estremece de rocío. Mientras la noche cede y se disuelve, la estrella matinal, signo de Cristo, levanta el nuevo día y lo establece. Eres la luz total, Día del Día, el Uno en todo, el Trino todo en Uno: ¡gloria a tu misteriosa teofanía! Amén. SALMODIA Ant. 1. Dichosos los que viven en tu casa, Señor. Salmo 83 - AÑORANZA DEL TEMPLO ¡Qué deseables son tus moradas, Señor de los ejércitos! Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor, mi corazón y mi carne se alegran por el Dios vivo. Hasta el gorrión ha encontrado una casa; la golondrina, un nido donde colocar sus polluelos: tus altares, Señor de los ejércitos, Rey mío y Dios mío. Dichosos los que viven en tu casa alabándote siempre. Dichosos los que encuentran en ti su fuerza al preparar su peregrinación: cuando atraviesan áridos valles, los convierten en oasis, como si la lluvia temprana los cubriera de bendiciones; caminan de altura en altura hasta ver a Dios en Sión. Señor de los ejércitos, escucha mi súplica; atiéndeme, Dios de Jacob. Fíjate, ¡oh Dios!, en nuestro Escudo, mira el rostro de tu Ungido. Un solo día en tu casa vale más que otros mil, y prefiero el umbral de la casa de Dios a vivir con los malvados. Porque el Señor es sol y escudo, él da la gracia y la gloria, el Señor no niega sus bienes a los de conducta intachable. ¡Señor de los ejércitos, dichoso el hombre que confía en ti! Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Dichosos los que viven en tu casa, Señor. Ant. 2. Venid, subamos al monte del Señor. Cántico: EL MONTE DE LA CASA DEL SEÑOR EN LA CIMA DE LOS MONTES Is 2, 2-5 Al final de los días estará firme el monte de la casa del Señor, en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas. Hacia él confluirán los gentiles, caminarán pueblos numerosos. Dirán : «Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob: Él nos instruirá en sus caminos, y marcharemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la Ley, de Jerusalén la palabra del Señor.» Será el árbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra. Casa de Jacob, ven; caminemos a la luz del Señor. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Venid, subamos al monte del Señor. Ant. 3. Cantad al Señor, bendecid su nombre. Salmo 95 - EL SEÑOR, REY Y JUEZ DEL MUNDO. Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra; cantad al Señor, bendecid su nombre, proclamad día tras día su victoria. Contad a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones; porque es grande el Señor, y muy digno de alabanza, más temible que todos los dioses. Pues los dioses de los gentiles son apariencia, mientras que el Señor ha hecho el cielo; honor y majestad lo preceden, fuerza y esplendor están en su templo. Familias de los pueblos, aclamad al Señor, aclamad la gloria y el poder del Señor, aclamad la gloria del nombre del Señor, entrad en sus atrios trayéndole ofrendas. Postraos ante el Señor en el atrio sagrado, tiemble en su presencia la tierra toda; decid a los pueblos: «El Señor es rey, él afianzó el orbe, y no se moverá; él gobierna a los pueblos rectamente.» Alégrese el cielo, goce la tierra, retumbe el mar y cuanto lo llena; vitoreen los campos y cuanto hay en ellos, aclamen los árboles del bosque, delante del Señor, que ya llega, ya llega a regir la tierra: regirá el orbe con justicia y los pueblos con fidelidad. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Cantad al Señor, bendecid su nombre. LECTURA BREVE St 2, 12-13 Hablad y actuad como quienes han de ser juzgados por una ley de libertad. Pues habrá un juicio sin misericordia para quien no practicó misericordia; pero la misericordia triunfa sobre el juicio. RESPONSORIO BREVE V. Bendito el Señor ahora y por siempre. R. Bendito el Señor ahora y por siempre. V. Sólo él hizo maravillas. R. Ahora y por siempre. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo R. Bendito el Señor ahora y por siempre. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. Bendito sea el Señor, Dios nuestro. Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79 Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo. suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas: Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abraham. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Bendito sea el Señor, Dios nuestro. PRECES Invoquemos a Dios, que puso en el mundo a los hombres para que trabajasen concordes para su gloria, y digámosle: Haz, Señor, que te glorifiquemos. Te bendecimos, Señor, creador del universo, porque has conservado nuestra vida hasta el día de hoy; Haz que en toda nuestra jornada te alabemos y te bendigamos. Míranos benigno, Señor, ahora que vamos a comenzar nuestra labor cotidiana; haz que, obrando conforme a tu voluntad, cooperemos en tu obra. Que nuestro trabajo de hoy sea provechoso para nuestros hermanos, y así todos juntos edifiquemos un mundo grato a tus ojos. A nosotros y a todos los que hoy entrarán en contacto con nosotros, concédenos el gozo y la paz. Se pueden añadir algunas intenciones libres. Llenos de alegría por nuestra condición de hijos de Dios, digamos confiadamente: Padre nuestro... ORACIÓN Señor Dios, rey de los cielos y tierra, dirige y santifica en este día nuestros cuerpos y nuestros corazones, nuestros sentidos, palabras y acciones, según tu ley y tus mandatos; para que, con tu auxilio, podamos ofrecerte hoy en todas nuestras actividades un sacrificio de alabanza grato a tus ojos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. --------------------------- VÍSPERAS Oración de la tarde V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. Himno: LANGUIDECE, SEÑOR, LA LUZ DEL DÍA. Languidece, Señor, la luz del día que alumbra la tarea de los hombres; mantén, Señor, mi lámpara encendida, claridad de mis días y mis noches. Confío en ti, Señor, alcázar mío, me guíen en la noche tus estrellas, alejas con su luz mis enemigos, yo sé que mientras duermo no me dejas. Dichosos los que viven en tu casa gozando de tu amor ya para siempre, dichosos los que llevan la esperanza de llegar a tu casa para verte. Que sea de tu Día luz y prenda este día en el trabajo ya vivido, recibe amablemente mi tarea, protégeme en la noche del camino. Acoge, Padre nuestro, la alabanza de nuestro sacrificio vespertino, que todo de tu amor es don y gracia en el Hijo Señor y el Santo Espíritu. Amén. SALMODIA Ant. 1. Nuestros ojos están fijos en el Señor, esperando su misericordia. Salmo 122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO A ti levanto mis ojos, a ti que habitas en el cielo. Como están los ojos de los esclavos fijos en las manos de sus señores, como están los ojos de la esclava fijos en las manos de su señora, así están nuestros ojos en el Señor, Dios nuestro, esperando su misericordia. Misericordia, Señor, misericordia, que estamos saciados de desprecios; nuestra alma está saciada del sarcasmo de los satisfechos, del desprecio de los orgullosos. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Nuestros ojos están fijos en el Señor, esperando su misericordia. Ant. 2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra. Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte -que lo diga Israel-, si el Señor no hubiera estado de nuestra parte, cuando nos asaltaban los hombres, nos habrían tragado vivos: tanto ardía su ira contra nosotros. Nos habrían arrollado las aguas, llegándonos el torrente hasta el cuello; nos habrían llegado hasta el cuello las aguas espumantes. Bendito el Señor, que no nos entregó como presa a sus dientes; hemos salvado la vida como un pájaro de la trampa del cazador: la trampa se rompió y escapamos. Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra. Ant. 3. Dios nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos. Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10 Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. El nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos consagrados e irreprochables ante él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya. Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad. Éste es el plan que había proyectado realizar por Cristo cuando llegase el momento culminante: hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza, las del cielo y las de la tierra. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Dios nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos. LECTURA BREVE St 4, 11-13a No habléis mal unos de otros, hermanos. El que habla mal de un hermano, o juzga a un hermano, habla mal de la ley y juzga a la ley. Y si juzgas a la ley no eres cumplidor de la ley, sino su juez. Uno es el legislador y juez: el que puede salvar o perder. Pero tu, ¿quién eres para juzgar al prójimo? RESPONSORIO BREVE V. Sáname, porque he pecado contra ti. R. Sáname, porque he pecado contra ti. V. Yo dije: «Señor, ten misericordia.» R. Porque he pecado contra ti. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. Sáname, porque he pecado contra ti. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. Proclama mi alma la grandeza del Señor, porque Dios ha mirado mi humillación. Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55 Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abraham y su descendencia por siempre. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Proclama mi alma la grandeza del Señor, porque Dios ha mirado mi humillación. PRECES Cristo quiere que todos los hombres alcancen la salvación. Digámosle, pues, confiadamente: Atrae, Señor, a todos hacia ti. Te bendecimos, Señor, porque nos has redimido con tu preciosa sangre de la esclavitud del pecado; haz que participemos en la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Ayuda con tu gracia a nuestro obispo N. y a todos los obispos de la Iglesia, para que con gozo y fervor sirvan a tu pueblo. Que todos los que consagran su vida a la investigación de la verdad logren encontrarla y que, habiéndola encontrado, se esfuercen por difundirla entre sus hermanos. Atiende, Señor, a los huérfanos, a las viudas y a los que viven abandonados; ayúdalos en sus necesidades para que experimenten tu solicitud hacia ellos. Se pueden añadir algunas intenciones libres. Acoge a nuestros hermanos difuntos en la ciudad santa de la Jerusalén celestial, allí donde tú, con el Padre y el Espíritu Santo, serás todo en todos. Adoctrinados por el mismo Señor, nos atrevemos a decir: Padre nuestro... ORACIÓN Señor, tú que con razón eres llamado luz indeficiente, ilumina nuestro espíritu en esta hora vespertina, y dígnate perdonar benignamente nuestras faltas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. ------------------------------ COMPLETAS (Oración antes del descanso nocturno) INVOCACIÓN INICIAL V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. EXAMEN DE CONCIENCIA Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados. Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión: por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor. V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. Himno: SE INCLINA YA MI FRENTE Se inclina ya mi frente, sellado está el trabajo; Señor, tu pecho sea la gracia del descanso. Mis ojos se retiran, la voz deja su canto, pero el amor enciende su lámpara velando. Lucero que te fuiste, con gran amor amado, en tu gloria dormimos y en sueños te adoramos. Amén. SALMODIA Ant. Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia. Salmo 85 - ORACIÓN DE UN POBRE ANTE LAS DIFICULTADES. Inclina tu oído, Señor; escúchame, que soy un pobre desamparado; protege mi vida, que soy un fiel tuyo; salva a tu siervo, que confía en ti. Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor, que a ti te estoy llamando todo el día; alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti; porque tú, Señor, eres bueno y clemente, rico en misericordia con los que te invocan. Señor, escucha mi oración, atiende a la voz de mi súplica. En el día del peligro te llamo, y tú me escuchas. No tienes igual entre los dioses, Señor, ni hay obras como las tuyas. Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor; bendecirán tu nombre: «Grande eres tú, y haces maravillas; tú eres el único Dios.» Enséñame, Señor, tu camino, para que siga tu verdad; mantén mi corazón entero en el temor de tu nombre. Te alabaré de todo corazón, Dios mío; daré gloria a tu nombre por siempre, por tu grande piedad para conmigo, porque me salvaste del abismo profundo. Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí, una banda de insolentes atenta contra mi vida, sin tenerte en cuenta a ti. Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad y leal, mírame, ten compasión de mí. Da fuerza a tu siervo, salva al hijo de tu esclava; dame una señal propicia, que la vean mis adversarios y se avergüencen, porque tú, Señor, me ayudas y consuelas. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia. LECTURA BREVE 1Ts 5, 9-10 Dios nos ha puesto para obtener la salvación por nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros, para que, velando o durmiendo, vivamos junto con él. RESPONSORIO BREVE V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. V. Tú, el Dios leal, nos librarás. R. Te encomiendo mi espíritu. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32 Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz, porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. ORACIÓN OREMOS, Concede, Señor, a nuestros cuerpos fatigados el descanso necesario, y haz que la simiente del reino que con nuestro trabajo hemos sembrado hoy crezca y germine para la cosecha de la vida eterna. Por Cristo nuestro Señor. Amén BENDICIÓN V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte. R. Amén. ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios, no desprecies las oraciones que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente. |
Posted: 11 Jul 2010 07:20 AM PDT Por JOSÉ ANTONIO PAGOLA Para no salir malparado de una conversación con Jesús, un maestro de la ley termina preguntándole: «Y ¿quién es mi prójimo?». Es la pregunta de quien sólo se preocupa de cumplir la ley. Le interesa saber a quién debe amar y a quién puede excluir de su amor. No piensa en los sufrimientos de la gente.Jesús, que vive aliviando el sufrimiento de quienes encuentra en su camino, rompiendo si hace falta la ley del sábado o las normas de pureza, le responde con un relato que denuncia de manera provocativa todo legalismo religioso que ignore el amor al necesitado. En el camino que baja de Jerusalén a Jericó, un hombre ha sido asaltado por unos bandidos. Agredido y despojado de todo, queda en la cuneta medio muerto, abandonado a su suerte. No sabemos quién es. Sólo que es un «hombre». Podría ser cualquiera de nosotros. Cualquier ser humano abatido por la violencia, la enfermedad, la desgracia o la desesperanza. «Por casualidad» aparece por el camino un sacerdote. El texto indica que es por azar, como si nada tuviera que ver allí un hombre dedicado al culto. Lo suyo no es bajar hasta los heridos que están en las cunetas. Su lugar es el templo. Su ocupación, las celebraciones sagradas. Cuando llega a la altura del herido, «lo ve, da un rodeo y pasa de largo». Su falta de compasión no es sólo una reacción personal, pues también un levita del templo que pasa junto al herido «hace lo mismo». Es más bien una actitud y un peligro que acecha a quienes se dedican al mundo de lo sagrado: vivir lejos del mundo real donde la gente lucha, trabaja y sufre. Cuando la religión no está centrada en un Dios, Amigo de la vida y Padre de los que sufren, el culto sagrado puede convertirse en una experiencia que distancia de la vida profana, preserva del contacto directo con el sufrimiento de las gentes y nos hace caminar sin reaccionar ante los heridos que vemos en las cunetas. Según Jesús, no son los hombres del culto los que mejor nos pueden indicar cómo hemos de tratar a los que sufren, sino las personas que tienen corazón. Por el camino llega un samaritano. No viene del templo. No pertenece siquiera al pueblo elegido de Israel. Vive dedicado a algo tan poco sagrado como su pequeño negocio de comerciante. Pero, cuando ve al herido, no se pregunta si es prójimo o no. Se conmueve y hace por él todo lo que puede. Es a éste a quien hemos de imitar. Así dice Jesús al legista: «Vete y haz tú lo mismo». ¿A quién imitaremos al encontrarnos en nuestro camino con las víctimas más golpeadas por la crisis económica de nuestros días? Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente. |
Posted: 11 Jul 2010 07:13 AM PDT ![]() Publicado por Entra y Veras La parábola del buen samaritano es el ejemplo perfecto de la vida de caridad. No basta que solamente nos rijamos por un montón de principios. Lo fundamental es que sepamos entender que el corazón encogido por el sufrimiento es primer lugar de presencia de Dios aunque no haya incienso. Amantes de las líneas rectas, de los caminos lisos, de lo frío y enlatado, de lo medido y previsible; cuadriculados al máximo, rutinarios y grises, a bordo de la locomotora de la ley, pasean su adusta figura por la geografía de los que se llaman seguidores de Jesús sospechando de las curvas, pues, según ellos, todas son peligrosas; de los desvíos, de los excesos e imprevistos, de lo que no sale en el manual o nunca jamás se había hecho, a la vez que dejan de lado a los verdaderamente importantes, a los que se quedan en las cunetas y, por desgracia, estas cunetas cada día son más grandes y más variadas, mientras que el camino parece que en vez de ensancharse, se hace cada vez más recto y más estrecho. Veámoslo con el evangelio. Nos encontramos con un hombre que simboliza a todos los caídos y maltratados que yace al lado de un camino. Un sacerdote y un levita, lo que hoy sería un teólogo, lo ven y dan un rodeo apartándose de la víctima, sin embargo el samaritano que era despreciado por los judíos ortodoxos, por cismático y cuasi pagano, apartado de la religiosidad popular se nos presenta como modelo y ejemplo de amor al prójimo, pues se deja afectar por la situación de aquel hombre y le cura. La parábola es respuesta a la pregunta «¿quién es mi prójimo?» Prójimo significa próximo cercano pero no entendido como quien está próximo a mí sino como aquél a quien yo me aproximo. Ser prójimo es hacerse próximo, acercarse a la víctima, al caído, al de la cuneta. Parece una llamada a romper las barreras culturales, políticas, étnicas, en nombre de la solidaridad; o a no anteponer el cumplimiento de preceptos religiosos a la misericordia; o, simplemente, como invitación a pasar de la pregunta «¿quién es mi prójimo?» a «¿para quién estoy yo siendo prójimo?». La difícil sencillez de la parábola hace vano cualquier discurso: anda y haz tú lo mismo, le dice Jesús al letrado. El evangelio de hoy, no debe pasarnos desapercibido pues contiene un pensamiento capaz de ver el problema de los marginados, de las víctimas, un sentimiento abierto al dolor que nos conmueve y una acción destinada a mejorar su situación. Se da una vuelta de tuerca más precepto de la ley judía de amar a Dios y al prójimo como a uno mismo pues al prójimo se le ama incluso más que a uno mismo, hemos visto cómo en la posada deja dinero para que lo traten bien y lo atiendan. No se trata sólo de amar al cercano y al de mi nivel, sino de aproximarse al otro, abrir el corazón a su dolor e intentar sanarlo. En nuestros días se hace imprescindible está sensibilidad y solidaridad que deja bastante mal trecha y hueca a una religión meramente ritual, pues quizá el sacerdote y el levita tenía prisa por llegar al templo pero de nada les sirvió su prisa pues fue a costa de otro. Miremos cómo nos aproximamos a los demás, cómo nos acercamos, cómo vemos a nuestros prójimos, ¿lo somos para ellos? cuáles son nuestros reparos, nuestras dudas, nuestros prejuicios. Una vez más se nos exige sensibilidad para con los demás. De nada nos sirven nuestros cultos, si rezamos el rosario mirándonos al ombligo, si nos ponemos unas orejeras como los burros y no somos capaces de ver qué hay en las cunetas. Puede que recorramos muy bien nuestro camino y hasta que seamos puntuales ¿y qué? Dios nos ha dado dos manos, dos pies, dos ojos y un corazón. Además de para alabarle a él, éstos deben servirnos para acercaros a los demás y sobretodo para no mirar hacia otro lado, como los personajes de los que hablábamos al principio. Somos un ser para los demás, no dejemos que aumente la miopía de nuestro egoísmo y las cataratas de la hipocresía repugnante y simplemente sepamos pronunciar oraciones vacías, eso si, sin salirnos del camino. Ya sabemos que eso no vale: A Dios por el prójimo, el de la cuneta. Roberto Sayalero Sanz, agustino recoleto. Colegio San Agustín (Valladolid, España) Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente. |




No hay comentarios:
Publicar un comentario