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domingo, 25 de julio de 2010

CAMINO MISIONERO 25/07/2010

  • El Padrenuestro y sus formas
  • XVII Domingo del Tiempo Ordinario (Lc 11, 1-13) - Ciclo C: REAPRENDER LA CONFIANZA
  • Evangelio Misionero del Dia: 25 de Julio de 2010 - DOMINGO XVII DURANTE EL AÑO
  • ORACIONES para la EUCARISTÍA: VINO PARA SERVIR
  • Liturgia y Contemplación: 17 DOMINGO DEL TO
  • EL REINO DE JESÚS
  • SERVIR A DIOS SIRVIENDO A TODOS
  • UNA ORACIÓN DE ACEPTACIÓN
  • Salmo para el camino
  • Lecturas y Liturgia de las Horas: 25 de Julio de 2010
  • APRENDER EL PADRENUESTRO
  • Encuentros con la Palabra: “(...) el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se los pidan”
  • No es facil rezar el Padre nuestro
  • Comentario Bíblico y Pautas Homiléticas: XVII Domingo del Tiempo Ordinario - Ciclo C
  • Voz del verbo pedir ...
  • LA ORACIÓN DEL PADRENUESTRO
Posted: 24 Jul 2010 05:03 PM PDT

PADRE NUESTRO

Por Leonardo Biolatto

Este domingo es el Decimoséptimo Domingo del Tiempo Ordinario del Ciclo C según la liturgia católica, y el Evangelio elegido para ese día es Lc. 11, 1-13, el cual contiene el Padrenuestro. Como ya sabemos, hay dos versiones de esta oración: la versión lucana contenida en Lc. 11, 2-4 y la versión mateana de Mt. 6, 9-13. La segunda es más larga y, por esa razón (y otras) se la considera menos cercana a la original salida de labios de Jesús. La versión de Lucas (leída este domingo) conservaría mejor los primerísimos dichos del Maestro (aunque varios estudiosos creen que Mateo conserva mejor las expresiones).

Lo interesante del Padrenuestro es atravesar las distintas traducciones bíblicas para comprender más y mejor la oración. La Biblia Reina Valera conserva en Lucas la misma versión que en Mateo (con las frases así en la tierra como en el cielo y líbranos del mal), lo cual atenta contra la crítica literaria que ha establecido, con pruebas suficientes, que ambas versiones son diferentes. La Nueva Versión Internacional (NVI), en cambio, sí respeta las diferencias textuales, y dice:

Padre,

santificado sea tu nombre.

Venga tu reino.

Danos cada día nuestro pan cotidiano.

Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden.

Y no nos metas en tentación

La versión de la Nueva Biblia de Jerusalén es:

Padre,

santificado sea tu Nombre,

venga tu Reino,

danos cada día nuestro pan cotidiano,

y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe,

y no nos dejes caer en tentación.

Las dos grandes diferencias con la NVI es que no se habla de perdonar a los que nos ofenden, sino de los que nos deben, más en términos económicos, y quizás más en concordancia con la teología neotestamentaria, ya que el único que puede perdonar los pecados es Dios mismo, no el ser humano; la acción concreta del hombre es perdonar las deudas, o sea, lo que ata/esclaviza al otro respecto de mí, lo que no lo deja ser libre. La segunda diferencia con la NVI es que se matiza la expresión no nos metas en tentación por no nos dejes caer, quitando a Dios el carácter de empujar al ser humano hacia la prueba.

Ahora bien, si nos atenemos al texto griego, una posible traducción sería la siguiente:

Padre,

sea santificado el nombre tuyo,

venga el reino tuyo.

El pan nuestro correspondiente a cada día, dánoslo a nosotros cada día.

Y deja ir nuestros pecados también, porque estamos dejando ir a todo el que nos debe a nosotros.

Y no nos lleves hacia dentro de la puesta a prueba.

Pero si queremos llegar al sentido hermenéutico de cada frase, sugeriría estas tres traducciones siguientes. Cada una, a su manera, son intentos de hacer más inteligible aquella oración que repetimos a diario, casi mecánicamente:

Padre,

hazte reconocer como Dios,

haz que venga tu reino.

Danos el pan que necesitamos cada día,

perdónanos nuestros pecados, ya que nosotros también perdonamos a todos los que faltan contra nosotros,

y no nos expongas a la tentación.

(Augustin George)

—————————————————

Padre,

que todos reconozcan que tú eres el verdadero Dios.

Ven y sé nuestro único rey.

Danos la comida que hoy necesitamos.

Perdona nuestros pecados, como también nosotros perdonamos a todos los que nos hacen mal.

Y cuando vengan las pruebas, no permitas que ellas nos aparten de ti.

(La Biblia en Lenguaje Sencillo)

—————————————————–

¡Padre!

Que los hermanos te reconozcamos como Padre nuestro.

Manifiéstate como Tú eres.

Que nadie pasemos hambre.

Perdónanos.

Que no caigamos en la tentación de vivir la vida sin contar contigo.

Y, sobre todo, infunde en nosotros el espíritu que tú tienes.

(Alberto Benito)
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Posted: 24 Jul 2010 04:57 PM PDT


Lucas y Mateo han recogido en sus respectivos evangelios unas palabras de Jesús que, sin duda, quedaron muy grabadas en sus seguidores más cercanos. Es fácil que las haya pronunciado mientras se movía con sus discípulos por las aldeas de Galilea, pidiendo algo de comer, buscando acogida o llamando a la puerta de los vecinos.

Probablemente, no siempre reciben la respuesta deseada, pero Jesús no se desalienta. Su confianza en el Padre es absoluta. Sus seguidores han de aprender a confiar como él: «Os digo a vosotros: pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá». Jesús sabe lo que está diciendo pues su experiencia es ésta: «quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre».

Si algo hemos de reaprender de Jesús en estos tiempos de crisis y desconcierto en su Iglesia es la confianza. No como una actitud ingenua de quienes se tranquilizan esperando tiempos mejores. Menos aún como una postura pasiva e irresponsable, sino como el comportamiento más evangélico y profético de seguir hoy a Jesús, el Cristo. De hecho, aunque sus tres invitaciones apuntan hacia la misma actitud básica de confianza en Dios, su lenguaje sugiere diversos matices.

«Pedir» es la actitud propia del pobre que necesita recibir de otro lo que no puede conseguir con su propio esfuerzo. Así imaginaba Jesús a sus seguidores: como hombres y mujeres pobres, conscientes de su fragilidad e indigencia, sin rastro alguno de orgullo o autosuficiencia. No es una desgracia vivir en una Iglesia pobre, débil y privada de poder. Lo deplorable es pretender seguir hoy a Jesús pidiendo al mundo una protección que sólo nos puede venir del Padre.

«Buscar» no es sólo pedir. Es, además, moverse, dar pasos para alcanzar algo que se nos oculta porque está encubierto o escondido. Así ve Jesús a sus seguidores: como «buscadores del reino de Dios y su justicia». Es normal vivir hoy en una Iglesia desconcertada ante un futuro incierto. Lo extraño es no movilizarnos para buscar juntos caminos nuevos para sembrar el Evangelio en la cultura moderna.

«Llamar» es gritar a alguien al que no sentimos cerca, pero creemos que nos puede escuchar y atender. Así gritaba Jesús al Padre en la soledad de la cruz. Es explicable que se oscurezca hoy la fe de no pocos cristianos que aprendieron a decirla, celebrarla y vivirla en una cultura premoderna. Lo lamentable es que no nos esforcemos más por aprender a seguir hoy a Jesús gritando a Dios desde las contradicciones, conflictos e interrogantes del mundo actual.
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Posted: 24 Jul 2010 04:54 PM PDT

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 11, 1-13

Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos».
Él les dijo entonces: «Cuando oren, digan:

Padre, santificado sea tu Nombre,
que venga tu Reino,
danos cada día nuestro pan cotidiano;
perdona nuestros pecados,
porque también nosotros perdonamos
a aquéllos que nos ofenden;
y no nos dejes caer en la tentación».

Jesús agregó: «Supongamos que alguno de ustedes tiene un amigo y recurre a él a medianoche, para decirle: "Amigo, préstame tres panes, porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle", y desde adentro él le responde: "No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos". Yo les aseguro que aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario.

También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá. ¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una serpiente cuando le pide un pescado? ¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquéllos que se lo pidan!»

Compartiendo la Palabra
Por Pedro Garcia cmf

¡Qué página la de Lucas en el Evangelio de hoy! ¡Y qué lección, para no olvidarla nunca más!... El discípulo que le pide a Jesús:
- ¡Maestro, enséñanos a orar!
Y Jesús que responde enseñándonos el Padrenuestro, la oración de los hijos de Dios, que iremos repitiendo millones y millones de veces a lo largo de los siglos.
Pero Jesús aprovecha la ocasión para meternos bien adentro de la cabeza la eficacia de la oración, y usa para ello unas comparaciones caseras que son un encanto.
Aquel buen hombre que a mitad de la noche va a llamar a la casa del amigo, y no le deja parar:
- ¡Mira! Ha venido un amigo mío de viaje sin previo aviso y no tengo nada que ponerle delante. ¿No me puedes dar tres panes para darle de cenar?
El de dentro responde con el mal humor que nos podemos imaginar:
- ¡Por favor, no me molestes a estas horas! Mis niños y yo estamos en la cama, y no puedo levantarme para darte nada. ¡Mañana será otro día!...
El importuno que llama a la puerta no se rinde. Golpea una y otra vez, hasta que el amigo dormilón sale echando chispas con la bolsa en la mano:
- ¡Toma, y no me molestes más! Aquí tienes tus panes, que no te los doy por ser mi amigo, sino para que no me sigas fastidiando y me dejes en paz...
Dios ciertamente no está dormido, sino bien despierto ante nuestras necesidades.
Pero la comparación de Jesús resulta colosal.
¿Que nuestros pecados merecen que Dios se tape los oídos y no nos escuche, porque nos hemos empeñado en romper con su amistad? No hemos podido portarnos peor. Pero si oramos y oramos, si pedimos y pedimos, venceremos la justa resistencia de Dios y nos dará todo lo que le suplicamos.
Jesús, sin embargo, adivina nuestros pensamientos, y nos dice cómo se las lleva Dios con los que no se cansan de pedirle. Pasa a considerar la conducta de un padre con sus hijos. El pequeño empieza a gritar:
- ¡Papá, dame pan!
- ¿Un pan? ¡Toma una piedra, y cállate!
- ¡Papá, que quiero un pescadito!
- ¿Un pescadito? ¡Agarra esta serpiente, y verás!...
- ¡Papá, dame un huevo!
- ¿Un huevo? ¡Ahí va este escorpión, y que te pique bien!...
Jesús comenta este diálogo entre el papá y sus pequeños, sacando la gran consecuencia::
- ¿Verdad que no hay ningún padre que haga semejantes barbaridades con sus niños? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar y dais siempre cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre del Cielo os dará el Espíritu Santo si se lo pedís?...
Es imposible olvidar una lección de Jesús como ésta. Esas comparaciones tan familiares encierran más pedagogía divina que todas las disertaciones de los teólogos en las universidades.
Nuestro fallo está en que no rezamos. O rezamos muy poco. O rezamos mal. Porque pedimos lo que no nos conviene: en realidad, pedimos a Dios piedras, serpientes y escorpiones, es decir, cosas solamente de esta vida y para esta vida, y que, si las tuviéramos, a lo mejor nos llevarían a la perdición...
Jesús no se opone, sino que nos exhorta a que pidamos a Dios el pan de cada día, es decir, que remedie todas nuestras necesidades de la vida: salud, dinero, trabajo... Lo debemos pedir, en la seguridad de que la Providencia de Dios no nos va a fallar.
Pero lo que no fallará nunca es la petición del Espíritu Santo, es decir, los medios necesarios para alcanzar la salvación: el donde la fe, los bienes del Reino, el perdón de las culpas, el triunfo sobre Satanás, la vida eterna, sobre todo eso: la vida eterna, el Cielo... ¿Nos parece poco?
Cuando llega un tema como éste de la oración no nos cansamos de pensar, de hablar, de animarnos, de organizar Grupos de Oración... Todo eso está muy bien. Todo es interesantísimo a fin de hacernos con este don de Dios como es la oración. Sin embargo, todo se puede quedar en teoría pura.
Se ha puesto una comparación muy acertada. -¿Quiere usted aprender inglés?... Déjese de métodos de inglés, que los hay a montones y con ninguno va a aprender. Métase en una escuela o vaya a Estados Unidos donde no oiga más que inglés ni pueda hablar más que inglés, y saldrá sabiendo el inglés perfectamente... En la oración, lo mismo: ¡Práctica, práctica, práctica!... Rece y rece, ore y ore, y saldrá un alma de oración...
¡Señor Jesucristo! Adivino lo contento que te puso aquella petición del discípulo: ¡enséñanos a orar!
Es lo que te digo yo ahora: ¡Enséñame, Jesús, a orar! Enséñame esta ciencia divina de la oración, que con ella tengo bastante.
Tú has empeñado tu palabra de darnos todo lo que te pidamos con fe y con insistencia. Mira mi corazón, adivina mis deseos, y dame todo, todo eso que yo necesito y quiero...
Aunque lo que más quiero y te pediré ―¡hasta cansarte!― es tu Gracia, y con tu Gracia, la Vida Eterna, tu misma Gloria. Con esto me contento, con esto me contento..., con ese Cielo y esa Gloria en que Tú estás...
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Posted: 24 Jul 2010 04:47 PM PDT

Publicado por Fe Adulta
ANÁFORA

Hoy, al igual que todos los días de nuestra vida, debemos darte las gracias,
Padre Dios, por nuestra propia existencia
y por el inmenso milagro de vida que has derramado a nuestro alrededor.
Nuestra oración no puede consistir en seguir pidiéndote gracias y dádivas,
nuestra plegaria ha de ser una pura acción de gracias
por todo lo que nos has dado y por el misterio de tu presencia en nosotros.
Gracias, Padre santo, por inspirar tu Espíritu a tantas buenas personas,
las que cuidan de los hermanos enfermos, minusválidos, moribundos,
las que han alterado su vida, para servir lejos de su hogar a sus prójimos,
Bendito seas, Padre, por tantos hombres y mujeres,
que sin hacer nada extraordinario dan cada día su cariño a los demás
y saben compartir lo que son y lo poco o mucho que tienen.
Por todos ellos te damos gracias y proclamamos tu gloria
cantando este himno a tu santidad.

Santo, santo…

Padre de bondad, gracias una vez más por habernos dado a tu hijo Jesús,
de quien estamos orgullosos por ser uno de los nuestros, hombre cabal,
en el que te has dignado darte a conocer y revelarte a la humanidad.
Por él hemos conocido, aunque después lo hayamos olvidado,
que no eres Dios que te guste morar en grandes templos y catedrales,
sino que quieres ser venerado en espíritu y en verdad
y prefieres la oración íntima y personal al culto más solemne.
Sabemos por Jesús, porque fue siempre fiel reflejo de tu pensamiento,
que no te agradan quienes se muestran ansiosos por los primeros puestos
y, envolviéndose en ropajes lujosos, buscan las reverencias de los demás.
Sabemos por Jesús, que aprecias no a quien sólo da lo que le sobra,
sino a quien es capaz de compartir generosamente su vida y sus bienes.
Sabemos que Jesús nos dio ejemplo continuo de perfecta solidaridad,
que culminó con su entrega aceptando una durísima muerte en cruz.

El mismo Jesús, la noche en que iban a entregarlo, cogió un pan,
te dio gracias, lo partió y dijo:
«Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros;
haced lo mismo en memoria mía».

Después de cenar, hizo igual con la copa, diciendo:
«Esta copa es la nueva alianza sellada con mi sangre;
cada vez que bebáis, haced lo mismo en memoria mía».

Aquí estamos, Padre Dios, cargados de recuerdos
por la dolorosa pasión y muerte de nuestro hermano Jesús,
que no debería empañar la memoria de quien vivió en plenitud su vida.
Nos alegra creer que está ya en tus manos amorosas de Padre.
Gracias, Señor. Infúndenos tu Espíritu de amor, el espíritu de Jesús.
Reconocemos que estamos lejos de mirar con los ojos de Jesús,
dentro de la persona, su actitud ante los que le necesitan,
y valorar ante todo su capacidad de compasión y generosidad.
Porque seguimos en cambio valorando más a quien más tiene,
al que posee más riqueza, más cultura, o más poder e influencia.
No permitas que quienes nos llamamos cristianos y seguidores de Jesús,
desvirtuemos por más tiempo con ritos y formalismos su auténtico mensaje.
Tenemos que demostrar que le seguimos por nuestras obras de misericordia
y decirles a todos que el proyecto de tu Reino no es exclusiva cristiana,
que el mensaje que nos dio Jesús de tu parte es para toda la humanidad,
para todos los seres humanos sin excepción de raza, cultura o religión.
Hemos de ver tu rostro en cada uno de los hermanos, porque ahí estás Tú.
Hemos de sentirnos verdaderamente hermanos de todos, ricos y pobres,
cristianos, judíos, musulmanes, budistas, creyentes y no creyentes,
y todos juntos elevar hasta ti nuestras plegarias de agradecimiento y bendición.
AMÉN.



Rafael Calvo Beca

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PRINCIPIO

Reunidos alrededor de tu mesa te damos gracias, Padre,
por la fe que hemos recibido
y por los que la trajeron hasta nosotros.
Gracias, Padre, por la Iglesia, en la que hemos conocido a Jesús.
Por el mismo Jesús, tu hijo, nuestro Señor.


OFRENDA

Nuestro pan y nuestro vino, nuestro cuerpo y nuestra sangre,
todo lo que tenemos, lo ponemos en tu mesa.
Significan que queremos poner toda nuestra vida
al servicio del Reino, como Jesús.
Por el mismo Jesús, tu hijo, nuestro Señor.


DESPEDIDA

Gracias Padre por la fe, por la eucaristía, por el evangelio,
por los que nos lo han transmitido.
Gracias Padre sobre todo, por tu mejor regalo,
por Jesús, tu hijo, nuestro Señor.


José Enrique Galarreta

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PUESTOS A SER OSADOS…


Puestos a ser osados…
danos, Señor, tener siempre:

en la cabeza,
fe en las personas y en el pueblo;

en los ojos,
mirada transparente y visión digna
de tu presencia en la historia;

en los oídos,
la escucha respetuosa y atenta
de las súplicas y gritos de los que no tienen voz;

en los labios,
una palabra cercana, tierna y buena
para los que buscan y preguntan;

en el rostro,
transparencia, alegría y esperanza
para quienes andan tristes y perdidos;

en los brazos,
la resistencia y lucha por tu reino
aquí y ahora;

en las manos,
la disponibilidad solidaria
y un manantial de caricias;

en los hombros,
la fortaleza necesaria para cargar
a débiles, cansados y heridos;

en los pies,
la itinerancia por tus caminos
y alas para desinstalarnos;

en el corazón,
tu pasión, tu paz, tu latir
y la cercanía a los pobres;

en el vientre,
la vida, siempre la vida,
recibida, gestada, dada, amada.



Florentino Ulibarri
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Posted: 24 Jul 2010 04:27 PM PDT
Publicado por CIPECAR

Lecturas: Génesis 18,20-32; Salmo 137, 1-8; Colosenses 2,12-14
Evangelio: Lucas 11,1-13

"Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuan do terminó, uno de sus discípulos le dijo: -«Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.» Él les dijo: -«Cuando oréis decid: "Padre, santificado sea tu nom bre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del ma ñana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación."» Y les dijo: -«Si alguno de vosotros tiene un amigo, y viene du rante la medianoche para decirle: "Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle." Y, desde dentro, el otro le responde: "No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dárte los." Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite. Pues así os digo a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre. ¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas bue nas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?»

Señor, enséñanos a orar

Jesús, de camino, hace un alto para orar. Se desorientaría sin estos encuentros prolongados con el Padre. Los discípulos lo ven y se preguntan cosas. Intuyen que algo o mucho tiene que ver su oración con su estilo de vida. Uno de ellos le pide: Señor, enséñanos a orar.

Y Jesús, en un clima de confianza, donde se comparte lo más íntimo, les muestra su corazón. “Cuando oréis decid: Padre”. No podía decirles otra cosa, porque orar es estar con el Padre que tanto nos ama. Jesús presenta al Padre como un amigo que anima al amigo, como un amigo a quien se le puede llamar e importunar a deshora. El Padre siempre tiene preparado el pan para sus amigos. Aunque estén dormidos se lo da.

Por eso Jesús les enseña que pidan con confianza y perseverancia, porque Dios no tiene nunca la puerta cerrada, ni el teléfono desconectado. Tiene siempre el oído abierto para dar lo mejor, el Espíritu Santo, a los que se lo pidan.
Orar también en verano:
Haz un alto en tu jornada para orar. En el silencio y soledad se te recrea la vida.

Trata con el Padre, como con el Amigo o el Amado entrañable del alma.

Pide que el Reino (amor) llegue a todos los rincones, que la comunidad encuentre lo que necesita (pan, perdón, ayuda) para continuar el camino.
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Posted: 24 Jul 2010 04:17 PM PDT

Fiesta de Santiago Apóstol (Mt 20, 20-28)
Por José Enrique Galarreta sj

Marcos 10 recoge el mismo episodio ignorando la acción de la madre; son los dos hermanos los que se dirigen directamente a Jesús con su petición. Es una muestra clara de la incomprensión de los discípulos.

Siguen a Jesús, les fascina, están dispuestos hasta a dar la vida por él… pero aún no se han enterado de que Jesús no es el Mesías/Rey que ellos esperaban. Piensan en un reino como los de la tierra y piden ser personajes importantes (los más importantes) en ese reino. Para ellos, un reino es como el de Herodes: poder, honores… es decir lo más opuesto al Reino de Dios.

Esta incomprensión durará hasta el final. Lucas 22 muestra que persiste al entrar en el cenáculo, buscando los primeros puestos. Y Hechos 1,6 presenta la misma mentalidad justo en el momento anterior a la Ascensión.

Es por tanto un interesante tema de reflexión “la conversión” de los discípulos, su cambio progresivo, obra del Espíritu que los irá cambiando, haciéndoles pasar de la oscuridad de la Antigua Ley a la luz de la Buena Noticia.

El párrafo fundamental de este texto evangélico es sin duda el final:

«Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.»

Es decir, que Jesús usa la palabra “reino” contraponiéndolo a los reyes de este mundo. Los jefes de los reinos de este mundo dominan en provecho propio, imponen, desde fuera y desde arriba.

En el Reino de Jesús todo es al revés: desde dentro, por conversión, no por imposición; desde abajo, desde el servicio, no desde la prepotencia.

Aplicar esto a la iglesia de hoy y a los modos de hacer y el estilo de la jerarquía es ya un tópico. Creo que nos importa mucho más aplicarlo a cada uno de nosotros; estamos aquí para servir, para lavar los pies, para dar de comer al hambriento.

Desde párrafos como éste hay que repensar todo nuestro concepto de religión, lo que significa seguir a Jesús y la sinceridad de nuestro seguimiento.

Hay un pequeño tema marginal pero interesante: la deformación que hacemos de los santos. Lo expresaré con una broma: si le preguntan de qué color era el caballo blanco de Santiago, usted debe responder: “Santiago nunca tuvo caballo; el que tenía caballo era el rey Herodes, el que asesinó a Santiago”.

Porque la manía de usar la palabra “reino” en sentido civil nos ha hecho trasladar a los santos (y a los papas, y a los templos) los signos de poder civil que son precisamente los que aborrece Jesús y los que más desfiguran a la Iglesia, aun cuando no constituyen sus peores problemas.

Luego viene la imagen de Santiago matamoros. Ya no faltaba más que poner en un caballo y matando moros con la espada al mismo Jesús. Imagen que tiene mucho que ver con el patronazgo.

No está mal que recurramos a los santos, desde luego, aunque esto suponga que nos fiamos más de los santos que de Abbá mismo. Pero generalmente recurrimos a ellos para conseguir bendiciones materiales, y muchas veces para que nos ayuden “contra otros”, más o menos como el Antiguo Testamento recurre a Yahvé para que machaque a los enemigos.

Creo que es hora de que nuestra fe madure, prescinda de intermediarios, y pida a Dios ante todo su Espíritu y que hagamos su voluntad.

Finalmente, si fue Santiago el primero en traer la fe en Jesús a España, es motivo de agradecimiento profundo. Y si no fue él (no vamos meternos en disquisiciones históricas) es una buena ocasión para recordar a los que lo hicieron, reflexionar sobre su carisma evangelizador, y dar gracias a Dios por su fe y su valentía.
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Posted: 24 Jul 2010 04:13 PM PDT

Fiesta de Santiago Apóstol (Mt 20, 20-28)
Por Fray Marcos

No es nada fácil hacer una reflexión coherente en esta fiesta de Santiago. Todos sabemos que se trata de una fiesta más sociológica que religiosa; la prueba está en que la celebramos como fiesta o no, dependiendo de los intereses del político de turno. Este año no depende de ellos por caer en domingo.

Desde el punto de vista religioso no tiene mayor relevancia, pero aún así, debemos aprovecharla para recordar nuestros orígenes y tomar conciencia de los primeros pasos del cristianismo en nuestra España. Aunque la relación de Santiago con nuestra patria no sobrepasa el ámbito de la leyenda, siempre puede ser una ocasión para experimentar la pertenencia a un pueblo.

También puede ser una buena ocasión para expresar juntos nuestro agradecimiento. Acción de gracias a todos aquellos primeros seguidores de Jesús que nos han ayudado a ser lo que somos. No olvidemos que la eucaristía es siempre “acción de gracias”. En la figura de Santiago, agradecemos a todos los que nos han ayudado a iniciarnos y progresar en la fe. Conscientes de que es una riqueza que no hemos merecido, pero que tenemos que descubrir y agradecer.

Y no cabe duda que la vivencia de los apóstoles, fue vital para todo el que, más tarde, ha querido acercarse a él. La fiesta de cualquier apóstol nos recuerda que lo que nosotros pretendemos vivir hoy, ya lo han vivido, hace dos mil años, otros que eran tan humanos y tan limitados como nosotros.

El evangelio que acabamos de escuchar, no es curiosamente ningún alegato a favor de Santiago y Juan, y tampoco de los otros diez. Pero recordar esas pretensiones tan “humanas”, nos lleva a los fundamentos de la primera comunidad y nos hace pensar en cómo se fue desarrollando y extendiendo desde un insignificante grupo de discípulos muy duros de mollera. Todos debemos sentirnos como los apóstoles, es decir, conscientes de nuestras limitaciones, pero dispuestos a aprender del Maestro.

Este pasaje nos recuerda una de la claves del mensaje de Jesús, que tanto nos cuesta asimilar. No es nada fácil entrar en la dinámica del servicio total a los demás sin esperar nada a cambio, como actitud básica en la vida de un seguidor de Jesús. Es uno de los puntos del evangelio que están sin estrenar. Poquísimos cristianos, a través de los dos mil años de cristianismo, han sido capaces de vivir esa simple enseñanza. Hoy sigue siendo para nosotros, la piedra donde tropezamos en nuestro intento de vivir el evangelio. Dejar de ver el mundo desde mi egocentrismo, y descubrir que el centro es siempre el otro, nos llevaría a una auténtica actitud evangélica.

En demasiadas ocasiones se ha utilizado (y se sigue utilizando) la religión para escalar puestos en la sociedad y vivir mejor. Cuentan de un monaguillo que tocaba las campanas con todo entusiasmo a la muerte de un Papa. Cuando le preguntaron qué le ponía tan eufórico, contestó: “El escalafón es el escalafón”. Seguimos intentando por todos los medios, estar por encima de los demás. Ningún clérigo que se precie, deja de buscar en todos sus actos el ser más que los demás, el estar por encima, el mandar y disponer según su voluntad. Eso sí, esa voluntad impuesta se da por supuesto que es la voluntad de Dios.

Es verdad que el ser humano es social en todos los aspectos de la vida, también en el religioso. El seguimiento del evangelio no se puede hacer sólo individualmente y desentendiéndose de los demás, pero tiene que vivirse esa interdependencia con verdadero sentido de comunidad.

En ningún caso, debemos refugiarnos en guetos cerrados o peor aún, defensivos contra todo lo que no somos capaces de integrar. El grupo nos tiene que ayudar a comprender mejor y a vivir el evangelio; pero esa misma vivencia me obliga a salir del grupo y dedicarme al servicio de todos. Una verdadera comunidad cristiana madura en sus relaciones internas, pero si su acción no sobrepasa el gueto, su cristianismo será engañoso y quedará reducida a una forma de egoísmo amplificado.

El evangelio propone una alternativa al poder, ejercido como dominio y opresión. Para Jesús, todo poder (también el religioso) que no se ejerce como servicio a todos, es una usurpación del evangelio. Santiago y Juan pretendían aprovechar su cercanía a Jesús como un medio para alcanzar el poder. Jesús les ofrece una alternativa a ese mismo poder. Esta propuesta desbarata nuestra instintiva tendencia al domino de otro y a la opresión. Los primeros seguidores de Jesús aprendieron la lección, aunque les costó Dios y ayuda (nunca mejor dicho). Ésta podría ser la mejor lección de la fiesta que estamos celebrando.

La necesidad que todos sentimos de estar por encima de los demás es el mejor signo de que estamos anclados en nuestro falso yo. Nadie podrá superar esa exigencia del ego si no deja de identificarse con la parte de sí mismo que no es más que apariencia y no tiene una auténtica realidad.

El evangelio de hoy nos pone en guardia sobre esa tentación de emplear la religión para estar por encima de los demás. Recordemos que la diatriba de Jesús no va dirigida sólo contra los dos hermanos sino también contra los diez que, al protestar, demuestran tener las mismas aspiraciones y estar en la misma dinámica. Por eso puede ser muy útil examinar nuestra actitud, para purificar nuestra pertenencia a Cristo.

También vamos a aprovechar esta fiesta de Santiago para pensar un poco en nuestra pertenencia a una nación. Sin duda tenemos mucho que rectificar en la forma que hemos tenido de vivir la fe en comunidad. Hemos dejado atrás el nacionalcatolicismo, pero dudo que hayamos superado el afán de vencer al opositor, desde el caballo de la fuerza y la intolerancia; en lugar de convencer desde la vivencia religiosa.

No podemos evocar esta fiesta para seguir defendiendo nuestros instintos patrioteros, oponiéndonos con uñas y dientes a todo el que no sea de los nuestros. El seguidor del evangelio debe buscar sobre todo el servicio a todos, no sólo a los que piensan o actúan como nosotros.

La campaña de desprestigio y acoso que está sufriendo hoy el cristianismo en España no debe asustarnos y puede servir de acicate para superar actitudes equivocadas de nuestro cristianismo.

Seguramente la cosa va a ir a peor. En vez de quejarnos, lo que tenemos que hacer es ser más fuertes, pero desde la postura de Jesús, abandonando todo privilegio y poniéndonos a nivel de los más bajos para elevar a todos desde ahí.

Los apóstoles no lo entendieron todo de repente, pero supieron aprender de sus mismos errores. Los errores del pasado tienen que enseñarnos a ser más firmes para poder ser más tolerantes.

También puede tener sentido cristiano, el celebrar con los no creyentes una fiesta sociológica. Cada pueblo y el conjunto de todos los pueblos de España, tenemos que vivir en comunidad para poder solucionar los problemas que afectan a todos.

El primer requisito para que, de verdad, nos comprometamos en la búsqueda del bien común, será potenciar el sentido de pertenencia. El pertenecer a una familia no impide, sino que potencia la pertenencia a un pueblo o ciudad, sea grande o pequeña. Pero de la misma manera la pertenencia a un municipio no tiene que impedir para nada la integración en la región. Y sólo si estoy bien integrado en mi región, estaré en condiciones de sentirme comprometido con la unidad de España. Si no es así, algo va mal. Sintiéndome plenamente español puedo comprometerme en la lucha por un mundo mejor a escala planetaria.

Jesús nos dijo: “No será así entre vosotros”. Pero la historia y los oprimidos nos dicen: “Ha sido y sigue siendo así entre nosotros”. Creo que seguimos con la misma dinámica de los dos hermanos y parece que va a seguir siendo así durante mucho tiempo.

Sería un buen ejercicio en esta festividad, el comparar lo que vivimos a nuestro alrededor con la propuesta de Jesús. No vale la excusa: “primero hay que servir a Dios y luego a los hombres”. Esta idea es sencillamente diabólica, porque bajo el pretexto de servir a Dios, estamos preparados para servirnos de todo dios, y dispensarnos de servir a los demás.

Jesús dejó bien claro que a Dios sólo se le puede servir en el hermano. Sólo siendo cada vez más humanos podemos acercarnos a Dios.

Ni poder ni riqueza ni honores y prestigio tienen valor para Jesús, porque no ayudan a ser más humanos. Lo único que te hace más humano es el servicio a los demás. El único valor absoluto es el hombre, todo hombre, cualquier hombre; a él tiene que estar orientado todo lo demás.

Esta actitud que es la clave del mensaje de Jesús, la hemos cambiado por otra que no se le parece en nada. Para la Iglesia, lo importante es la institución, no las personas. En nombre de la institución se puede machacar impunemente a la persona concreta, poniendo como excusa que hay que sacrificarse por la comunidad. Si el bien de cada persona no se puede armonizar con el bien de la comunidad, algo va mal.
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Posted: 24 Jul 2010 09:44 AM PDT

Lc 11, 1-13
Por José Enrique Galarreta sj

El pasaje de Lucas tiene dos partes muy claras: el Padrenuestro y otros consejos sobre la oración. Invertimos este orden, para dedicar mayor atención al Padrenuestro.

Los consejos de Jesús sobre la oración se reproducen en el contexto del Sermón del Monte (del llano en Lucas). Aquí se incluyen solamente los que hacen referencia a la eficacia de la oración. Si vosotros, que sois malos, sois capaces de escuchar a los amigos aun por malos motivos, si sois capaces de atender bien a vuestros hijos, cuánto más os va a escuchar vuestro Padre que es bueno.

Esta pequeña parábola es evidente en sí. Los hijos tienen todo el derecho de pedir cosas a su padre, y el padre, si lo es, atiende a sus hijos.

Pero esta parábola no agota la doctrina de Jesús sobre la oración. Si el niño pide una serpiente, ¿se la dará su padre? Y cuando pedimos insistentemente y el Padre no nos lo concede... como le ocurre a Jesús en Getsemaní...

Getsemaní es una enseñanza clave para nuestra oración de petición y para la divinidad de Jesús.

Dios Hijo pide a Dios Padre. ¿Puede más la primera persona de la Trinidad que la segunda?

El Padre no se lo concede. ¿Qué poder tiene la oración de petición?

Hágase tu voluntad y no la mía. ¿La primera persona de la Trinidad y la segunda ¿tienen voluntades diferentes?

Pero todas estas elucubraciones dependen de una mala teología de la Trinidad. Nos importa ante todo que la oración de Jesús en Getsemaní es la propia de un hijo, que siente la necesidad de expresarse totalmente ante su Padre, y que acaba, como debe acabar toda petición: “hágase tu voluntad”, que no es una petición sino una aceptación.

Todo esto es un buen ejemplo para recordar que un texto no debe ser leído aisladamente: este texto subraya la confianza en nuestro Padre, que siempre escucha; otros textos completarán este mensaje; y todos juntos nos darán una visión global de la doctrina de Jesús sobre la oración.

EL PADRENUESTRO

Una explicación a fondo del Padrenuestro rebasa las posibilidades de una homilía dominical. Deberemos centrarnos en lo más fundamental y lo haremos sobre dos puntos: el destinatario y el sentido global de lo que se pide.

El destinatario es Abbá. Sabemos que Dios es para Jesús Abbá. En este momento, cuando Jesús nos enseña que debemos dirigir nuestra oración a Abbá, nos hace entrega de su Dios, de su propia relación con Abbá.

Nuestra oración no es al Poderoso, al Juez, al Amo, es a Abbá. Esto significa también que los que oramos no somos los esclavos, los temerosos, los asalariados... sino los hijos. Nuestra oración es una relación del hijo con su Padre.

Esto trae como consecuencia primera que el planteamiento esencial es la seguridad de ser escuchado y atendido. No tenemos que ablandar a Dios con súplicas lastimeras, ni arrancarle el perdón o la protección a base de cansarle los oídos. "Ya sabe vuestro Padre celestial lo que necesitáis". "Gracias Padre porque siempre me escuchas".

Esto sitúa en otras coordenadas el concepto de eficacia de nuestra oración. Nuestra oración no es eficaz por nuestra insistencia. No hace falta. Y la oración de petición se transforma de tal manera que, en el fondo, no pedimos nada.

"Santificado tu nombre" es un reconocimiento de quién es Dios.

El sentido global de lo que se pide es "venga tu reino", lo que equivale a una renuncia a todas las pequeñas peticiones que suelen poblar nuestras oraciones en favor de una aspiración de verdaderos hijos. "Venga tu reino" es el deseo máximo, único y unificador, lo que jerarquiza todos los demás valores y hace que "bueno/malo", "deseable/temible" adquieran un sentido diferente.

"Danos cada día nuestro pan de mañana" es una fórmula compleja, que tiene poco que ver con la subsistencia material y mucho con la confianza en Dios y la petición del alimento espiritual.

Aspirar al perdón ofreciendo como justificación nuestra propia actitud de perdonar es una formidable inversión de la realidad: en realidad, nosotros perdonamos porque nos sentimos perdonados; nuestro perdón es respuesta. En esta "petición" manifestamos por tanto que vivimos en el perdón, en la reconciliación, hacia Dios y entre nosotros.

Y al final se manifiesta nuestra desconfianza en nuestras propias fuerzas, rogando a Dios que no nos ponga a prueba, porque sabemos de nuestra debilidad.

Por tanto, esta oración, que aparentemente es de petición, se transforma en una oración de aceptación. Y su resumen es la fórmula que, precisamente, falta en Lucas y se incluye en Mateo: "Hágase tu voluntad". Fórmula que tampoco es una petición (por supuesto que la voluntad de Dios se hace) sino de aceptación.

El Padrenuestro es por tanto la oración de los hijos; sólo un espíritu filial puede orar así. Es un oración "en el espíritu", y constituye, mucho más que una serie de peticiones, una profesión de fe, una confesión pública de nuestra relación con Dios y con los demás.

Con razón la ha colocado la Iglesia como antesala de la comunión. Si por el bautismo nos adherimos a Jesús crucificado para el mundo y vivo por el Espíritu, en la comunión lo hacemos nuestro alimento y nuestra bebida. Comulgamos -todos juntos- con Jesús para renovar el Espíritu, para renovar nuestra comunión, nuestro espíritu filial, nuestro compromiso fraterno. Y todo ello se expresa en esa profesión de fe que recitamos juntos antes de comulgar con Jesús.

Por otra parte, sabemos que nuestro espíritu no es tan puro, sabemos que mentimos cuando proclamamos que queremos sólo el Reino, que aceptamos toda su voluntad y que perdonamos como Dios perdona.

Cuando pedimos a Dios lo que nos apetece no recitamos el Padrenuestro; le pedimos suerte, dinero, salud, éxito, consuelo... Es evidente que si un hada maravillosa nos permitiera formular tres deseos, estos no serían "santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad"...

Para rezar el Padrenuestro necesitamos elevarnos por encima de la mediocridad y hacer un acto consciente de que somos hijos, constructores del Reino, y de cuáles son los valores supremos del reino. Recitar el Padrenuestro es un fuerte desafío a la mediocridad de nuestra fe. Pero lo profesamos así avalados por el mandato de Jesús. Porque Él nos dijo que orásemos así, por eso, sólo por eso nos atrevemos a decir.....

¿No sería muy necesario que recobrásemos el respeto al Padrenuestro? No se pueden rezar "padrenuestros" a diestro y siniestro, en el rosario, en la bendición de la mesa, en los responsos, en las novenas, a los santos, en cualquier ocasión y momento. No tomar el nombre de Dios en vano, no exhibir a Cristo crucificado en vano, no multiplicar la eucaristía en vano, no desgastar el Padrenuestro en vano.





LA ORACIÓN DE LOS HIJOS

Los discípulos se acercaron a Jesús y le pidieron: “enséñanos a orar”. Desde aquel día, los que siguen a Jesús saben orar como hijos, y levantan el corazón hacia su Padre.

Porque sé a quién dirigirme. Porque mi vida no es una porquería entre la nada y la nada, una pasión inútil entre no-ser y no-ser. Porque estoy a cubierto. Porque existe el proyecto, el destino, el que sabe.

Porque estás ahí y eres el que me quita el miedo. Porque dirigirme a Ti es levantar el corazón, no machacarlo, porque levanto mi mano y hay una Mano mayor que me la coge. Porque sé a quién dirigirme, a quién referirme, de quién fiarme. Porque Jesús, el Hijo, me informó de quién soy y de Quién eres.

Por eso puedo levantar la vista, alzar la frente, mirarte a los ojos y decir:

PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN EL CIELO

Ésta es la vida eterna, que te conozcan, que te quieran. Si todos te conocieran ¡se acabarían tantas oscuridades! No te conocen, se han fiado en caricaturas de Ti. Por eso te ignoran, te niegan, blasfeman de Ti. Conocerte es amarte, pues no es posible sentirse querido y no querer.

SANTIFICADO SEA TU NOMBRE

Bendito seas Tú, que creas porque necesitas Hijos, que nos sacas adelante, que preparas la mesa mientras llegamos. Bendito seas porque entregaste al mejor de tus Hijos para que todos te conozcamos. Bendito seas Señor, que todos los pueblos te conozcan y te quieran.

VENGA A NOSOTROS TU REINO

Tienes que reinar. Entre nosotros reina ahora la violencia, el exceso de los ricos, la humillación de los pobres, reina la necesidad de consumir, reina la locura contra el planeta entero. Reina la oscuridad. Eso es lo que ahora reina. Queremos que reine la libertad, que reine la confianza, que reine la solidaridad, que reine el perdón, que reine la dignidad de tus hijos. Queremos que reines Tú. Y lo esperamos, con esperanza cierta: sabemos que el Reino es tu obra, tu empeño, tu sueño. Nosotros sembramos, abonamos, podamos, regamos, pero tú eres el que da la vida.

HÁGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO

Sabemos cuál es tu voluntad, porque te conocemos: tu voluntad es que todas las personas sepan que son hijos, que todos vivan como hijos, que todos vivan para siempre. Esa es tu voluntad y tu proyecto, es la misión que encargaste a Jesús, es la misión que Jesús nos encargó a nosotros. Y, entretanto, este oscuro camino hacia la Patria, que no sabemos por qué lo hiciste tan oscuro, tan estrecho, tan lleno de peligros y de amargura. Si es así, lo habrás querido así y tenemos que aceptarlo, aunque no lo entendemos. En el cielo y en la tierra. Allí quedarán cumplidos tus planes; aquí seguimos peleándonos con las tinieblas. Que se cumpla, Señor, tu voluntad, tu voluntad de que la tierra sea como el cielo, tu voluntad de que haya luz y desaparezcan las tinieblas.

DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA

Tú sabes bien de qué barro nos hiciste. Nos consta que sabes lo que necesitamos. Yo tengo pan, muchos no tienen pan. Yo tengo el Pan de tu Palabra, muchos no lo tienen. Yo tengo el Pan de Jesús, muchos no lo tienen. Porque no vivimos sólo del pan que se mastica, sino también – y mucho más – del pan de la esperanza, del pan del perdón, del pan de la justicia. Hoy pensaré en la Eucaristía que me estás dando tu Pan y desearé que nunca me falte. Hoy me alimento del Pan de Jesús, tu Palabra hecha carne para mi alimento. Y pediré que nunca me falte. Y pensaré en el hambre de mis hermanos, faltos de Pan y de Palabra. Y pediré que te acuerdes de que te necesitamos. Que no nos falte, Señor, tu Pan.

PERDONA NUESTRAS OFENSAS COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN

Ofensas, fea palabra. Nunca ha pasado por mi mente ofenderte. Si alguien te ha ofendido es porque no te conoce. Sabes que no son ofensas, que son errores y esclavitudes. Yo sé que así lo sabes, pero es que necesito excusarme ante Ti, mi Padre, por ser tan poco hijo. Yo sé que vivo gracias a que Tú me conoces y me comprendes. Yo sé que esa manera tuya de comprender y perdonar está en mis hermanos, tus otros hijos. Sé que ellos me conocen y me comprenden, y me siento bien, conocido y comprendido. Quiero vivir en ese ambiente, quiero comprender y perdonar, quiero vivir perdonando y perdonado.

NO NOS DEJES CAER EN TENTACIÓN

Tentación. Toda mi vida es una enorme tentación. Te confesaré que no me apetece el Reino. Me tienta el dinero, me tienta la venganza, me tienta el prestigio, me tienta todo. Tu Reino, tan fascinante, me atrae menos que muchas otras cosas, más cercanas, más tentadoras. El Reino se me convierte en una puerta estrecha, en un camino empinado, en un ojo de aguja difícil de acertar. No me abandones, no retires de mí tu Santo Espíritu, no permitas que mis ojos prefieran tesoros que roe la polilla, no me dejes servir a otros señores, no me dejes en manos de mí mismo. Que tu vara y tu cayado me conduzcan mientras camino por oscuras cañadas.

Y LÍBRANOS DEL MAL

¿Por qué has dejado suelto tanto mal? ¿Es que no sabes que el mal nos impide creer en Ti? ¿Es que no miras el dolor de tantos hijos? ¿Es que van ser nuestros males más poderosos que Tú, es que nos van a impedir creer en Ti? Yo sueño con un mundo de Hijos que no sufren. Yo sueño con un mundo en el que no haya que creer en Ti, un mundo en que seas evidente. Me parece que estamos atados, agobiados, sometidos, al poder de las tinieblas que nos impiden verte, al poder de la tierra que nos atrae mucho más que el cielo. Líbranos, tú que eres poderoso, tú que pusiste a tu hijo el nombre de “Libertador”, en esta vida y para siempre, líbranos.

AMÉN
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Posted: 24 Jul 2010 09:34 AM PDT

A ti, Señor, presento mi ilusión y mi esfuerzo;
en ti, mi Dios, confío, confío porque sé que me amas.
Que en la prueba no ceda al cansancio,
que tu gracia triunfe siempre en mí.
Yo espero siempre en ti. Yo sé que tú
nunca defraudas al que en ti confía.

Indícame tus caminos, Señor, enséñame tus sendas.
Que en mi vida se abran caminos de paz y bien,
caminos de justicia y libertad.
Que en mi vida se abran sendas de esperanza,
sendas de igualdad y servicio.
Encamíname fielmente, Señor.
Enséñame tú que eres mi Dios y Salvador.

Recuerda, Señor, que tu ternura y tu lealtad
nunca se acaba; no te acuerdes de mis pecados.
Acuérdate de mí con tu lealtad,
por tu gran bondad, Señor.

Tú eres bueno y recto
y enseñas el camino a los desorientados.
Encamina a los humildes por la rectitud,
enseña a los humildes su camino.
Tus sendas son la lealtad y la fidelidad
para los que guardan tu alianza y tus mandatos.

Porque eres bueno, perdona mi culpa.
Cuando te soy fiel, Señor,
tú me enseñas un camino cierto;
así viviré feliz y enriquecerás mi vida con tus dones.
Tú, Señor, te fías de mí y me esperas siempre.
Tú, Señor, quieres que sea de verdad tu amigo.

Tengo los ojos puestos en ti
que me libras de mis amarras y ataduras.
Vuélvete hacia mí y ten piedad,
pues estoy sólo y afligido.
Ensancha mi corazón encogido
y sácame de mis angustias.


Mira mis trabajos y mis penas
y perdona todos mis pecados.
Señor, guarda mi vida y líbrame de mí mismos.
Señor, que salga de mi concha y vaya hacia ti
y que no quede defraudado de haberme confiado a ti.

Indícame tus caminos, Señor, tú que eres el Camino.
Hazme andar por el sendero de la verdad,
tú que eres la Verdad del hombre.
Despierta en mí el manantial de mi vida,
tú que eres la Vida de cuanto existe.

Publicada en www.monjardin.tk
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Posted: 24 Jul 2010 09:29 AM PDT

DOMINGO XVII DURANTE EL AÑO
Lectura del libro del Génesis 18, 20-21. 23-32

El Señor dijo: «El clamor contra Sodoma y Gomorra es tan grande, y su pecado tan grave, que debo bajar a ver si sus acciones son realmente como el clamor que ha llegado hasta mí. Si no es así, lo sabré».
Entonces Abraham se le acercó y le dijo: «¿Así que vas a exterminar al justo junto con el culpable? Tal vez haya en la ciudad cincuenta justos. ¿Y Tú vas a arrasar ese lugar, en vez de perdonarlo por amor a los cincuenta justos que hay en él? ¡Lejos de ti hacer semejante cosa! ¡Matar al justo juntamente con el culpable, haciendo que los dos corran la misma suerte! ¡Lejos de ti! ¿Acaso el Juez de toda la tierra no va a hacer justicia?»
El Señor respondió: «Si encuentro cincuenta justos en la ciudad de Sodoma, perdonaré a todo ese lugar en atención a ellos».
Entonces Abraham dijo: «Yo, que no soy más que polvo y ceniza, tengo el atrevimiento de dirigirme a mi Señor. Quizá falten cinco para que los justos lleguen a cincuenta. Por esos cinco ¿vas a destruir toda la ciudad?» «No la destruiré si encuentro allí cuarenta y cinco», respondió el Señor.
Pero Abraham volvió a insistir: «Quizá no sean más de cuarenta».
Y el Señor respondió: «No lo haré por amor a esos cuarenta».
«Por favor, dijo entonces Abraham, que mi Señor no lo tome a mal si continúo insistiendo. Quizá sean solamente treinta».
Y el Señor respondió: «No lo haré si encuentro allí a esos treinta».
Abraham insistió: «Una vez más, me tomo el atrevimiento de dirigirme a mi Señor. Tal vez no sean más que veinte».
«No la destruiré en atención a esos veinte», declaró el Señor.
«Por favor, dijo entonces Abraham, que mi Señor no se enoje si hablo por última vez. Quizá sean solamente diez».
«En atención a esos diez, respondió, no la destruiré».


Palabra de Dios.



SALMO RESPONSORIAL 137, 1-3. 6-7a. 7c-8

R. ¡Me escuchaste, Señor, cuando te invoqué!

Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
porque has oído las palabras de mi boca,
te cantaré en presencia de los ángeles.
Me postraré ante tu santo Templo. R.

Daré gracias a tu Nombre por tu amor y tu fidelidad,
porque tu promesa ha superado tu renombre.
Me respondiste cada vez que te invoqué
y aumentaste la fuerza de mi alma. R.

El Señor está en las alturas,
pero se fija en el humilde
y reconoce al orgulloso desde lejos.
Si camino entre peligros, me conservas la vida. R.

¡Tu derecha me salva.
El Señor lo hará todo por mí.
Tu amor es eterno, Señor,
¡no abandones la obra de tus manos! R.



Lectura de la carta del Apóstol san Pablo
a los cristianos de Colosas 2, 12-14

Hermanos:
En el bautismo, ustedes fueron sepultados con Cristo, y con Él resucitaron, por la fe en el poder de Dios que lo resucitó de entre los muertos.
Ustedes estaban muertos a causa de sus pecados y de la incircuncisión de su carne, pero Cristo los hizo revivir con Él, perdonando todas nuestras faltas. Él canceló el acta de condenación que nos era contraria, con todas sus cláusulas, y la hizo desaparecer clavándola en la cruz.


Palabra de Dios.




Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 11, 1-13

Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos».
Él les dijo entonces: «Cuando oren, digan:

Padre, santificado sea tu Nombre,
que venga tu Reino,
danos cada día nuestro pan cotidiano;
perdona nuestros pecados,
porque también nosotros perdonamos
a aquéllos que nos ofenden;
y no nos dejes caer en la tentación».

Jesús agregó: «Supongamos que alguno de ustedes tiene un amigo y recurre a él a medianoche, para decirle: "Amigo, préstame tres panes, porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle", y desde adentro él le responde: "No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos". Yo les aseguro que aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario.

También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá. ¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una serpiente cuando le pide un pescado? ¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquéllos que se lo pidan!»


Palabra del Señor.


LITURGIA DE LAS HORAS
TIEMPO ORDINARIO
DOMINGO DE LA SEMANA XVII
De la feria. Salterio I


25 de julio


LAUDES
(Oración de la mañana)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Señor, abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

INVITATORIO

Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva. Aleluya.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Himno: ES VERDAD QUE LAS LUCES DEL ALBA

Es verdad que las luces del alba
del día de hoy
son más puras, radiantes y bellas,
por gracia de Dios.

Es verdad que yo siento en mi vida,
muy dentro de mí,
que la gracia de Dios es mi gracia,
que no merecí.

Es verdad que la gracia del Padre,
en Cristo Jesús,
es la gloria del hombre y del mundo
bañados en luz.

Es verdad que la Pascua de Cristo
es pascua por mí,
que su muerte y victoria me dieron
eterno vivir.

Viviré en alabanzas al Padre,
que al Hijo nos dio,
y que el santo Paráclito inflame
nuestra alma en amor. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Por ti madrugo, Dios mío, para contemplar tu fuerza y tu gloria. Aleluya.

SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS

¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Por ti madrugo, Dios mío, para contemplar tu fuerza y tu gloria. Aleluya.

Ant. 2. En medio de las llamas, los tres jóvenes, unánimes, cantaban: «Bendito sea el Señor.» Aleluya.

Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56

Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

No se dice Gloria al Padre.

Ant. En medio de las llamas, los tres jóvenes, unánimes, cantaban: «Bendito sea el Señor.» Aleluya.

Ant. 3. Que el pueblo de Dios se alegre por su Rey. Aleluya.

Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Que el pueblo de Dios se alegre por su Rey. Aleluya.

LECTURA BREVE Ap 7, 10. 12

¡La salvación es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero! La bendición, y la gloria, y la sabiduría, y la acción de gracias, y el honor, y el poder, y la fuerza son de nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.

RESPONSORIO BREVE

V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.

V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre.
R. Ten piedad de nosotros.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Si vosotros, siendo malos como sois, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿con cuanta mayor razón dará vuestro Padre desde el cielo el Espíritu Santo a quienes se lo pidan?

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Si vosotros, siendo malos como sois, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿con cuanta mayor razón dará vuestro Padre desde el cielo el Espíritu Santo a quienes se lo pidan?

PRECES

Glorifiquemos al Señor Jesús, luz que alumbra a todo hombre y sol de justicia que no conoce el ocaso, y digámosle:

Tú que eres nuestra vida y nuestra salvación, Señor, ten piedad.

Creador de la luz, de cuya bondad recibimos, con acción de gracias, las primicias de este día;
te pedimos que el recuerdo de tu santa resurrección sea nuestro gozo durante este domingo.

Que tu Espíritu Santo nos enseñe a cumplir tu voluntad,
y que tu sabiduría dirija hoy todas nuestras acciones.

Que al celebrar la eucaristía de este domingo tu palabra nos llene de gozo,
y que la participación en el banquete de tu amor haga crecer nuestra esperanza.

Que sepamos contemplar las maravillas que tu generosidad nos concede,
y vivamos durante todo el día en acción de gracias.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Digamos ahora todos juntos la oración que Cristo nos enseñó:

Padre nuestro...

ORACIÓN

Oh Dios, protector de los que en ti esperan, sin ti nada es fuerte ni santo; aumenta los signos de tu misericordia sobre nosotros, para que, bajo tu dirección, de tal modo nos sirvamos de las cosas pasajeras que por ellas alcancemos con mayor plenitud las eternas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.




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II VÍSPERAS
Oración de la tarde

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: DIOS DE LA LUZ, PRESENCIA ARDIENTE.

Dios de la luz, presencia ardiente
sin meridiano ni frontera:
vuelves la noche mediodía,
ciegas al sol con tu derecha.

Como columna de la aurora,
iba en la noche tu grandeza;
te vio el desierto, y destellaron
luz de tu gloria las arenas.

Cerró la noche sobre Egipto
como cilicio de tinieblas;
para tu pueblo amanecías
bajo los techos de las tiendas.

Eres la luz, pero en tu rayo
lanzas el día o la tiniebla:
ciegas los ojos del soberbio,
curas al pobre su ceguera.

Cristo Jesús, tú que trajiste
fuego a la entraña de la tierra,
guarda encendida nuestra lámpara
hasta la aurora de tu vuelta. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Desde Sión extenderá el Señor el poder de su cetro, y reinará eternamente. Aleluya.

Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.

Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»

Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»

El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.

En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Desde Sión extenderá el Señor el poder de su cetro, y reinará eternamente. Aleluya.

Ant. 2. En presencia del Señor se estremece la tierra. Aleluya.

Salmo 113 A - ISRAEL LIBRADO DE EGIPTO; LAS MARAVILLAS DEL ÉXODO.

Cuando Israel salió de Egipto,
los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue su santuario,
Israel fue su dominio.

El mar, al verlos, huyó,
el Jordán se echó atrás;
los montes saltaron como carneros;
las colinas, como corderos.

¿Qué te pasa, mar, que huyes,
y a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas, que saltáis como corderos?

En presencia del Señor se estremece la tierra,
en presencia del Dios de Jacob;
que transforma las peñas en estanques,
el pedernal en manantiales de agua.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. En presencia del Señor se estremece la tierra. Aleluya.

Ant. 3. Reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo. Aleluya.

Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7

El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa.

Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).

Aleluya.
Alabad al Señor sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que les teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).

Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).

Aleluya.
Llegó la boda del cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo. Aleluya.

LECTURA BREVE 2Co 1, 3-4

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios de todo consuelo; él nos consuela en todas nuestras luchas, para poder nosotros consolar a los que están en toda tribulación, mediante el consuelo con que nosotros somos consolados por Dios.

RESPONSORIO BREVE

V. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
R. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.

V. Digno de gloria y alabanza por los siglos.
R. En la bóveda del cielo.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Pedid y recibiréis; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Pedid y recibiréis; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá.

PRECES

Adoremos a Cristo, Señor nuestro y cabeza de la Iglesia, y digámosle confiadamente:

Venga a nosotros tu reino, Señor.

Señor, amigo de los hombres, haz de tu Iglesia instrumento de concordia y unidad entre ellos
y signo de salvación para todos los pueblos.

Protege con tu brazo poderoso al Papa y a todos los obispos
y concédeles trabajar en unidad, amor y paz.

A los cristianos concédenos vivir íntimamente unidos a ti, nuestro Maestro,
y dar testimonio en nuestras vidas de la llegada de tu reino.

Concede, Señor, al mundo el don de la paz
y haz que en todos los pueblos reine la justicia y el bienestar.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Otorga, a los que han muerto, una resurrección gloriosa
y haz que los que aún vivimos en este mundo gocemos un día con ellos de la felicidad eterna.

Terminemos nuestra oración con las palabras del Señor:

Padre nuestro...

ORACIÓN

Oh Dios, protector de los que en ti esperan, sin ti nada es fuerte ni santo; aumenta los signos de tu misericordia sobre nosotros, para que, bajo tu dirección, de tal modo nos sirvamos de las cosas pasajeras que por ellas alcancemos con mayor plenitud las eternas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.




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COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

EXAMEN DE CONCIENCIA

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

Himno: CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE

Cuando la luz del sol es ya poniente,
gracias, Señor, es nuestra melodía;
recibe, como ofrenda, amablemente,
nuestro dolor, trabajo y alegría.

Si poco fue el amor en nuestro empeño
de darle vida al día que fenece,
convierta en realidad lo que fue un sueño
tu gran amor que todo lo engrandece.

Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte
de pecadora en justa, e ilumina
la senda de la vida y de la muerte
del hombre que en la fe lucha y camina.

Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza
la noche oscura sobre nuestro día,
concédenos la paz y la esperanza
de esperar cada noche tu gran día. Amén.

SALMODIA

Ant. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.

Salmo 90 - A LA SOMBRA DEL OMNIPOTENTE.

Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío en ti.»

Él te librará de la red del cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás:
su brazo es escudo y armadura.

No temerás el espanto nocturno,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que se desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que devasta a mediodía.

Caerán a tu izquierda mil,
diez mil a tu derecha;
a ti no te alcanzará.

Tan sólo abre tus ojos
y verás la paga de los malvados,
porque hiciste del Señor tu refugio,
tomaste al Altísimo por defensa.

No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos;

te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones.

«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.

Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré;
lo saciaré de largos días,
y le haré ver mi salvación.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.

LECTURA BREVE Ap 22, 4-5

Verán el rostro del Señor, y tendrán su nombre en la frente. Y no habrá más noche, y no necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque el Señor Dios alumbrará sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos.

RESPONSORIO BREVE

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos

luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

ORACIÓN

OREMOS,
Humildemente te pedimos, Señor, que después de haber celebrado en este día los misterios de la resurrección de tu Hijo, sin temor alguno, descansemos en tu paz, y mañana nos levantemos alegres para cantar nuevamente tus alabanzas. Por Cristo nuestro Señor.
Amén

BENDICIÓN

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.

ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

Madre del Redentor, Virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,

ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.

Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.

Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.
Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente.

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