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lunes, 16 de agosto de 2010

CAMINO MISIONERO 16/08/2010

  • La fe nuestra de cada día
  • Cómo operar la transición del viejo para el nuevo paradigma
  • Los más graves delitos
  • La fiesta del Asunción y la Compañía de Jesús
  • Examen de convivencia
  • Andra Mari: La Mujer María. 1. Principios, mujer y madre.
  • Compartir la fe fortalece la relación en una pareja
  • Los Sacramentos, más de siete.
  • UNA ARMADA INVENCIBLE
  • Solemnidad de la Asunción de María: Reina de la sencillez y la lucha
  • Evangelio Misionero del Dia: 16 de Agosto de 2010 - SEMANA XX DURANTE EL AÑO
  • Lecturas y Liturgia de las Horas: 16 de Agosto de 2010
  • JESÚS, MARÍA Y EL ESPÍRITU
  • Comentario al evangelio del domingo 15 de Agosto, Asunción de la Virgen María
  • Asumiendo la victoria de la vida: una mirada en cruz
La fe nuestra de cada día
Posted: 15 Aug 2010 08:26 PM PDT




Nadie puede vivir sin fe, sin creencias, porque todos nos fiamos de tantas personas que encontramos continuamente, o porque suponemos que las cosas “funcionarán” de modo correcto y así será posible llevar adelante nuestros proyectos.

San Cirilo de Jerusalén (obispo del siglo IV) ilustraba esta idea en una catequesis dirigida a los que iban a recibir el bautismo. Al explicarles que la fe no es algo sólo para los cristianos, Cirilo mostraba cómo muchas personas hacen lo que hacen por fe.

“Tampoco hay que pensar que el prestigio de la fe sólo se da entre quienes nos amparamos bajo el nombre de Cristo, sino que todo lo que se hace en el mundo, incluso por parte de quienes están lejos de la Iglesia, queda penetrado por la fe”.

¿Qué ejemplos ilustran esta verdad? San Cirilo ponía 4 ejemplos: el de los esposos, el del campesino, el del navegante, y el de los negocios:

“Por medio de una fe, dos personas extrañas se unen por las leyes nupciales; personas ajenas una a otra entran en la comunión de cuerpos y bienes mediante la fe que se hace presente en el contrato matrimonial. También en una cierta fe se apoya el trabajo agrícola, pues no comienza a trabajar quien no tenga esperanza de recibir frutos. Con fe recorren los hombres el mar cuando, confiando en un pequeño leño, cambian la solidez de la tierra por la agitación de las olas, entregándose a inciertas esperanzas y mostrando una confianza más segura que cualquier áncora. En la confianza, finalmente, se apoyan los negocios de los hombres”.

La lista de ejemplos podría hacerse mucho más larga: por la fe dos hombres empiezan a ser amigos, un soldado obedece a su capitán, un ciudadano pide justicia a los tribunales, miles de personas dan su voto a un candidato, casi todos recurrimos a los médicos para aliviar nuestros males...

Por desgracia, a veces se dan engaños y fraudes. La fruta que pensábamos buena, confiados en la sonrisa del vendedor, resulta que está llena de gusanos. El amigo que nos ofrecía un préstamo para salir de un apuro se ha convertido en un usurero sanguinario. El confidente a quien abrimos nuestro corazón está divulgando secretos muy personales a otras personas. Incluso hemos de reconocer, con pena, que hemos fallado a quienes pusieron su fe sobre nuestros hombros.

A pesar de los fracasos, la fe humana es un ingrediente imprescindible de la vida. Porque nos fiamos de los constructores al estar tranquilos en casa, de los policías a la hora de caminar por la calle, de los demás conductores al ir por la carretera, de los funcionarios cuando pedimos un certificado, incluso de los políticos buenos (que los hay) a la hora de soñar en un mundo un poco más justo y más bueno.

Al reflexionar sobre esta experiencia humana universal, el Papa Juan Pablo II definía al hombre como “animal de creencias”, pues “en la vida de un hombre las verdades simplemente creídas son mucho más numerosas que las adquiridas mediante la constatación personal. En efecto, ¿quién sería capaz de discutir críticamente los innumerables resultados de las ciencias sobre las que se basa la vida moderna? ¿Quién podría controlar por su cuenta el flujo de informaciones que día a día se reciben de todas las partes del mundo y que se aceptan en línea de máxima como verdaderas? Finalmente, ¿quién podría reconstruir los procesos de experiencia y de pensamiento por los cuales se han acumulado los tesoros de la sabiduría y de religiosidad de la humanidad? El hombre, ser que busca la verdad, es pues también aquél que vive de creencias” (encíclica “Fides et ratio” n. 31).

La fe es, por lo tanto, como el pan de cada día: parte integrante de la experiencia humana. Desde esa fe seguimos hoy, en camino: ayudados por cientos de manos amigas, y con la posibilidad de ser, también nosotros, hombres y mujeres en quienes otros pueden pedir ayuda en las distintas situaciones de la vida.
Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente.
Posted: 15 Aug 2010 08:16 PM PDT


Por Leonardo Boff *
Publicado por Adital


Damos por ya realizada la demolición crítica del sistema de consumo y de producción capitalista con la cultura materialista que lo acompaña. O lo superamos históricamente o pondrá en gran riesgo la especie humana.
La solución para la crisis no puede venir del propio sistema que la provocó. Como decía Einstein:"el pensamiento que creó el problema no puede ser el mismo que lo solucionará". Estamos obligados a pensar diferente si queremos tener futuro para nosotros y para la biosfera. Por más que se agraven las crisis, como en la Eurozona, la voracidad especulativa no la enfría ni la arregla.

Lo dramático de nuestra situación reside en el hecho de que no disponemos de ninguna alternativa suficientemente vigorosa y elaborada que venga a sustituir el actual sistema. Ni por ello, debemos desistir del sueño de un otro mundo posible y necesario. La sensación que vivimos fue bien expresa por el pensador italiano Antonio Gramsci:"el viejo resiste en morir y el nuevo no consigue nacer".

Pero por todas las partes en el mundo hay una vasta siembra de alternativas, de estilos nuevos de convivencia, de formas diferentes de producción y de consumo. Se proyectan sueños de otro tipo de geosociedades, movilizando muchos grupos y movimientos, con esperanza de que algo de nuevo podrá eclosionar en la protuberancia del viejo sistema en erosión. Ese movimiento mundial gana visibilidad en los Fórums Sociales Mundiales y recientemente en la Cúpula de los Pueblos por los derechos de la Madre Terra, realizada en abril de 2010 en Cochabamba Bolivia.
La historia no es lineal. Ella se hace por rupturas provocadas por la acumulación de energías, de ideas y de proyectos que en un momento dado introducen una ruptura y entonces el nuevo irrumpe con vigor a punto de ganar la hegemonía sobre todas las otras fuerzas. Se instaura entonces otro tiempo y empieza una nueva historia.

Hasta que esto no ocurra, tenemos que ser realistas. Por un lado, debemos buscar alternativas para no quedar rehenes del viejo sistema y, por otro, estamos obligados a estar dentro de él, continuar y producir, sin embargo visualizar las contradicciones, para atender las demandas humanas. En caso contrario, no evitaríamos un colapso colectivo con efectos dramáticos.

Debemos, por lo tanto, andar sobre las dos piernas: una en el suelo del viejo sistema y a otra en el nuevo suelo, dando énfasis a este último. El gran desafío es como procesar la transición entre un sistema consumista que estresa la naturaleza y sacrifica las personas y un sistema de sustentación de toda vida en armonía con la Madre Terra, con respeto a los límites de cada ecosistema y con una distribución equitativa de los bienes naturales e industriales que hubiéremos producido. Cambiando ideas en Cochabamba con el conocido sociólogo belga François Houtart, uno de los buenos observadores de las actuales transformaciones, convergemos en estos puntos para la transición del viejo para el nuevo.

Nuestros países del Sur deben en primero lugar, luchar, todavía dentro del sistema vigente, por normas ecológicas y regulaciones que preserven lo más posible los bienes y los servicios naturales o trate su utilización de forma socialmente responsable.

En segundo lugar, que los países del gran Sur, en especial Brasil, no seamos reducidos a meros exportadores de materias primas, Debemos incorporar tecnologías que den valor agregado a sus productos, crear innovaciones tecnologías y orientar la economía para el mercado interno.

En tercer lugar, que exijan de los países importadores que contaminen lo menos posible y que contribuyan financieramente para la preservación y regeneración ecológica de los bienes naturales que importan.

En cuarto lugar, que instauren una legislación ambiental internacional más rigurosa para aquellos que menos respetan los preceptos de una producción ecológicamente sostenible, socialmente justa, aquellos que se relajan en la adaptación y en la mitigación de los efectos del calentamiento global y que introducen medidas proteccionistas en sus economías.

Lo más importante de todo, sin embargo, es formar una coalición de fuerzas a partir de gobiernos, instituciones, iglesias, centros de investigación y pensamiento, movimientos sociales, ONGS y todo tipo de personas alrededor de valores y principios colectivamente divididos, bien expresados en la Carta de la Tierra, en la Declaración de los Derechos de la Madre Tierra o en la Declaración Universal del Bien Común de Tierra y de la Humanidad (texto básico del incipiente proyecto de la reinvención de la ONU) y en el Bien Vivir de las culturas originarias de las Américas.

De estos valores y principios, se espera la creación de instituciones globales y, quien sabe, se organice la gobernanza planetaria que tenga como propósito preservar la integridad y vitalidad de la Madre Tierra, garantizar las condiciones del sistema-vida, erradicar el hambre, las enfermedades letales y forjar las condiciones para una paz duradera entre los pueblos y con la Madre Terra.

[Traducción CASAL - Julio 2010].


* Teólogo, filósofo e escritor
Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente.
Posted: 15 Aug 2010 07:29 PM PDT


Por Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo de San Cristóbal de Las Casas


VER. ¡Cuán insensata es la ignorancia, cuando se vanagloría emitiendo opiniones sobre asuntos que no conoce y juzgando hechos fuera de contexto! Es lo que manifiesta una articulista, quien denuesta al portavoz del Vaticano e ironiza sobre su moralidad, porque, según ella, “acaba de codificar en el mismo nivel de ‘delito grave’ el abuso sexual a menores y a discapacitados, la pornografía infantil y el intento de ordenación de una mujer”.

La Congregación para la Doctrina de la Fe, que no es lo mismo que El Vaticano, ni el portavoz de la Santa Sede, acaba de publicar unas normas que actualizan las emitidas por el Papa Juan Pablo II en el año 2001, para juzgar, y en su caso penalizar debidamente, los más graves delitos contra la fe y contra los sacramentos de la Eucaristía, la Penitencia y el Orden Sacerdotal, así como los abusos sexuales por parte de miembros del clero respecto a menores. No son lo mismo estos crímenes execrables, que el intento de ordenar como sacerdote a una mujer. No están en el mismo nivel. La confusión de la articulista es porque la enumeración de estos delitos está en un mismo documento, destinado a defender la santidad de los sacramentos. ¡Si conociera el texto original, quizá matizaría su opinión!

JUZGAR

Enumero algunos de esos delitos:

Delitos contra la fe: herejía, cisma y apostasía. Pena: excomunión automática.

Delitos más graves contra la Eucaristía: Profanar, llevarse o retener, con finalidad sacrílega, las especies consagradas. Simular la acción litúrgica de la Misa. Admitir a concelebrar la Misa a ministros protestantes. Consagrar sólo pan o sólo vino, con fines sacrílegos, dentro o fuera de la Misa. Pena: castigo según la gravedad, sin excluir la dimisión del ministerio presbiteral.

Delitos más graves contra el sacramento de la Penitencia: La violación del sigilo sacramental. La solicitación, durante la confesión, a pecar sexualmente con el mismo confesor, o la absolución por parte de éste de su cómplice en un pecado sexual. La simulación de la absolución sacramental y la escucha prohibida de la confesión. La grabación o difusión de las cosas dichas por el confesor o por el penitente en la confesión. Pena: castigo según la gravedad, sin excluir la dimisión del estado clerical.

Delito más grave contra el sacramento del Orden: Atentar ordenar a una mujer como sacerdote. Pena: excomunión automática para el ministro y para la mujer. El ministro puede ser excluido del ministerio.

Delitos más graves contra la moral: El abuso sexual, cometido por un clérigo, de un menor de 18 años, o de quien tiene un uso imperfecto de la razón. La adquisición, retención o divulgación, con un fin libidinoso, de imágenes pornográficas de menores de 14 años, por parte de un clérigo. Pena: castigo según la gravedad del crimen, sin excluir su dimisión.

Estos delitos prescriben a los 20 años, prescripción que empieza a correr, en el caso de abuso a menores, a partir del día en que el menor cumple 18 años.

No tienen el mismo nivel la ordenación de una mujer, que los abusos sexuales contra menores. Aquella tiene como pena sólo la excomunión, que implica no poder recibir los sacramentos de la confesión y comunión. En cambio, los abusos sexuales se castigan según la gravedad del crimen, lo cual incluye las penas de los códigos civiles, que aquí no se enumeran, porque ésta es una normativa canónica, no civil, y los códigos varían según países.

ACTUAR

Los sacramentos son los signos salvíficos que Jesús dejó a su Iglesia, y que debemos cuidar y proteger con esmero y responsabilidad, por la vida divina que contienen. Desde la familia y la catequesis, hemos de inculcar la debida reverencia y el delicado respeto que merecen. Si alguien no les da la importancia adecuada y abusa de ellos, merece una amonestación, un castigo conveniente e impedirle que los use con fines indignos. Eso es lo que la Iglesia siempre ha hecho; ahora sólo actualiza este cuidado, por la degradación moral que nos ha invadido, con pretexto de modernidad y libertad.

Seamos ejemplo de respeto sagrado a la fe, a la Eucaristía, a la Penitencia, al sacramento del Orden y al celibato.
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Posted: 15 Aug 2010 06:38 PM PDT


Publicado por CPAL SJ


El 15 de agosto toda la Iglesia celebra la solemnidad de la Asunción de la Virgen María. En la misma fecha, el año pasado, Benedicto XVI en su homilía decía: “…la Asunción nos recuerda que la vida de María, como la de todo cristiano, es un camino de seguimiento, de seguimiento de Jesús, un camino que tiene una meta bien precisa, un futuro ya trazado: la victoria definitiva sobre el pecado y sobre la muerte, y la comunión plena con Dios, porque -como dice san Pablo en la carta a los Efesios- el Padre "nos resucitó y nos hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús" (Ef 2, 6). Esto quiere decir que, con el bautismo, fundamentalmente ya hemos resucitado y estamos sentados en los cielos en Cristo Jesús, pero debemos alcanzar corporalmente lo que el bautismo ya ha comenzado y realizado. En nosotros la unión con Cristo, la resurrección, es imperfecta, pero para la Virgen María ya es perfecta, a pesar del camino que también la Virgen tuvo que hacer. Ella ya entró en la plenitud de la unión con Dios, con su Hijo, y nos atrae y nos acompaña en nuestro camino.”
La fecha tiene un significado especial para la Compañía de Jesús. Ese día Ignacio de Loyola, Francisco Javier, Diego Laínez, Alfonso Salmerón, Nicolás de Bobadilla, Simón Rodrigues y Pedro Fabro, el único sacerdote, profesaron sus votos de pobreza, castidad y vida apostólica en Tierra Santa. Ricardo García-Villoslada s.j. en su libro “San Ignacio de Loyola” describe como aquel 15 de agosto de 1534 San Ignacio y sus seis primeros compañeros subieron por la mañana a la colina de Montmartre, en París y en la capilla de Sanctum Martyrum, hicieron sus votos de pobreza castidad y vida apostólica. ”Se podría decir que aquellos siete hombres animados y llenos de Dios estaban en un cenáculo, como aquel de Pentecostés. Todos sentían en su pecho la llama viva del celo apostólico; siete llamas que expresaban la fuerza de la gran hoguera ignaciana... En aquel Pentecostés no podía faltar la Santísima Virgen y por eso resolvieron pronunciar sus votos el día de la fiesta de la Asunción de María.”
Otro jesuita, John W. O’Malley sj, observa sobre el mismo hecho: “A pesar de estos votos y de la decisión de ordenarse, todos insistieron, en sus relatos posteriores sobre este episodio crucial en sus vidas, en que no tenían intención de fundar una nueva orden religiosa. En cuanto a Ignacio, sin embargo, una carta escrita posteriormente a su hermano indica que en ese tiempo, o poco después ya había concebido una idea en esa dirección. Una mirada retrospectiva nos permite ver con seguridad en el acontecimiento de aquel día de agosto la piedra angular de la futura Compañía de Jesús. Los que la pusieron venían de diferentes naciones y de diferentes clases sociales y su edad fluctuaba entre los diecinueve y los cuarenta y tres años más o menos.”

Fuente: http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/homilies/2009/documents/hf_ben-xvi_hom_20090815_assunzione_sp.html
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Posted: 15 Aug 2010 06:32 PM PDT


Cuando se produce un incidente protagonizado por chicos o adolescentes dentro o fuera del colegio, para los medios es “violencia escolar”. Pero el título no alcanza para explicar si se trata de la violencia de los niños o de la que sobre ellos ejerce la escuela.

Quienes siendo niños mirábamos sorprendidos a los adultos, hoy somos los adultos que, frente a los niños, nos quedamos desorientados. El mundo no es lo que desearíamos que fuera y, en esa dirección, también se encuentra la escuela. Entre sus objetivos está el de enseñar a relacionarse con el mundo y en ese encuentro intersubjetivo es inevitable que aparezca el conflicto, estrategia insustituible de comunicación y de funcionamiento social. Ahora bien: una cosa es el conflicto, otra la agresividad y otra muy distinta la violencia.

LO QUE HUBO, HAY

Hace 200 años el Cabildo de Buenos Aires advertía, en un documento, cómo eran aquellos escolares: “Los niños acostumbran a tener el inhumano gusto de hacer mil burlas a sus compañeros, de provocarlos a reñir, de decirles injurias, de escarnecerlos, o mofarlos, o de hacerlos irritar de otros muchos modos, principalmente cuando los tienen por más débiles que ellos, y no temen que puedan vengarse”. ¿Aquellos niños hacían lo mismo que los de ahora? Si tal como creemos, los valores y las virtudes siempre se enseñan en la escuela, ¿dónde se aprende y se aprendió la corrupción y la violencia?

Creo que los adultos debemos ser honestos y generosos: no podemos responsabilizar al niño. Hoy la violencia es una forma de sociabilidad, un abuso de las fronteras, un avasallamiento de la orilla que nos distingue y nos vincula. El niño hoy y siempre termina siendo receptor pasivo de las conductas de los adultos (algunos ignorantes y otros muy conscientes de las consecuencias de sus actos) que, ejercidas sin medida, los desarticula. La violencia es un modo de relación en condiciones de impotencia instituyente de las instituciones (Estado, escuela y familia). Por eso preferiremos hablar de que la violencia entre los más chicos es consecuencia de la que los adultos ejercen sobre ellos, y abordaremos la violencia simbólica, producida o provocada muchas veces por los medios, las autoridades, ingenuamente con la complicidad de los padres.

LA VIOLENCIA NUNCA ES INGENUA

La violencia simbólica determina los límites dentro de los cuales nos es posible percibir y pensar. Estructuras, ideas, mensajes que, desde distintos emisores, siempre con autoridad, configuran nuestra subjetividad. Este es un tipo de violencia no explícita, no frontal y prácticamente indistinguible porque forma parte de los mecanismos con los que hemos sido conformados como personas sociales. Es muy sutil y constituye por lo tanto una violencia dulce, invisible, que se ejerce con el consenso y el desconocimiento de quien la padece y que esconde las relaciones de fuerza que están por debajo de la relación. Por eso solemos naturalizar e interiorizar estas relaciones de poder y convertirlas en evidentes e incuestionables, incluso para los sometidos. Los mensajes subliminales, las campañas publicitarias para convencernos de que todo está permitido o, en el otro extremo, hacernos creer proyectos centrados en lo prohibido, sostenidos por el falso concepto de que lo decidido por un gobierno siempre es bueno para el pueblo (por ejemplo, la manera en que se elaboran, reelaboran y se aplican nuevos planes de enseñanza). Precisamente porque la violencia activa es más fácil de identificar, más habitualmente se recurre a este otro tipo de manipulación.

LA RESPONSABILIDAD ES DE LOS ADULTOS: SIEMPRE

Los docentes son los que más expuestos se encuentran a este tipo de violencia en tanto nunca han salido del sistema. Se inician en el jardín, pasan a la primaria e ingresan después a la escuela media para cerrar el periplo en el profesorado, tomando clases de aquellos que luego serán sus colegas. En consecuencia, estos profesionales de la educación tienen la obligación de configurar un pensamiento propio y un espíritu crítico para detectar con inteligencia y luego determinar con libertad cuáles son los aspectos compositivos de las organizaciones que ejercen esta violencia difícil de detectar, una violencia tan sutil que la persona la absorbe y la transmite en gestos de dudas y de temor sin tomar conciencia de los porqué. La construcción subjetiva de nociones como fidelidad, libertad, sumisión, límite, se encuentra subordinada al contexto en que esos valores son presentados, a las políticas estatales en las que se configuran y a la realidad del mundo, que las cuestiona o no. Justamente por ello se requieren pedagogos maduros, altamente capacitados, valientes testimonios de valores éticos y morales que sostengan sus ideales ante cualquier circunstancia y sin cortar lo que se puede desatar, que construyan redes de vínculos y formas de relación que, para los menores que los observan, sean una alternativa al conflictivo entorno que viven a diario en sus casas, en sus barrios, en los recortes de realidad que los medios informan.

Ya no es posible quejarse siempre y repetidamente de lo que los demás nos hacen. Este es el desafío de la escuela hoy: ponernos, juntos, a pensar qué hago yo con eso que los otros hacen conmigo.

Tenemos en nuestras manos, como educadores (padres y docentes), la herramienta para cambiar las estructuras de manipulación que nos circundan. No como superhéroes con superpoderes sino como simples personas que, absorbiendo todo tipo de violencia de los otros, respondamos con actos que la desintegren hasta convertirla en pura relación, puro vínculo, pura cercanía de dos o más…
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Norberto Siciliani. Artículo publicado en revista Ciudad Nueva, www.ciudadnueva.org.ar
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Posted: 15 Aug 2010 06:02 PM PDT
Publicado por El Blog de X. Pikaza


Ofrecí ayer una reflexiones bíblicas sobre la Asunciòn de María (Santa María del cielo), partiendo de la lectura de la misa del día (Ap 12). Varios han comentado ese post de un modo bondadosa, otros lo han hecho con aportaciones profundas que agradezco. Alguno ha perdido precisiones dogmáticas. Está en su derecho.

Por eso he pensado ofrecerlas, hoy y mañana, trazando primero una breve antropología mariana para fijarme después en aquello que tiene de especial, de peculiar y bello, el "dogma" (resplandor) católico de María, la madre Jesús.

(a) Hoy ofrezco los principios "judíos" de la vida de María, como mujer (Señora María, Mujer, Andra Mari), trazando unos principios de antropologìa mariana.Ella fue judía (no fue todavía cristiana, en el sentido posterior de la palabra). Por eso me fundo sobre todo en autores judíos, que me ayudan a entenderla.

b) Mañana expondré desde ese fondo (y desde la actualidad) los dos "dogmas" antropológicos marianos ya concretos de la Iglesia católica: el de su "concepción" (cómo ha sido engendrada en la carne y de la carne, en forma Inmaculada) y el de su "muerte" (cómo ha sido insertada en el proceso divino de la vida, que los critianos llaman Trinidad, cómo indica el símbolo de la AsunciónI.

Introducción

Suponiendo conocido el tema de María, la Madre de Jesus, en el Nuevo Testamento y conocidas también las primeras declaraciones de la Iglesia (que de alguna forma han culminado en los concilios de Éfeso y Calcedonia: 431 y 451d.C.), quiero situar el tema de la “mariología” desde la antropología de la modernidad. Los nuevos cristianos sabemos ya que María no es madre de un ser divino en general o de una de las divinidades sagradas (semi-cósmicas, semi-humanas) del paganismo antiguo o moderno, sino la madre y compañera de Jesús, un hombre concreto, que ha vivido una historia muy honda de carne, es decir, de entrega comprometida y sanadora a favor de los excluidos por su carne (enfermos, impuros, expulsados), que ha culminado con la entrega total de su vida a favor de los demás, condenado a morir en una cruz. Le llamamos sido Madre de Dios porque ha sido (siendo) la madre concreta de un hombre encarnado en el centro de la historia de los hombres. Así lo mostraremos, precisando los presupuestos antropológicos y las formulaciones concretas de los últimos dogmas marianos.

Una antropología biográfica de la Madre de Jesús.

María no es madre espiritual de una naturaleza abstracta (que no existe), sino madre histórica (carnal) de Jesús, hombre concreto, Hijo de Dios. Desde ese fondo podemos y debemos evocar los momentos históricos de su maternidad personal, en un proceso en el que destacamos nacimiento, despliegue biográfico y muerte.

En contra de lo que parecía afirmar el pensamiento helenista, el hombre no es naturaleza universal (por encima del tiempo), sino un proceso histórico de vida personal. En esa línea pudiéramos decir que el ser humano (hombre y/o mujer) es Auto-Presencia en Relación, alguien que sólo está en sí mismo (es consciente de sí, se posee) en la medida en que se relaciona con los demás. Pues bien, en el caso de María, esta relación está definida de manera muy profunda (aunque no única) por su maternidad mesiánica. El evangelio evoca otras relaciones de María (con José y con los «hermanos» de Jesús, con el Discípulo Amado y con otros miembros de la iglesia), que son fundamentales para trazar el perfil de su persona. Pero aquí queremos centrarnos en aquella que ha sido más importante para la conciencia de la iglesia: la relación de María con Jesús, en un plano de engendramiento, compañía y muerte.

Ciertamente, las relaciones de María con Jesús han de situarse en el contexto más amplio de su historia total, como mujer y persona, que se relaciona de un modo personal con Dios y con el pueblo israelita y con José, con sus restantes familiares (los «hermanos» de Jesús) y con el conjunto de la iglesia. Como seguiremos indicando, las relaciones de María con Jesús no son excluyentes ni únicas, sino que se sitúan dentro de un abanico más amplio de referencias de conversación y generación, de solidaridad y de apertura creadora.

Presupuesto 1. Madre originante, madre acompañada: engendramiento.

Ser madre es dar la vida, no en plano de ideas o principios generales, sino en la propia carne. El mito helenista de Pandora, repetido sin cesar en la cultura patriarcalista, suponía la madre es «ánfora» que acoge y madura la simiente masculina, vientre que recibe pasivamente el semen patriarcal. Hoy sabemos que ella juega un papel activo en el proceso de generación biológica del niño y, sobre todo, que engendra a través de su palabra-carnal (=encarnada), ofreciendo al niño el calor de la vida, el alimento de los pechos, el cariño del corazón, el cuidado de las manos y, de un modo especial, la palabra de la comunicación personal y de la libertad. Así lo ha destacado Lc 1, 26-38, situando la maternidad responsable de María, en nivel del diálogo con Dios.

Leída a la luz de la experiencia israelita (asumida en otra perspectiva por Mt 1, 18-25), esta es una maternidad «en compañía», que no se puede entender simplemente desde la ausencia de un varón, sino desde un diálogo más profundo con el varón (en este caso José) y con toda la historia israelita. Sólo de esa forma se puede hablar de la Presencia del Espíritu Santo, que no se entiende como sustituto de una carencia humana sino como plenitud de sentido de la maternidad humana de María.

En este sentido, su maternidad no ha de entenderse de un excluyente (por oposición al influjo de otros), sino de un modo incluyente: en ella se expresa el misterio y la tarea genética de los hombres (varones y mujeres), como engendradores de vida. Por eso, podemos afirmar que la iglesia ha proyectado hacia María unos rasgos de paternidad-maternidad que no son exclusivamente femeninos, sino humanos, en plenitud, aunque reciben matices distintos en lo masculino y femenino.

La maternidad se sitúa, por tanto, en un nivel de corporalidad comunicativa, engendradora, que se expresa través del cuerpo-hecho-Palabra, en diálogo concreto con los otros (sobre todo, en un nivel de relación de mujeres con varones). Cerrada en sí misma, sin comunicación-carnal de los padres entre sí y de ambos con Dios (y con la nueva vida, que nace en la carne), la maternidad carecería de valor humano, sería algo monstruoso, en nivel pre-humano o post-humano, pero nunca salvador para los hombres. Cuando la iglesia afirma que María es Madre del Verbo de Dios en la carne la sitúa en el centro de un proceso de generación humana, es decir, de comunicación personal, que se realiza en el nivel de la carne entera (que sólo existe en plano de amor-palabra), no de simple biología corporal.

Sólo en ese contexto puede nacer de verdad un niño, como dice Hanna Arendt. Entre el pasado y el futuro. Ocho ejercicios sobre la reflexión política. Barcelona, Península, 1996, 198: «Como el niño ha de ser protegido frente al mundo, su lugar tradicional está en la familia... La familia vive su vida privada dentro de cuatro paredes (de la casa) y en ellas se escuda, pues ellas cierran ese lugar seguro sin el cual ninguna cosa viviente puede salir adelante, y esto es así no sólo para la etapa de la infancia sino para toda la vida humana en general, pues siempre que se vea expuesta al mundo sin la protección de un espacio privado y sin seguridad, su calidad vital se destruye».

Presupuesto 2. Madre iniciadora, el despliegue de la vida.

La madre empieza siendo aquella que 'da a luz', poniendo al hijo fuera de sí y engendrándolo a través del afecto y palabra carnal, para que así pueda asumir su libertad y realizarse por sí mismo. Normalmente esta función la realiza la mujer con el varón, de manera que actúan ambos juntos, padre y madre (con el resto del grupo o sociedad en que están insertos), en diálogo de complementariedad personal, aunque el influjo de cada uno varía en los diversos casos y culturas. El Nuevo Testamento conserva las huellas de José, al quien tanto Lc 4 como Jn 1 presentan como padre de Jesús. Pero ha destacado especialmente la función materna de María, que puede ejercer y ejerce de un modo simbólico las funciones del padre y la madre, como supone Jn 2, 1-11. En ese sentido decimos que ella ha sido iniciadora, pues sitúa a Jesús antes su tarea mesiánica, abriéndole, no imponiéndole, un camino.

Lo que inicia al hombre en la vida no son unas ideas abstractas (unas esencias), sino unos gestos y caminos, asumidos y ofrecidos de manera normal por la madre (por los padres). Los que inician son los mismos padres. Lógicamente, la libertad creadora de Jesús, siendo propia y autónoma (¿qué tengo que ver yo contigo, mujer? ¡aún no ha llegado mi hora!: Jn 2, 4), está vinculada a la palabra y testimonio de la madre, que le abre un horizonte de sentido y le sitúa ante las necesidades de los hombres de su entorno. Jesús ha de asumir y recorrer su propio camino de libertad, que culmina en la entrega de la vida, y en ese sentido ha de «romper» con un cierto tipo de ataduras maternas (y paternas) pero no puede hacerlo en gesto de puro rechazo contra la madre, sino recibiendo y recreando el impulso que ella le ha ofrecido, en diálogo dramático, de tipo personal.

En este contexto resulta muy significativa la aportación de la antropología judía, tal como ha sido recogida de forma genial por F. Rosenzweig, en su manea de ver la oposición entre judaísmo y cristianismo. A su juicio, el judaísmo está vinculado con algo que se adquiere en el mismo nacimiento, definido por los padres, es decir, por el mismo pueblo, entendido como gran útero materno; por eso, los judíos no tienen que re-nacer (nacer a otro nivel de existencia) para encontrarse a sí mismos, sino que les basta con volver al origen del que han provenido. Por el contrario, los cristianos no nacen, sino que se hacen: el cristianismo es algo que está fuera de la vida natural, algo añadido, que se expresa en instituciones exteriores, de tipo eclesiástico.

«El misterio del nacimiento, que en el caso del judío le acontece al individuo, se halla aquí antes de todos los individuos: en el milagro de Belén. Ahí, en el origen de la Revelación, que es común para todos los individuos, tuvo lugar el nacimiento primero, común a todos ellos. El ser innegable, dado, originario y perdurable de su cristianismo no lo hallan estos en sí, sino en Cristo» (F. ROSENZWEIG, La estrella de la redención, Sígueme, Salamanca 1997, 465).

Estas palabras inquietantes y luminosas del judío Rosenzweig, uno de los mejores conocedores del cristianismo del siglo XX, nos sitúan en el mismo centro de la mariología, tal como iremos mostrando a partir de ahora, en todo este trabajo. Rosenzweig supone que los judíos son un pueblo «natural», que nace de una madre (de un pueblo materno) que le ofrece lugar en la vida, de manera que a cada uno le basta con ser aquello que ha recibido; volver al origen del nacimiento, vincularse a la madre, eso es ser judío.

Por el contrario, los cristianos tienen que dejar a la «madre natural»: así deben superar su nacimiento particular (pagano, sometido al pecado original de una historia de pecado), para re-nacer en un plano de «espíritu», es decir, de universalidad. Situada en esta perspectiva, la Virgen Santa María, la madre mesiánica de Jesús, ya no es para los cristianos la madre carnal concreta que engendró un día a Jesús, sino una «madre ideal», en la línea de la espiritualidad gnóstica (o platónica), que los cristianos han inventado para universalizar la tradición judía (desligándola de su identidad concreta, de pueblo elegido y distinto).

Eso significaría que, en el fondo, Maria tendria que ser para los cristianos una «madre platónica», un tipo de eterno femenino, de madre eterna, pero no la madre carnal concreta, que nos puede vincular desde la carne del proceso de la vida. Ciertamente, Rosenzweig es demasiado inteligente para dejar que las cosas queden así, en forma de pura oposición. Por eso afirma, en el conjunto y las conclusiones de su libro, que cristianos y judíos se necesitan: que los judíos deben superar el riesgo de una madre nacional (que les cierra en su propio y exclusivo pasado, en su identidad cerrada) y que los cristianos tienen que superar su riesgo idealista (para encarnar el evangelio de Jesús en la historia concreta de los hombres).

Tendría que haber, según eso, un pacto entre la María judía (figura puramente nacional) y la María cristiana (que habría corrido el riesgo de universalizarse de un modo platónico, espiritualista, separado de la carne).

Sobre este fondo se sitúa, a mi juicio, el gran problema de la mariología y de la historia humana, en el lugar donde se pueda unir lo concreto (un pueblo histórico, una madre particular) y lo universal (María madre de todos), sin caer en el particularismo ni en el espiritualismo (ni en un sistema impositivo, que se impone sobre todos, negando sus diferencias). Pienso que podemos asumir este reto, para recuperar la maternidad carnal e histórica de María (mujer israelita), sin diluir el evangelio de su Hijo en un tipo de esencia supra-histórica (en un idealismo dictatorial, desencarnado, de tipo espiritualista o sacral). En esa línea se sitúan las reflexiones que siguen: la Madre Israel, la Madre María siguen siendo un principio e impulso de educación para nosotros, los cristianos, que también nos llamamos y queremos ser hijos de Israel.

Presupuesto 3. Madre del hijo muerto, fracaso de la madre.

Normalmente, la madre muere antes que el hijo, que le acompaña en el trance de la despedida. Pero en el caso de Jesús nos hallamos ante el acontecimiento, menos frecuente, pero muy significativo, de la madre que asiste a la muerte del hijo, de manera que puede sentirse fracasada: no ha engendrado a un hijo que pueda sobrevivirle, en la historia de la vida, sino a un hombre que muere derrotado, antes de tiempo, destruido en plena juventud por las ruedas de violencia de la sociedad o de la historia.

Esto ha sucedido a Jesús: ha recorrido su frágil camino de carne, en gesto de solidaridad, ofreciendo su mensaje a los pobres y excluidos de su pueblo, enfrentándose con ello al sistema sagrado de Israel y al orden imperial de Roma, que le han condenado a la cruz. La tradición afirma que el conjunto de sus discípulos y amigos han huido, dejándole solo en la muerte, pues tenían miedo de compartir su camino. Pero la misma tradición añade que, al lado de la cruz se han mantenido unas mujeres, y de un modo especial su madre, como testifica Mc 15, 40 (al menos veladamente) y como ha destacado de manera temática muy honda Jn 19, 26-27.
Esta imagen del hijo que muere, dejando a la madre doblemente viuda, sin marido y sin posibilidades de descendencia, aparece en algunas de las tradiciones escatológicas y apocalípticas más repetidas de Israel, como ha recogido de manera impresionante en el libro Cuarto de Esdras. La Doncella-Viuda de Israel llora sin consuelo por la muerte de sus hijos (cf. Mt 2, 16-18). Aquí nos encontramos ante el límite de las posibilidades de un judaísmo nacional como el Rosenzweig (y el de otros judíos, como E. Lévinas, de los que hablaremos luego). Este es el límite de toda religión particular, de todo engendramiento.

Pues bien, precisamente aquí, en el lugar donde parece que la maternidad fracasa, allí donde parece que se han roto todas las relaciones de Dios son su pueblo y la historia no tiene ya ningún sentido, viene a situarnos el evangelio cristiano. De esta forma se acaba y culmina la maternidad de Maria, como proceso carnal de diálogo con su hijo, que puede y debe recrearse, de un modo pascual, en la comunidad del Discípulo Amado. Sólo allí donde la madre está dispuesta a la muerte de su hijo (que es más que la muerte de ella misma) puede iniciarse un proceso de nueva y más alta comunión. Situada ya en este contexto, la maternidad de María sólo puede entenderse y valorarse de un modo pascual, como un elemento de la antropología del Cristo resucitado.

El tema del dolor de la madre por la muerte del hijo, que no es simple dolor físico, ni psicológico, sino expresión de un fracaso radical de maternidad, está en el centro de algunos textos básicos del Nuevo Testamento: no solo de Jn 19, 26-27 y de Mt 2, 16- 18 (como puede verse por los comentarios), sino también en Lc 2, 33-25 (cf.La Madre de Jesús, Sígueme, Salamanca 1990, 167-186). Este es un tema que está en el fondo de mi Antropología Bíblica, Sígueme, Salamanca 1194. Desde una perspectiva judía, ante la ruina del “hijo” muerto (ante la destrucción de gran parte de Israel en el Holocausto de 1938 a 1945), ha elevado su más honda antropología E. L. FACKENHEIM, La presencia de Dios en la historia. Afirmaciones judías y reflexiones filosóficas, Sígueme, Salamanca 2002. Pienso que todo lo que sigue puede entenderse como respuesta a sus preguntas, desde una línea cristiana, en la que Jesús aparece como el Pueblo de Israel que muere (para renacimiento del Israel universal).

Estos tres presupuestos antropológicos, que hemos querido evocar desde un trasfondo judío, nos sitúan en el centro del misterio de la vida y obra de la Madre de Jesús. Ella sigue vinculada, como madre mesiánica, con su pueblo carnal, de manera que podemos situarla en perspectiva de experiencia israelita (de Antiguo Testamento cristiano), no para separarla de la carne concreta del pueblo de Israel, sino para abrir desde ella un camino de encuentro y comunicación universal, que no sea idealismo gnóstico ni sistema social impositivo. De esa manera, como judía fecunda y sufriente, María forma parte del despliegue humano de Jesús y se sitúa (nos sitúa) ante su cruz pascual. Desde ese fondo tendríamos que haber expandido el último momento (Muerte de Jesús) en perspectiva de resurrección. Pero con eso entramos ya en el siguiente apartado del tema, tal como ha sido recogido por las formulaciones dogmáticas.
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Posted: 15 Aug 2010 05:28 PM PDT


FUTURO PROMISORIO, CUESTIÓN DE ESPÍRITU


Un estudio en Estados Unidos reveló que el vínculo en una pareja tiende a resentirse si no profesan el mismo credo, o si uno es creyente y el otro no. En cambio, si lo comparten disminuyen las tensiones, más si suelen rezar juntos.

Compartir la actividad religiosa con la pareja puede mejorar los niveles de satisfacción de la relación, según se desprende de un estudio estadounidense que preguntó por esta cuestión a 1.387 personas. Por el contrario, cuando ambas personas no comparten el mismo credo, o solo uno de los dos es creyente, la satisfacción desciende.

Según publica Bradford Wilcox en la revista 'Journal of Marriage and Family', las parejas afroamericanas entrevistadas fueron las que más notaron el efecto beneficioso de la oración; hasta el punto de que asegura que si no fuese por eso estarían mucho peor que las parejas blancas en términos de satisfacción.

"El rezo estrecha la diferencia racial y les ofrece cierta ventaja, que les pone a la par con otros grupos étnicos", explica. "La vitalidad de los afroamericanos en la Iglesia les pone por delante en esta cuestión".

Un efecto positivo que también se observó en el caso de los latinos, y que se torna en perjudicial cuando ambos miembros no comparten la misma fe. Como explica su investigación, realizada tras entrevistar a casi 1.400 individuos de 18 a 59 años (el 89% de ellos, casados), en el caso de religiones discordantes, o cuando sólo uno de los dos tenía fe, la relación termina por resentirse.

A su juicio, puede ser porque estas diferencias se acaben convirtiendo en una fuente de tensión, "o bien porque pasan menos tiempo juntas", o porque las diferencias sobre el modo de educar a los hijos acaban haciéndoles menos felices, propone esta investigación.

El tema de la influencia que tiene la religión en la salud mental o en otras facetas psicosociales de nuestra vida ha sido ampliamente estudiado. En esta ocasión, Wilcox atribuye a la religión tres factores protectores: promueve un comportamiento ético, las comunidades ofrecen apoyo formal e informal al individuo y ofrece un sentido de la vida al individuo que aumenta su resistencia al estrés.

Fuente: ElMundo.es
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Posted: 15 Aug 2010 05:15 PM PDT




Me enseñaron hace tiempo que los Sacramentos no se reducen a los siete de la lista "oficial", los cuales, sin embargo, son esenciales para la vida cristiana. Lo que ocurre es que, si nos atenemos a la definición y a la esencia de lo que es un Sacramento, entonces nos encontramos que no son siete, sino muchos más, tantos como Encarnación de las Gracias que Dios otorga.

Dicho de otro modo, cuando alguien recibe de Dios un Don (Carisma): un Voto Religioso, una Consagración Particular, una Visión (o unas visiones)... en general, cualquier Gracia que sea Don para la persona en cuestión pero, sobre todo, destinado a dar fruto en la Iglesia y para la Iglesia, entonces se hace Sacramento en la medida en que, al ser vivido y respondido en Fidelidad, hace presente lo que contiene, es decir, contiene y hace palpable lo que significa. Esa y no otra es la definición, al menos básica, de Sacramento.

Dios concede - derrama - una Gracia invisible como por ejemplo la Obediencia, que se da a un religioso para que la viva, la encarne, la haga visible a los demás, remitiendo con ella al Reino, es Sacramento, puesto que santifica al que la vive y transmite un sinfín de Gracias al derredor. El que obedece, encarna la Obediencia del Hijo al Padre, en quien puso su Voluntad, devolviéndosela por Amor en el Espíritu. Así, el religioso entrega su Voluntad a Dios por Amor - que no por imposición o porque "no queda otra", en cuyo caso la vocación no es tal, sino que es una cadena - y, por esta entrega amorosa y libre, el Espíritu actúa en esa persona, guiándolo y operando en él los frutos que convienen al mismo religioso y a la Iglesia.

Las vidas de los santos son ilustrativas, de hecho no reflejan otra cosa: personas castas, obedientes y pobres; caritativas y llenas de Fe y Esperanza, así como de Gracias particulares... son Testimonio de la Vida del Reino y, lo que es más, lo que han recibido opera en ellas la santificación, la verdadera consagración, por el mero hecho de vivirlo y devolverlo a Dios con generosidad y amor constante.
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Posted: 15 Aug 2010 05:01 PM PDT


La confianza es actitud existencial ligada a la firmeza y seguridad con que se espera algo, firmeza y seguridad consolidadas por la experiencia de quien confía.
El niño podrá descansar sereno en brazos de su madre, pues todo él ha interiorizado, de forma tanto más profunda cuanto más inconsciente, que lo propio de aquel otro ser en el que ahora se aquietan los deseos, es acoger el suyo y hacer posible su vida y su sueño, su presente y su futuro.
Así también el creyente, como un niño, acallará y moderará sus deseos en Dios, cuando por la fe haya experimentado que el ser de Dios lo envuelve, que el amor de Dios lo acoge, que la fidelidad de Dios lo fundamenta.
La confianza crece ‘de noche’, en la oscuridad, en el silencio, en la dificultad. La has visto resplandecer gloriosa en el árbol de la cruz: confianza de Hijo, confianza en carne viva, confianza de quien todo lo entrega a aquel de quien todo lo ha recibido.
Pasado, presente y futuro de una fe vivida se anudan en la recia sencillez de un “yo confío”.
Considera las palabras de tu confesión de fe: “¡Yo te amo, Señor, mi fortaleza! ¡Señor, mi peña, mi alcázar, mi libertador! ¡Dios mío, roca mía en que me refugio! ¡Fuerza mía salvadora, mi baluarte famoso!” La has dicho tantas veces con tu madre la Iglesia: “Dios mío, peña mía, refugio mío, Dios mío”. Eso confiesas; eso es para ti tu Dios, tu Señor, tu Roca: “¿Quién es dios fuera del Señor? ¿Quién es Roca fuera de nuestro Dios?”
Pero la fe que hace posible tu confesión, la fe que ha dado rostro al Dios de tu hora presente, esa fe ahonda sus raíces en la memoria, en acontecimientos del pasado, en una historia de salvación: “Acuérdate de los días remotos, considera las edades pretéritas, pregunta a tu padre y te lo contará, a tus ancianos y te lo dirán”. “Inclinó los cielos y bajó, con nubarrones bajo los pies; volaba cabalgando un querubín, cerniéndose sobre las alas del viento…”. “La porción del Señor fue su pueblo… lo rodeó cuidando de él, lo guardó como a las niñas de sus ojos”. Y tú añadirás a las palabras de la antigua confesión, las palabras de un salmo nuevo, de un cántico nuevo, pues has vivido los hechos asombrosos de una pascua nueva: “El Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y contemplamos su gloria, gloria de Hijo único del Padre, lleno de amor y lealtad”.
Esa memoria de la fe, que da solidez al presente, ilumina con la misma luz los días del futuro llenándolos de esperanza.
La confianza es la fuerza invencible de los pequeños de la tierra.
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Posted: 15 Aug 2010 04:50 PM PDT
Publicado por Entra y Veras


María es reina pero con una corona y un trono no muy habituales. Desde la sencillez se puede luchar por la igualdad para convertir la propia vida en un reclamo que sonroje a quienes creen que su felicidad se consigue a costa de los otros.

Seguramente no nos cuesta nada imaginarnos la figura de una reina. Ni tampoco el de una mujer sencilla. Quizá sea más complicado imaginar y sostener la figura o el perfil de una revolucionaria, que a diferencia de las anteriores, ha de tener una causa apasionante por la que entregar y comprometer su vida en contra de un sistema establecido. María, como vamos a explicar, fue capaz de conjugar a lo largo de su vida, por lo que nos cuentan los evangelios, la sencillez y la lucha. Y al término de sus días, la Iglesia quiso ver en ella una auténtica Reina, fiesta que hoy conmemoramos.

María desde la sencillez y la normalidad, una vez que se convierte en portadora del Hijo de Dios, emprende una revolución. Sí, la revolución de la ternura. María es ternura creyente, itinerante y actuante. María es la mujer que camina deprisa a la colina donde reside su prima Isabel, se pone incondicionalmente a su servicio y canta desde allí el genial pregón del Magníficat. Su ternura no es ronrroneo de ñoñería, ni caricia mirando a la cámara. La maternidad le inspiró este himno por antonomasia de quienes han recibido a manos llenas una nueva visión de la realidad y se encuentran, en auténtico “estado de gracia”, gozando sin medida del favor de Dios.

María se ha dibujado a sí misma: se ha retratado en el Magníficat. Se considerará muy honrada, si nos convertimos en prolongadores tenaces de su Magníficat. El Dios que ella acunó en un pesebre vive encarnado en todos los que conviven con el corazón encogido, apartados de pamplinas y lágrimas egoístas. María es una letanía de ternura, un huracán de amor, que levanta las máscaras de todos los aprovechados y sirve en blancos manteles la misericordia y la justicia de Dios con los pobres. El Dios de Jesús que anidó en las entrañas de María es el Dios que derriba del trono a los soberbios, a los que se creen reyes y maestros.

Si vamos a la fiesta que celebramos hoy, hay que decir que este dogma nos sitúa en el centro del misterio cristiano. Este dogma no separa a María del resto de los creyentes de a pie, como nosotros, como si a ella se le hubiera ofrecido algo que no se da a los demás. Al contrario, asumiendo con Jesús la muerte, María aparece así como primera cristiana completa, pues la vemos en Jesús y por Jesús como primera de los resucitados.

La tradición de la Iglesia ha vinculado la Asunción con la Coronación de María como reina del cielo y de la tierra. Ella es Reina a través de su vida al servicio del evangelio de Jesús, sin buscar el protagonismo, es recibida por el mismo Dios. Carece de sentido hablar de una Asunción exclusiva de María, pues ello iría en contra del gran principio de la unión de los creyentes en la carne. María sigue siendo bandera de esperanza. Lo fue en el momento de la encarnación y lo es también ahora.

La bandera de la ternura ondea en el horizonte de los cristianos que podemos contemplar a María junto a las tres divinas personas. Sin embargo, mientras nos llega la hora de ese magnífico encuentro, no olvidemos ni un momento el evangelio que de hoy. La revolución de la ternura sigue siendo aún una asignatura pendiente como dijo Helder Cámara: «¿Qué hay en ti en tus palabras y en tu voz cuando anuncias en el Magníficat la humillación de los poderosos y la elevación de los humildes, la saciedad de los que tienen hambre y el desmayo de los ricos que nadie se atreve a llamarte revolucionaria ni a mirarte con sospecha? Préstanos tu voz y canta con nosotros».

Roberto Sayalero Sanz, agustino recoleto. Colegio San Agustín (Valladolid, España)


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Posted: 15 Aug 2010 04:44 PM PDT


Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 19, 16-22


Se acercó un hombre a Jesús y le preguntó: «Maestro, ¿qué obras buenas debo hacer para conseguir la Vida eterna?»
Jesús le dijo: «¿Cómo me preguntas acerca de lo que es bueno? Uno solo es el Bueno. Si quieres entrar en la Vida eterna, cumple los Mandamientos».
«¿Cuáles?», preguntó el hombre. Jesús le respondió: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honrarás a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo».
El joven dijo: «Todo esto lo he cumplido: ¿qué me queda por hacer?» «Si quieres ser perfecto, le dijo Jesús, ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres: así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme».
Al oír estas palabras, el joven se retiró entristecido, porque poseía muchos bienes.

Compartiendo la Palabra
Por CELAM - CEBIPAL

El Reino desde la óptica del joven:
La hora de las decisiones
“Si quieres ser perfecto…”

Después de haber visto en nuestra lectura de Mateo 19, la novedad del Reino (1) en el mundo de la pareja y (2) en el mundo de los niños, hoy nos encontramos con su efecto (3) en el mundo de un joven. Mateo es el único en precisar que se trata de un joven, dejando entender que se encuentra en la edad de las decisiones fundamentales que afectan el resto de la vida.

“¿Qué he de hacer de bueno para conseguir vida eterna?” (19,16). La pregunta del joven rico no tiene nada de superficial, por el contrario, él hace la pregunta más importante que puede plantear un ser humano: ¿Qué tengo que hacer para alcanzar la plenitud de la vida? Es decir, el joven indaga por un camino de realización, que en términos de la relación con Dios llamamos “salvación”, o dicho de otra forma –como aquí- “entrar en la vida” (19,17b).

Jesús le responde inicialmente con dos precisiones sutiles:
• “¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Uno solo es el Bueno” (19,17a). No se trata de “hacer algo bueno” sino de “encontrar al que es bueno”. La salvación no está en un “hacer” específico sino en una persona (se entiende aquí que el “bueno” es Dios).
• “Si quieres entrar en la vida” (19,17b). Es verdad que hay que pensar en la “vida eterna”, pero Jesús le hace caer en cuenta que esa vida no está desconectada de las opciones que se tomen en esta “vida” (le quita el término “eterna”).

Luego le propone dos caminos para realizar el propósito planteado:
• “Guarda los mandamientos” (19,17c). El camino de la sintonía con la voluntad de Dios manifestada en los mandamientos del Decálogo (al cual Mt le agrega el “amarás a tu prójimo como a ti mismo”).
• “Si quieres ser perfecto… ven y sígueme” (19,21). El camino del seguimiento de su propia persona, que es una forma concreta de entrar en sintonía con la voluntad de Dios y de hacerlo, como bien precisa Mt, de manera “perfecta”. El camino del seguimiento de Jesús se pone al mismo nivel de gravedad y exigencia del de los mandamientos.

Cuando el joven le asegura que ya está en el primer camino y le pregunta “¿Qué más me falta?” (19,20), Jesús lo invita a emprender el segundo camino, el cual tiene como punto de partida un giro fundamental en la vida:
• Un movimiento de ida: “Anda”. En su “ir” se desprende de todas sus posesiones de forma irrevocable (“dar a los pobres” indica que nunca las va a recuperar, ellos lo necesitan y lo gastan inmediatamente).
• Un movimiento de venida: “Ven”. Ya desasido de todo, se abandona completamente en Jesús y pone sus pasos en cada una de sus huellas en el seguimiento.

Toda la última parte está introducida por la frase: “Si quieres ser perfecto” (19,21). La propuesta de “perfección” consiste en la vivencia del misterio pascual, se trata de un “morir” (como lo expresa el movimiento de ida) para “vivir” con él (como lo indica el movimiento de venida). Esta invitación a la perfección nos remite al capítulo 5 de este evangelio, el sermón de la montaña: perfecto es Dios (5,48), cada uno vive su perfección si encarna las bienaventuranzas y las traduce en las obras por las cuales brilla un hijo de Dios Padre (5,16).

Todo discípulo de Jesús lleva en su existencia la impronta profunda que deja este giro pascual y comprende que sólo con Jesús, culmen de la historia de la Ley y los Profetas (ver 5,17-19), se puede entrar en la plenitud de la vida. El discipulado es la realización de este camino de salvación.

Jesús le dijo al joven “si quieres”. Al final el joven no quiso y se fue triste. Ese es el riesgo de la libertad.



Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón

1. ¿Cómo me imagino la realización plena de mi vida?

2. ¿Qué relación hay entre el cumplir los mandamientos y obedecer a Jesús que pide que deje todo y lo siga?

3. ¿Qué me ata para seguir a Jesús con libertad total y con una entrega plena? ¿Qué paso voy a dar hoy?
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Posted: 15 Aug 2010 04:19 PM PDT

SEMANA XX DEL TIEMPO ORDINARIO
Lectura de la profecía de Ezequiel 24, 15-24


La palabra del Señor me llegó en estos términos: «Hijo de hombre, Yo voy a arrebatarte de golpe la delicia de tus ojos, pero tú no te lamentarás, ni llorarás, ni derramarás lágrimas. Suspira en silencio, no hagas ninguna clase de duelo, cíñete el turbante, cálzate con sandalias, no te cubras la barba ni comas pan de duelo».
Yo hablé al pueblo por la mañana, y por la tarde murió mi esposa; y a la mañana siguiente hice lo que se me había ordenado.
La gente me dijo: «¿No vas a explicamos qué significa lo que haces?»
Yo les dije: «La palabra del Señor me llegó en estos términos: Di a la casa de Israel: Así habla el Señor: "Yo voy a profanar mi Santuario, el orgullo de su fuerza, la delicia de sus ojos y la esperanza de sus vidas. Los hijos y las hijas que ustedes han dejado, caerán bajo la espada, y ustedes harán lo mismo que Yo: no se cubrirán la barba, no comerán el pan de duelo, no se quitarán el turbante de la cabeza ni las sandalias de los pies, no se lamentarán, ni llorarán, sino que se consumirán a causa de sus culpas y gemirán unos con otros. Ezequiel habrá sido para ustedes un presagio: ustedes harán lo mismo que él hizo, y cuando esto suceda sabrán que Yo soy el Señor"».


Palabra de Dios.



SALMO RESPONSORIAL Deut 32, 18-21

R. Despreciaste a la Roca que te engendró.

Despreciaste a la Roca que te engendró,
olvidaste al Dios que te hizo nacer.
Al ver esto, el Señor se indignó
y desechó a sus hijos y a sus hijas. R.

Entonces dijo: Les ocultaré mi rostro,
para ver en qué terminan.
Porque son una generación perversa,
hijos faltos de lealtad. R.

Provocaron mis celos con algo que no es Dios,
me irritaron con sus ídolos vanos;
Yo provocaré sus celos con algo que no es un pueblo,
los irritaré con una nación insensata. R.




Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 19, 16-22

Se acercó un hombre a Jesús y le preguntó: «Maestro, ¿qué obras buenas debo hacer para conseguir la Vida eterna?»
Jesús le dijo: «¿Cómo me preguntas acerca de lo que es bueno? Uno solo es el Bueno. Si quieres entrar en la Vida eterna, cumple los Mandamientos».
«¿Cuáles?», preguntó el hombre. Jesús le respondió: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honrarás a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo».
El joven dijo: «Todo esto lo he cumplido: ¿qué me queda por hacer?» «Si quieres ser perfecto, le dijo Jesús, ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres: así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme».
Al oír estas palabras, el joven se retiró entristecido, porque poseía muchos bienes.


Palabra del Señor.


LITURGIA DE LAS HORAS
TIEMPO ORDINARIO
LUNES DE LA SEMANA XX
De la feria. Salterio IV


16 de agosto


LAUDES
(Oración de la mañana)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Señor, abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

INVITATORIO

Ant. Demos vítores al Señor, aclamándolo con cantos.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Himno: SEÑOR, COMO QUISIERA.

Señor, cómo quisiera
en cada aurora aprisionar el día,
y ser tu primavera
en gracia y alegría,
y crecer en tu amor más todavía.

En cada madrugada
abrir mi pobre casa, abrir la puerta,
el alma enamorada,
el corazón alerta,
y conmigo tu mano siempre abierta.

Ya despierta la vida
con su canción de ruidos inhumanos;
y tu amor me convida
a levantar mis manos
y a acariciarte en todos mis hermanos.

Hoy elevo mi canto
con toda la ternura de mi boca,
al que es tres veces santo,
a ti que eres mi Roca
en quien mi vida toda desemboca. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Por la mañana, sácianos de tu misericordia, Señor.

Salmo 89 - BAJE A NOSOTROS LA BONDAD DEL SEÑOR

Señor, tú has sido nuestro refugio
de generación en generación.

Antes que naciesen los montes
o fuera engendrado el orbe de la tierra,
desde siempre y por siempre tú eres Dios.

Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: «Retornad, hijos de Adán.»
Mil años en tu presencia
son un ayer, que pasó;
una vigilia nocturna.

Los siembras año por año,
como hierba que se renueva:
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca.

¡Cómo nos ha consumido tu cólera
y nos ha trastornado tu indignación!
Pusiste nuestras culpas ante ti,
nuestros secretos ante la luz de tu mirada:
y todos nuestros días pasaron bajo tu cólera,
y nuestros años se acabaron como un suspiro.

Aunque uno viva setenta años,
y el más robusto hasta ochenta,
la mayor parte son fatiga inútil,
porque pasan aprisa y vuelan.

¿Quién conoce la vehemencia de tu ira,
quién ha sentido el peso de tu cólera?
Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.

Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos;
por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.

Danos alegría, por los días en que nos afligiste,
por los años en que sufrimos desdichas.
Que tus siervos vean tu acción,
y sus hijos tu gloria.

Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Por la mañana, sácianos de tu misericordia, Señor.

Ant. 2. Llegue la alabanza del Señor hasta el confín de la tierra.

Cántico: CANTICO NUEVO AL DIOS VENCEDOR Y SALVADOR Is 42, 10-16

Cantad al Señor un cántico nuevo,
llegue su alabanza hasta el confín de la tierra;
muja el mar y lo que contiene,
las islas y sus habitantes;

alégrese el desierto con sus tiendas,
los cercados que habita Cadar;
exulten los habitantes de Petra,
clamen desde la cumbre de las montañas;
den gloria al Señor,
anuncien su alabanza en las islas.

El Señor sale como un héroe,
excita su ardor como un guerrero,
lanza el alarido,
mostrándose valiente frente al enemigo.

«Desde antiguo guardé silencio,
me callaba y aguantaba;
mas ahora grito como la mujer cuando da a luz,
jadeo y resuello.

Agostaré montes y collados,
secaré toda su hierba,
convertiré los ríos en yermo,
desecaré los estanques;
conduciré a los ciegos
por el camino que no conocen,
los guiaré por senderos que ignoran.
Ante ellos convertiré la tiniebla en luz,
lo escabroso en llano.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Llegue la alabanza del Señor hasta el confín de la tierra.

Ant. 3. Alabad el nombre del Señor, los que estáis en la casa del Señor.

Salmo 134 1-12 - HIMNO A DIOS POR SUS MARAVILLAS

Alabad el nombre del Señor,
alabadlo, siervos del Señor,
que estáis en la casa del Señor,
en los atrios de la casa de nuestro Dios.

Alabad al Señor porque es bueno,
tañed para su nombre, que es amable.
Porque él se escogió a Jacob,
a Israel en posesión suya.

Yo sé que el Señor es grande,
nuestro dueño más que todos los dioses.
El Señor todo lo que quiere lo hace:
en el cielo y en la tierra,
en los mares y en los océanos.

Hace subir las nubes desde el horizonte,
con los relámpagos desata la lluvia,
suelta a los vientos de sus silos.

Él hirió a los primogénitos de Egipto,
desde los hombres hasta los animales.
Envió signos y prodigios
-en medio de ti, Egipto-
contra el Faraón y sus ministros.

Hirió de muerte a pueblos numerosos,
mató a reyes poderosos:
a Sijón, rey de los amorreos;
a Hog, rey de Basán,
y a todos los reyes de Canaán.
Y dio su tierra en heredad,
en heredad a Israel, su pueblo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Alabad el nombre del Señor, los que estáis en la casa del Señor.

LECTURA BREVE Jdt 8, 21b-23

Recordad que Dios ha querido probarnos como a nuestros padres. Recordad lo que hizo con Abraham, las pruebas por que hizo pasar a Isaac, lo que aconteció a Jacob. Como les puso a ellos en el crisol para sondear sus corazones, así el Señor nos hiere a nosotros, los que nos acercamos a él, no para castigarnos, sino para amonestarnos.

RESPONSORIO BREVE

V. Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos.
R. Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos.

V. Cantadle un cántico nuevo.
R. Que merece la alabanza de los buenos.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo.

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo.

PRECES

Ya que Cristo escucha y salva a cuantos en él se refugian, acudamos a él diciendo:

Escúchanos, Señor.

Te damos gracias, Señor, por el gran amor con que nos amaste;
continúa mostrándote con nosotros rico en misericordia.

Tú que con el Padre sigues actuando siempre en el mundo,
renueva todas las cosas con la fuerza de tu Espíritu.

Abre nuestros ojos y los de nuestros hermanos
para que podamos contemplar hoy tus maravillas.

Ya que nos llamas hoy a tu servicio,
haz que seamos buenos administradores de tu multiforme gracia en favor de nuestros hermanos.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Acudamos a Dios Padre, tal como nos enseñó Jesucristo:

Padre nuestro...

ORACIÓN

Señor Dios, que encomendaste al hombre la guarda y el cultivo de la tierra, y creaste la luz del sol en su servicio, concédenos hoy que, con tu ayuda, trabajemos sin desfallecer para tu gloria y para el bien de nuestro prójimo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.




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VÍSPERAS
Oración de la tarde

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: YA NO TEMO, SEÑOR, LA TRISTEZA

Ya no temo, Señor, la tristeza,
ya no temo, Señor, la soledad;
porque eres, Señor, mi alegría,
tengo siempre tu amistad.

Ya no temo, Señor, a la noche,
ya no temo, Señor, la oscuridad;
porque brilla tu luz en las sombras,
ya no hay noche, tú eres luz.

Ya no temo, Señor, los fracasos,
ya no temo, Señor, la ingratitud;
porque el triunfo, Señor, en la vida,
tú lo tienes, tú lo das.

Ya no temo, Señor, los abismos,
ya no temo, Señor, la inmensidad;
porque eres, Señor, el camino
y la vida, la verdad. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.

Salmo 135 I - HIMNO A DIOS POR LAS MARAVILLAS DE LA CREACIÓN Y DEL ÉXODO.

Dad gracias al Señor porque es bueno:
porque es eterna su misericordia.

Dad gracias al Dios de los dioses:
porque es eterna su misericordia.

Dad gracias al Señor de los señores:
porque es eterna su misericordia.

Sólo él hizo grandes maravillas:
porque es eterna su misericordia.

Él hizo sabiamente los cielos:
porque es eterna su misericordia.

El afianzó sobre las aguas la tierra:
porque es eterna su misericordia.

Él hizo lumbreras gigantes:
porque es eterna su misericordia.

El sol que gobierna el día:
porque es eterna su misericordia.

La luna que gobierna la noche:
porque es eterna su misericordia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.

Ant. 2. Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente.

Salmo 135 II

El hirió a Egipto en sus primogénitos:
porque es eterna su misericordia.

Y sacó a Israel de aquel país:
porque es eterna su misericordia.

Con mano poderosa, con brazo extendido:
porque es eterna su misericordia.

Él dividió en dos partes el mar Rojo:
porque es eterna su misericordia.

Y condujo por en medio a Israel:
porque es eterna su misericordia.

Arrojó en el mar Rojo al Faraón:
porque es eterna su misericordia.

Guió por el desierto a su pueblo:
porque es eterna su misericordia.

Él hirió a reyes famosos:
porque es eterna su misericordia.

Dio muerte a reyes poderosos:
porque es eterna su misericordia.

A Sijón, rey de los amorreos:
porque es eterna su misericordia.

Y a Hog, rey de Basán:
porque es eterna su misericordia.

Les dio su tierra en heredad:
porque es eterna su misericordia.

En heredad a Israel, su siervo:
porque es eterna su misericordia.

En nuestra humillación se acordó de nosotros:
porque es eterna su misericordia.

Y nos libró de nuestros opresores:
porque es eterna su misericordia.

Él da alimento a todo viviente:
porque es eterna su misericordia.

Dad gracias al Dios del cielo:
porque es eterna su misericordia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente.

Ant. 3. Dios proyectó hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza, cuando llegase el momento culminante.

Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

El nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Dios proyectó hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza, cuando llegase el momento culminante.

LECTURA BREVE 1Ts 3, 12- 13

Que el Señor os haga aumentar y rebosar en amor de unos con otros y con todos, así como os amamos nosotros, para que conservéis vuestros corazones intachables en santidad ante Dios, Padre nuestro, cuando venga nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos.

RESPONSORIO BREVE

V. Suba, Señor, a ti mi oración.
R. Suba, Señor, a ti mi oración.

V. Como incienso en tu presencia.
R. A ti mi oración.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Suba, Señor, a ti mi oración.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Proclame mi alma tu grandeza, Dios mío.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Proclame mi alma tu grandeza, Dios mío.

PRECES

Llenos de confianza en el Señor Jesús que no abandona nunca a los que se acogen a él, invoquémosle diciendo:

Escúchanos, Señor, Dios nuestro.

Señor Jesucristo, tú eres nuestra luz; ilumina a tu Iglesia
para que proclame a todas las naciones el gran misterio de piedad manifestado en tu encarnación.

Guarda a los sacerdotes y ministros de la Iglesia,
y haz que con su palabra y su ejemplo edifiquen tu pueblo santo.

Tú que, por tu sangre, pacificaste el mundo,
aparta de nosotros el pecado de discordia y el azote de la guerra.

Ayuda, Señor, a los que uniste con la gracia del matrimonio,
para que su unión sea efectivamente signo del misterio de la Iglesia.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Concede, por tu misericordia, a todos los difuntos el perdón de sus faltas,
para que sean contados entre tus elegidos.

Unidos a Jesucristo, supliquemos ahora al Padre con la oración de los hijos de Dios:

Padre nuestro...

ORACIÓN

Quédate con nosotros, Señor Jesús, porque el día ya se acaba; sé nuestro compañero de camino, levanta nuestros corazones, reanima nuestra esperanza; así nosotros, junto con nuestros hermanos, podremos reconocerte en las Escrituras y en la fracción del pan. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.




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COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

EXAMEN DE CONCIENCIA

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

Himno: CRISTO, SEÑOR DE LA NOCHE

Cristo, Señor de la noche,
que disipas las tinieblas:
mientras los cuerpos reposan,
se tú nuestro centinela.

Después de tanta fatiga,
después de tanta dureza,
acógenos en tus brazos
y danos noche serena.

Si nuestros ojos se duermen,
que el alma esté siempre en vela;
en paz cierra nuestros párpados
para que cesen las penas.

Y que al despuntar el alba,
otra vez con fuerzas nuevas,
te demos gracias, oh Cristo,
por la vida que comienza. Amén.

SALMODIA

Ant. Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia.

Salmo 85 - ORACIÓN DE UN POBRE ANTE LAS DIFICULTADES.

Inclina tu oído, Señor; escúchame,
que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva a tu siervo, que confía en ti.

Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti;

porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.

En el día del peligro te llamo,
y tú me escuchas.
No tienes igual entre los dioses, Señor,
ni hay obras como las tuyas.

Todos los pueblos vendrán
a postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán tu nombre:
«Grande eres tú, y haces maravillas;
tú eres el único Dios.»

Enséñame, Señor, tu camino,
para que siga tu verdad;
mantén mi corazón entero
en el temor de tu nombre.

Te alabaré de todo corazón, Dios mío;
daré gloria a tu nombre por siempre,
por tu grande piedad para conmigo,
porque me salvaste del abismo profundo.

Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí,
una banda de insolentes atenta contra mi vida,
sin tenerte en cuenta a ti.

Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso,
lento a la cólera, rico en piedad y leal,
mírame, ten compasión de mí.

Da fuerza a tu siervo,
salva al hijo de tu esclava;
dame una señal propicia,
que la vean mis adversarios y se avergüencen,
porque tú, Señor, me ayudas y consuelas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia.

LECTURA BREVE 1Ts 5, 9-10

Dios nos ha puesto para obtener la salvación por nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros, para que, velando o durmiendo, vivamos junto con él.

RESPONSORIO BREVE

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos

luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

ORACIÓN

OREMOS,
Concede, Señor, a nuestros cuerpos fatigados el descanso necesario, y haz que la simiente del reino que con nuestro trabajo hemos sembrado hoy crezca y germine para la cosecha de la vida eterna. Por Cristo nuestro Señor.
Amén

BENDICIÓN

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.

ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios,
no desprecies las oraciones
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro,
oh Virgen gloriosa y bendita.

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