- ¿Por qué no soy feliz? (I)
- Que las vacaciones sean un tiempo de perdón
- Andra Mari: La Mujer María 2. Inmaculada y Asunción
- Liturgia y Contemplación: 20 SEMANA DEL TO
- BAUTIZADA
- Acto de fe
- ¡Señor, sálvame!
- Evangelio Misionero del Dia: 17 de Agosto de 2010 - SEMANA XX DURANTE EL AÑO
- Lecturas y Liturgia de las Horas: 17 de Agosto de 2010
Posted: 16 Aug 2010 07:16 PM PDT Publicado por Entra y Verás "Si tu objetivo es el amor, tu resultado será la felicidad". Todos queremos evitar el sufrimiento y ser felices. Sin embargo, debido a cómo hemos sido condicionados por la sociedad, solemos vivir de tal forma que conseguirlo se vuelve imposible. Saber qué es esencial es el primer paso. Pilarín Romero Tejada, 89 años. Viuda. Jubilada. Gracias a su marido, con quien estuvo casada 60 años, aprendió a "amar incondicionalmente". "Recuerdo haber sufrido mucho en mi infancia. Mi madre murió cuando yo tenía dos años. Ya en el colegio, les preguntaba a mis amigas qué sentían al abrazar a sus mamás. Y a los 10 años perdí a mi padre, que era mi referente. Además, por aquel entonces estaba llena de carencias y complejos. Me veía muy fea. En comparación con mis hermanas, que eran todas rubias y guapas, me sentía un bicho raro. Y así, huérfana y sin autoestima, me sentía tan triste que lo veía todo negro. Pero esta visión distorsionada cambió a los 17 años, cuando conocí a Alberto, el hombre de mi vida. A su lado comprendí que yo no era feliz porque no me quería a mí misma. Por eso era tan dependiente del amor y la aprobación ajena. Empecé a mimarme y a verme con otros ojos. Dejé de decirme cosas feas y comencé a sentirme más bonita. Y en la medida que me fui sintiendo mejor conmigo misma, me di cuenta de que este bienestar se multiplicaba cuando amaba a las personas que me rodeaban. Así fue como poco a poco mi egoísmo murió de inanición. Alberto falleció en mis brazos hace casi dos años. Entonces pensé que no sería capaz de soportarlo. Que me marchitaría como una flor a la que le han quitado su agua y su luz. Pero no. Viví el duelo con agradecimiento por la maravillosa vida que pasamos juntos. Él ha sido mi gran maestro y mi gran amor. Junto a él aprendí que nadie ni nada puede hacernos tanto daño como nuestros pensamientos. Y que lo importante no es qué pueden hacer los demás por nosotros, sino qué podemos hacer nosotros por los demás. La vida es tan sabia y generosa que no nos da lo que queremos, sino lo que necesitamos para aprender a ser felices por nosotros mismos. Además, si encuentras el bienestar dentro de ti, todo lo demás viene por añadidura. Y esto que es muy fácil de decir, da para unos cuantos años de aprendizaje. Y por favor, no me creas... Experiméntalo por ti mismo". Reflexionar acerca del sufrimiento y la felicidad es un asunto tan delicado como sobreexplotado. A ninguno de nosotros nos gusta reconocer que no sabemos cómo liderar nuestra vida emocional de una forma más sana y constructiva. Y nos cuesta todavía más que otras personas señalen nuestros defectos y carencias, tratando de guiarnos para aprender a gestionarla mejor. De ahí que el desarrollo personal suela ser ridiculizado y actualmente tenga tantos detractores. Sin embargo, la arrogancia de creer que lo sabemos todo y de demonizar cualquier información que nos sea molesta o desconocida tan solo limita nuestra capacidad de ver y comprender las cosas desde una nueva perspectiva. En vez de ponernos a la defensiva, podemos adoptar una actitud más humilde y madura, basada en el reconocimiento de que no sabemos y de que estamos abiertos a aprender. Asumir la propia ignorancia es un trago amargo, pero necesario para poder crecer y evolucionar como seres humanos. Eso sí, lejos de caer en el dogma y la imposición, es importante que no nos creamos nada de lo que nos digan ni de lo que leamos. Tal y como nos anima Pilarín Romero de Tejada, hemos de verificarla a través de nuestra experiencia. Solo entonces podremos ir más allá de nuestros prejuicios, determinando si dichas reflexiones son útiles o inútiles para mejorar nuestra competencia en el arte de vivir. Publicado en la revista El País Semanal el domingo 8 de agosto de 2010 Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente. |
Posted: 16 Aug 2010 07:04 PM PDT Por Ron Rolheiser, omi Publicado por Ciudad Redonda Algún tiempo después de cumplir los setenta, el famoso novelista australiano Morris West escribió su autobiografía, titulada “Un panorama desde la cresta de la montaña”. Con “cresta de la montaña” quería significar el ángulo de visión que los 70 años de vida le habían proporcionado. Lo que West ofrece en su autobiografía es una perspectiva excepcionalmente madura sobre la vida. Cuando logras cumplir setenta y cinco, dice West, tu vocabulario debería ser sencillo. Sólo necesitas guardar y articular una palabra: “¡Gracias”. La gratitud es la señal verdadera de genuina madurez, de salud espiritual. Que esto no te lleve nunca a engaño. Además, al mismo Morris West no le fue tan fácil de encontrar la gratitud. Su vida, como nos lo deja claro en su escrito autobiográfico, tuvo su buena dosis de heridas y rechazos, en gran parte provenientes de la Iglesia a la que él amaba profundamente. Así su historia personal resalta también que la gratitud se basa en el perdón, en dejar pasar las heridas, en no permitir que el pasado coloree amargamente el presente. Ser agradecido lleva consigo perdonar. Todos tenemos heridas, heridas profundas. Nadie llega a la edad adulta, no digamos ya a la ancianidad, sin haberse sentido alguna vez profundamente herido. Alicia Miller, la famosa sicóloga, nos lo explica así: Todos nosotros, desde que éramos bebés en la cuna hasta que tenemos suficiente autodominio como para escribir una autobiografía como la de Morris West, no nos sentimos lo bastante amados, ni lo bastante cuidados por los demás, ni suficientemente reconocidos, ni suficientemente valorados y honrados. Más todavía, todos sufrimos algún abuso y rechazo. Nadie se escapa de la injusticia de la vida. EL NIÑO DOTADO Ella llama a este fenómeno el drama del “niño dotado”, es decir, el drama de ser una persona extraordinaria, sensible, inteligente, profunda y agraciada, que en esta vida nunca es lo suficientemente amada, suficientemente reconocida, respetada u honrada, y que a veces es clara y definitivamente abusada y rechazada. No es de extrañar que sea más fácil volverse amargado que agradecido, paranoide que acogedor, enojado que amable. Y ¿qué podemos hacer sobre esto, después de admitir, en primer lugar, que guardamos rencor contra la vida? Miller sugiere que la tarea más importante en la crisis de los cuarenta y más adelante es la de apenarse y lamentarse. Necesitamos, dice, llorar hasta que los cimientos de nuestra vida tiemblen. En un cierto momento de nuestras vidas, la pregunta ya no es, “¿Me siento herido?”, sino más bien, “¿Cuál es exactamente mi herida y cómo puedo superarla?”. Es como haber sufrido un accidente de coche (de carro) y llevar algunas cicatrices y secuelas desagradables. El accidente ocurrió, la cojera permanece siempre ahí; nada ni nadie puede dar marcha atrás al tiempo. Por tanto, nuestra opción real está entre la amargura y el perdón, entre el enojo o el llevarnos bien con la vida, entre pasar el resto de nuestra vida diciendo “si hubiera…” o pasarlo intentando gozar el aire y la vida, a pesar de nuestra cojera. GUARDA EL SÁBADO Una idea importante en el concepto del Sábado judío y cristiano es la noción de que, aun cuando la celebración, el descanso, el disfrute y la oración del Sábado son buenos principalmente por sí mismos, esos conceptos están también en función de algo práctico, a saber, el perdón. Se supone que tenemos que descansar regularmente, orar regularmente, celebrar regularmente y gozar de la vida regularmente, tanto porque eso es lo que haremos en el cielo, como porque, haciendo todo eso, podemos encontrar dentro de nosotros mismos el corazón que necesitamos para perdonar. No es fortuito que, con frecuencia, las vacaciones no nos proporcionen realmente el fruto que deberían. Trabajamos y nos cansamos demasiado, y tenemos muchas ganas de que lleguen las vacaciones, tiempo para descansar, para relajarse con los amigos, para tomar unos tragos y para disfrutar del sol. Entonces nos tomamos vacaciones; y realmente disfrutamos muchísimo de ellas. Pero, es triste; al cabo de días o semanas de nuestro regreso, nos encontramos tan cansados como estábamos antes de la vacación. ¿Qué pasó? ¿Por qué no funcionó nuestra vacación? No funcionó porque no perdonamos a nadie. No soltamos ni dejamos escapar ningún rencor de nuestro corazón. La parte profunda más cansada y estresada de nosotros mismos no logró realmente tomarse vacación, no logró dar rienda suelta a los problemas y relajarse, y no se encontró a sí misma animada al calor del vino y los amigos. Esa parte íntima se mantuvo fría, preocupada, inquieta, estresada, sobreexplotada. Hay un cansancio que no se puede curar sólo con un buen sueño, con una buena vacación o con un tiempo adecuado en compañía de los amigos adecuados y con el vino adecuado. Se trata del cansancio más profundo dentro de nosotros. Es el cansancio que escuece en lo más hondo del corazón a causa de la herida; que es frío porque no se le ha mostrado amor; que es duro porque se le ha sajado con crueldad y que arde con resentimiento a causa del abandono y del rechazo que ha experimentado. Esto es una mala espina; el cansancio profundo que no se cura con una vacación, sino solamente con el perdón. En la vida hay un solo imperativo: Antes de morir, tenemos que perdonar a los que nos han ofendido; tenemos que perdonarnos a nosotros mismos por no ser mínimamente mejores que los que nos ofendieron; tenemos que perdonar a la vida misma por algunas pasadas que nos jugó y, en gran parte, tenemos que perdonar a Dios por el hecho de que la vida es injusta… Hay que perdonar, para no llegar a la muerte con un corazón amargado y enojado. La gratitud es el fruto de ese esfuerzo. Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente. |
Posted: 16 Aug 2010 03:55 PM PDT Publicado por El Blog de X. Pikaza Desde el esquema que ayer ofrecí se entienden los dogmas antropológicos de la mariología católica más reciente (Inmaculada y Asunción), que no han sido totalmente aceptados por el conjunto de las iglesias, de manera que se encuentran todavía en período de recepción. Ciertamente, estos dogmas han surgido a partir coordenadas culturales antiguas, en gran parte superadas (son como el resto de una iglesia medieval y barroca que no había entrado todavía en la modernidad). Por otra parte, ellos suscitan dificultades para unas iglesias, como las protestantes, más centradas en Jesús como Palabra, que en los posibles privilegios de su Madre. Pero, mirados con más hondura, desde la perspectiva de la carne pascual, ellos pueden abrir caminos de experiencia y de vinculación cristiana muy valiosos para el futuro. Desde ese fondo, como expresión de una antropología inclusiva, abierta a todos los cristianos y en el fondo a todos los hombres y mujeres de la historia humana queremos ahora presentarlos. María no aparece en ellos simplemente como «la mujer», en contraposición con los varones, sino como la cristiana ejemplar, como la persona humana ya realizada, en el camino entero que va del nacimiento a la muerte. (En la imagen una Asunciòn clásica de María Magdalena, de F. Lupicini, que a veces se presenta como Asunciòn de la Madre de Madre. Sea como fuere, es una Asunciòn de Mujer). Punto de partida Estos son dogmas antropológicos y pascuales que sólo han podido expresarse a lo largo de una determinada historia de la iglesia. Carece de sentido buscar su demostración o prueba en la Escritura, pues sus presupuestos e intereses desbordan los planteamientos de los creyentes de las comunidades más antiguas (del tiempo en que se escribieron los libros del Nuevo Testamento y los grandes tratados de los Padres de la Iglesia). Sin embargo, vividos desde la totalidad del misterio cristiano, esos dogmas resultan no sólo coherentes, sino que pueden iluminar el sentido más hondo de la vida humana, tal como ha venido desplegarse en María, la Madre de Jesús . Al dogma católico pertenece no sólo la definición (hecha por un Concilio o Papa), sino también, y de un modo especial, la recepción: es decir, la acogida y desarrollo de ese dogma dentro de la comunidad cristiana, cosa que puede durar mucho tiempo (como sucedió con las declaraciones de Nicea y Calcedonia). Son muchos los que piensan que hubiera sido mejor que no se hubieran hecho esas definiciones, que sería mejor olvidarlas. Otros pensamos que, a pesar de algunas cuestiones de fondo, ellas pueden ofrecer un aporte muy significativo para la comprensión del misterio cristiano, en un camino de diálogo eclesial y cultural que sigue abierto. Evidentemente, ellas no pueden imponerse, sino sólo ofrecerse en gesto dialogal, a los ortodoxos y protestantes; sólo podremos decir que esas definiciones se vuelven dogmas de verdad si logramos ofrecerlas como camino de humanización al conjunto de las iglesias. Los lectores podrán observar que estoy elaborando una mariología inclusiva, que no niega en modo alguno el carácter único de la Madre de Jesús (fue una mujer concreta, con una historia muy particular, con una identidad que nadie más podrá tener en el trascurso de la historia), pero que la sitúa y expande hacia todos los creyentes. En ese sentido interpretamos los «dogmas» de la inmaculada y de la ascensión, como elementos básicos de una antropología cristiana, centrada, como hemos dicho, en el carácter natal y mortal del hombre. 1. Inmaculada Concepción. El hombre ser natal. Las disputas sobre la eugenesia, con todo lo que implican sobre la posible manipulación del origen humano (fecundación partenogenética e implantación in vitro, clonación y gestación extrauterina...), han cambiado de forma radical las formas anteriores de relacionar placer sexual y pecado original. Ya nadie puede vincular en serio la generación con el pecado, como se ha venido haciendo por siglos. A pesar de ello, existe el misterio y problema de la generación y resulta más fuerte que en otros tiempos. Este es misterio de la «santidad» de la generación y nacimiento humano, que aparecen como signo y presencia del Espíritu de Dios, de manera que podemos afirmar que todo verdadero nacimiento humano es obra del Espíritu, ampliando así la formulación mariana. Pero, al mismo tiempo, la generación se ha convertido en problema clave, en el momento central de una gran disputa en curso sobre el sentido, límites y riesgos de la manipulación y/o mejora genética. La iglesia sabe que hay un tipo de «pecado original», un poder histórico del mal que nos precede y amenaza, vinculada a nuestra propia violencia, a las estructuras sociales de muerte que dominan sobre el mundo. Durante siglos se ha pensado que ese pecado se expresaba de forma privilegiada en el placer sexual y en los procesos de la concepción. Pues bien, en contra de eso, Pío IX definió en 1854: «la doctrina que sostiene que la Beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción, por singular gracia y privilegio de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser creída...» (Denzinger-Hünermann 2803). Este dogma nos introduce en el lugar de las disputas sobre el origen pecaminoso del ser humano, en un contexto donde la misma concepción aparecía vinculada a un tipo de 'suciedad' básicamente sexual, para transformar de raíz esos presupuestos. Este es un dogma sobre la concepción, es decir, sobre el surgimiento humano de María. Se trata, por principio, de una concepción normal, dentro de la historia israelita (y universal). A partir del Proto-evangelio de Santiago, la tradición litúrgica cristiana ha dado un nombre a los padres de María: Ana y Joaquín. Ellos se unieron un día al modo acostumbrado y concibieron a una hija, a la que llamaron María. Pues bien, en contra de las tendencias normales de una piedad y teología anteriores, que habían estado obsesionadas por el pecado del origen (engendramiento) humana, el Papa afirmó que la concepción de María (realizada, de un modo sexual y personal, por la unión de varón y mujer) estuvo libre de todo pecado o, mejor dicho, fue un acto de purísima gracia. Al decir eso, la iglesia realizó una opción antropológica de grandes consecuencias, que aún no ha sido suficientemente valorada, superando una visión negativa del surgimiento humano, que se solía unir con el pecado. Este dogma tiene un carácter pro-sexual: la cohabitación fecunda de Joaquín y Ana (supongamos que se llamaran así los padres históricos de María) queda integrada en la providencia de Dios, es un gesto de gracia. La misma carne, espacio y momento de encuentro humano del que surge un niño (María) aparece así como 'santa', es decir, como revelación de Dios. Este dogma tiene un carácter genético y natal: el origen del hombre, con todo lo que implica de fecundación y cuidado de la vida que se gesta, viene a presentarse como revelación de Dios. En este contexto, la santidad está expresada a la misma vinculación genética de los padres (a su amor total) y, de un modo especial, al surgimiento personal del niño (en este caso de la niña) que nace por cuidado y presencia especial de Dios. Este «dogma» es inclusivo, no excluyente: lo que se dice de María puede y debe afirmarse de cualquier vida que nace. Toda historia humana es sagrada, presencia de Dios (es inmaculada, por utilizar el lenguaje del dogma), pero no por algún tipo de racionalidad abstracta, sino «en atención de los méritos de Cristo». Cada vida que nace es, según eso, una revelación del misterio mesiánico, abierto a la promesa de la Vida que es Dios. Este dogma es anti-helenista, pues va contra aquellos que, en línea de espiritualismo o gnosis, suponen que «el mayor pecado del hombre es haber nacido» (Calderón de la Barca) en un mundo dominado por la culpa, condenado a muerte. Este dogma ha sido y sigue siendo causa de gran consuelo para muchísimos cristianos, que asumen como propio este misterio del origen de María: lo que en ella ha sucedido no se puede interpretar de una manera aislada, como simple excepción, sino que es garantía del valor más hondo de la fecundidad humana, en clave familiar, social, cultural. Desde ese fondo, sólo podemos hablar de Inmaculada Concepción si hablamos de Inmaculado nacimiento e Inmaculada educación, pues ambas cosas van incluidas en el surgimiento personal humano. María es Inmaculada de manera receptiva, acogiendo la vida y cariño, la presencia y palabra que le ofrece los padres, y es Inmaculada de manera activa, respondiendo de forma personal al don de la vida que le ofrecen otros. De esta forma, la Inmaculada Concepción es signo de providencia histórica de Dios, que se expresa a través de los padres de María, a quienes la tradición ha concebido como plenitud de la historia israelita, y como signo de providencia personal de María, que a lo largo de su vida ha respondido a la gracia de su nacimiento. Este es un dogma que se abre al conjunto de la historia humana, especialmente a la israelita, situándola a la luz de la gracia de Dios, en un sentido carnal, muy concreto. La santidad de Dios no se revela en un pensamiento o idea separada de la vida, sino en el mismo origen carnal de la vida. De manera sorprendente, este argumento encaja, desde una perspectiva confesional y religiosa, con los mejores argumentos de uno de los libros antropológicos más significativos de los últimos años. Cf. J. HABERMAS, El futuro de la naturaleza humana, Paidós, Barcelona 2002, 52, 81-82, que asume los argumentos básicos de H. ARENDT, La condiciòn humana, Paidós, Barcelona 1993, sobre el carácter genético y natal del hombre. 2. Asunción en cuerpo y alma, el hombre ser mortal. El hombre es un ser que nace «por gracia de Dios» y que parece morir por múltiples razones (por condición biológica, por experiencia biográfica, quizá por algún tipo de pecado...). Lo cierto es que sólo el hombre muere, pues él es el único que nace. Las restantes plantas y animales ni nacen ni mueren, pues forman parte de un continuo biológico, sin identidad personal. Cada hombre, en cambio, es auto-presencia, se identifica consigo mismo desde Dios, es único en el mundo y en la historia. «Por la muerte, por el miedo a la muerte empieza el conocimiento del Todo... Todo lo mortal vive en la angustia de la muerte; cada nuevo nacimiento aumenta en una las razones de la angustia, porque aumenta lo mortal». Así comenzaba Rosenzweig su libro más inquietante y luminoso de antropología judía .Pues bien, este morir puede entenderse como expresión del amor de Dios, como momento culminante de una personal de encuentro con Dios y de apertura a los demás. Esto es lo que han descubierto los cristianos en la Pascua de Jesús; eso es lo que la Iglesia ha expandido y aplicado a María. Rosenzweig supone que muchos filósofos y pensadores religiosos han querido engañar a los hombres con la mentira piadosa de que ellos son inmortales, añadiendo que la muerte es una pura apariencia. Pues bien, ese consuelo es mentiroso y se sitúa en la línea de la evasión gnóstica o espiritualista. Ninguna respuesta compasiva puede aquietar a los hombres, que nacen y mueren, ninguna teoría teórica puede convencerles. No hay más respuesta que la fe en el Dios de la Vida, que se expresa en la propia entrega de la vida a favor de los demás, es decir, en el camino y entrega de la muerte, no en contra de ella. Sólo se puede superar el dolor de la muerte aceptándola. Esta es la fe que los judíos siguen poniendo en manos del Dios en quien esperan, es la fe que los cristianos descubrimos y proclamamos en la resurrección de Jesús quien, al morir por los demás, ha desvelado y realizado por su pascua el gran don de la vida de Dios. En esta línea se entiende el dogma de Asunción de María, que Pío XII definió en 1950, poniendo de relieve la vinculación de la Madre con su Hijo Jesucristo, diciendo: que «la Inmaculada Madre de Dios... cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial» (Denzinger-Hünermann 3903). La vida en la tierra aparece así como un curso, una carrera, que se expresa en formas de carne, de riesgo de muerte. Pues bien, cumplido ese curso vital, que había comenzado por el nacimiento, María ha sido asumida (assumpta) a la gloria de Dios, que se identifica con la misma Resurrección y Ascensión mesiánica de su Hijo Jesús. El dogma no dice cómo murió María y algunos han podido afirmar que fue arrebatada directamente (sin haber muerto en el sentido externo) a la Gloria del Cristo, como 1Tes 4, 17 supone para los justos de la última generación. Sea ello como fuere, la iglesia sabe que María ha culminado su camino, alcanzando la gloria mesiánica de Cristo, su Hijo, y abriendo un camino para el conjunto de la humanidad, que está siendo elevada en carne a Dios. La antropología helenista, que ha sido dominante en la iglesia, ha venido afirmando que el alma de los justos sube al cielo tras la muerte (porque ella es inmortal), pero que el cuerpo tiene que esperar hasta la resurrección del fin de los tiempos. En contra eso, situándose en un camino distinto de experiencia antropológica y culminación pascual, este dogma afirma que María ha culminado su vida en Dios, por medio de Jesús, en cuerpo y alma, es decir, como carne personal o, mejor dicho, como persona histórica. De esa manera nos sitúa en el centro del misterio cristiano, vinculado a la muerte y resurrección de Jesús. Este dogma no niega la muerte, no dice que el alma sea inmortal por su naturaleza; no escinde o separa a María del resto de los fieles, como si a ella se le hubiera ofrecido algo que no se da a los otros, como si ella fuera la única que muere y sube (resucita) al acabar el curso de su vida. Al contrario, este dogma abre para todos los creyentes una misma experiencia pascual, asumiendo con Jesús la muerte. María aparece así como primera cristiana completa, pues la vemos en Jesús y por Jesús como primera de los resucitados. Estos dogmas (el de la Inmaculada y el de Asunción, uno en nivel de la natalidad, otro en el nivel de la mortalidad) se vinculan entre sí, tranzado las líneas básicas de la antropología cristiana, desde la perspectiva de María. Ellos sitúan en el centro de una fuerte simbología teológica, que vincula el nacimiento al amor de Dios y la muerte al despliegue de su Vida en Cristo, como Amor que se expresa en el mismo gesto de la muerte donde culmina una vida que se ha desplegado al servicio de los demás. En esa perspectiva ha de entenderse la tradición de la iglesia, que ha vinculado la Asunción con la Coronación de María como reino del cielo y de la tierra. Evidentemente, se trata de una imagen, pero es muy significativa: a través de su vida mesiánica, al servicio del evangelio de Jesús, habiendo superado toda forma particular o egoísta de búsqueda de sí, María ha sido recibida en el misterio de la Trinidad de manera que el Padre y el Hijo unidos la coronan con el Espíritu Santo (que puede aparecer en forma de paloma). De esa manera su misma carne queda integrada en el misterio de Dios, pero no en nombre propio, sino en nombre y como signo del conjunto de la historia humana. El mismo Dios que se ha encarnado en Jesús recibe en su gloria la carne de la humanidad. Por eso dirá el Vaticano II que ella no se puede separar de los creyentes, pues su camino sigue siendo el camino de la Iglesia o, mejor dicho, de la humanidad entera, abierta hacia Dios a través de una solidaridad de vida y muerte, de generación y solidaridad encarnada (cf. Lumen Gentium, 63-65). Carece de sentido hablar de una Inmaculada o de una Asunción exclusivas de María, pues ello iría en contra del gran principio de la unión de los creyentes en la carne. Los artículos finales del de la confesión de fe (creo en la comunión de los santos y en la resurrección de la carne) sólo pueden entenderse si es que ellos se vinculan entre sí, de manera que se hable al mismo tiempo de una comunión de la carne inmaculada de la historia (no un plano de ideas o principios generales), para superar así el pecado y la injusticia de la tierra, y de una resurrección de los muertos, en la culminación de historia, donde todo al final llegará a ser inmaculado . Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente. |
Posted: 16 Aug 2010 03:48 PM PDT Publicado por Cipecar Lunes, 16 de agosto “Vente conmigo” (Mt 19,22) Jesús te invita a ir con él, para remar mar adentro en busca de aguas más profundas. Te llama a ir más allá de lo que puedas hacer de bueno; te ofrece su presencia de amigo. La observancia de leyes no te da la madurez, te la da el encuentro con Jesús y con los demás. En la intimidad puedes conectar con lo que Jesús vive y con su modo de vivir las cosas. La tienda de Jesús está llena de hermanos. Descubre las huellas de Dios en ellos. Martes, 17 de agosto “Os aseguro que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos” (Mt 19,23) Dios no entra en un corazón que no le abre la puerta. Dios no entra en un corazón que está lleno de otras riquezas. Se queda fuera, esperando. Haz la experiencia de buscar a Dios sin nada, en silencio, en soledad. Déjale abierta la puerta de tu corazón. Te hago sitio, mi Dios. Me asombra tu amor. Tú eres mi riqueza. Mi soledad, contigo, ya es sonora. Miércoles, 18 de agosto “Id también vosotros a mi viña” (Mt 20,7) El servicio es respuesta a un llamamiento gratuito. Ni la cantidad o calidad del servicio, ni la antigüedad o diversidad de funciones, ni el mayor o menor rendimiento, crean situaciones de privilegio. El estar en la viña de Dios es la mejor paga. Acoge en tu corazón la invitación que te hace Jesús. Hay mucho que servir en medio de la comunidad. Ponte el delantal y empieza. Quiero trabajar en tu viña, Señor. Quiero servir a mis hermanos. ¡Gracias por contar conmigo! Jueves, 19 de agosto “Venid a la boda” (Mt 22,4) Dios ha preparado una gran fiesta para toda la humanidad. Cada mañana sale a los caminos para invitar a todos a la boda. Le duelen las ausencias, los desprecios, pero El, cada mañana, sigue saliendo a invitar a las gentes a su fiesta. ¿Cómo ves a Dios? ¿Lo ves vestido de alegría o de tristeza? ¿Lo ves lleno de gratuidad y de ternura o enfadado? Tú besas nuestra humanidad, Señor. Haces alianza con nosotros. Nos invitas a una boda. ¡Bendito y alabado seas, Señor! Viernes, 20 de agosto “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mt 22,39) Dios lleva a todos los seres humanos en su corazón. No se puede amar solo a Dios, sin amar a los hermanos. Las dos realidades pertenecen a la misma moneda. No seas una persona distinta cuando estás con Dios que cuando estás con los demás. Lo que eres ante tus semejantes, eso eres ante Dios. Cuando voy a tu encuentro, Señor, Tú me señalas a los demás. Cuando miro a los pequeños, ellos me señalan tu corazón. Sábado, 21 de agosto “Todos vosotros sois hermanos” (Mt 23,8) Jesús insiste en la igualdad de todos los discípulos. Ninguno es más que nadie. Ninguno es menos que nadie. Los dones de cada uno no son para marcar diferencias, sino para embellecer la vida de la comunidad. Trata de vivir el día de hoy sin compararte ni medirte con nadie. Abre tu mano izquierda para acoger los dones de los que viven cerca de ti. Abre tu mano derecha y reparte lo que Dios te ha dado. Gracias, Señor, por el regalo de la Iglesia. Gracias, por su belleza y ternura. Gracias por ese espacio en el que todos somos hermanos. Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente. |
Posted: 16 Aug 2010 03:39 PM PDT Publicado por Fe Adulta “No tengas miedo de mirarlo a Él”, me dijeron una vez... y hasta hoy... lo sigo mirando y encantando. ¡Y, aquí estoy firme en mi fe! No hay lugar a dudas, sigo a Jesús en mi corazón y en mi actuar... ¡y soy mujer! Al igual que yo, muchas mujeres seguimos a Jesús solo con la estola de nuestro bautismo. “Fuiste bautizada en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo... ¿y qué más quieres?”, me dijo una vez un sacerdote vestido de plomo con cuello romano. ¿Qué más quiero? Yo quiero hacer lo que Jesús dijo: “Hagan esto en memoria mía”, pero cánones y decretos no me dejan porque soy mujer, como si fuera una impura de hoy, incapaz de tomar el cáliz. Y así he ido diciendo lo que mi corazón y mi fe siente... y mientras más lo hago... más me empujan hacia fuera. Ya no me llaman a dar encuentros sobre Jesús en parroquias del sector... ya no participo en talleres o cursos parroquiales... y eso no me tiene triste. ¡Sí!, igual sigo su camino con las preferidas del Reino... la mujer pobre. Cuando los hombres cierran ventanas y puertas, Dios abre miles de caminos... y aquí estamos con las mujeres tratando de ayudar, brindándoles una oportunidad en sus vidas mediante la capacitación profesional, el acompañamiento y búsqueda de trabajo. (www.centropadregumucio.org) En cada día de encuentro con estas “mujeres de Jesús” aprendo que estoy en lo cierto, que estoy más cercana que nunca a Él, ayudándole a que “sus preferidas” tengan una vida buena con un espacio de vida laboral en una sociedad que normalmente las excluye. Ah... y un recado para la Congregación de la Doctrina de la Fe en su breve relación sobre los cambios introducidos en las Normae de Gravioribus Delictis (Normas sobre los delitos más graves), señala en el punto 13 el documento: “Se ha introducido como un tipo de delito penal la atentada ordenación sagrada de una mujer”, junto al tema de la pederastia, la pornografía infantil y otros delitos terribles... que aqueja a algunos ordenados de la institución... y ahí está todo junto... todo revuelto... ¡ah!... y cuál es el recado: Clérigos: ¡qué falta de respeto al ser humano = mujer! Señor bueno y misericordioso, Tú que tanto nos quieres y respetas, perdón por ellos. Nosotras, te seguiremos siempre, paso a paso, junto a María, “madre de las cansadas, que seguirán levantando la voz”. Amén. Con humildad afirmo que “no tengo miedo de mirarlo a Él”. Tengo mi mirada limpia y mis manos también... y no tengo estola. Cariñosamente, desde Chile. Carmen Ilabaca Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente. |
Posted: 16 Aug 2010 03:28 PM PDT Publicado Hesiquia Pero para ponerse realmente en el camino de la gracia, no basta el conocimiento intelectual. Es necesaria la ascesis, es decir, el movimiento interior de la voluntad: El hombre debe combatir interiormente para recibir en sí la gracia y la fuerza de Dios. Este movimiento, de parte del hombre, es decir, su lucha interior, recorre tres grados: Primeramente, el hombre debe probar la aversión por el mal, sentir y reconocer el mal como pecado. En segundo lugar, el hombre debe hacer un esfuerzo interior para alejar de sí el mal y separarse del mismo. En tercer lugar, consciente de que no podría salvarse del mal con las propias fuerzas, debe volverse a la ayuda divina. Y así, para recibir la gracia, se pide al hombre: la aversión al mal moral como pecado, el esfuerzo por iberarse del mismo y la conversión a Dios. … Y así la barrera que lo separa del bien existente, es decir de Dios, es la voluntad del hombre. Pero en virtud de esa misma voluntad, el hombre puede decidirse a no actuar de acuerdo consigo mismo o con el mundo, a no comportarse según su voluntad y la voluntad del mundo. El hombre puede decidir: no quiero según mi voluntad. Esta renuncia a sí mismo o conversión de la voluntad es su mas grande triunfo. Porque allí el hombre mismo se niega libremente, con su voluntad renuncia a su propia voluntad. … La fe en Dios, siendo una secreta relación recíproca entre la divinidad misma y el alma humana, exige una directa participación de la voluntad humana. Sin la voluntad, el hombre no puede creer en Dios. Si no queremos creer no creeremos… Creer en Dios significa reconocer que el bien del que da testimonio nuestra conciencia, que buscamos en nuestra vida pero que no nos da ni la naturaleza ni nuestra razón, esté bien, sin embargo, ES, existe aun por fuera de nuestra naturaleza y nuestra razón, es algo que existe en sí. Sin esta fe, seríamos inducidos a admitir que el bien es solo una sensación engañosa o una fantasía arbitraria de la mente humana, es decir, que en realidad no existe del todo. Pero moralmente no podemos admitir esto, porque nosotros mismos, como seres morales, y toda nuestra vida, tienen un significado solo mediante la fe en el bien real, es decir, en el bien como verdad. … Cuando hayamos probado en el corazón la aversión contra el mal que domina el mundo y nos domina, cuando nos hayamos esforzado por combatir este mal y por experiencia nos hayamos convencido de la incapacidad de nuestra buena voluntad, entonces surge para nosotros la necesidad moral de buscar otra voluntad tal que no solo nos quiera bien, sino que posea la fuerza del bien y por ende nos la pueda comunicar también a nosotros. Tal voluntad existe, y antes de que la descubramos, ella ya nos ha encontrado. Ella se revela a sí misma a nuestra alma con la fe y nos une a sí en la oración. … Abandonándose a Él en la fe, se une con Él por la oración. Por eso el primer acto de la fe, en la que Dios actúa junto con el hombre, es la oración. Extraído de: “Los fundamentos espirituales de la vida” de Vladimir Soloviev Pags. 52 a 57 – Ed. San Pablo – 2006 – Bogotá Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente. |
Posted: 16 Aug 2010 03:24 PM PDT Publicado por Mi Vocación Cuando Tomás Moro, el canciller de Enrique VIII, se encontraba preso en la Torre de Londres, por no querer dar su brazo a torcer a los deseos del rey, escribió desde la prisión una carta a su hija Margarita: “No quiero, mi querida hija Margarita, desconfiar de la bondad de Dios, por más débil y frágil que me sienta. Más aún, si a causa del terror y el espanto viera que estoy a punto de ceder, me acordaré de san Pedro, cuando por su poca fe, empezaba a hundirse por un solo golpe de viento, y haré lo que él hizo; gritaré a Cristo: ¡Señor, sálvame! Espero que, él entonces, él, tendiéndome la mano, me sujete y no deje que me hunda”. ¡Qué entereza de hombre! Prefirió la cárcel y la muerte que renunciar a sus convicciones cristianas. ¡Qué humildad la suya! No se sentía un súper hombre, sino débil y frágil. Murió decapitado el 6 de julio de 1535 ante numeroso público al que se dirigió diciendo: “Muero como el buen servidor al rey pero primero a Dios”. Con frecuencia oro a este santo por los gobernantes y por todos aquellos que tienen responsabilidades públicas en los países. En él tienen un magnífico modelo para que les inspire en sus trabajos y se mantengan íntegros en la verdad sin guardar odios, rencores, ni venganzas. Texto: Hna. María Nuria Gaza. Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente. |
Posted: 16 Aug 2010 02:57 PM PDT Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 19, 23-30 Jesús dijo a sus discípulos: «Les aseguro que difícilmente un rico entrará en el Reino de los Cielos. Sí, les repito, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos». Los discípulos quedaron muy sorprendidos al oír esto y dije- ron: «Entonces, ¿quién podrá salvarse? » Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: «Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible». Pedro, tomando la palabra, dijo: «Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos tocará a nosotros?» Jesús les respondió: «Les aseguro que en la regeneración del mundo, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, que me han seguido, también se sentarán en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y el que a causa de mi Nombre deje casa, hermanos o hermanas, padre, madre, hijos o campos, recibirá cien veces más y obtendrá como herencia la Vida eterna. Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros». Compartiendo la Palabra Por CELAM - CEBIPAL El don de la salvación “Entonces, ¿quién se podrá salvar?” La frase “entrar en” (el Reino de los Cielos… la Vida eterna) sigue repitiéndose constantemente: los niños fueron puestos como modelo de quien sabe dar ese paso, el joven rico deseaba dar el salto cualitativo. Ahora se profundiza en este punto. Los discípulos, como sucedió cuando Jesús hablo de las exigencias del matrimonio desde la perspectiva del Reino, de nuevo quedan desconcertados con la severidad de las exigencias de Jesús: “Entonces, ¿quién se podrá salvar?” (19,25). Esta interpelación deja en el aire la pregunta: ¿No estará pidiendo demasiado? ¿Qué sentido tiene todo esto? ¿Será posible vivirlo? En el diálogo que Jesús entabla con sus discípulos, justo en el momento en que se va marchando el joven rico, va respondiendo a todas estas cuestiones: 1. Es difícil pero es posible si se sabe decidir Jesús mismo admite que es “difícil” pero nunca dice que sea imposible. Con el ejemplo paradójico y gracioso –¡qué buen humor el de Jesús!- de un camello que pasa por el ojo de una aguja se insinúa que en cuanto una persona esté apegada a su riqueza no podrá entrar en el Reino de los Cielos. Por lo tanto tendrá que escoger, y esta decisión depende exclusivamente del interesado. Para una persona apegada a sus bienes le queda planteada la pregunta: ¿Qué es lo más importante para ti? 2. La salvación es un don de Dios “Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible” (19,26b). Frente a la impotencia humana brilla la omnipotencia de Dios. Nadie se salva a sí mismo, la salvación es un don de la misericordia de Dios. Se salva quien tiene corazón abierto para acoger la gracia. 3. La renuncia por el discipulado tiene sentido A la reacción de Pedro, por la cual pone de presente que él y sus compañeros dieron este difícil paso, Jesús responde con el anuncio del nuevo horizonte de bendición y plenitud que le aguarda a todo discípulo que ha hecho la opción. Jesús describe el futuro con dos imágenes: (1) Su rol futuro se verá en la participación en el día final en el juicio en calidad de jueces: “Os sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel” (19,28). (2) Los que dejaron todo reciben todo y centuplicado, pero el más importante de los dones es la “vida eterna”: “recibirá el ciento por uno y heredará la vida eterna” (19,29). No hay que perder de vista que el Reino invierte las situaciones. El discipulado se inserta dentro de este giro fundamental que la obra de Dios realiza en el mundo: no son los primeros y los más poderosos del mundo sino los últimos, los que han dejado atrás sus bienes precisamente por causa de Jesús los que llevan la delantera. Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón 1. ¿He llegado a pensar alguna vez que Jesús es demasiado exigente? 2. ¿Por qué es necesario desapegarse de la riqueza para entrar en el Reino de los Cielos? 3. ¿Cómo se ha realizado la promesa de Jesús en mi caso particular? ¿Veo en mi comunidad de fe un don del Señor que corresponde a su promesa para quienes lo dejan todo y lo siguen? ¿Qué hago para que mi comunidad sea anticipo del mundo futuro? Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente. |
Posted: 16 Aug 2010 02:50 PM PDT La palabra del Señor me llegó en estos términos: Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Así habla el Señor: : «Tu corazón se llenó de arrogancia y dijiste: ."Yo soy un dios; estoy sentado en un trono divino, en el corazón de los mares". ¡Tú, que eres un hombre y no un dios, te has considerado igual a un dios! Sí, eres más sabio que Daniel: ningún secreto te supera. Con tu sabiduría y tu inteligencia, te has hecho una fortuna, acumulaste oro y plata en tus tesoros. Por tu gran habilidad para el comercio fuiste acrecentando tu fortuna, y tu corazón se llenó de arrogancia a causa de tantas riquezas». Por eso, así habla el Señor: «Porque te has considerado igual a un dios, Yo traigo contra ti gente extranjera, las más feroces de las naciones: ellos desenvainarán la espada contra tu bella sabiduría, y profanarán tu esplendor. Te precipitarán en la fosa y morirás de muerte violenta en el corazón de los mares. ¿Te atreverás a decir: "Yo soy un dios", delante de tus verdugos? Serás un hombre, no un dios, en manos de los que te traspasen. Tendrás la muerte de los incircuncisos, en manos de extranjeros, porque Yo he hablado». Palabra de Dios. SALMO RESPONSORIAL Deut 32, 26-28. 30. 35c-36b R. El Señor hará justicia con su pueblo. Yo me propuse reducirlos a polvo y borrar su recuerdo de entre los hombres, pero temí que sus enemigos se jactaran, que cayeran en el error. R. Y dijeran: «Nuestra mano ha prevalecido, no es el Señor el que hizo todo esto». Porque esa gente ha perdido el juicio y carece de inteligencia. R. ¿Cómo podría uno solo desbandar a mil y dos, poner en fuga a diez mil, si su Roca no los hubiera vendido y el Señor no los hubiera entregado? R. Porque está cerca el día de su ruina y ya se precipita el desenlace. Sí, el Señor hará justicia con su pueblo y tendrá compasión de sus servidores. R. Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 19, 23-30 Jesús dijo a sus discípulos: «Les aseguro que difícilmente un rico entrará en el Reino de los Cielos. Sí, les repito, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos». Los discípulos quedaron muy sorprendidos al oír esto y dije- ron: «Entonces, ¿quién podrá salvarse? » Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: «Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible». Pedro, tomando la palabra, dijo: «Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos tocará a nosotros?» Jesús les respondió: «Les aseguro que en la regeneración del mundo, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, que me han seguido, también se sentarán en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y el que a causa de mi Nombre deje casa, hermanos o hermanas, padre, madre, hijos o campos, recibirá cien veces más y obtendrá como herencia la Vida eterna. Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros». Palabra del Señor. LITURGIA DE LAS HORAS TIEMPO ORDINARIO MARTES DE LA SEMANA XX De la feria. Salterio IV 17 de agosto LAUDES (Oración de la mañana) INVOCACIÓN INICIAL V. Señor, abre mis labios R. Y mi boca proclamará tu alabanza. INVITATORIO Ant. Al Señor, al Dios grande, venid, adorémosle. Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. Porque el Señor es un Dios grande, soberano de todos los dioses: tiene en su mano las simas de la tierra, son suyas las cumbres de los montes; suyo es el mar, porque él lo hizo, la tierra firme que modelaron sus manos. Venid, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras. Durante cuarenta años aquella generación me repugnó, y dije: Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino; por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso» Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Himno: ESTÁTE, SEÑOR, CONMIGO. Estáte, Señor, conmigo siempre, sin jamás partirte, y cuando decidas irte, llévame, Señor, contigo; porque el pensar que te irás me causa un terrible miedo de si yo sin ti me quedo, de si tú sin mí te vas. Llévame en tu compañía donde tu vayas, Jesús, porque bien sé que eres tú la vida del alma mía; si tú vida no me das yo sé que vivir no puedo, ni si yo sin ti me quedo, ni si tú sin mí te vas. Por eso, más que a la muerte temo, Señor, tu partida, y quiero perder la vida mil veces más que perderte; pues la inmortal que tú das, sé que alcanzarla no puedo, cuando yo sin ti me quedo, cuando tú sin mí te vas. Amén. SALMODIA Ant. 1. Para ti es mi música, Señor; voy a explicar el camino perfecto. Salmo 100 - PROPÓSITO DE UN PRÍNCIPE JUSTO Voy a cantar la bondad y la justicia, para ti es mi música, Señor; voy a explicar el camino perfecto: ¿Cuándo vendrás a mí? Andaré con rectitud de corazón dentro de mi casa; no pondré mis ojos en intenciones viles. Aborrezco al que obra mal, no se juntará conmigo; lejos de mí el corazón torcido, no aprobaré al malvado. Al que en secreto difama a su prójimo lo haré callar; ojos engreídos, corazones arrogantes no los soportaré. Pongo mis ojos en los que son leales, ellos vivirán conmigo; el que sigue un camino perfecto, ése me servirá. No habitará en mi casa quien comete fraudes; el que dice mentiras no durará en mi presencia. Cada mañana haré callar a los hombres malvados, para excluir de la ciudad del Señor a todos los malhechores. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Para ti es mi música, Señor; voy a explicar el camino perfecto. Ant. 2. No nos desampares, Señor, para siempre. Cántico: ORACIÓN DE AZARÍAS EN EL HORNO Dn. 3, 26-27. 29. 34-41 Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres, digno de alabanza y glorioso es tu nombre. Porque eres justo en cuanto has hecho con nosotros y todas tus obras son verdad, y rectos tus caminos, y justos todos tus juicios. Hemos pecado y cometido iniquidad apartándonos de ti, y en todo hemos delinquido. Por el honor de tu nombre, no nos desampares para siempre, no rompas tu alianza, no apartes de nosotros tu misericordia. Por Abraham, tu amigo, por Isaac, tu siervo, por Israel, tu consagrado, a quienes prometiste multiplicar su descendencia como las estrellas del cielo, como la arena de las playas marinas. Pero ahora, Señor, somos el más pequeño de todos los pueblos; hoy estamos humillados por toda la tierra a causa de nuestros pecados. En este momento no tenemos príncipes, ni profetas, ni jefes; ni holocausto, ni sacrificios, ni ofrendas, ni incienso; ni un sitio donde ofrecerte primicias, para alcanzar misericordia. Por eso, acepta nuestro corazón contrito, y nuestro espíritu humilde, como un holocausto de carneros y toros o una multitud de corderos cebados; que éste sea hoy nuestro sacrificio, y que sea agradable en tu presencia: porque los que en ti confían no quedan defraudados. Ahora te seguimos de todo corazón, te respetamos y buscamos tu rostro. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. No nos desampares, Señor, para siempre. Ant. 3. Te cantaré, Dios mío, un cántico nuevo. Salmo 143, 1-10 - ORACIÓN POR LA VICTORIA Y POR LA PAZ Bendito el Señor, mi Roca, que adiestra mis manos para el combate, mis dedos para la pelea; mi bienhechor, mi alcázar, baluarte donde me pongo a salvo, mi escudo y mi refugio, que me somete los pueblos. Señor, ¿qué es el hombre para que te fijes en él? ¿Qué los hijos de Adán para que pienses en ellos? El hombre es igual que un soplo; sus días, una sombra que pasa. Señor, inclina tu cielo y desciende, toca los montes, y echarán humo, fulmina el rayo y dispérsalos, dispara tus saetas y desbarátalos. Extiende la mano desde arriba: defiéndeme, líbrame de las aguas caudalosas, de la mano de los extranjeros, cuya boca dice falsedades, cuya diestra jura en falso. Dios mío, te cantaré un cántico nuevo, tocaré para ti el arpa de diez cuerdas: para ti que das la victoria a los reyes, y salvas a David, tu siervo. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Te cantaré, Dios mío, un cántico nuevo. LECTURA BREVE Is 55, 1 Oíd, sedientos todos, acudid por agua, también los que no tenéis dinero: venid, comprad trigo, comed sin pagar: vino y leche de balde. RESPONSORIO BREVE V. Escucha mi voz, Señor; espero en tu palabra. R. Escucha mi voz, Señor; espero en tu palabra. V. Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio. R. Espero en tu palabra. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. Escucha mi voz, Señor; espero en tu palabra. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. De la mano de nuestros enemigos, líbranos, Señor. Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79 Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo. suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas: Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abraham. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. De la mano de nuestros enemigos, líbranos, Señor. PRECES Dios nos otorga el gozo de poder alabarlo en este comienzo del día, reavivando con ello nuestra esperanza. Invoquémosle, pues, diciendo: Por el honor de tu nombre, escúchanos, Señor. Dios y Padre de nuestro Salvador Jesucristo, te damos gracias porque, por mediación de tu Hijo, nos has dado el conocimiento y la inmortalidad. Danos, Señor, un corazón humilde para que vivamos sujetos unos a otros en el temor de Cristo. Infunde tu Espíritu en nosotros, tus siervos, para que nuestro amor fraterno sea sin fingimiento. Tú que has dispuesto que el hombre dominara el mundo con su esfuerzo, haz que nuestro trabajo te glorifique y santifique a nuestros hermanos. Se pueden añadir algunas intenciones libres. Ya que Dios nos muestra siempre su amor de Padre, velando amorosamente por nosotros, nos atrevemos a decir: Padre nuestro... ORACIÓN Aumenta, Señor, nuestra fe, para que esta alabanza que brota de nuestro corazón vaya siempre acompañada de frutos de vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. ------------------------------ VÍSPERAS Oración de la tarde V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. Himno: TÚ QUE ERES CRISTO, EL ESPLENDOR Y EL DÍA. Tú que eres, Cristo, el esplendor y el día, y de la noche ahuyentas las tinieblas, Luz de Luz que a tus fieles cual luz te manifiestas, te pedimos, Señor, humildemente esta noche que estés de centinela, en ti hallemos reposo y la paz nos concedas. Si se entregan al sueño nuestros ojos, en ti vigile el corazón alerta, y rogamos tus hijos, Señor, que nos protejas. Defensor nuestro, míranos, rechaza al enemigo cruel que nos acecha y, a quienes redimiste con tu sangre, gobierna. A ti, Cristo, Señor del universo, y a ti, Padre, alabanza dondequiera, y al Amor, por los siglos loores. Amén. SALMODIA Ant. 1. Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha. Salmo 136, 1-6 - JUNTO A LOS CANALES DE BABILONIA. Junto a los canales de Babilonia nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión; en los sauces de sus orillas colgábamos nuestras cítaras. Allí los que nos deportaron nos invitaban a cantar; nuestros opresores, a divertirlos: «Cantadnos un cantar de Sión.» ¡Cómo cantar un cántico del Señor en tierra extranjera! Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha; que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti, si no pongo a Jerusalén en la cumbre de mis alegrías. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha. Ant. 2. Te doy gracias, Señor, delante de los ángeles. Salmo 137 - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DE UN REY Te doy gracias, Señor, de todo corazón; delante de los ángeles tañeré para ti, me postraré hacia tu santuario, daré gracias a tu nombre; por tu misericordia y tu lealtad, porque tu promesa supera a tu fama; cuando te invoqué, me escuchaste, acreciste el valor en mi alma. Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra al escuchar el oráculo de tu boca; canten los caminos del Señor, porque la gloria del Señor es grande. El Señor es sublime, se fija en el humilde, y de lejos conoce al soberbio. Cuando camino entre peligros, me conservas la vida; extiendes tu izquierda contra la ira de mi enemigo, y tu derecha me salva. El Señor completará sus favores conmigo: Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Te doy gracias, Señor, delante de los ángeles. Ant. 3. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria. Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR Ap 4, 11; 5, 9-10. 12 Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú has creado el universo; porque por tu voluntad lo que no existía fue creado. Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste degollado y por tu sangre compraste para Dios hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes y reinan sobre la tierra. Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria. LECTURA BREVE Col 3, 16 Que la palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente. Cantad a Dios, dadle gracias de todo corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. RESPONSORIO BREVE V. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor. R. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor. V. De alegría perpetua a tu derecha. R. En tu presencia, Señor. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. Haz, Señor, obras grandes por nosotros, porque tú eres poderoso y tu nombre es santo. Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55 Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abraham y su descendencia por siempre. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Haz, Señor, obras grandes por nosotros, porque tú eres poderoso y tu nombre es santo. PRECES Invoquemos a Cristo, que da fuerza y poder a su pueblo, diciendo: Señor, escúchanos. Cristo, fortaleza nuestra, concede a todos tus fieles, a quienes has llamado a la luz de tu verdad, que tengan siempre fidelidad y constancia. Haz, Señor, que los que gobiernan el mundo lo hagan conforme a tu querer, y que sus decisiones vayan encaminadas a la consecución de la paz. Tú que con cinco panes saciaste a la multitud, enséñanos a socorrer con nuestros bienes a los hambrientos. Que los que tienen en su mano los destinos de los pueblos no cuiden sólo del bienestar de su nación, sino que piensen también en los otros pueblos. Se pueden añadir algunas intenciones libres. Cuando vengas en tu día a ser glorificado en los santos, da a nuestros hermanos difuntos la resurrección y la vida feliz. Todos juntos, en familia, repitamos las palabras que nos enseñó Jesús, y oremos al Padre diciendo: Padre nuestro... ORACIÓN Puestos en oración ante ti, Señor, imploramos tu clemencia y te pedimos que nuestras palabras concuerden siempre con los sentimientos de nuestro corazón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. ------------------------------ COMPLETAS (Oración antes del descanso nocturno) INVOCACIÓN INICIAL V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. EXAMEN DE CONCIENCIA Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados. Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión: por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor. V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. Himno: CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE Cuando la luz del sol es ya poniente, gracias, Señor, es nuestra melodía; recibe, como ofrenda, amablemente, nuestro dolor, trabajo y alegría. Si poco fue el amor en nuestro empeño de darle vida al día que fenece, convierta en realidad lo que fue un sueño tu gran amor que todo lo engrandece. Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte de pecadora en justa, e ilumina la senda de la vida y de la muerte del hombre que en la fe lucha y camina. Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza la noche oscura sobre nuestro día, concédenos la paz y la esperanza de esperar cada noche tu gran día. Amén. SALMODIA Ant. No me escondas tu rostro, ya que confío en ti. Salmo 142, 1-11 - LAMENTACIÓN Y SÚPLICA ANTE LA ANGUSTIA Señor, escucha mi oración; tú que eres fiel, atiende a mi súplica; tú que eres justo, escúchame. No llames a juicio a tu siervo, pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti. El enemigo me persigue a muerte, empuja mi vida al sepulcro, me confina a las tinieblas como a los muertos ya olvidados. mi aliento desfallece, mi corazón dentro de mí está yerto. Recuerdo los tiempos antiguos, medito todas tus acciones, considero las obras de tus manos y extiendo mis brazos hacia ti: tengo sed de ti como tierra reseca. Escúchame en seguida, Señor, que me falta el aliento. No me escondas tu rostro, igual que a los que bajan a la fosa. En la mañana hazme escuchar tu gracia, ya que confío en ti; indícame el camino que he de seguir, pues levanto mi alma a ti. Líbrame del enemigo, Señor, que me refugio en ti. Enséñame a cumplir tu voluntad, ya que tú eres mi Dios. Tu espíritu, que es bueno, me guíe por tierra llana. Por tu nombre, Señor, consérvame vivo; por tu clemencia, sácame de la angustia. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. No me escondas tu rostro, ya que confío en ti. LECTURA BREVE 1Pe 5,8-9 Sed sobrios, estad despiertos: vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quien devorar; resistidle, firmes en la fe. RESPONSORIO BREVE V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. V. Tú, el Dios leal, nos librarás. R. Te encomiendo mi espíritu. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32 Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz, porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. ORACIÓN OREMOS, Ilumina, Señor, nuestra noche y concédenos un descanso tranquilo; que mañana nos levantemos en tu nombre y podamos contemplar, con salud y gozo, el clarear del nuevo día. Por Cristo nuestro Señor. Amén BENDICIÓN V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte. R. Amén. ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN Madre del Redentor, Virgen fecunda, puerta del cielo siempre abierta, estrella del mar, ven a librar al pueblo que tropieza y se quiere levantar. Ante la admiración de cielo y tierra, engendraste a tu santo Creador, y permaneces siempre virgen. Recibe el saludo del ángel Gabriel, y ten piedad de nosotros, pecadores. Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente |
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