- La controversia de Jesús
- Escucha el silencio
- Andra Mari 3. Aceptar a la muerte y vencerla. Asunción de María
- V ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL HERMANO ROGER DE TAIZÉ
- EN LAS CALLES SIN NOMBRE
- El Perdón
- Evangelio Misionero del Dia: 18 de Agosto de 2010 - SEMANA XX DURANTE EL AÑO
- Lecturas y Liturgia de las Horas: 18 de Agosto de 2010
Posted: 17 Aug 2010 06:56 PM PDT Conoceremos mejor a Jesús no como el resultado de la investigación académica de un individuo que se publica en un libro, sino que como un proceso continuo de transformación personal dentro de una comunidad de discípulos. Luke Timothy Jonson Publicado por Mirada Global Estos días he seguido a una banda de trovadores académicos ambulantes, especialistas que son invitados por congregaciones para dar charlas como parte de programas de educación para adultos. A menudo he seguido a gente como Marcus Borg, John Dominic Crossan, N.T. Wright y Bart Eheman, y con frecuencia me invitan como alguien que puede “representar otro punto de vista”. En otras palabras, soy una anotación al margen del menú preferido de las ofrendas históricas de Jesús. Cuando presento una mirada alternativa sobre el Jesús de los Evangelios, siempre hay algunos en la congregación que se sorprenden que yo esté tan en desacuerdo con lo que ellos consideran el pináculo de la enseñanza bíblica. En resumen, 25 años después que el Jesus Seminar empezó una nueva ronda en la controversia sobre el Jesús histórico y catorce años después que traté de mostrar (en The Real Jesus) lo falso que es el conocimiento contemporáneo del Jesús histórico —salvo excepciones—, todavía hay una audiencia deseosa de escuchar los temas que estos trovadores cantan. Y no es difícil entender por qué. Sin excepción, los trovadores son profesores y oradores extraordinarios, que tienen una bien ganada reputación de enseñar de manera alegre e incluso entretenida. El señor Borg y el obispo Wright, además, se manifiestan explícitamente cristianos y transmiten un sentido positivo de lo que el conocimiento puede ofrecer. Ehrman es un profesor excepcional. Y el señor Crossan es una persona especial, un hombre de tanto ingenio, de tanto humor, que personalmente estoy dispuesto a escucharlo hablar de cualquier cosa. El carisma personal de los conferencistas es indudablemente parte del atractivo. Los conferencistas también han sido eficientes al presentar sus charlas como conocimientos genuinos; afirman que lo que hacen es poner a disposición de todos el enfoque crítico que, según ellos, otros académicos también siguen, pero mantienen dentro del ámbito profesional. Las congregaciones y las parroquias deseosas de estímulos intelectuales son entusiastas consumidores. Pocos son los que siguen de cerca lo que los estudiosos de la Biblia están haciendo. ¿Qué base de comparación hay en los libros que se encuentran en Barnes & Noble (N. de la T.: se trata del minorista más grande de libros en los EE.UU.)? Las audiencias no tienen mucha base para rebatir la reivindicación de los trovadores de representar lo mejor de la academia. De hecho, si las congregaciones estuviesen conscientes del carácter desesperadamente trivial de mucha de la enseñanza académica, estarían incluso más dispuestos a aceptar las palabras de aquellos que están demostrando tener comprensión de la figura de Jesús para la iglesia, en vez de desarrollar otra metodología esotérica a fin de tener credibilidad, como vitales y necesarias. Por sobre todo, pienso que las congregaciones están ávidas de aprender sobre el Jesús humano y con demasiada frecuencia encuentran que lo que escuchan en los sermones y las Escuelas Dominicales contiene poca sustancia intelectual o alimento espiritual. Lo que quieren es una fe adulta, y los oradores itinerantes parecen ofrecer un camino más rápido e interesante hacia a esa madurez que la que está disponible a través de las prácticas tradicionales de la fe. Para aquellos a quienes se les ha enseñado a valorar la información por sobre la comprensión, la oferta de conocimiento histórico sobre Jesús parece quedarles como anillo al dedo. LOS LÍMITES DE LA HISTORIA No hay absolutamente ni un problema en estudiar a Jesús como una figura histórica, y si lo estudiamos desde esa perspectiva, es adecuado separar los fundamentos de la fe. El tipo de proyecto llevado a cabo por Msgr. J.P. Meier en A Marginal Jew, que somete a prueba qué elementos de los relatos del Evangelio pueden ser históricamente verificados, es perfectamente legítimo y arroja resultados genuinos. Pero tal como el mismo monseñor Meier ha reconocido, el Jesús empíricamente verificable no es de ninguna manera el Jesús “real”. Además, es más que legítimo aprender lo más que se pueda de historia del mundo en el primer siglo de Jesús. El objeto de este conocimiento, sin embargo, es el de convertirse en mejores y más responsables lectores de los Evangelios mismos. No se trata de deconstruir las narraciones evangélicas para luego reconstruir un “Jesús histórico” y declarar, de ese modo, que se ha descubierto quién era Jesús verdaderamente. Aún menos para proponer tal reconstrucción como la regla para los cristianos de hoy. La historia es una manera limitada de conocer la realidad. Dependientes de fragmentos de lo que se observó, registró, conservó y transmitió desde el pasado, reconociendo que todo testimonio humano es parcial y cuidadosos de no especular más allá de la evidencia disponible, los historiadores responsables saben que sólo manejan probabilidades, no certezas. Lo suyo es más un arte descriptivo que una ciencia prescriptiva. Y en el caso de Jesús y los Evangelios, los problemas críticos que enfrenta toda reconstrucción histórica son extremos, advirtiendo a los investigadores de no llevar las cosas al límite. Por lo tanto, los historiadores pueden declarar ciertos hechos sobre Jesús con mayor o menor probabilidad de acierto (su muerte por crucifixión), o algunas pautas de su ministerio (el hablar por medio de parábolas) o incluso ciertos acontecimientos (el que Juan lo bautizó). Pero los historiadores no pueden ofrecer una narración o interpretación alternativa a aquellas de los Evangelios basándose en estas probables conclusiones. Sin embargo hoy, como ayer, es este estiramiento de los límites de la historiografía responsable, esta presentación de alternativas a los Evangelios, lo que ha impulsado todo el proyecto del Jesús histórico. Hay tres aspectos del proyecto que son objetables, incluso cuando uno se considera legítimo usar la historia para Jesús. Primero, la historia no puede entregar lo que promete el proyecto del Jesús histórico, principalmente una versión sólida de Jesús distinta a la del los Evangelios. Segundo, el esfuerzo para reconstruir tal Jesús alternativo lleva a una distorsión de los métodos propios de la historiografía formal. Tercero, y lo más penoso, el Jesús que se ofrece como alternativa es a menudo un reflejo de los ideales propios del estudioso. Por lo tanto, no resulta extraño que prácticamente cada Jesús reconstruido por los estudiosos en esta generación está firmemente basado en el Jesús del Evangelio de Lucas, ya que éste es el Jesús que más admiramos —político, público, profético, el que incluye a los marginales y desafía el estatus de los poderosos—. En este sentido, las múltiples versiones del “Jesús histórico” que se nos presenta hoy en día en conferencias o en libros, tienen exactamente el mismo estatus de los Evangelios apócrifos de la iglesia temprana: pueden resultar amenos y a veces incluso instructivos, pero no son una fundación sobre la cual construir la iglesia. UNA ALTERNATIVA ¿Entonces, qué les ofrezco a las congregaciones que me invitan a compartir mi “visión alternativa”? Trato de reafirmar su deseo de una fe madura e intelectualmente activa y promuevo el estudio de la historia como un medio para una lectura más responsable de los Evangelios. Estoy convencido que mientras más genuino sea el sentido del estudio histórico adquirido por estos cristianos, menor será la probabilidad de caer presa de las distorsiones de aquellos que comercian con el título de historiador mientras lo único que ofrecen es una versión personal, apócrifa. Pero enfatizo que el objetivo real del conocimiento histórico no es el desmantelamiento de los Evangelios, sino que un compromiso más completo con la narración evangélica. Indico que uno de los quizás sorprendentes resultados del mejor estudio histórico de la Palestina del primer siglo, es que la información incidental que dan los Evangelios en relación al contexto político y cultural y el medio religioso de Jesús tiende a confirmar más que a desmentir la información sobre estos temas en los Evangelios. Y más importante, trato de mostrar cómo el encontrar a Jesús como un personaje literario en cada uno de los Evangelios canónicos posibilita un conocimiento más profundo, satisfactorio y más “histórico” del Jesús humano que el presentado por reconstrucciones académicas. Una vez que los lectores reconocen y empiezan a apreciar los distintos retratos de Jesús que se encuentran en los Evangelios, no como pobres presentaciones de fuentes históricas, sino que el gran testimonio de fe, empiezan a sentir que el Jesús humano es una realidad mucho más rica y evasiva que lo que su creencia superficial o la enseñanza histórica superficial pudiese sugerir. Tal apreciación literaria de los Evangelios también lleva a la comprensión que a pesar de sus temas y perspectivas divergentes, convergen asombrosamente precisamente en el tema histórico de vital importancia en relación al Jesús humano, básicamente su carácter. ¿Qué tipo de persona era Jesús? Cada uno de los Evangelios es testimonio de la verdad acerca de que Jesús como ser humano se definía primero por su absoluta obediencia a Dios y en segundo término por su absoluta entrega a los demás. Este Jesús de los Evangelios es el mismo Jesús que encontramos en las cartas de Pablo y Pedro y en la Carta a los Hebreos. El Cristo histórico es el que le dio forma a la identidad del discipulado cristiano a través de los años y generó reformas proféticas en todas las etapas de la iglesia. ‘ÉL VIVE AHORA’ Por sobre todo, trato de recordarle a mi audiencia que toda la búsqueda del Jesús histórico es una desviación masiva del enfoque correcto de la conciencia cristiana: aprender del Jesús viviente —el señor exaltado y resucitado presente para los creyentes a través del poder del Espíritu Santo— en la vida diaria y las prácticas corrientes de la iglesia. Concentrarse en el “Jesús histórico” como si el ministerio de Jesús como lo reconstruyen los académicos fuese lo último en importancia para la vida del discipulado, es olvidar la verdad más importante sobre Jesús, a saber: que ahora él vive como el Señor en la presencia total y el poder de Dios y que se nos presenta a cada instante no como un recuerdo del pasado, sino que como una presencia que define nuestro presente. Si Jesús fuese simplemente un hombre del pasado que murió, entonces conocerlo a través de la reconstrucción histórica es necesario e inevitable. Pero si él vive en el presente como nuestro poderoso y dominante Señor, entonces debemos aprenderlo a través de la obediencia de la fe. Conoceremos mejor a Jesús no como el resultado de la investigación académica de un individuo que se publica en un libro, sino que como un proceso continuo de transformación personal dentro de una comunidad de discípulos. A Jesús lo conoceremos a través de la lectura fiel de las Escrituras, es verdad, pero también lo conocemos a través de los sacramentos (especialmente la Eucaristía), las vidas de los santos (muertos y vivos) y los extraños con los cuales el exaltado Señor se asocia con particular preferencia. Al lado de esta manera tan difícil y compleja de conocer a Jesús tal cual verdaderamente es —el Espíritu dador de vida que sobre todo da vida a toda la asamblea llamada el cuerpo de Cristo—, las investigaciones de los historiadores, incluso en el mejor de los casos, aparecen como una distracción empobrecida y sosa. Este es el tema que voy cantando a la zaga de los trovadores que bailan antes que yo en las parroquias y congregaciones de este país. Es una vieja canción, lo que San Agustín llamó la “canción de aleluya”. Pero también es nueva —siempre— y siempre se está renovando. ____________ Luke Timothy Johnson. Robert W. Woodruff Profesor de Nuevo Testamento y Orígenes crisitianos en la Candler School of Theology, Emory University, Atlanta, Ga. Publicado en revista America, www.americamagazine.org / Una conversación con Luke Timothy Johnson: americamagazine.org/podcast Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente. |
Posted: 17 Aug 2010 06:45 PM PDT Nicolás de Ma. Caballero, cmf. Publicado por Ciudad Redonda No es una broma verbal; tampoco un aforismo teológico. Es sencillamente la formulación de un modelo nuevo de estar con las cosas. Tal vez el modelo único. Desde la poesía, es captar el instante ‘al vivirlo’ y dejarlo donde está. Es como un Haiku, que capta simplemente lo que está sucediendo ‘ahora’ y ‘aquí’; es el momento sorprendido. ‘Hacer un haiku es mirar callado algo sin tiempo’. Todo momento es silencio. Y meditar es la expresión de nuestro misterio personal. Escuchar el silencio es meditar; meditar-‘aprender a mirar en silencio’- facilita el ‘escuchar el Silencio, que es Dios’. Somos un haiku; algo que somos y que permanece sin tiempo, siendo nosotros mismos. Meditar es la capacidad de ‘ver eso’ sin entorpecimiento de palabras. Que la manera más fácil de entrar en estado medita tivo es ponerse a escuchar. Cierra los ojos y oye todos los ruidos en torno; escucha el bullicio o el murmullo general de todo, como estuvieras escuchando música. Te podrá parecer estúpido, pero estás asistiendo a otra versión de las cosas y a otra manera de ‘estar presente’. No intentes identificar los ruidos, no les pongas nombre (…). Deja que te lleguen y deja que se vayan. No hay ruidos adecuados o inadecuados, ni tampoco importa si alguien estornuda o se le cae alguna cosa; todo es simplemente ruido o soni do’1. ‘Escuchar el silencio’ tiene la solemnidad de ser una ‘contracultura’; algo que rompe los moldes que nos aprisionan y que condicionan, incluso, nuestra manera de relacionarnos con Dios. Nuestra relación ruidosa con Dios-a nuestro modo-es desde el ‘hacer y tener’; desde la contracultura del silencio, es desde el ‘ser y estar’. Cometer la aparente ‘estupidez’ de detenerse ante lo que nos llega, es cambiar los modelos de pensar y de sentir con que afrontamos la vida: ordinariamente desde la utilidad o desde la repercusión afectiva que nos produce; desde la ‘lógica’ del hacer y del tener. ¡Qué bien, aunque de forma mordaz, Mariano José de Larra decía que algunos ‘no saben existir’. Hace tiempo que confundo, no la clásica ‘esencia o existencia’ sino la ‘presencia y la existencia’. Ordinariamente, se nos escapa nuestra propia presencia; se nos escapa que somos un ‘acontecimiento’ y una consistencia. Y mientras no nos identifiquemos como ‘acontecimiento’ se nos escapa el hecho, el acontecimiento que nos funda: ‘En Dios vivimos nos movemos y existimos’. Y, aún más. Nuestro entrenamiento para una relación profunda-sólo con Dios-llega a ‘escuchar el silencio en silencio’. Y no es fácil. En el alarde y ostentación, al parecer, sólo literario de ‘escuchar el silencio’, se afrontan las seguridades neuróticas de nuestra mente habladora que nos corren como sangre no oxigenada por los capilares de la mente, del cuerpo y hasta del alma. Invitar a ‘escuchar el silencio’, es invitación a resolver el koan de cómo se oye el ruido de una sola mano que aplaude. Es ‘la extraña lógica’ oriental en el intento por quebrar la lógica de la mente superficial. Es comenzar a entender de otra manera-‘sin manera’-dicen los místicos- lo que se refiere el Silencio invasor de Dios. ‘Cerremos los ojos para escuchar y oiremos el silen cio, y después los ruidos y sonidos que emergen de ese silencio’2. La excelencia de este proceder es un modelo válido y reconocido como un ejercicio ‘iniciático’: ‘iniciación a la experiencia del misterio’. No tiene la validez de lo útil, pero tiene la esencial realidad de ‘saber existir’. Y, cuando lo aplique a Dios, la gran validez de existir en Dios. ¡Es todo! En la ‘nueva’ ‘lógica’ de esta relación también el cuerpo ‘es’. Ahora, por su cauce, corre todo el caudal de la mente. Al mirar en silencio, el nuevo cuerpo, ‘reconstruido’ por nuestra ‘afonía mental’, encontraremos la base primera para la paz mental. Obsérvalo todo como un espectador distante, que deja pasar las nubes. Deja que atraviesen lentas o rápidas tu espacio corporal; es tu meteorología personal. ‘Contempla... la sensación de tu cuerpo, sin formula ción. Déjala vivir y desplegarse con sus matices de calor, de frío, contracción, agita ción’3. Es seductor el llegar a la meditación- a la conciencia silenciosa- contemplando el cuerpo, recorriéndo lo... Se refuerza nuestro esquema corporal: la manera de vivir nuestro cuerpo, de vivirnos en él y de vivirnos desde él. Un milagro ocurrido en la cercanía de quien ‘se encuentra, con un equilibrio de que no dispone [ahora]’4. La 'mirada silenciosa-siempre pobre- es la eficaz aproximación a un tipo de conciencia equilibrada y más revolucionaria desde su quietud. Una constatación final significativa: ‘Si tomas tu cerebro como objeto de contemplación5 [en este caso de tu mirada silenciosa], pronto lo sentirás de forma diferente. Ya no estará apretado, cargado, agobiado. Percibirás sus oscilaciones y un inmenso ensanchamiento, que tranquiliza. Nace un cuerpo ‘elaborado’ desde el silencio; otro cuerpo. Tu cabeza [tu mente, el fondo] dejará de tener un lugar privilegiado y sus ruidos dejarán de ser parte de tu agobio. Después de un tiempo ‘... oirás cómo, del ‘agujero’ del silencio’, nacen los sonidos, sin causa, sin origen6. Y, paradójicamente, podrás hablar con las cosas y con todo, sin palabras… No es poesía; es un modelo contemplativo; a tu alcance. La mente silenciada, deja un espacio para la revelación, y si eres un creyente en Dios y en Jesús, estarás facilitando la revelación de una Presencia en la que la vida se resuelve y descansa. Oír el silencio es una pedagogía de la escucha, al servicio de la fe, que nos permite ‘oír a Dios’. Es otra manera de explicar la petición del profeta: ‘Dame oído de discípulo’ (Is 50,4). ¡Y pensar que uno puede ensayar algo que se le parezca, oyendo en silencio los ruidos de fuera y los murmullos de propia mente! Esto no es para teólogos; es para mendigos que están en la calle y duermen a la intemperie. Y de puro sencillo, no se entiende… ----------------------- 1 A. WATTS, Nueve meditaciones, p. 33. 2 A. WATTS, Nueve meditaciones, Barcelona, Kairós, 19812, p. 19. 3 JEAN KLEIN, La mirada inocente, p. 45s. 4 M. GUIRAO, Anatomía de la conciencia-Anatomía sofrológi ca, p. 242. 5 De tu mirada atenta, no analítica, de tu 'mirada pobre', se entiende. 6 A. WATTS, Memorias, p. 257. Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente. |
Posted: 17 Aug 2010 06:42 PM PDT Publicado por El Blog de X. Pikaza El “dogma” de la Asunción de María se inscribe dentro del misterio de la Resurrección de Jesús, abierta a todos los creyentes, es decir, a todos aquellos que la aceptan. En la conciencia de la Iglesia Católica, María, la madre de Jesús, ha sido la primera que ha resucitado con él (no en sentido cronológico, sino en sentido humano). En ese sentido, pienso que debemos hablar de la muerte y “asunción” (elevación o plenificación) de los creyentes. De esa forma quiero retomar y culminar los temas en torno a la Asunción de María. No puedo responder a las reflexiones tan hermosas y certeras de algunos de los participantes en el blog. Pero las tengo en cuenta en mi reflexión. Buen día a todos. Perdonen los lectores las repeticiones. Quiero en este post retomar y culminar algunas cosas ya dichas en los anteriores. Sólo el hombre nace, sólo el hombre muere Las restantes plantas y animales ni nacen ni mueren, sino que forman parte de un continuo biológico, sin identidad personal. Sólo el hombre nace, sólo el hombre muere… Así lo han destacado sobre todo los judíos, el pueblo de María; ellos no han querido evadirse de la muerte, como han hecho otras culturas. De esa forma, mirando cara a cara hacia la muerte, han aprendido y han sabido que la muerte nos reduce a la suma soledad, pudiendo, al mismo tiempo, abrirnos a la vida de los otros (por quienes morimos, con quienes morimos). Si no muriéramos no dejaríamos sitio en el mundo para los que vienen. Si no muriéramos haríamos imposible la vida de nuestros sucesores. Tenemos que morir para que otros vivan, abriendo con nuestra vida y muerto un cuerpo en el que ellos pueden encarnarse y seguir el camino de Dios. La muerte nos da miedo, el miedo supremo Pero sólo por la muerte podemos gozar de verdad y dar la vida a los demás. «Por la muerte, por el miedo a la muerte empieza el conocimiento del Todo... Todo lo mortal vive en la angustia de la muerte; cada nuevo nacimiento aumenta en una las razones de la angustia, porque aumenta lo mortal». Así comenzaba Rosenzweig su libro más inquietante y luminoso de antropología judía (La Estrella de la Redención, Sígueme, Salamanca 1997 43-44). En un sentido, ese saber sobre la muerte es maldición, como ha visto el relato del “pecado ejemplar” de Adán/Eva, en Gen 2-3: “el día en que comas morirás…”. Pero, en otro sentido, este morir (saber que se muere) puede y debe convertirse en bendición, en el momento culminante del sí a la vida, a la vida de Dios, a la vida de los otros. Sólo los hombres pueden morir por los demás; sólo los hombres pueden dar de verdad su vida, abrir su cuerpo, para que otros vivan de su mismo cuerpo (como Jesús, como María). Sólo porque sabemos que vamos a morir podemos vivir, arriesgarnos y amar de verdad a los otros. Un hombre de este mundo, condenado a no morir, sería el mayor de los monstruos, un ser angustioso y angustiante. Morir es muy duro. Pero mucho más duro sería no morir. Una vida para siempre sólo tiene sentido cuando cambien las condiciones de este mundo, como ha querido Jesús, como han querido y quieren millones de personas, que esperan y desean una resurrección. Sólo por la muerte (cuando damos la vida a los otros, como Jesús en la cruz) puede haber resurrección (ascensión al cielo). Así lo han descubierto los cristianos en la Pascua de Jesús, sabiendo que Jesús ha muerto porque vivía, ha muerto para vivir (para que llegue el Reino), ha muerto para que otros vivan. Así lo visto la iglesia, descubriendo que todos los creyentes (¡todos los pobres!) mueren y resucitan y suben al cielo con Jesús, a un cielo de carne, de cuerpo y alma. Por eso han podido aplicar esta experiencia a María, madre y hermana de todos, en Jesús. Sólo aquel que acepta la muerte puede vivir en plenitud Sólo aquel que acepta la muerte (y que es capaz de morir en amor y por amor) puede vivir en plenitud, vive por siempre (como vemos en María). El autor judío ya citado, Rosenzweig, supone que muchos filósofos y pensadores religiosos han querido engañar a los hombres con una mentira piadosa, diciendo que son inmortales y añadiendo que la muerte no es más que una apariencia. Pues bien, ese consuelo es mentiroso y se sitúa en la línea de la evasión gnóstica o espiritualista. Ninguna respuesta compasiva puede aquietar a los hombres, que nacen y mueren, ninguna teoría teórica puede convencerles. Los hombres mueren ese el destino; mueren y no son felices… pero todavía serían más infelices si no pudieran morir. Los hombres mueren, pero pueden descubrir en la muerte la mano de Dios y ofrecer su mano de amor a todos, como ha hecho Jesús, como ha hecho María. Morir en cristiano es dar la vida En ese contexto se sitúa la respuesta de la fe, cuando afirma que el sentido de la vida está en vivir para los demás… y que de esa forma la misma muerte, sin perder su bravura y dureza y enigma (¡Dios mío, Dios míos! ¿por qué me has abandonado?), se convierte en signo de solidaridad, en vida que se abre (como ha visto de un modo impresionante el evangelio de Juan, al descubrir que del costado muerto de Jesús brota la vida, de manera que la misma muerte es ya resurrección). Pues bien, la Iglesia ha creído que María ha muerto como Jesús, dando la vida. Por eso la venera en la muerte, como signo de Resurrección y de Ascensión (Asunción). Éste es el contenido de la fe, de la fe en la carne resucitado y compartida. Asunción de María Morimos solos, pero morimos, al mismo tiempo, para todos y con todos. Morimos en Dios, de manera que nuestra vida (nuestra carne) pueda hacerse vida y carne (cuerpo) para los demás. Ésta es la fe que los judíos siguen poniendo en manos del Dios en quien esperan, ésta es la fe que los cristianos descubrimos y proclamamos en la resurrección de Jesús quien, al morir por los demás, ha desvelado y realizado por su pascua el gran don de la vida de Dios: se ha hecho “cuerpo mesiánico” para todos. En esta línea se entiende el dogma de Asunción de María, que es mujer, madre de Jesús, que “sube al cielo como mujer plena”, es decir, como persona en forma de mujer. Esta es la fe que Pío XII definió en 1950, poniendo de relieve la vinculación de la Madre con su Hijo Jesucristo, diciendo que «La Inmaculada Madre de Dios... cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial» (Denzinger-Hünermann 3903). Este dogma se puede aplicar a miles y millones de cristianos (que creen en la resurrecciòn), pero también a los miles de millones que no creen, pero que viven, quizá sin saber, en el interior de la Vida que es Dios. El Papa dice que María ha culminado su camino, ha terminado (ha muerto), alcanzando la gloria mesiánica de Cristo, su Hijo, viniendo a presentarse así como un signo para el conjunto de la humanidad, que también ha de ser elevada en carne (cuerpo y alma) a la gloria de Dios, que es la justicia fraterna, que es la comunión de vida entre los hombre y mujeres. No hay para María inmortalidad del alma, sino resurrección total, de la persona, es decir, despliegue y plenitud del cuerpo mesiánica del que María forma parte, como supo la iglesia primitiva. Pero lo que el Papa dice de María puede y debe decirse con ella de todos los que mueren en amor, en la vida de Dios, del Dios que les recibe en su Vida. Un curso, una carrera: en cuerpo y alma. El Papa dice que “transcurrido el curso” de la vida de María, ella ha culminado su “carrera” en Dios. Ha sico una carrera hacia la muerte, en comunión con los demás, a través de Cristo, su hijo, y de todos sus restantes hijos y hermanos (cf. Mc 3, 31-35).. Pues bien, cumplido ese curso vital, que había comenzado por el nacimiento, María ha sido asumida (assumpta) a la gloria de Dios, que se identifica con la misma Resurrección y Ascensión mesiánica de su Hijo Jesús, que se expresa y expande en el camino de la Iglesia. Un tipo de antropología helenista, dominante en la iglesia, ha venido afirmando que el alma de los justos sube al cielo tras la muerte (porque ella es inmortal), pero que el cuerpo tiene que esperar hasta la resurrección del fin de los tiempos. En contra eso, situándose en un camino distinto de experiencia antropológica y de culminación pascual, este dogma afirma que María ha culminado su vida en Dios, por medio de Jesús, en cuerpo y alma, es decir, como carne personal o, mejor dicho, como persona histórica, en comunión con las demás personas que han estado y siguen estando implicadas en su vida. Este dogma nos sitúa en el centro del misterio cristiano, vinculado a la muerte y resurrección de Jesús, vinculado al “cuerpo y alma” de los hombres y mujeres, de todos los que de un modo o de otro, quizá sin saberlo, están unidos a Jesús. Como he dicho, este dogma no niega la muerte, no dice que el alma sea inmortal por su naturaleza; no escinde o separa a María del resto de los fieles, como si a ella se le hubiera ofrecido algo que no se da a los otros, como si ella fuera la única que muere y sube (resucita) al acabar el curso de su vida. Al contrario, este dogma abre para todos los creyentes una misma experiencia pascual, asumiendo con Jesús la muerte. María aparece así como primera cristiana completa, pues la vemos en Jesús y por Jesús como primera de los resucitados. María Reina La tradición de la iglesia ha vinculado la Asunción con la Coronación de María como reina del cielo y de la tierra. Ella es Reina de tal forma que todos somos con ella (por Jesús) los reyes. Evidentemente, se trata de una imagen, pero es muy significativa: a través de su vida mesiánica, al servicio del evangelio de Jesús, habiendo superado toda forma particular o egoísta de búsqueda de sí, María ha sido recibida en el misterio de la Trinidad de manera que el Padre y el Hijo unidos la coronan con el Espíritu Santo (que puede aparecer en forma de paloma). De esa manera su misma carne queda integrada en el misterio de Dios, pero no en nombre propio, de un modo exclusivo, sino en nombre y del conjunto de la historia humana. Dios, humanidad suprema El mismo Dios que se ha encarnado en Jesús recibe en su gloria la carne de su humanidad (su gran cuerpo mesiánico), empezando por la carne de María, su madre. Por eso dirá el Vaticano II que ella no se puede separar de los creyentes, pues su camino sigue siendo el camino de la Iglesia o, mejor dicho, de la humanidad entera, abierta hacia Dios a través de una solidaridad de vida y muerte, de generación y solidaridad encarnada (cf. Lumen Gentium, 63-65). Carece de sentido hablar de una Asunción exclusiva de María, pues ello iría en contra del gran principio de la unión de los creyentes en la carne. Los artículos finales de la confesión de fe (creo en la comunión de los santos y en la resurrección de la carne) sólo pueden entenderse si es que ellos se vinculan entre sí, de manera que se hable al mismo tiempo de una comunión de la carne de la historia (no un plano de ideas o principios generales), para superar así el pecado y la injusticia de la tierra, y de una resurrección de los muertos, en la culminación de historia. Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente. |
Posted: 17 Aug 2010 06:37 PM PDT |
Posted: 17 Aug 2010 04:55 PM PDT Trailer del documental que cuenta las principales problemáticas sociales que se viven en el barrio de El Plan 3000, en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia). Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente. |
Posted: 17 Aug 2010 04:50 PM PDT Publicado por Pastoral sj Quizás es una de las dimensiones más profundas de la vida. Experimentar la vulnerabilidad. Herir a quien amas. Fallarle a quien se fia de ti. Saber que no hay marcha atrás, que los gestos, o las palabras, o las acciones, ya han desencadenado huracanes… Y, sin embargo, descubrir la otra lógica. No la del rencor y la venganza. No la del agravio sin salida. No la del reproche definitivo. Sino la disposición para ayudar a sanar. La de mantener los puentes tendidos. La de amar o ser amado. 1. El mal que hiere «David se puso furioso y dijo a Natán: “¡Vive Dios, que el que ha hecho eso es reo de muerte! No quiso respetar lo del otro, pagará cuatro veces su valor….” Entonces Natán dijo a David: “¡Ese hombre eres tú!”» (2Sam12,5-7) Si alguna vez le has fallado a quien quieres sabes de qué te hablo. Entonces comprendes lo que es el dolor por las acciones. Entonces te das cuenta de lo humano que es el arrepentimiento. No sé, hoy en día hay muchas personas que siempre se reafirman en sus seguridades, no se arrepienten de nada, no lamentan nada… Pero créeme, si alguna vez hieres a quien te importa, por tu propio egoísmo, entonces entenderás lo que es el pecado, y lo que es la necesidad de perdón... ---> ¿He fallado alguna vez a alguien querido? ¿Qué aprendí entonces? AQUI ESTOY SEÑOR Aquí estoy Señor, arado de arriba abajo, despojado de la vieja cosecha, sin una sola hierba verde. Aquí estoy Señor, la reja de hierro me ha volteado de dentro afuera y ha sacado al aire la entraña frágil y la piedra dura. Aquí estoy Señor, todo entero al sol que quema y al rocío de la noche puro surco rajado, herido de esperanza, abierto para la nueva siembra. Aquí estoy Señor. (Benjamín González Buelta sj) 2. El perdón que libera «Y se puso en camino a casa de su padre. Estaba aún distante cuando su padre lo divisó y se enterneció. Corriendo, se le echó al cuello y le besó» (Lc 15,20 Y si alguna vez experimentas el perdón anhelado. Si alguien que podría cerrarte la puerta la mantiene abierta. Si quien conoce tu fragilidad y tu barro sigue mirándote con aprecio. Si quien comparte tu historia lo hace más allá de la noche y el día. Si quien podría juzgarte con dureza te mira con misericordia, entonces entenderás un poco más a Dios… y su evangelio. ----> ¿Alguien me ha enseñado lo que es verdaderamente el perdón? ¿Qué es para mí lo más difícil del perdón? PACTO Por si acaso llovizna por tu calle y quieres secar tu cuerpo entre mis brazos Por si el silencio te acomete y recuerdas el lenguaje extraño que aprendiste a mi lado Por si regresas a humedecer de lunas los recuerdos Por si el trópico te reclama impaciente entre sus verdes O por si acaso es de noche en tu morada dejaré la puerta abierta (María Clara González) “Pasajeros del viento” Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente. |
Posted: 17 Aug 2010 04:32 PM PDT Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 20,1-16 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido." Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?" Le respondieron: "Nadie nos ha contratado." Él les dijo: "Id también vosotros a mi viña." Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros." Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno. Él replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?" Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.» Compartiendo la Palabra Por CELAM - CEBIPAL Una espiritualidad de la gratuidad y no de la recompensa “¿O va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno?” Con una parábola se nos explica la inversión de situaciones propia del Reino de los Cielos: “los últimos serán primeros y los primeros últimos” (20,16; ver 19,30). Esta realidad ya la habíamos visto ayer, hoy la profundizamos. No debemos perder de vista que en el Evangelio de Mateo todavía se está exponiendo ampliamente la novedad del Reino, cuyo sentido último es mostrarnos la otra cara de la realidad en la que está obrando Dios y cuya lógica (sus proyectos) subvierte a la nuestra. Jesús parte de una realidad bien conocida en su época: el desempleo y el subempleo. Por eso la parábola se escenifica en una plaza en la que continuamente se encuentran desempleados esperando una oportunidad de trabajo. De igual forma en el escenario aparece un movimiento que sigue las diversas horas de una jornada: el amanecer, las nueve de la mañana, el mediodía, las tres y las cinco de la tarde, y finalmente el fin del día al atardecer. Un patrón yendo y viniendo continuamente haciendo contratos. Los jornaleros tienen la expectativa de que su pago será proporcional al tiempo trabajado. Pero ¡oh, supresa!, no es así, todos reciben por igual y los interesados están a punto de hacer una huelga de protesta por la aparente “injusticia” de su patrón. La parábola afirma la soberanía de Dios y su gracia que no está basada en el cálculo humano de la ganancia proporcional al esfuerzo. El corazón de Dios no se mide con esta “regla” de la recompensa. Si bien Jesús nos enseña que Dios siempre espera que nos esforcemos al máximo, que no seamos pasivos, inactivos o indiferentes, requiriendo siempre nuestra activa colaboración, nos enseña también que estamos llamados a una justicia mayor (ver 5,20), que debemos vivir en sintonía con el corazón amoroso del Padre (ver 5,45 y 7,21). Efectivamente nuestro actuar justo y nuestro compromiso total son necesarios y podemos estar seguros del reconocimiento generoso por parte de Dios. Pero eso sí, la relación con Dios no se fundamenta en la contraprestación sino en la gratuidad, en el dejar de lado cualquier segunda intención de beneficio propio. Somos invitados hoy a descubrir el corazón bondadoso de Dios y a superar una espiritualidad rígida basada en la contraprestación con Dios: “me porto bien para que Dios me premie escuchando tal o cual petición que le haga”. No debemos nunca decirle a Dios qué es lo que tiene que hacer con nosotros, sino más bien respetar su libertad y su bondad, y todavía más, alegrarnos con todo signo de su bondad que descubramos en nuestros hermanos, superando así cualquier sentimiento de envidia. Dios no es un patrón con quien hacemos contratos sino un Padre de quien recibimos gracia y bondad. Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón 1. ¿Cómo me siento cuando a otro le dan más de lo que creo que se merece? 2. ¿Mi espiritualidad está basada en la doctrina del mérito o en la de la gratuidad del corazón misericordioso del Señor, quien me da todo su amor? 3. ¿Cómo integrar la experiencia de la gracia con la exigencia del compromiso cotidiano con el Señor en los hermanos y en todos los aspectos de la vida? Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente. |
Posted: 17 Aug 2010 04:34 PM PDT La palabra del Señor me llegó en estos términos: «¡Profetiza, hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel! Tú dirás a esos pastores: Así habla el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿Acaso los pastores no deben apacentar el rebaño? Pero ustedes se alimentan con la leche, se visten con la lana, sacrifican a las ovejas más gordas, y no apacientan el rebaño. No han fortalecido a la oveja débil, no han curado a la enferma, no han vendado a la herida, no han hecho volver a la descarriada, ni han buscado a la que estaba perdida. Al contrario, las han dominado con rigor y crueldad. Ellas se han dispersado por falta de pastor, y se han convertido en presa de todas las bestias salvajes. Mis ovejas se han dispersado, y andan errantes por todas las montañas y por todas las colinas elevadas. ¡Mis ovejas están dispersas por toda la tierra, y nadie se ocupa de ellas ni trata de buscarlas! Por eso, pastores, oigan la palabra del Señor. Lo juro por mi vida -oráculo del Señor-: Porque mis ovejas han sido expuestas a la depredación y se han convertido en presa de todas las fieras salvajes por falta de pastor; porque mis pastores no cuidan a mis ovejas; porque ellos se apacientan a sí mismos, y no a mis ovejas; por eso, pastores, escuchen la palabra del Señor: Así habla el Señor: Aquí estoy Yo contra los pastores. Yo buscaré a mis ovejas para quitárselas de sus manos, y no les dejaré apacentar mi rebaño. Así los pastores no se apacentarán más a sí mismos. Arrancaré a las ovejas de su boca, y nunca más ellas serán su presa». Porque así habla el Señor: «¡Aquí estoy Yo! Yo mismo voy a buscar mi rebaño y me ocuparé de él». Palabra de Dios. SALMO RESPONSORIAL 22, 1-6 R. ¡El Señor es mi pastor, nada me puede faltar! El Señor es mi pastor, nada me puede faltar. Él me hace descansar en verdes praderas, me conduce a las aguas tranquilas y repara mis fuerzas. R. Me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre. Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal, porque Tu estas conmIgo: tu vara y tu bastón me infunden confianza. R. Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa. R. Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor, por muy largo tiempo. R. Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 20,1-16 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido." Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?" Le respondieron: "Nadie nos ha contratado." Él les dijo: "Id también vosotros a mi viña." Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros." Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno. Él replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?" Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.» Palabra del Señor. LITURGIA DE LAS HORAS TIEMPO ORDINARIO MIÉRCOLES DE LA SEMANA XX De la feria. Salterio IV 18 de agosto LAUDES (Oración de la mañana) INVOCACIÓN INICIAL V. Señor, abre mis labios R. Y mi boca proclamará tu alabanza. INVITATORIO Ant. Aclama al Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría. Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. Porque el Señor es un Dios grande, soberano de todos los dioses: tiene en su mano las simas de la tierra, son suyas las cumbres de los montes; suyo es el mar, porque él lo hizo, la tierra firme que modelaron sus manos. Venid, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras. Durante cuarenta años aquella generación me repugnó, y dije: Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino; por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso» Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Himno: AL RETORNAR ESTE DÍA. Al retornar este día, con voz alegre y canora, celebrando al Redentor, cantemos de Dios la gloria. Por Cristo, el Creador inmenso hizo la noche y la aurora, con inmóvil ley fijando la sucesión de las horas. La luz eterna eres tú, la antigua ley perfeccionas, y no conoces crepúsculo, y no te apagan las sombras. Concédenos, Padre eterno, que vivamos hoy con loa, con que agrademos a Cristo, si tu Espíritu nos colma. Amén. SALMODIA Ant. 1. Mi corazón está firme, Dios mío, mi corazón está firme. Salmo 107 - ALABANZA AL SEÑOR Y PETICIÓN DE AUXILIO. Dios mío, mi corazón está firme, para tí cantaré y tocaré, gloria mía. Despertad, cítara y arpa, despertaré a la aurora. Te daré gracias ante los pueblos, Señor, tocaré para ti ante las naciones: por tu bondad, que es más grande que los cielos; por tu fidelidad, que alcanza a las nubes. Elévate sobre el cielo, Dios mío, y llene la tierra tu gloria; para que se salven tus predilectos, que tu mano salvadora nos responda. Dios habló en su santuario: «Triunfante ocuparé Siquén, parcelaré el valle de Sucot; mío es Galaad, mío Manasés, Efraín es yelmo de mi cabeza, Judá es mi cetro; Moab, una jofaina para lavarme, sobre Edom echo mi sandalia, sobre Filistea canto victoria.» Pero ¿quién me guiará a la plaza fuerte, quién me conducirá a Edom, si tú, ¡oh Dios!, nos has rechazado y no sales ya con nuestras tropas? Auxílianos contra el enemigo, que la ayuda del hombre es inútil; con Dios haremos proezas, El pisoteará a nuestros enemigos. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Mi corazón está firme, Dios mío, mi corazón está firme. Ant. 2. El Señor me ha revestido de justicia y santidad. Cántico: ALEGRIA DEL PROFETA ANTE LA NUEVA JERUSALÉN Is 61, 10--62, 5 Desbordo de gozo en el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como a un novio que se pone la corona, o a una novia que se adorna con sus joyas. Como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos, ante todos los pueblos. Por amor de Sión no callaré, por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que despunte la aurora de su justicia y su salvación llamee como antorcha. Los pueblos verán tu justicia, y los reyes, tu gloria; te pondrán un nombre nuevo pronunciado por la boca del Señor. Serás corona fúlgida en la mano del Señor y diadema real en la palma de tu Dios. Ya no te llamarán «Abandonada»; ni a tu tierra, «Devastada»; a ti te llamarán «Mi favorita», y a tu tierra, «Desposada», porque el Señor te prefiere a ti, y tu tierra tendrá marido. Como un joven se casa con su novia, así te desposa el que te construyó; la alegría que encuentra el marido con su esposa, la encontrará tu Dios contigo. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. El Señor me ha revestido de justicia y santidad. Ant. 3. Alabaré al Señor mientras viva. Salmo 145 - FELICIDAD DE LOS QUE ESPERAN EN DIOS. Alaba, alma mía, al Señor: alabaré al Señor mientras viva, tañeré para mi Dios mientras exista. No confiéis en los príncipes, seres de polvo que no pueden salvar; exhalan el espíritu y vuelven al polvo, ese día perecen sus planes. Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob, el que espera en el Señor, su Dios, que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto hay en él; que mantiene su fidelidad perpetuamente, que hace justicia a los oprimidos, que da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos, el Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos. El Señor guarda a los peregrinos; sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados. El Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Alabaré al Señor mientras viva. LECTURA BREVE Dt 4,39-40a Has de reconocer hoy y recordar que el Señor es Dios, en lo alto del cielo y abajo en la tierra, y que no hay otro. Guarda los mandatos y preceptos que te voy a dar hoy. RESPONSORIO BREVE V. Bendigo al señor en todo momento. R. Bendigo al señor en todo momento. V. Su alabanza está siempre en mi boca. R. En todo momento. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. Bendigo al señor en todo momento. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. Sirvamos al Señor con santidad todos nuestros días. Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79 Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo. suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas: Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abraham. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Sirvamos al Señor con santidad todos nuestros días. PRECES Cristo, reflejo de la gloria del Padre, nos ilumina con su palabra; acudamos pues a él diciendo: Rey de la gloria, escúchanos. Te bendecimos, Señor, autor y consumador de nuestra fe, porque de las tinieblas no has trasladado a tu luz admirable. Tú que abriste los ojos de los ciegos y diste oído a los sordos, aumenta nuestra fe. Haz, Señor, que permanezcamos siempre en tu amor, y que este amor nos guarde fraternalmente unidos. Ayúdanos para que resistamos a la tentación, aguantemos en la tribulación y te demos gracias en la prosperidad. Se pueden añadir algunas intenciones libres. Dejemos que el espíritu de Dios, que ha sido derramado en nuestros corazones, se una a nuestro espíritu, para clamar: Padre nuestro... ORACIÓN Recuerda, Señor, tu santa alianza consagrada con el nuevo sacramento de la sangre del Cordero, para que tu pueblo obtenga el perdón de sus pecados, y un aumento constante de salvación. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. ------------------------------ VÍSPERAS Oración de la tarde V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. Himno: TE BENDECIMOS, CRISTO, EN ESTA NOCHE. Te bendecimos, Cristo, en esta noche: Verbo de Dios y Luz de Luz eterna, emisor del Espíritu Paráclito; te bendecimos porque nos revelas la triple luz de una indivisa gloria y libras nuestras almas de tinieblas. A la noche y al día has ordenado que se releven siempre en paz fraterna; la noche compasiva pone término a nuestras aflicciones y tareas, y, para comenzar el nuevo surco, el día alegremente nos despierta. Da un sueño muy ligero a nuestros párpados, para que nuestra voz no permanezca muda por mucho tiempo en tu alabanza; mientras dormimos se mantenga en vela toda tu creación, cantando salmos en compañía de la turba angélica. Y, mientras duerme nuestro humilde cuerpo, nuestro espíritu cante a su manera: «Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu, en el día sin noche donde reinan; al Uno y Trino, honor, poder, victoria, por edades y edades sempiternas.» Amén. SALMODIA Ant. 1. Señor, tu saber me sobrepasa. Salmo 138 1-18. 23-24 (I) TODO ESTÁ PRESENTE A LOS OJOS DE DIOS. Señor, tú me sondeas y me conoces; me conoces cuando me siento o me levanto, de lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares. No ha llegado la palabra a mi lengua, y ya, Señor, te la sabes toda. Me envuelves por doquier, me cubres con tu mano. Tanto saber me sobrepasa, es sublime, y no lo abarco. ¿Adónde iré lejos de tu aliento, adónde escaparé de tu mirada? Si escalo el cielo, allí estás tú; si me acuesto en el abismo, allí te encuentro; si vuelo hasta el margen de la aurora, si emigro hasta el confín del mar, allí me alcanzará tu izquierda, tu diestra llegará hasta mí. Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra, que la luz se haga noche en torno a mí», ni la tiniebla es oscura para ti, la noche es clara como el día. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Señor, tu saber me sobrepasa. Ant. 2. Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta. Salmo 138 II Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno. Te doy gracias, porque me has formado portentosamente, porque son admirables tus obras; conocías hasta el fondo de mi alma, no desconocías mis huesos. Cuando, en lo oculto, me iba formando, y entretejiendo en lo profundo de la tierra, tus ojos veían mis acciones, se escribían todas en tu libro, calculados estaban mis días antes que llegase el primero. ¡Qué incomparables encuentro tus designios, Dios mío, qué inmenso es su conjunto! Si me pongo a contarlos, son más que arena; si los doy por terminados, aún me quedas tú. Señor, sondéame y conoce mi corazón, ponme a prueba y conoce mis sentimientos, mira si mi camino se desvía, guíame por el camino eterno. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta. Ant. 3. Todo fue creado por él y para él. Cántico: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20 Damos gracias a Dios Padre, que nos ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz. Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. Él es imagen de Dios invisible, primogénito de toda creatura; pues por medio de él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades; todo fue creado por él y para él. Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él. Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo. Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud. Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas: haciendo la paz por la sangre de su cruz con todos los seres, así del cielo como de la tierra. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Todo fue creado por él y para él. LECTURA BREVE 1Jn 2, 3-6 Sabemos que hemos llegado a conocer a Cristo si guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo lo conozco», y no guarda sus mandamientos, miente; y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra posee el perfecto amor de Dios. En esto conocemos que estamos en él. Quien dice que está siempre en él debe andar de continuo como él anduvo. RESPONSORIO BREVE V. Guárdanos, Señor, como a las niñas de tus ojos. R. Guárdanos, Señor, como a las niñas de tus ojos. V. A la sombra de tus alas escóndenos. R. Como a las niñas de tus ojos. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. Guárdanos, Señor, como a las niñas de tus ojos. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. Haz, Señor, proezas con tu brazo, dispersa a los soberbios y enaltece a los humildes. Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55 Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abraham y su descendencia por siempre. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Haz, Señor, proezas con tu brazo, dispersa a los soberbios y enaltece a los humildes. PRECES Invoquemos a dios, cuya bondad para con su pueblo es más grande que los cielos, y digámosle: Que se alegren los que se acogen a ti, Señor. Acuérdate, Señor, que enviaste a tu Hijo al mundo, no para condenarlo, sino para salvarlo; haz que su muerte gloriosa nos traiga la salvación. Tú que constituiste a tus sacerdotes servidores de Cristo y administradores de tus misterios, concédeles un corazón fiel, ciencia abundante y caridad intensa. Tú que desde el principio creaste hombre y mujer, guarda a todas las familias unidas en el verdadero amor. Haz que los que has llamado a la castidad perfecta por el reino de los cielos, sigan con fidelidad a tu Hijo. Se pueden añadir algunas intenciones libres. Tú que enviaste a Jesucristo al mundo para salvar a los pecadores, Concede a todos los difuntos el perdón de sus faltas. Movidos por el Espíritu Santo y llenos de su amor, dirijamos al Padre nuestra oración: Padre nuestro... ORACIÓN Acuérdate, Señor, de tu misericordia, y, ya que a los hambrientos los colmas de bienes, socorre nuestra indigencia con la abundancia de tus riquezas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. ------------------------------ COMPLETAS (Oración antes del descanso nocturno) INVOCACIÓN INICIAL V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. EXAMEN DE CONCIENCIA Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados. Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión: por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor. V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. Himno: CRISTO, SEÑOR DE LA NOCHE Cristo, Señor de la noche, que disipas las tinieblas: mientras los cuerpos reposan, se tú nuestro centinela. Después de tanta fatiga, después de tanta dureza, acógenos en tus brazos y danos noche serena. Si nuestros ojos se duermen, que el alma esté siempre en vela; en paz cierra nuestros párpados para que cesen las penas. Y que al despuntar el alba, otra vez con fuerzas nuevas, te demos gracias, oh Cristo, por la vida que comienza. Amén. SALMODIA Ant. 1. Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve. Salmo 30 - SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS. A ti, Señor, me acojo: no quede yo nunca defraudado; tú, que eres justo, ponme a salvo, inclina tu oído hacia mí; ven aprisa a librarme, sé la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve, tú que eres mi roca y mi baluarte; por tu nombre dirígeme y guíame: sácame de la red que me han tendido, porque tú eres mi amparo. En tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve. Ant. 2. Desde lo hondo a ti grito, Señor. Salmo 129 - DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR. Desde lo hondo a ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz; estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica. Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Pero de ti procede el perdón, y así infundes respeto. Mi alma espera en el Señor, espera en su palabra; mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora. Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora; porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa; y él redimirá a Israel de todos sus delitos. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Desde lo hondo a ti grito, Señor. LECTURA BREVE Ef 4,26-27 No lleguéis a pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo. No dejéis lugar al diablo. RESPONSORIO BREVE V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. V. Tú, el Dios leal, nos librarás. R. Te encomiendo mi espíritu. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32 Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz, porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. ORACIÓN OREMOS, Señor Jesucristo, tú que eres manso y humilde de corazón ofreces a los que vienen a ti un yugo llevadero y una carga ligera; dígnate, pues, aceptar los deseos y las acciones del día que hemos terminado: que podamos descansar durante la noche para que así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos constantes en tu servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén BENDICIÓN V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte. R. Amén. ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN Salve, Reina de los cielos y Señora de los ángeles; salve raíz, salve puerta, que dio paso a nuestra luz. Alégrate, virgen gloriosa, entre todas la más bella; salve, agraciada doncella, ruega a Cristo por nosotros. Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario