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viernes, 27 de agosto de 2010

CAMINO MISIONERO 27/08/2010

  • FUE LA OPCIÓN DE JESÚS
  • Encuentros con la Palabra: XXII Domingo del Tiempo Ordinario (Lc 14, 1.7-14) - Ciclo C
  • Comentario al Evangelio del Domingo 29 de Agosto del 2010
  • SI YO QUISIERA ACABAR CON LA IGLESIA CATÓLICA...
  • «Allí donde está tu tesoro, allí está tu corazón». (Mt. 6, 19-23)
  • XXII Domingo del Tiempo Ordinario (Lc 14, 1.7-14) - Ciclo C: El que se enaltece será humillado
  • La humildad es todavía una virtud
  • Liturgia y Contemplación: 227 DOMINGO DEL TO
  • Evangelio Misionero del Dia: 27 de Agosto de 2010 - SEMANA XXI DURANTE EL AÑO
  • Lecturas y Liturgia de las Horas: 27 de Agosto de 2010
Posted: 26 Aug 2010 05:02 PM PDT


XXII Domingo del Tiempo Ordinario (Lc 14, 1.7-14) - Ciclo C
Por José Antonio Pagola


En los años posteriores al Concilio se hablaba mucho de la «opción preferencial por los pobres». La teología de la liberación estaba viva. Se percibía una nueva sensibilidad en la Iglesia. Parecía que los cristianos queríamos escuchar de verdad la llamada del Evangelio a vivir al servicio de los más desheredados del mundo.

Desgraciadamente, las cosas han ido cambiando. Algunos piensan que la «opción por los pobres» es un lenguaje peligroso inventado por los teólogos de la liberación y condenado justamente por Roma. No es así. La opción preferencial por los pobres es una consigna que le salió desde muy dentro a Jesús.

Según Lucas, éstas fueron sus palabras: «Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos ni a tus hermanos ni a tus parientes ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote y quedaras pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; ya te pagarán cuando resuciten los justos».

¿Se pueden tomar en serio estas palabras provocativas de Jesús? ¿Lo dice en serio o es una manera de impactar a sus oyentes? Jesús habla de invitar a los excluidos, marginados y desamparados. Son precisamente los desdichados a los que él se está dedicando en cuerpo y alma por las aldeas de Galilea.

Sabe bien que esto no es lo habitual. Los «pobres» no tienen medios para corresponder con cierta dignidad. Los «lisiados, cojos y ciegos» sencillamente no pueden. En Qumrán son precisamente los que están excluidos de la comida comunitaria.

Jesús habla en serio. Lo prioritario para quien sigue de cerca a Jesús no es privilegiar la relación con los ricos, ni atender las obligaciones familiares o los convencionalismos sociales, olvidando a los pobres. Quien escucha el corazón de Dios, comienza a privilegiar en su vida a los más necesitados.

Una vez de escuchar de labios de Jesús su opción preferencial por los pobres, no es posible evitar nuestra responsabilidad. En su Iglesia hemos de tomar una decisión: o no la tenemos en cuenta para nada, o buscamos seriamente cómo darle una aplicación generosa.
Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente.
Posted: 26 Aug 2010 04:48 PM PDT




Le oí a alguien esta historia, que nos puede servir hoy de contexto: “Caminaba con mi padre cuando él se detuvo en una curva; después de un pequeño silencio me preguntó: Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más? Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí: Escucho el ruido de una carreta. Eso es –dijo mi padre–. Es una carreta vacía. Pregunté a mi padre: ¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si aún no la vemos? Entonces mi padre respondió: Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, por causa del ruido. Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace. Me convertí en adulto y hasta hoy cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna o violenta, presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente y haciendo de menos a la gente, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo: "Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace". La humildad consiste en callar nuestras propias virtudes para permitir que los demás las descubran por sí mismos.

Jesús fue a comer muchas veces con gente importante; Él no era un mojigato que se pasaba la vida metido entre cuatro paredes por miedo a contaminarse con el mundo que lo rodeaba. Vino a anunciarle a ese mundo una Buena Noticia y no podía hacerlo encerrado en cuatro paredes. Estando en casa de un jefe fariseo, otros fariseos lo estaban espiando para tener de qué acusarlo. Jesús, al ver “cómo los invitados escogían los asientos de honor en la mesa, les dio este consejo: ‘–Cuando alguien te invite a un banquete de bodas, no te sientes en el lugar principal, pues puede llegar otro invitado más importante que tú; y el que los invitó a los dos puede venir a decirte: ‘Dale tu lugar a este otro’. Entonces tendrás que ir con vergüenza a ocupar el último asiento. Al contrario, cuando te inviten, siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te invitó te diga: ‘Amigo, pásate a un lugar de más honor’. Así recibirás honores delante de los que están sentados contigo a la mesa. Porque el que a sí mismo se engrandece, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido”.

Además de esta enseñanza tan útil y concreta para nuestra vida, el Señor añadió otra para el que lo había invitado ese día: “–Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; porque ellos, a su vez, te invitarán, y así quedarás ya recompensado. Al contrario, cuando tú des un banquete, invita a los pobres, los inválidos, los cojos y los ciegos; y serás feliz. Pues ellos no te pueden pagar, pero tú tendrás tu recompensa el día en que los justos resuciten”.

En un retiro al que asistí con Jean Vanier, en Oporto, al norte de Portugal, le escuché decir que alguna vez había leído este texto con un grupo de empresarios del Primer mundo. La reacción que produjo fue de protesta y descontento. Pero también contó que había leído este texto con un grupo de menesterosos de un país pobre. La reacción fue de alegría y júbilo. Los pordioseros saltaban y gritaban de alegría por lo que estaban escuchando. Para ellos esta era una Buena Noticia, mientras que para los primeros era mala. ¿Qué tal nos caen a nosotros estas palabras de Jesús? ¿Alegran nuestro corazón, o lo llenan de incertidumbre y molestia? Cada uno puede evaluar la sintonía que siente con las palabras del Señor, para reconocer la llamada del día de hoy. Recuerden que existen personas tan pobres que lo único que tienen es dinero. Nadie está más vacío que aquel que está lleno de sí mismo. Preguntémonos si nuestra carreta hace mucho ruido, o si va cargada de valores y buenas obras para enriquecernos con una riqueza que sólo se podrá apreciar el día en que los justos resuciten.

* Sacerdote jesuita, Decano académico de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana – Bogotá
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Posted: 26 Aug 2010 04:29 PM PDT
Por Fernando Torres Pérez cmf
Publicado por Ciudad Redonda

El Reino y la escala jerárquica


Verdaderamente las personas tenemos una gran capacidad para complicar hasta lo más sencillo. Y el Reino de Dios es algo muy sencillo. Por eso, a Jesús le gustaba expresarlo con ideas y comparaciones muy sencillas, que todo el mundo podía entender. Jesús no recurrió a complicados tratados ni teologías difíciles para explicar su mensaje. Su vida estuvo siempre marcada por la sencillez y la transparencia. Su forma de actuar era ya explicación de su mensaje.
Digo esto porque algo tan sencillo como una comida lo hemos terminado convirtiendo en un momento de protocolo donde hay que respetar los diversos niveles sociales. Las personas sienten que tienen derecho a un puesto u otro de acuerdo con su condición social, su nivel económico o su poder en la escala jerárquica social. No concederles ese puesto puede suponer graves afrentes, que en más de una ocasión han dado lugar a riñas y conflictos irresolubles.



El Reino es una comida compartida

Precisamente una de las comparaciones preferidas de Jesús para hablar del Reino es la comida compartida. Sentarse en torno a la mesa es una forma de expresar la fraternidad, el hecho de que todos somos hermanos y hermanas, que Dios es el padre común. Compartir la comida es un momento sagrado porque tiene mucha relación con compartir la vida y nuestro Dios es el Dios de la Vida. Tanto le gustaba a Jesús esa comparación que, al final de su vida, cuando sabía que su muerte era inminente, nos regaló la Eucaristía, una comida ritual en la que él mismo se hace presente como alimento de vida que todos compartimos.
Por eso le costaba a Jesús entender lo de las jerarquías, esa necesidad que tenemos las personas de poner a las demás personas en una escala de arriba abajo y, por supuesto, dando siempre más importancia a los de arriba que a los de abajo. No entendía Jesús esa pasión por estar entre los de arriba, por ser importante. En su perspectiva no entraban esas diferencias sino más bien lo contrario: la cercanía, la fraternidad, la igualdad, el movernos todos al mismo nivel, sin tener en cuenta ninguna de las diferencias –siempre accidentales– que nosotros solemos señalar para establecer la escala social. Los que se sientan a la misma mesa son hermanos y hermanas, iguales. De escoger un puesto se trata de escoger el último para servir a los más pobres, a los más abandonados. Ese es el mayor privilegio al que se puede aspirar: construir la fraternidad acercando a los que están lejos a la mesa familiar.
En el Evangelio de hoy, Jesús participa en un banquete y, como es natural, no entiende la lucha de los convidados por ocupar los primeros puestos. Le resulta una pasión inútil. Está convencido de que los que hacen eso se olvidan de lo más importante, pierden el tiempo y no gozan verdaderamente del banquete de la fraternidad –mucho más importante sin punto de comparación que lo que se come materialmente–. Pero este mensaje, como dice la primera lectura, se ha revelado a los humildes. Es el mensaje del amor y la misericordia de Dios que no deja a nadie fuera de su mesa, que no excluye a nadie del banquete de la vida. Conocer ese mensaje es la más alta sabiduría a la que se puede aspirar.



Aprender la verdadera sabiduría

Ese mensaje se nos ha revelado en el mismo Jesús, en su vida y en su testimonio, en sus palabras y en sus acciones. A través suyo hemos podido entrever que nuestro Dios no es un Dios de terror ni de poder ni de furia. Con Jesús nos hemos acercado al monte Sión y hemos descubierto que el Reino es un fiesta, la fiesta de la vida y de la fraternidad y que en medio de la fiesta, como el que acoge, como padre de misericordia, está Dios mismo, el creador y mantenedor de nuestra vida.
Desgraciadamente seguimos creyendo en las categorías, en las jerarquías. Hasta en la iglesia hemos marcado diferencias entre las personas. Hay puestos reservados, autoridades y tantas otras cosas. Y a veces se nos olvida que el servicio fraterno es lo que da sentido a lo que hacemos en la Iglesia y en la sociedad, que si no servimos a los hermanos y hermanas perdemos miserablemente el tiempo y la vida que se nos ha regalado. Nos despistamos y pensamos que el objetivo de nuestra vida es ser importante, tener cargos y que nos terminen cediendo los primeros puestos y haciéndonos homenajes. ¡Necio! Cuando te mueras no te llevarás nada de eso consigo. Y lo único que te salvará será el amor que hayas compartido gratuitamente en tu vida, el amor de Dios.
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Posted: 26 Aug 2010 04:24 PM PDT


Trabajaría, sin dudarlo, en tres direcciones:

1) CONVENCER A TODO EL MUNDO DE LO MALA QUE ES LA INSTITUCIÓN

Para ello jamás hablaría de las cosas buenas que haya hecho o haga, con la excusa de que la mano izquierda no debe saber lo que hace la derecha y que hablar de lo bueno que hace es faltar a la humildad.
Sin embargo rebuscaría cada día noticias que hablen de sus maldades pasadas o presentes retorciendo incluso los hechos, con la excusa de que lo hago para que se purifique.
Sí hablaría de los proyectos y acciones buenísimos que llevan a cabo los no creyentes y la gente de otras religiones para que quede claro que los buenos siempre son los otros. Incluso de cosas buenas de algún miembro de la iglesia siempre y cuando sea alguien crítico con la institución. Así todos identificarán lo malo con la iglesia, y lo bueno con la no-iglesia.

2) ROMPER SU UNIDAD

Ya se sabe que una institución cuanto más unida, más fuerza tiene. Por eso si quisiera debilitar a la Iglesia este sería un objetivo clave y en consecuencia trataría de minar todo lo que puede unir a los cristianos.

• Para empezar, la autoridad, es decir, el papa y los obispos. Nunca hablar bien de ellos. Usar en su descrédito todas las armas: viven en la riqueza, no respetan los derechos humanos, son opresores, se equivocan, son ancianos, de intenciones aviesas.

• Seguiría rompiendo la unidad de la fe: el credo. O bien con otras formulaciones, como el credo de la misa campesina, o dejando las palabras pero cambiando totalmente el sentido: qué es eso de que resucitó, en qué sentido María es madre de Dios, la vida eterna es que vivimos en el recuerdo de los que nos quieren…

• Pondría muy en tela de juicio el catecismo, que es garantía de unidad en la doctrina apelando a que no se entiende y que eso es querer la uniformidad

• Me mostraría firme partidario de que cada comunidad y cada persona tenga su propia liturgia

Cuanto más divididos los católicos, menos fuerza, menos creíbles.

3) PROCURAR QUE NO TENGA NUEVOS ADEPTOS

Ya se sabe que lo que uno aprende de niño se le queda dentro. Por eso cuanto más tarde se enseñe la fe mucho mejor. El bautismo, de adultos. Y si se bautizaron de niños, atrasar lo que se pueda la primera comunión. Y lo que se pueda la confirmación. Por supuesto nada de enseñar religión católica en los colegios. Si acaso, historia de las religiones dejando claro que todas son igualmente válidas y que elegir una hay que hacerlo de adultos.

Pues piénsenlo. Y verán por dónde caminan algunos medios de comunicación e incluso algunos católicos. Y les dirán incluso que actúan así por amor a la Iglesia.

Luego me dicen si puedo tener algo de razón.
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Posted: 26 Aug 2010 04:15 PM PDT
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Posted: 26 Aug 2010 03:47 PM PDT


Publicado por Servicios Koinonia


Eclo 3, 17-18. 20. 28-29: Hazte pequeño y alcanzarás el favor de Dios
Salmo 67: Preparaste, oh Dios, casa para los pobres.
Heb 12, 18-19. 22-24a: Se han acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo
Lc 14, 1.7-14: El que se enaltece será humillado

Es humano el afán de ser, de situarse, de estar sobre los demás. Parece tan natural convivir con este deseo que lo contrario se etiqueta en nuestra sociedad de “idiotez”. Quien no aspira a más, quien no se sitúa por encima de los demás, quien no se sobrevalora, es tachado, a veces, de “tonto” en este mundo tan competitivo.

En nuestra sociedad hay un complejo sistema de normas de protocolo por las que cada uno se debe situar en ella según su valía. En los actos públicos, las autoridades civiles o religiosas ocupan uno u otro lugar según escalafón, observando una rigurosa jerarquía en los puestos. Se está ya tan acostumbrado a tales reglas, que parece normal este comportamiento jerarquizado.

Jesús acaba con este tipo de protocolo, invitando a la sensatez y al sentido común a sus seguidores. Es mejor, cuando se es invitado, no situarse en el primer puesto, sino en el último, hasta tanto venga el jefe de protocolo y coloque a cada uno en su lugar.

El consejo de Jesús debe convertirse en la práctica habitual del cristiano. El lugar del discípulo, del seguidor de Jesús es, por libre elección, el último puesto. Lección magistral del evangelio que no suele ponerse en práctica con frecuencia. No hay que darse postín; deben ser los demás quienes nos den la merecida importancia; lo contrario puede traer malas consecuencias. El cristiano no debe situarse nunca por propia voluntad en lugar preferente.

No sólo no darse importancia, sino actuar siempre desinteresadamente. Jesús denuncia la práctica de aquellos que invitan a quienes los invitan, del “do ut des”, del “te doy para que me des” y anima a invitar a pobres, lisiados, cojos y ciegos, gente a la que nadie invita, cuando se da un banquete; quien actúe así será dichoso, porque no tendrá recompensa humana, sino divina “cuando resuciten los justos”. Las palabras de Jesús son una invitación a la generosidad que no busca ser compensada, al desinterés, a celebrar la fiesta con quienes nadie la celebra y con aquellos de los que no se puede esperar nada. El cristiano debe sentar a su mesa, o lo que es igual, compartir su vida con los marginados de la sociedad, que no tienen, por lo común, lugar en la mesa de la vida: pobres, lisiados, cojos y ciegos. Quien así actúa sentirá la dicha verdadera de quien da sin esperar recibir.

Las palabras de Jesús en el evangelio de hoy muestran las reglas de oro del protocolo cristiano: renunciar a darse importancia, invitar a quienes no pueden corresponder; dar la preferencia a los demás, sentar a la mesa de la vida a quienes hemos arrojado lejos de la sociedad.

Quien esto hace, merece una bienaventuranza que viene a sumarse al catálogo de las ocho del sermón del monte: «Dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos.»

Para Jesús adquiere el verdadero honor quien no se exalta a sí mismo sobre los demás, sino quien se abaja voluntariamente. Paradójicamente, se adquiere el verdadero honor no exaltándose a sí mismo sobre los demás, sino poniéndose el último a su servicio. La generosidad se debe compartir con los “pobres”! que no pueden pagar con la misma moneda, porque no tienen nada. Honor y vergüenza adquieren en boca de Jesús un contenido diferente: el honor consiste en servir ocupando los últimos puestos y esto ya no es motivo de vergüenza sino señal verdadera de que se está ya dentro del grupo de los verdaderos seguidores de un Jesús que no ha venido para ser servido, sino para servir y dar la vida por muchos”

Las restantes lecturas de este domingo van en la misma línea del evangelio; en la primera, del libro del Eclesiástico se dan consejos de sentido común: la conveniencia de proceder siempre con humildad, de hacerse pequeño en las grandezas humanas, de no darse demasiada importancia, tan en la línea del comportamiento y los consejos de Jesús que se ha hecho asequible, menos solemne, menos accesible y ya no se manifiesta, como Dios en el Antiguo Testamento, con señales de fuego, nubarrones, tormenta y estruendo, sino como mediador de la Nueva Alianza, como puente entre la comunidad y Dios. Para llegar a Dios, los cristianos tienen que pasar por Jesús, verdadero camino para el Padre y el único sendero que debe practicar la comunidad cristiana. El se ha definido en el evangelio de Juan como camino, verdad y vida, o como camino que lleva a la verdad que es y conduce a la vida. Y la vida florece en plenitud cuando está impregnada de amor sin aspavientos ni deseos de protagonismo, cuando se sabe ocupar el único lugar de libre elección del cristiano: el último puesto, para que no haya últimos, para que no haya quienes estén arriba y abajo, como Jesús se propuso. Maravillosa utopía que nos empuja para conseguir cuanto antes la única aspiración o meta que debe ponerse el cristiano: la de hacer un mundo de hermanos, igualados en el servicio mutuo.

El evangelio de hoy no está recogido en la serie «Un tal Jesús», pero en ella puede encontrarse varios episodios relacionados con el contenido de ese evangelio: www.untaljesus.net


Para la revisión de vida

¿Qué maneras conscientes o inconscientes tiene mi corazón para llevarme a buscar "los primeros puestos"?
Cuando invito, incluso cuando me doy a mí mismo, ¿lo hago pensando -consciente o inconscientemente- en la recompensa que me podrán devolver?
En definitiva: ¿soy humilde y gratuito? ¿Tengo mi esperanza puesta en "la resurrección de los justos", como dice Jesús?


Para la reunión de grupo

- Los dos temas que la Palabra de Dios ofrece hoy para la reunión de grupo podrían ser la humildad y la gratuidad.
- La humildad: ¿Qué es realmente? Diferenciarla del apocamiento, del complejo de inferioridad, de la timidez, de la falta de autoestima... ¿Cómo conjugarla con la verdad, con la legítima aspiración a ser más, con la sana rebeldía?
- La gratuidad: significa un salto cualitativo del ser humano sobre el egocentrismo inscrito en nuestros instintos animales. Y el evangelio lo potencia al máximo. El amor es verdadero sólo en la medida en que es gratuito. Toda "comercialización" o búsqueda de recompensa en el amor es su destrucción. ¿Cómo vivirla en un tiempo donde todo se compra y se vende, donde la rentabilidad es un valor central, y donde la beneficencia o la donación es considerada como negativa para el desarrollo...?


Para la oración de los fieles

- Para que la vida interna de la Iglesia sea una muestra de la búsqueda del mayor servicio y no del mayor honor o poder, roguemos al Señor...
- Para que la "jer”-“arquía" (poder sagrado) sea entendida en cristiano más bien como "iero”-“dulía" (servicio sagrado)...
- Para que seamos capaces de poner nuestro corazón y nuestro tesoro en los verdaderos valores, los que resisten hasta la "resurrección de los justos", hasta la victoria de la Justicia...
- Para que el evangelio desafíe en nosotros a la ideología neoliberal que todo lo compra y lo vende, sin dejar espacio a la gratuidad y el amor generoso...
- Para que eduquemos nuestra mirada y nuestro corazón, de forma que seamos capaces de gozarnos en los valores gratuitos, allí donde otros pueden ver sólo pérdida de ocasiones de lucro...


Oración comunitaria

Dios Padre y Madre, que por puro amor gratuito nos has creado y nos has regalado también gratuitamente la Vida. Danos un corazón grande para amar, fuerte para luchar y generoso para entregarnos a nosotros mismos como regalo a tu familia humana. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que entregó su vida generosamente por nosotros como el camino que hemos de seguir para llegar hasta ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
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Posted: 26 Aug 2010 03:36 PM PDT


XXII Domingo del Tiempo Ordinario (Lc 14, 1.7-14) - Ciclo C
Por A. Pronzato


- En tus asuntos procede con humildad y te querrán más que al hombre generoso... Dios revela sus secretos a los humildes... (Eclo 3,19-21.30-31).
- ...Vosotros os habéis acercado a la ciudad del Dios vivo... (Heb 12,18-19.22-24).
- ...Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido... (Lc 14,1.7-14).

El secreto del sabio

Sí, la humildad todavía no ha sido tachada de la lista de las virtudes. Parece que la modestia va acorde con la grandeza.

Y la simplicidad no complica las relaciones con los otros. Nos lo aseguran conjuntamente la primera y la tercera lectura.

Y se nos ofrece la confirmación en el estribillo del salmo responsorial: «Has preparado, Señor, tu casa a los pobres».

La sabiduría del Eclesiástico es clara, equilibrada, empapada de sentido común, anclada en la concreción de la vida cotidiana. Y te insufla una benéfica sensación de serenidad.

Oigámoslo. Quien hace cosas verdaderamente importantes no tiene necesidad de inflarlas y... sonorizarlas para llamar la atención y la admiración del público. Le basta la gratitud de los amigos de Dios.

El sabio no es uno que, como actividad principal, practique la enseñanza, sino la reflexión («medita los enigmas»).

Y signo de sabiduría no es la boca que jamás se cierra, sino «el oído atento».

O sea, el sabio se define por su deseo de entender y por la capacidad de escuchar.

Finalmente la limosna. Además de prestar alguna utilidad tangible a quien se encuentra en necesidad, aligera no sólo el peso de la cartera, sino también el de los pecados, con gran ventaja para un caminar más expedito.

La limosna no es un lujo. Constituye una forma elemental de pago de las deudas. En relación a Dios y al prójimo contemporáneamente. (¿Es solamente una casualidad que hoy muchos tengan superados tanto la práctica de la limosna como el sentido del pecado?).

Entendámonos: no es que uno se ponga al día y arregle las cuentas embrolladas con un poco de limosna, ganándose quizás la fama -abusiva- de generosidad. Simplemente, adquiere la conciencia clara de que haber hecho el mal no dispensa de hacer un poco de bien.

La limosna, más que para echar humo en los ojos de los otros, sirve -como defiende el experto Ben Sirá- para echar un poco de agua en el fuego y consiguientemente para hacer un poco menos insoportable la convivencia con nosotros mismos.

El infierno, en efecto, piense lo que quiera Sartre, no son los otros. El infierno, con mucha frecuencia, somos nosotros mismos.
Un excepcional observador del proceder consuetudinario
Jesús al hilvanar la parábola de los invitados que pierden los estribos corriendo hacia los primeros puestos (pisoteando no sólo las reglas de los buenos modales sino, más prosaicamente, los pies ajenos, con el resultado de perder tanto el puesto como la cara), se manifiesta observador atento y «cronista» mordaz de las debilidades de la sociedad de su tiempo (comprendida también la religiosa, en cuyo ámbito se daban aquellos espectáculos no excesivamente edificantes y se desarrollaban aquellas representaciones no precisamente sagradas).

El Maestro, con sus observaciones, no pretende enseñar un mínimo de decencia y suministrar alguna que otra regla de corrección y de buena educación -además de picardía- cuando se trata de sentarse a la mesa.

Es un discurso que, partiendo de las costumbres de aquí abajo, se hace religioso y se traslada a un plano distinto: el del Reino.

Como si dijese: practicad sí el arrivismo más desenfrenado, la vanidad más descarada, la ostentación más bochornosa. Caminad hacia adelante, a codazos, para aseguraros posiciones de privilegio. Exhibíos incluso con vuestras torpes autopromociones. Es asunto vuestro (no grato a los ojos; de todos modos cada uno tiene los espectáculos que se merece). Pero estad atentos porque para aquel Banquete todo será totalmente distinto.

Entonces será tomada en consideración la pequeñez, será apreciado el ocultamiento, la humildad representará el título más acreditado, y serán satisfechas abundantemente las no pretensiones.

Los que están acostumbrados a «pasar adelante» caiga quien caiga, y que tienen la obsesión de «dejarse notar», se verán obligados a «ceder el puesto» a aquellos que no se han considerado dignos de atención (los únicos que van a ser tomados en consideración...). Jesús parece sugerir después: si de verdad quieres tener una idea y hacer las pruebas para esa fiesta en la que los ceremoniales contemplan las... precedencias invertidas, organiza una comida o cena preocupándote de restringir las invitaciones a aquellos de quienes no tienes nada que esperar a cambio, a la gente que no cuenta, a los pobretones que no te garantizan promoción social alguna, a los no bienhechores. O sea, acostúmbrate a ofrecer sin esperar nada, sin conceder nada al interés y a la vanidad.

No se trata de descender -una vez- al nivel de los «pobres, lisiados, cojos, ciegos» (hoy podríamos decir barbudos, marginados, ancianos, desechos de la sociedad) -que puede ser todavía una manera para «honrarse» y llamar la atención- sino de vivir con ellos, privilegiar su compañía, aceptar su presencia habitual en nuestros ambientes.

La hospitalidad ofrecida a los segregados (no la visita episódica a los lazaretos o la admisión excepcional en nuestros salones), además de representar la abolición concreta de la exclusión, constituye una especie de garantía para no ser excluidos del Reino.

Sí, también esto es un poner del revés. No somos nosotros los que distribuimos las invitaciones. Son ellos, los últimos, quienes se invitan para... entrenarse a subir. Los pequeños son quienes no pueden revelar el secreto de la grandeza. Los excluidos son quienes nos otorgan el permiso de entrar. Los solitarios son quienes aseguran la comunión. Ellos no «pueden pagarte». Por el simple hecho de que tú no les has dado absolutamente nada. Por el contrario, simplemente has aprendido a recibir.
«...Dichoso tú, porque no pueden pagarte».
Si se diese la reciprocidad, perderías la bienaventuranza. Un mal negocio.

En el horizonte de lo cotidiano se asoma el rostro humano de Jesús En este contexto de inversión de las posturas y de las perspectivas, encaja también la última parte de la Carta a los hebreos (segunda lectura).

En efecto, el autor contrapone la experiencia del Sinaí (caracterizada por la manifestación clamorosa de Dios y el don de la ley, fundamento de la antigua alianza) y la experiencia cristiana que se desarrolla en la normalidad y en la cotidianidad.

Sobre el Sinaí el pueblo experimenta el poder de Dios (fuego, oscuridad, tinieblas, tormenta, sonido de la trompeta -como trueno- de las «diez palabras»), pero al mismo tiempo no se ha acercado por miedo.

La experiencia de fe del pueblo de la nueva alianza elimina tanto la distancia como el miedo, gracias a la mediación de Cristo.

El encuentro con Dios, a través del Resucitado, acontece en un clima de fiesta y de ambiente convival.

En el horizonte del creyente ya no existen los fenómenos cósmicos, grandiosos y terroríficos, sino que se asoma el rostro humano de Jesús. Y los únicos «signos» son los de nuestros nombres «escritos en los cielos».
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Posted: 26 Aug 2010 03:30 PM PDT


Publicado por CIPECAR

Lecturas: Eclesiástico 3, 17-18.20.28-29; Salmo 67,4-11; Hebreos 12,18-19.22-24a
Evangelio: Lucas: 14, 1. 7-14


"Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principa les fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola: -«Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro y te dirá: "Cédele el puesto a éste." Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: "Amigo, sube más arriba." Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.» Y dijo al que lo había invitado: -«Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y que darás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, co jos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos"

El amor desinteresado

Jesús va de camino. Recibe la invitación de un fariseo, de los principales, y acepta ir a comer con él. Hay expectación en torno a Jesús. Le observan detenidamente. ¿Qué hará? ¿Qué dirá? Con Jesús creen tener el espectáculo asegurado. Pero Jesús aprovecha el momento de la comida, que es tiempo de intimidad y amistad, para dar mensajes sorprendentes.

El primero va dirigido a todos los comensales: Ha observado Jesús que buscan los primeros puestos, las reverencias, la gloria humana. Y les invita a cambiar radicalmente el modo de obrar, a ponerse en los últimos puestos. ¡Es tan hermoso, lo dice él por experiencia, mirar la vida y a las gentes desde abajo! ¡Es tan grande que uno, allí donde esté, se coloque en el grupo como quien sirve! Hay mucho amor, y mucho reino, y mucho Dios en esas actitudes.

El segundo mensaje va dirigido al fariseo que lo ha invitado. Ha observado entre los invitados a amigos, hermanos, parientes, vecinos ricos... Y le pone delante otro estilo de vida: el amor desinteresado, la bienaventuranza que se experimenta cuando el amor sale de forma gratuita y generosa del corazón.

Orar también en verano:

Vete al encuentro amistoso con Jesús, una alternativa difícil pero gozosa de vida. Y ponte a su disposición. Dile que te enseñe alternativas de vida.

Deja que el Espíritu te ensanche el corazón y lo llene de nombres, de rostros, de hermanas y hermanos.

En tu oración siempre se te pide algo. Apoyo, iniciativas que contribuyen al bien de los hombres y de los pueblos. Que todo lo que hagas o proyectes esté tocado por la gratuidad. Está será tu forma de sentarte a la mesa de los pecadores.
Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente.
Posted: 26 Aug 2010 03:24 PM PDT


Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 25, 1-13


Jesús dijo a sus discípulos esta parábola:
El Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que fueron con sus lámparas al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco, prudentes.
Las necias tomaron sus lámparas, pero sin proveerse de aceite, mientras que las prudentes tomaron sus lámparas y también llenaron de aceite sus frascos.
Como el esposo se hacía esperar, les entró sueño a todas y se quedaron dormidas. Pero a medianoche se oyó un grito: «Ya viene el esposo, salgan a su encuentro».
Entonces las jóvenes se despertaron y prepararon sus lámparas. Las necias dijeron a las prudentes: «¿Podrían damos un poco de aceite, porque nuestras lámparas se apagan?» Pero éstas les respondieron: «No va a alcanzar para todas. Es mejor que vayan a comprarlo al mercado».
Mientras tanto, llegó el esposo: las que estaban preparadas entraron con él en la sala nupcial y se cerró la puerta.
Después llegaron las otras jóvenes y dijeron: «Señor, señor, ábrenos», pero él respondió: «Les aseguro que no las conozco».
Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora.

Compartiendo la Palabra
Por CELAM - CEBIPAL

En medio de la noche:
Saber esperar con las lámparas encendidas
"A media noche se oyó una voz"

Vamos llegando al final de nuestra lectura del evangelio según san Mateo. Siguiendo el ritmo el evangelio entramos en la etapa de las últimas instrucciones de Jesús a sus discípulos, justo aquellas que son más importantes para sostener una la fidelidad en el seguimiento.

El capítulo 24 de Mateo tiene como tema central la vigilancia: el discípulo que espera la venida del Señor no se echa a dormir, no deja que la rutina lo adormite, sino que está siempre atento a lo que ocurre a su alrededor, con una gran capacidad de discernimiento.

En el comienzo de capítulo 25, con la parábola de las 10 vírgenes, Jesús educa en esta actitud que debe ser característica de todo discípulo suyo, de todo aquel que vive una relación estrecha, de abandono total a Jesús (expresado en la imagen de las “vírgenes”).

“Vigilar” significa propiamente abstenerse del sueño. Esto es lo que precisamente se ilustra en el comportamiento de las vírgenes. Podemos sacar las siguientes lecciones:

(1) La pertenencia al Reino de Dios no se da por sí misma sino que presupone el comportamiento intencional, las decisiones. Así como las vírgenes que se preparan activamente para la venida del novio, es necesario actuar sabiamente, con prudente previsión y coherencia. El Reino de Dios se gana con la sabiduría y se pierde con la necedad.

(2) Las 10 vírgenes comienzan iguales, en las mismas condiciones, pero luego 5 le toman ventaja a las otras cinco. Jesús enseña que personas que ha comenzado juntas y han tenido muchas cosas en común pueden llegar al fin de manera distinta, según su comportamiento.

(3) El ritmo de la vida ocurre normal, el tiempo pasa y caemos en la rutina. Jesús enseña a vivir intensamente cada día, no debemos esperar hasta el fin, hay que estar siempre preparados. En nuestra mente y en nuestro corazón debe estar siempre presente el Señor y su voluntad, viviendo la vida como un “entrar” continuamente en el Reino.

(4) Solo si estamos preparados podremos entrar en el Reino de los cielos, en el señorío pleno y bienaventurado de Dios y acogidos en la comunión definitiva con él. Quien no está preparado se encuentra con una puerta cerrada debido a su irresponsabilidad.

(5) El futuro se gana en el presente. Hay que tomar en serio el tiempo presente. El cielo comienza en la tierra.


Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón

1. ¿En qué aspectos de mi vida considero que me he descuidado últimamente? ¿Qué se ha debilitado en mí?

2. ¿Qué es lo que puede causar en mí –como en el caso de las cinco vírgenes insensatas- un adormecimiento que lleva a la irresponsabilidad? (por ejemplo, ¿el uso indiscriminado de la televisión?)

3. ¿Qué decisiones voy a tomar para que ponerle aceite nuevo a mí lámpara?


Recordando a Santa Mónica: el amor salvífico de una madre

"Sucedió, que ella y yo nos encontramos solos, apoyados en la ventana, que daba hacia el jardín interno de la casa en donde nos hospedábamos, en Ostia. Hablábamos entre nosotros, con infinita dulzura, olvidando el pasado y lanzándonos hacia el futuro, y buscábamos juntos, en presencia de la verdad, cuál sería la eterna vida de los santos, vida que ni ojo vio ni oído oyó, y que nunca penetró en el corazón del hombre".

(Recuerdos de san Agustín sobre su madre en vísperas de la muerte)


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Posted: 26 Aug 2010 03:16 PM PDT

SEMANA XXI DEL TIEMPO ORDINARIO
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo
a los cristianos de Corinto 1, 17-25


Hermanos:
Cristo no me envió a bautizar, sino a anunciar la Buena Noticia, y esto sin recurrir a la elocuencia humana, para que la cruz de Cristo no pierda su eficacia.
El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden, pero para los que se salvan -para nosotros- es fuerza de Dios. Porque está escrito: "Destruiré la sabiduría de los sabios y rechazaré la ciencia de los inteligentes". ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el hombre culto? ¿Dónde el razonador sutil de este mundo? ¿Acaso Dios no ha demostrado que la sabiduría del mundo es una necedad? En efecto, ya que el mundo, con su sabiduría, no reconoció a Dios en las obras que manifiestan su sabiduría, Dios quiso salvar a los que creen por la locura de la predicación.
Mientras los judíos piden milagros y los griegos van en busca de sabiduría, nosotros, en cambio, predicamos a un Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los paganos, pero fuerza y sabiduría de Dios para los que han sido llamados, tanto judíos como griegos. Porque la locura de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fortaleza de los hombres.


Palabra de Dios.



SALMO RESPONSORIAL 32, 1-2. 4-5. 10-11

R. ¡La tierra está llena del amor del Señor!

Aclamen, justos, al Señor:
es propio de los buenos alabarlo.
Alaben al Señor con la cítara,
toquen en su honor el arpa de diez cuerdas. R.

Porque la palabra del Señor es recta
y Él obra siempre con lealtad;
Él ama la justicia y el derecho,
y la tierra está llena de su amor. R.

El Señor frustra el designio de las naciones
y deshace los planes de los pueblos,
pero el designio del Señor permanece para siempre,
y sus planes, a lo largo de las generaciones. R.




Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 25, 1-13

Jesús dijo a sus discípulos esta parábola:
El Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que fueron con sus lámparas al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco, prudentes.
Las necias tomaron sus lámparas, pero sin proveerse de aceite, mientras que las prudentes tomaron sus lámparas y también llenaron de aceite sus frascos.
Como el esposo se hacía esperar, les entró sueño a todas y se quedaron dormidas. Pero a medianoche se oyó un grito: «Ya viene el esposo, salgan a su encuentro».
Entonces las jóvenes se despertaron y prepararon sus lámparas. Las necias dijeron a las prudentes: «¿Podrían damos un poco de aceite, porque nuestras lámparas se apagan?» Pero éstas les respondieron: «No va a alcanzar para todas. Es mejor que vayan a comprarlo al mercado».
Mientras tanto, llegó el esposo: las que estaban preparadas entraron con él en la sala nupcial y se cerró la puerta.
Después llegaron las otras jóvenes y dijeron: «Señor, señor, ábrenos», pero él respondió: «Les aseguro que no las conozco».
Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora.


Palabra del Señor


LITURGIA DE LAS HORAS
TIEMPO ORDINARIO
VIERNES DE LA SEMANA XXI
Del Común de santas mujeres. Salterio I


27 de Agosto


SANTA MÓNICA (MEMORIA).

Nació en Tagaste (África) el año 331, de familia cristiana. Muy joven, fue dada en matrimonio a un hombre llamado Patricio, del que tuvo varios hijos, entre ellos san Agustín, cuya conversión le costó muchas lágrimas y oraciones. Fue un modelo de madres; alimentó su fe con la oración y la embelleció con sus virtudes. Murió en Ostia el año 387.


LAUDES
(Oración de la mañana)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Señor, abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

INVITATORIO

Ant. Aclamemos al Señor, en esta fiesta de santa Mónica.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Himno: FINÍSIMO FUE EL LINO CON QUE ELLA.

Finísimo fue el lino con que ella
fue tejiendo, a lo largo de su vida,
esa historia de amor que la hace bella
a los ojos de Dios y bendecida.

Supo trenzar con tino los amores
del cielo y de la tierra, y santamente
hizo altar del telar de sus labores,
oración desgranada lentamente.

Flor virgen, florecida en amor santo,
llenó el hogar de paz y joven vida,
su dulce fortaleza fue su encanto,
la fuerza de su amor la fe vivida.

Una escuela de fe fue su regazo,
todos fueron dichosos a su vera,
su muerte en el Señor fue un tierno abrazo,
su vida será eterna primavera. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Aceptarás los sacrificios, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar, Señor.

Salmo 50 - CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO

Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.

En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.

Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.

Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.

¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.

Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.

Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.

Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Aceptarás los sacrificios, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar, Señor.

Ant. 2. Con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.

Cántico: QUE LOS PUEBLOS TODOS SE CONVIERTAN AL SEÑOR. Is 45, 15-25

Es verdad: tú eres un Dios escondido,
el Dios de Israel, el Salvador.
Se avergüenzan y se sonrojan todos por igual,
se van avergonzados los fabricantes de ídolos;
mientras el Señor salva a Israel
con una salvación perpetua,
para que no se avergüencen ni se sonrojen
nunca jamás.

Así dice el Señor, creador del cielo
- él es Dios -,
él modeló la tierra,
la fabricó y la afianzó;
no la creó vacía,
sino que la formó habitable:
«Yo soy el Señor y no hay otro.»

No te hablé a escondidas,
en un país tenebroso,
no dije a la estirpe de Jacob:
«Buscadme en el vacío.»

Yo soy el Señor que pronuncia sentencia
y declara lo que es justo.
Reuníos, venid, acercaos juntos,
supervivientes de las naciones.
No discurren los que llevan su ídolo de madera,
y rezan a un dios que no puede salvar.

Declarad, aducid pruebas,
que deliberen juntos:
¿Quién anunció esto desde antiguo,
quién lo predijo desde entonces?
¿No fui yo, el Señor?
- No hay otro Dios fuera de mí -.

Yo soy un Dios justo y salvador,
y no hay ninguno más.

Volveos hacia mí para salvaros,
confines de la tierra,
pues yo soy Dios y no hay otro.

Yo juro por mi nombre,
de mi boca sale una sentencia,
una palabra irrevocable:
«Ante mí se doblara toda rodilla,
por mí jurará toda lengua»,
dirán: «Solo el Señor
tiene la justicia y el poder.»

A él vendrán avergonzados
los que se enardecían contra él,
con el Señor triunfará y se gloriará
la estirpe de Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.

Ant. 3. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.

Salmo 99 - ALEGRÍA DE LOS QUE ENTRAN EN EL TEMPLO.

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con aclamaciones.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:

«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.

LECTURA BREVE Rm 12, 1-2

Os exhorto, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que agrada, lo perfecto.

RESPONSORIO BREVE

V. Dios la socorre al despuntar la aurora.
R. Dios la socorre al despuntar la aurora.

V. Teniendo a Dios en medio no vacila.
R. Al despuntar la aurora.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Dios la socorre al despuntar la aurora.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. La escuchaste, Señor, cuando, regando con sus lágrimas la tierra, acudía a tí en la oración.

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. La escuchaste, Señor, cuando, regando con sus lágrimas la tierra, acudía a tí en la oración.

PRECES

Unidos, hermanos, a las mujeres santas, aclamemos a Jesús, nuestro Salvador, y supliquémosle diciendo:

Ven, Señor Jesús.

Señor Jesús, que perdonaste a la mujer pecadora sus muchos pecados porque tenía mucho amor,
perdónanos también a nosotros porque hemos pecado mucho.

Señor Jesús, que fuiste asistido en tu misión evangélica por mujeres piadosas,
haz que también nosotros seamos fieles en nuestra misión apostólica.

Señor Jesús, a quien María escuchaba y Marta servía,
concédenos servirte siempre con fe y amor.

Señor Jesús, que llamaste hermano, hermana y madre a todos los que cumplen tu voluntad,
haz que todos nosotros la cumplamos siempre de palabra y de obra.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Fieles a la recomendación del Salvador, digamos al Padre común:

Padre nuestro...

ORACIÓN

Dios de bondad, consolador de los que lloran, tú que, lleno de compasión, acogiste las lágrimas que santa Mónica derramaba pidiendo la conversión de su hijo Agustín, concédenos, por la intercesión de ambos, el arrepentimiento sincero de nuestros pecados y la gracia de tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.



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VÍSPERAS
Oración de la tarde

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: UN AMOR CASTO Y PURO

Un amor casto y puro
calladamente:
más grande que la vida
y que la muerte.
Dulce su casa,
y su marido en ella
se contemplaba.

Era su amor de madre
como una rosa:
pétalos de fragancia
y espinas rojas.
Y era su seno
un arrullo de lirios
y de silencios.

Olor a roja viña
y a tierna hogaza:
y su mano prudente
acariciaba.
Sus dedos limpios
iban tejiendo lana
para sus hijos.

Y Dios desde su cielo
se sonreía,
por la casta frescura
de fuente limpia.
Amor callado
que vestía al Cordero
de rojo y blanco. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.

Salmo 40 - ORACIÓN DE UN ENFERMO.

Dichoso el que cuida del pobre y desvalido;
en el día aciago lo pondrá a salvo el Señor.

El Señor lo guarda y lo conserva en vida,
para que sea dichoso en la tierra,
y no lo entrega a la saña de sus enemigos.

El Señor lo sostendrá en el lecho del dolor,
calmará los dolores de su enfermedad.

Yo dije: «Señor, ten misericordia,
sáname, porque he pecado contra ti.»

Mis enemigos me desean lo peor;
«A ver si se muere y se acaba su apellido.»

El que viene a verme habla con fingimiento,
disimula su mala intención,
y cuando sale afuera, la dice.

Mis adversarios se reúnen a murmurar contra mí,
hacen cálculos siniestros:
«Padece un mal sin remedio,
se acostó para no levantarse.»

Incluso mi amigo, de quien yo me fiaba,
que compartía mi pan,
es el primero en traicionarme.

Pero tú, Señor, apiádate de mí,
haz que pueda levantarme,
para que yo les dé su merecido.

En esto conozco que me amas:
en que mi enemigo no triunfa de mí.

A mí, en cambio, me conservas la salud,
me mantienes siempre en tu presencia.

Bendito el Señor, Dios de Israel,
ahora y por siempre. Amén, amén.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.

Ant. 2. El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Salmo 45 - DIOS, REFUGIO Y FORTALEZA DE SU PUEBLO

Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.

Por eso no tememos aunque tiemble la tierra
y los montes se desplomen en el mar.

Que hiervan y bramen sus olas,
que sacudan a los montes con su furia:

El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.

Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios la socorre al despuntar la aurora.

Los pueblos se amotinan, los reyes se rebelan;
pero él lanza su trueno y se tambalea la tierra.

El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra:

Pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe,
rompe los arcos, quiebra las lanzas,
prende fuego a los escudos.

«Rendíos, reconoced que yo soy Dios:
más alto que los pueblos, más alto que la tierra.»

El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Ant. 3. Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.

Cántico: CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.

LECTURA BREVE Rm 8, 28-30

Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha llamado conforme a su designio. A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito de muchos hermanos. A los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó.

RESPONSORIO BREVE

V. Dios la eligió y la predestinó.
R. Dios la eligió y la predestinó.

V. La hizo morar en su templo santo.
R. Y la predestinó.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Dios la eligió y la predestinó.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Cuando aún permanecía en el cuerpo, vivía ya Mónica de tal manera con Cristo, que su fe y sus costumbres eran una perfecta alabanza al nombre de Dios.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Cuando aún permanecía en el cuerpo, vivía ya Mónica de tal manera con Cristo, que su fe y sus costumbres eran una perfecta alabanza al nombre de Dios.

PRECES

Supliquemos a Dios en bien de su Iglesia por intercesión de las santas mujeres y digámosle:

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.

Por intercesión de las santas mártires, que con la fuerza del espíritu superaron la muerte del cuerpo,
concede, Señor, a tu Iglesia ser fuerte en la tentación.

Por intercesión de las santas esposas, que por medio del matrimonio crecieron en tu amor,
concede, Señor, a tu Iglesia la fecundidad apostólica.

Por intercesión de las santas viudas, que por la hospitalidad y la oración superaron la soledad,
concede, Señor, a tu Iglesia ser para el mundo signo manifiesto de tu amor a los hombres.

Por intercesión de las santas madres, que engendraron sus hijos no sólo para la vida del mundo, sino también para la salvación eterna,
concede, Señor, a tu Iglesia engendrar para tu reino a todos los pueblos.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Por intercesión de todas las mujeres santas, que han sido ya admitidas a contemplar la belleza de tu rostro,
concede, Señor, a los difuntos de la Iglesia gozar también de la luz eterna de tu presencia.

Fieles a la recomendación del Salvador, digamos al Padre común:

Padre nuestro...

ORACIÓN

Dios de bondad, consolador de los que lloran, tú que, lleno de compasión, acogiste las lágrimas que santa Mónica derramaba pidiendo la conversión de su hijo Agustín, concédenos, por la intercesión de ambos, el arrepentimiento sincero de nuestros pecados y la gracia de tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.



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COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

EXAMEN DE CONCIENCIA

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

Himno: CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE

Cuando la luz del sol es ya poniente,
gracias, Señor, es nuestra melodía;
recibe, como ofrenda, amablemente,
nuestro dolor, trabajo y alegría.

Si poco fue el amor en nuestro empeño
de darle vida al día que fenece,
convierta en realidad lo que fue un sueño
tu gran amor que todo lo engrandece.

Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte
de pecadora en justa, e ilumina
la senda de la vida y de la muerte
del hombre que en la fe lucha y camina.

Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza
la noche oscura sobre nuestro día,
concédenos la paz y la esperanza
de esperar cada noche tu gran día. Amén.

SALMODIA

Ant. Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.

Salmo 87 - ORACIÓN DE UN HOMBRE GRAVEMENTE ENFERMO

Señor, Dios mío, de día te pido auxilio,
de noche grito en tu presencia;
llegue hasta ti mi súplica,
inclina tu oído a mi clamor.

Porque mi alma está colmada de desdichas,
y mi vida está al borde del abismo;
ya me cuentan con los que bajan a la fosa,
soy como un inválido.

Tengo mi cama entre los muertos,
como los caídos que yacen en el sepulcro,
de los cuales ya no guardas memoria,
porque fueron arrancados de tu mano.

Me has colocado en lo hondo de la fosa,
en las tinieblas del fondo;
tu cólera pesa sobre mí,
me echas encima todas tus olas.

Has alejado de mí a mis conocidos,
me has hecho repugnante para ellos:
encerrado, no puedo salir,
y los ojos se me nublan de pesar.

Todo el día te estoy invocando,
tendiendo las manos hacia ti.
¿Harás tú maravillas por los muertos?
¿Se alzarán las sombras para darte gracias?

¿Se anuncia en el sepulcro tu misericordia,
o tu fidelidad en el reino de la muerte?
¿Se conocen tus maravillas en la tiniebla
o tu justicia en el país del olvido?

Pero yo te pido auxilio,
por la mañana irá a tu encuentro mi súplica.
¿Por qué, Señor, me rechazas
y me escondes tu rostro?

Desde niño fui desgraciado y enfermo,
me doblo bajo el peso de tus terrores,
pasó sobre mí tu incendio,
tus espantos me han consumido:

me rodean como las aguas todo el día,
me envuelven todos a una;
alejaste de mí amigos y compañeros:
mi compañía son las tinieblas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.

LECTURA BREVE Jr 14, 9

Tú estás en medio de nosotros, Señor, tu nombre ha sido invocado sobre nosotros: no nos abandones, Señor Dios nuestro.

RESPONSORIO BREVE

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos

luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

ORACIÓN

OREMOS,
Señor, Dios todopoderoso: ya que con nuestro descanso vamos a imitar a tu Hijo que reposó en el sepulcro, te pedimos que, al levantarnos mañana, lo imitemos también resucitando a una vida nueva. Por Cristo nuestro Señor.
Amén

BENDICIÓN

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.

ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra,
Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
a ti suspiramos , gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.

¡Oh clemente, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!
Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente.

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