- MEDITACIÓN AGNÓSTICA SOBRE DIOS
- NUESTROS «IDOLOS» PRIVADOS
- Recuperación y/8. Creo en la comunión de los santos y en la resurrección de la carne
- La Madre Teresa de Calcuta
- SEPTIEMBRE
- Evangelio Misionero del Dia: 1 de Setiembre de 2010 - SEMANA XXII DURANTE EL AÑO
- Lecturas y Liturgia de las Horas: 1 de Setiembre de 2010
- El Archivo Jesuita conserva las primeras cartas escritas por San Ignacio de Loyola
Posted: 31 Aug 2010 07:17 PM PDT Voy a reflexionar como un agnóstico, nos dice con sabiduría, Monseñor Jorge Hourton en este interesante artículo que ha tenido buenos comentarios y excelente acogida en variados ambientes cristianos de Chile y Latinoamérica. I. Dios es ante todo una palabra, un término, una voz. Un signo gráfico. Cuatro letras. Un monosílabo. ¿Hay una idea tras este término? ¿Una idea clara y distinta? Claro que no. ¿Dios no es entonces más que una Palabra? Si no hay idea clara y distinta tras esa palabra, ¿no hay al menos una imagen? Sí y mucho más de una. Esa palabra se multiplica desde luego en muchos lenguajes distintos en los distintos pueblos y culturas. Antiguamente esta palabra se decía sobre todo en plural: se hablaba de dioses y diosas y tenían nombre propio e imagen: Zeus, Júpiter, Hera, Atenea, Artemisa, etc. Entre los judíos el mismo Dios podía nombrarse con términos diferentes: Yahwe, Elohim, Adonai, y su imagen era la de un supremo Hacedor, Señor que daba leyes, hablaba por medio de los profetas, conducía los ejércitos a la victoria o también a la derrota para castigar su idolatría. Era celoso de otros dioses, cruel y enojón a veces pero también enamorado de un pueblo, Israel. Todos estos fueron hechos historizados en una colección de libros que se conserva en occidente como el best-seller de todos tiempos. En los pueblos del Africa, de la India y del Asia hubo y hay otras imágenes divinoides que se expresan en personajes, mitos, espíritus, ritos, sacrificios, danzas, culto a los difuntos, nirvana, contemplaciones, etc. Imágenes que dan origen a religiones que quieren trascender la materialidad de la vida y tocar algo sagrado. II. Pero ¿porqué esta Idea de Dios, que no es clara y distinta, está sin embargo tan presente todavía en tantos pueblos cultos e incultos y en tanta gente culta e inculta ? Es una idea no sólo social sino psicológica e histórica, porque está durando tanto como la especie humana. ¿Por qué tiene una Historia tan larga y persistente y tanta gente la considera tan importante, valiosa, interesante, fecunda que pasan su vida pensando en ella, en función de ella y aún es capaz de dar su vida porque la cree verdaderamente, más que una palabra o una idea: un Ser real? Ciertamente esta Idea no tiene un lugar privilegiado en el mundo moderno de las comunicaciones, de la publicidad, de la economía, (esta es nuestra “religión” en la cultura moderna), ni en las otras ciencias humanas? Pero sigue porfiadamente presente en la esfera de las creencias, en un complejo inmenso de acontecimientos, tradiciones, instituciones, personajes, de las cuales el hombre moderno sigue dependiendo mucho y a las cuales sigue ligado como a una atmósfera insoslayable. Creer parece ser tan natural que para evitarlo hay que hacer una opción negativa. Hay que decidir no creer. Y creer es otra decisión diríamos espontánea. En efecto: desde su primera infancia el niño cree a sus padres y aprende vitalmente los valores y construye su personalidad por la confianza amorosa a sus padres. Y sufre cuando esta confiada-creencia tropieza y sufre deterioro o se pierde definitivamente. Aquí sucede que si los padres profesan una creencia en la idea de Dios como Padre, la enseñan porque están ciertos que es necesaria y buena. Cualquiera sea el nivel de cultura esta creencia se trasmite y extiende a otros, llegando a adquirir vida propia en el otro. ¡ Qué curioso es que sin basarse en ideas claras y distintas esta creencia se auto difunde por la mediación de testigos fiables . Aparecen de pronto en cualquier parte, creyentes tan fuertes a los que llaman “santos” y hay ciertamente muchísimos más que los que se titulan oficialmente de tales. A Dios los creyentes siguen aceptándolo a pesar que es un “Dios escondido y callado” y los ambientes públicos poco hablan de él. Pero hay muchos susurros que no son Él pero que hablan de Él, con los cuales la Palabra pareciera salir de su silencio y mostrarse personalmente a quienes tienen, como dicen, “ojos para ver y oídos para escuchar.” III. A nosotros los agnósticos puede sucedernos a veces que lamentemos no tener ojos y oídos para percibir esos susurros . Me dicen que Dios ha escondido estas cosas a los sabios y prudentes y se las ha revelado a los pequeños y humildes. Los “sabios” serán tal vez los orgullosos y los “prudentes” los que no se arriesgan. Pero sabios y prudentes no pueden dejar de atisbar entre las cosas que nos están escondidas la Historia de los últimos veinte siglos. Allí surgió un macrofenómeno especial que se llama “Cristianismo”. Es un campo en el que no nos gusta entrar. Sin embargo muchos historiadores, teólogos y sociólogos no eluden hacer su estudio científico desde afuera. Pero la mayoría de nosotros, no. Por diversas razones que no siempre tenemos claras. A veces porque no nos han hablado de eso, otras veces porque algo o mucho hemos oído pero otros intereses (la economía, el trabajo, la ciencia, el arte, la política, la diversión, etc.) nos han absorbido por entero y no dejan lugar para otra cosa. Surgir y progresar, ganar bien, pasarlo bien en este mundo nos pre y ocupa tanto que no tenemos tiempo ni ganas para ver y oír al cristianismo. Muchas veces no somos propiamente ateos, pero nos mantenemos a distancia de Él, tal vez para que no nos sintamos sometidos, súbditos, obligados a acatar otras normas que las leyes civiles, que ya son hartas. Nos damos así un aire de libertad que sirve bastante a nuestro amor propio y auto estima. La religión -también la cristiana- nos molestan. No por eso carecemos de valores morales. Conocemos la diferencia entre el bien y el mal y por cierto, preferimos el primero Respetamos sobre todo las leyes civiles, que ya limitan bastante nuestra libertad. La libertad decimos que es el atributo esencial del Hombre y por eso que la queremos lo menos limitada posible. Nuestro gusto por la libertad también nos puede autorizar, como a cualquiera, a infringir valores llamados éticos cuando nos conviene. IV. En este mundo secular y laico convive el Cristianismo. Reconoce que Dios está “escondido y silencioso” pero trabaja para hablar de Dios y llamar a convertirse a Él aceptando la Fe. Nos cuesta bastante porque lo vemos dividido en distintas ramas que no se quieren mucho, por no decirlas enemigas. Y dicen que su fundador les mandó especialmente que fueran unidos y se amaran. Eso da la impresión de que el cristianismo está en decadencia o ha fracasado. La que parece más grande se considera la llamada Iglesia Católica Romana. Tiene una robusta organización bastante centralizada y jerarquizada (demasiado, a juicio de algunos), Es extraño: aparece como una monarquía absoluta gobernada por un solo jefe con autoridad que dicen infalible, elegido por un grupo reducido que él mismo ha nombrado. Su Imperio territorial tiene solo unos pocos kilómetros cuadrados dentro de una república laica y democrática. Pero sus súbditos son varios centenares de millones y se extienden por todos los continentes donde hay centenares de países laicos y democráticos. Esta gran “empresa mundial” que se autodenomina Iglesia Católica” promueve una religión que consiste en una cosmovisión que hay que aceptar con la razón y por la fe. En realidad su mayor hazaña es que armoniza bastante la razón y la fe, cosa que no podemos hacer nosotros. Vemos sin embargo que una multitud de grandes talentos, pensadores y científicos, filósofos y escritores lo hacen. Y esto a lo largo de una historia muy larga y con una psicología coherente. Su historia coincide con la de toda la humanidad: todavía es imposible fijar cuando y donde surgieron los primeros antropoides, pero lo que conocemos mejor del origen de la civilización occidental (que está absorbiendo a todas las demás), se sitúa en la Mesopotamia y la Palestina. De ello tenemos documentos sólidos del oriente medio y del pueblo de Israel, del cual procede el cristianismo y la Iglesia Católica. Curiosamente es esta cultura occidental y cristiana la que se ha preocupado de descubrir y revelar todas las otras culturas. Lo hace hoy descaradamente imponiéndoles el sistema económico capitalista neo-liberal, a lo cual llaman “mundialización”. Ya mucho antes esta Iglesia católica había intentado lo mismo pero con objetivos y medios diferentes: hablarles de un Dios hecho hombre y con harto sacrificio, en lo que llaman “Misiones”. Ganan mártires y porfían en hacerlo también ahora en los pueblos modernos y cultos. V. Un amigo historiador me informa ahora que nuestro calificativo de “agnóstico” expresa lo contrario de unos herejes que hubo en los comienzos del cristianismo que se llamaron justamente “Gnósticos”. Se referían a Dios en los solos términos del conocimiento racional. Pensaban, especulaban, conocían y hasta buscaban construir una mística contemplativa. Descartaron de su interés a Jesús de Nazaret. Sin embargo hubo cristianos notables que practicó un Gnosticismo sin extraviar la fe en Jesús de Nazaret. Pero nosotros anteponemos la partícula negativa“a” a la “gnosis”, con lo cual rechazamos el conocimiento de Dios. Mi amigo católico me dice que tenemos algo de razón: el Dios de la razón no lleva a ninguna parte: no vive, no habla, no nos dice nada a nosotros, nada prueba que se interese por nosotros, por nuestros problemas y por nuestros sufrimientos. Es un perfecto desconocido. Pero por nuestra misma razón estamos capacitados para atender lo que dice el cristianismo sobre Él. No es método científico estudiar toda y cualquier cosa menos el fenómeno de la fe cristiana. No es sensato excluir de partida -en nombre del razonar bien- lo que bien puede resultar bien razonable a la recta razón. Mi amigo católico aprovecha para decirme: “¡Supieras qué linda, qué verdadera, qué bienhechora es esta fe católica que profesamos!”. ¡Qué multitud de personas relevantes ha formado en la historia esta Iglesia que se ve tan consistente desde el Papa hasta la última campesina que reza su rosario y va al santuario de su devoción, pasando por hombres de ciencia, escritores, teólogos, artistas y hasta clérigos!”. Sí, los agnósticos podemos reconocer que el Cristianismo es hermoso, valioso, fecundo, grande y vigoroso. Pero también le encontramos yayas que nos dificultan su credibilidad. A veces pensamos que está declinando y agonizando. Hace tiempo que se viene pensando así, pero los creyentes se muestran confiados en que se pueden sobreponer a sus pruebas, justamente porque saben que no son ellos los que conducen esta empresa. +Jorge Hourton P. Publicado en revista Reflexión y Liberación Nº 86 Santiago, Agosto de 2010. Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente. |
Posted: 31 Aug 2010 07:06 PM PDT Por José Antonio Pagola XXIII Domingo del Tiempo Ordinario (Lc 14, 25-33) - Ciclo C Hay algo que resulta escandaloso e insoportable a quien se acerca a Jesús desde el clima de autonomía, autosuficiencia y afirmación personal del hombre del siglo veinte. Jesús es radical a la hora de pedir una adhesión a su persona. El hombre debe saber subordinarlo todo al seguimiento incondicional a Jesús. No se trata de un «consejo evangélico» para un grupo de cristianos selectos o una élite de esforzados seguidores. Es la condición indispensable de todo discípulo. Las palabras de Jesús son claras y rotundas. «El que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío». El hombre siente desde lo más hondo de su ser el anhelo de la libertad. La vida se nos ofrece con frecuencia como una verdadera lucha de los individuos y las comunidades por lograr su libertad y su independencia. Y sin embargo, hay una experiencia que se sigue imponiendo generación tras generación. El hombre parece condenado a ser «esclavo de ídolos». Incapaces de satisfacernos a nosotros mismos, nos pasamos la vida entera buscando algo que responda a nuestras aspiraciones y deseos más fundamentales. Cada uno buscamos un «dios», algo que nos parece esencial para vivir, algo que inconscientemente convertimos en lo esencial de nuestra vida. Algo que nos domina y se adueña de nosotros profundamente. Paradójicamente, este hombre que busca ser libre, independiente y autónomo, no parece que pueda vivir sin entregarse a algún «ídolo» que oriente y determine decisivamente su conducta y su vida entera. Estos «ídolos» son muy diversos. Dinero, salud, éxito, poder, prestigio, sexo, tranquilidad, felicidad a toda costa.... Cada uno sabe el nombre de su «dios privado» al que damos culto y rendimos secretamente nuestro ser. Por eso, cuando en un gesto de «ingenua libertad» hacemos algo «porque nos da la gana», debemos preguntarnos honradamente qué es lo que en aquel momento nos domina y a quién estamos obedeciendo en realidad. La invitación de Jesús es provocativa. Sólo hay un camino para acercarnos a la libertad y sólo lo entienden los que se atreven a seguir a Jesús incondicionalmente: vivir en obediencia total a un Dios Padre, origen y centro de referencia de toda vida humana, y en servicio desinteresado a los hombres sentidos como hermanos. Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente. |
Posted: 31 Aug 2010 05:02 PM PDT Publicado por El Blog de X. Pikaza Éstas son las dos últimas palabras del antiguo credo de la iglesia: Creo en la comunión de los santos y creo en la resurrección de la carne Con ellas quiero terminar este serie dedicada a la recuperación cristiana, propia del “verano norte” del 2010. Buen día a todos y gracias a los que me habéis seguido, a pesar de las vacaciones (en este cálído agosto de Castilla). Creo en la comunión de los santos El proceso de reforma y recreación eclesial sólo tiene sentido si va unido a un nuevo impulso misionero. El sistema domina nuestro mundo en un nivel económico-administrativo, pero en otro nos abandona a la improvisación familiar, a la soledad social, al puro mundo del espectáculo que distrae sin enriquecernos, que aturde sin llenar nuestros corazones. En ese contexto queremos reiniciar la misión cristiana, sin nostalgias ni retornos imposibles. No se puede reconstruir la vieja Europa cristiana, ni mantener el modelo de evangelización de América, ni defender la forma de unidad que ha impuesto el papado en los últimos siglos. Estamos llamados a crear iglesia, en dos movimientos simétricos: Las comunidades deben constituirse a sí mismas, desde el encuentro de los creyentes, que se descubren llamados por la Palabra y Amor de Jesús, sin más finalidad que dialogar y ser comunión de personas, compartiendo la vida. Ellas mismas deben rehacer el camino de la fe, en formas de amor liberado, desarrollando sus ministerios y liturgias del pan y vino (o sus equivalente simbólicos en plano de comida). Ningún cristiano sustituir a otro en su camino, pero todos se acompañan y ayudan en el gesto redentor del amor mutuo y la entrega gozosa de la vida . Las comunidades se vinculan formando federaciones que se abren y extienden hasta llenar el mundo. Un mismo amor las empuja, una experiencia de gratuidad las une, integrando así comuniones más amplias, conferencias de iglesias reunidas, sea en torno a un obispo central (obispados mayores), o en torno a un consejo de obispos (conferencia episcopal etc). Cada iglesia es por sí misma presencia de Reino (no recibe autoridad por delegación), pero todas pueden y deben unirse en comunión de espíritu y diálogo, como células de amor que se van expandiendo al mundo entero. Es evidente que las comunidades tendrán estilos distintos para celebrar su fe y construir su unidad, sobre la base del único evangelio y la palabra clave de los primeros concilios. Pero más que la unidad en la expresión externa de la fe importará la comunión y comunicación, que supera las imposiciones de algunos o la dictadura del sistema. No será un camino fácil. Habrá que recorrer nuevamente grandes itinerarios de fe y amor, en un proceso enriquecido por el recuerdo de las viejas cristiandades. Se ayudarán unos a otros, pero cada comunidad deberá resolver sus problemas, recorriendo su propia itinerario creyente. El camino será variado, habrá tentativas distintas, con el riesgo de perderse en las muchas experiencias, pero sólo así, dejando en libertad a los caminantes, podremos rehacer la gran marcha de la fe, como muestran los escritos del Nuevo Testamento. En ese contexto será fundamental la solidaridad misionera entre las diversas iglesias, con mayor movilidad y mayor presencia de las unas en las otras, en clima dialogal, en plano de pan, de casa y de palabra, como han mostrado laslos posts anteriores. Para que el proceso sea novedoso y todos puedan recorrerlo en libertad, es conveniente que el poder de Roma quede por un tiempo silenciado, no por conflictos internos e impotencia (como en los siglos oscuros: IX-X EC), sino para riqueza y creatividad de las iglesias e instituciones eclesiales: que no imponga su control, que no trece directrices para todos, ni acuda al magisterio ordinario para resolver los problemas en forma de sistema; que las mismas iglesias (federaciones de iglesias) tracen planes misioneros, poniendo en marcha formas nuevas de dinámica cristiana. Es necesario que las iglesias recuperen su identidad y responsabilidad: que se enfrenten a la tarea de actualizar su mensaje a la cultura del tiempo y de recrear su organización ministerial, compartiendo experiencias, pero sin querer hacerlo todas de la misma forma. Que no haya control teológico, ni miedo a pensar y decir lo que se piensa (como en la actualidad), ni una Congregación unitaria y secreta de Doctrina de la fe, que se atreve a decirnos lo que debemos decir... Ciertamente, tanto el Credo Romano como el Niceno-Constantinopolitano son básicos y los primeros concilios de la Iglesia universal siguen ofreciendo un canon de fe, pero después será preciso que aprendamos a dialogar sin presupuestos ni complejos de verdad con los demás cristianos (ortodoxos, protestantes) . En este campo, me parece necesario que recuperemos, por amor al evangelio, la libertad para pensar en libertad y comunión, de manera que la misma dinámica de la verdad vaya abriendo nuevas comprensiones del misterio, sin ocultamiento o miedo, pues la "verdad del amor" (cf. Ef 4, 15) se irá sedimentando por su densidad, no por coacciones exteriores. Debemos confiar en el "sensus fidelium" o sensibilidad creyente de las comunidades, capaces de discernir y vivir la verdad, en diálogo comunitario, sin distinción de clérigos y laicos. Sólo recorriendo su camino, en este nuevo mundo del sistema, las iglesias aprenderán a dialogar de forma evangélica, sin los miedos y reservas actuales, creando formas de vinculación, desde la fe común, en transparencia de amor. Sólo así podrá ser de nuevo importante la función petrina de la iglesia católica, pero no en clave de uniformidad, sino de diálogo entre las comunidades. Es posible que iglesia en cuanto tal tenga que dejar la inmensa mayoría de sus obras eclesiales propias (universidades y colegios, hospitales y posesiones), para mostrar mejor lo que es: comunión gratuita de personas, sin nada propio (sin bienes ni posesiones al modo del sistema). De esa forma podrá inspirar organización de carácter mixto (de inspiración evangélica y concreción social), conforme al modelo de las ONG u OE, (=Organizaciones Eclesiales) que serán gestoras de bienes y acciones vinculadas a la iglesia: de sus edificios y organizaciones educativas (si fuere necesario), de sus obras sociales y asistenciales etc. De esa forma, la iglesia se ocupará de las cosas de Dios, pero podrá dialogar con el sistema (que se ocupa de las cosas del César), promoviendo instituciones en línea de gratuidad y ayuda social pero sin identificarse con ellas, sin identificarlas con su más honda verdad: ella es comunión gratuita, signo de perdón y amor liberador . Creo en la resurrección de la carne. Siguiendo la palabra del Credo evocamos al fin: Creo en la Vida eterna. Comenzamos planteando el tema a partir de la historia de Jesús, que había interpretado el Espíritu como poder de Dios que libera a los posesos y abre a todos un camino de Reino, siendo por ello por ello perseguido (cf. Mc 3, 21-30). Los discípulos pascuales deberán seguir su gesto, siendo también perseguidos: Cuando os lleven a entregaros (a los tribunales) no penséis de antemano lo que habéis de contestar; decid más bien aquello que (Dios mismo) os inspire aquella hora. Pues no seréis vosotros los que habléis sino el Espíritu Santo (Mc 13, 11 par). Posiblemente, estas palabras provienen de la comunidad cristiana que habla en nombre de Jesús y sabe que el Espíritu de Dios se hará palabra de vida y asistencia en medio de las persecuciones del sistema. Pablo vincula esta certeza con la resurrección, al confesar que el mismo Espíritu de Dios que ha resucitado a Jesús de entre los muertos, resucitará a los fieles (Rom 8, 11-12). Como aquella situación es la nuestra. Los primeros cristianos se enfrentaron, impotentes pero llenos de perdón y gracia de Dios, al gran sistema del imperio, con la certeza de que encontrarían (les sería dada) la palabra y fuerza en el momento necesario. También nosotros nos hallamos dominados por el miedo: nos ronda la angustia de la vida, nos posee la amenaza del sistema, que nos cierra en su cofre de hierro sin salida. La misma iglesia oficial nos parece dominada a veces por el miedo, buscando seguridades en su propio y pequeño sistema sacral. Pues bien, en esa situación nos llega y anima la palabra de Jesús: "no tengáis miedo, pues no seréis vosotros los que habléis sino el Espíritu Santo". Siguiendo en esa línea, ha elevado Pablo la certeza de que el Espíritu dirige nuestra vida hacia la plenitud de toda Vida, superando así el giro constante de las cosas, que vuelven siempre a lo mismo, en círculos de eterno retorno, oprimiendo a los humanos. La razón del sistema se pierde, la mente encerrada en el mundo no encuentra respuesta ni sabe cómo pedir y/o comportarse, pero el Espíritu de Dios viene y ayuda, con palabra de oración y esperanza salvadora: – Toda la Creación gime y sufre hasta ahora, como en dolores de parto. Pero no sólo ella, – también Nosotros, que tenemos la primacía del Espíritu, gemimos por dentro, esperando la filiación, la redención de nuestro cuerpo – El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues no sabemos pedir como se debe, pero el mismo Espíritu intercede por nosotros con gemidos inefables (Rom 8, 22-26). El camino de misión e institución cristiana, participa de este gran dolor del mundo. Donde se dice que la Creación sufre en dolores de parto podríamos traducir y afirmar que el sistema (cofre de hierro cerrado en sí mismo), padece y sufre, buscando algo distinto, aunque ni él mismo lo sepa, ni lo sepan sus servidores. Pues bien, desde todo lo anterior nos atrevemos a decir que el mismo sistema quisiera convertirse en matriz de humanidad. La creación gime en dolores de parto y también nosotros con ella gemimos: no podemos alcanzar la plenitud a solas, ni por medio del puro sistema, que es incapaz de resolver nuestras dudas y curar nuestras enfermedades. Pero el Espíritu penetra en nuestra vida, asumiendo nuestra debilidad, animando y dirigiendo nuestra marcha hacia su Vida y Comunión eterna, por encima de los riesgos (y valores) del sistema. Desde este fondo podemos recordar la promesa del Paráclito, que evocábamos ya al tratar de Jn: Conviene que yo me vaya, pues si no me fuere no vendrá a vosotros el Paráclito... Cuando venga Él, el Espíritu de la Verdad, os guiará a la verdad completa (Jn 16, 7.13) La mujer cuando está de parto se entristece, porque ha llegado su hora, pero cuando da a luz al niño no se acuerda de la tristeza... (Jn 16, 21) Conviene que se vaya y culmine su camino, para ofrecer a los humanos el Espíritu, que lleve a la verdad completa, no sólo al final, sino en medio de la historia. Del plano cósmico (Rom 8: el mundo gime, esperando libertad) pasamos al más antropológico y eclesial (Jn): el Espíritu es don y presencia de Dios en el amor de los humanos que nos abre (les abre) hacia el futuro de la plena Verdad, que es el perdón y comunión interhumana. En ese fondo sigue la imagen del "parto", que es dolor creador, principio de más alto nacimiento. Camino de parto de reino o resurrección es la iglesia . Los judíos más cercanos a Jesús (esenios, fariseos) esperaban la resurrección, destacando su carácter comunitario (del pueblo en su conjunto) y escatológico (será al fin de los tiempos, es decir, en la culminación de la historia). Pues bien, avanzando en esa línea, los cristianos han vinculado la resurrección con el triunfo de Cristo (ha vencido a la muerte) y la presencia del Espíritu Santo, que es poder de resurrección y vida eterna, actuando ya en la iglesia. Ellos no creen sin más en la resurrección general (final) de los muertos, aunque esa fe pueda estar en el fondo de su confesión (cf. Rom 4, 17; Jn 11, 24), sino en el Dios que ha resucitado ya a Jesús de entre los muertos, por obra del Espíritu. No se limitan a esperar la resurrección y vida final, sino que la identifican con el triunfo de Jesús y su Espíritu en la pascua: creen que Jesús ha resucitado ya, de forma que pueden afirmar ¡Yo soy la resurrección y la Vida! (cf. Jn 11, 25). Conclusiòn La historia no es un eterno retorno angustioso, ni pura cárcel de sistema, sino camino abierto por el Espíritu de Dios hacia la Creación definitiva. La resurrección ha de entenderse, según eso, desde un trasfondo personal de entrega mutua y donación de vida, en amor compartido y presencia del Espíritu. La carne vieja de este mundo es lucha mutua, deseo codicioso, envidia violenta. Por el contrario, la carne abierta a la resurrección es vida compartida, es comunión personal gratuita de aquellos que tienen su vida dándola a los otros. Resucitar en la carne significa culminar la vida en comunión, rompiendo el cofre del sistema. La resurrección pertenece al diálogo de los humanos con Dios, en gratuidad y donación: el resucitado no recupera la vida en mí mismo (en soledad), sino desde el amor de Dios, en el Espíritu. Por eso, estrictamente hablando, la resurrección consiste en dejar de vivir en mí mismo, para vivir desde Dios, en y con los otros, en gracia compartida; no es experiencia cósmica, ni triunfo del sistema, ni descubrimiento interior, sino comunicación de amor sobre la muerte . El sistema está hecho de muerte: lucha y competencia, envidia y egoísmo; por eso nos encierra a todos en su cofre, que es destino de imposición y de violencia. Por el contrario, la libertad cristiana sólo existe y se despliega en un nivel de comunión o gracia compartida, que rompen las paredes del sistema y nos permiten descubrir y alcanzar (recibir) la Vida eterna. En principio, enn contra de lo que creen y dicen en este blog algunos instrumentos ecleiásticos, los cristianos no creemos en la inmortalidad del alma o de la vida sino en el Dios que resucita a los muertos. El alma no es inmortal en sí, pero puede alcanzar una vida más alta y perdurable (eterna o sin fin) por gracia del Dios que la acoge y transforma en amor compartido, en comunión definitiva, tras la muerte. Desde ese fondo, la fe en la comunión de los santos y la fe en la vida eterna se identifican. La resurrección empieza así dentro de la historia, como sabe Ap 20, 1-6 cuando habla de la primera resurrección, del Milenio que se identifica con el triunfo de los mártires, que han puesto su vida al servicio de la libertad y amor de Cristo. Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente. |
Posted: 31 Aug 2010 04:53 PM PDT Publicado por el Blog del Padre Fortea Dado el usual despiste permanente en el que suelo vivir, se me pasó completamente el centenario del nacimiento de la Madre Teresa de Calcuta, que fue el pasado jueves. Ahora, unos días más tarde, me gustaría decir que nosotros no podemos comprender a la Madre Teresa. No podemos, porque ella en vida voló a alturas para nosotros insondables. La misma religiosa seguro que conforme pasaron los años de su entrega, de su cruz, de su generosidad, del crecimiento de su vida mística, exclamaría en sus ratos de oración: ¡ahora lo entiendo! Ahora entiendo este punto, ahora entiendo este tema, el Señor me ha hecho comprender tal o cual cosa. Al hablar de la Madre Teresa tendemos a creer que era una persona muy buena y ya está. Es decir, alguien como nosotros que se dedicó a auxiliar a los pobres. Y olvidamos que el que se entrega de forma total a Jesús, va siendo transformado por Él. Los pensamientos de la Madre Teresa al final de su vida se hallaban tan henchidos de amor, tan llenos de una sabiduría que no es de este mundo, sino aprendida directamente del Logos Encarnado, que nosotros, como si fuéramos unos niños pequeños, podemos afirmar que sólo conocíamos una minúscula parte del iceberg que era ella. No sólo conocimos una pequeña parte de ese titán que la Madre Teresa, sino que además conocimos esa pequeña parte según las pocas fuerzas de nuestro pequeño entendimiento. Ella fue un ángel sobre la tierra, un gigante, una reina, una luz. En realidad no nos hacemos una idea adecuada de su vida espiritual, de la intensidad de su amor, del insondable conocimiento teológico del Misterio que tuvo ella. Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente. |
Posted: 31 Aug 2010 04:45 PM PDT Cuando en las playas aparece el viento y en el azul las nubes miran solas el beso en despedida de las olas que admira un sol más triste y macilento, y aquel adiós se queda sin aliento sobre la espuma que ríe en cabriolas, mientras la lluvia sueña en las farolas por un amor que sólo es sentimiento, ha llegado septiembre y su pañuelo melancólico y blanco en la ventana enjuga los recuerdos suavemente, me confirma que aquí yo voy de vuelo y que el alma jamás se haya lejana del mar sin fin que alienta en el presente. Pedro Miguel Lamet Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente. |
Posted: 31 Aug 2010 04:02 PM PDT Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 4, 38-44 Al salir de la sinagoga, Jesús entró en la casa de Simón. La suegra de Simón tenía mucha fiebre, y le pidieron que hiciera algo por ella. Inclinándose sobre ella, Jesús increpó a la fiebre y ésta desapareció. En seguida, ella se levantó y se puso a servirlos. Al atardecer, todos los que tenían enfermos afectados de diversas dolencias se los llevaron, y Él, imponiendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba. De muchos salían demonios gritando: «¡Tú eres el Hijo de Dios!» Pero Él los increpaba y no los dejaba hablar, porque ellos sabían que era el Mesías. Cuando amaneció, Jesús salió y se fue a un lugar desierto. La multitud comenzó a buscarlo y, cuando lo encontraron, querían retenerlo para que no se alejara de ellos. Pero Él les dijo: «También a las otras ciudades debo anunciar la Buena Noticia del Reino de Dios, porque para eso he sido enviado». Y predicaba en las sinagogas de toda la Judea. Compartiendo la Palabra Por CELAM - CEBIPAL Jesús: un gran misionero “Tengo que evangelizar el Reino de Dios” Durante este período litúrgico, nos acompaña prioritariamente el evangelista Lucas. Su manera particular de introducirnos en el misterio de Jesús y de mostrarnos cómo se forma un discípulo por las rutas del seguimiento, merece toda nuestra atención y aprecio. No perdemos de vista el planteamiento de Lucas en el relato modelo de “Los peregrinos de Emaús” (Lc 24,13-35), y en cual nos introduce -con sumo cuidado y gran intuición exegética, espiritual y pastoral- Mons. Santiago Silva en la introducción de esta revista. Allí encontramos muchos elementos que nos colocan en el punto de vista más apto para comprender la totalidad del Evangelio, en cuanto revelación del misterio de la persona de Jesús y de su obrar, y su proyección misionera, en cuanto “base sólida” del mensaje que predicamos (ver Lc 1,4). Desde la última página del evangelio (Lc 24) retrocedemos ahora hasta el comienzo del ministerio de Jesús, para seguir el itinerario catequético completo, descubriendo paso a paso todo lo que el camino de Jesús implica. Volvemos entonces a Galilea, porque “la cosa empezó en Galilea” (Hechos 10,37). El programa misionero de Jesús Tengamos presente que la presentación del programa de la misión de Jesús, que es el objetivo de los pasajes que se encuentran en Lc 4,16-44, sigue el esquema didáctico de enseñanza con “Palabras” (en Nazareth, ver 4,16-30) y enseñanza con “obras” (en Cafarnaúm, ver 4,31-43). Toda esta presentación termina con una síntesis de la misión –“predicando” (lo cual incluye las acciones)- en el país entero (ver 4,44). El texto que leemos hoy nos sitúa concretamente en Cafarnaúm. En Cafarnaúm se muestra que es verdadero el cumplimiento de la profecía anunciada en Nazareth: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para… dar la liberad a los oprimidos” (4,18). En Cafarnaúm, Jesús no solamente se revela por medio de acciones de poder (exorcismos y curaciones) sino que, a diferencia de lo sucedido en Nazareth, Jesús es acogido por la gente: “Quedaban asombrados de su enseñanza, porque su palabra tenía autoridad” (4,32; traducimos literalmente). La misión de Jesús -y la de sus discípulos- conocerá momentos difíciles como el de Nazareth, pero el éxito será mayor, como lo describe la jornada misionera de Cafarnaúm. Llama la atención cómo al comienzo y al final de esta jornada misionera, Jesús expulsa demonios. Esta acción es el signo que confirma que Jesús, en cuanto “liberador” del mal, hace presente el “Reino de Dios” prometido por los profetas (ver 4,43). Como dirá más adelante: “Si por el dedo de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a vosotros el Reino de Dios” (11,20). Una jornada misionera exitosa En la jornada de Cafarnaúm, Lucas nos enseña a contemplar al Maestro en acción –casi paso a paso- a lo largo de una jornada completa. Cada acción, cada movimiento de Jesús es una escuela para el discípulo, porque como se propondrá más adelante: “Todo el que esté bien formado será como su maestro” (6,40b). Como lo ha hecho también el evangelio de Marcos, el evangelista Lucas nos presenta –a su manera- la “agenda” de Jesús, es decir, un día modelo del Maestro. Esto lo refleja muy bien el esquema del pasaje: (1) Por la mañana está junto con la comunidad de Israel en la Sinagoga (4,31-37). (2) Luego pasa al ambiente de intimidad propio de una casa de familia (4,38-39). (3) Al final de la tarde vuelve a la vida pública, donde se encuentra con un gran número de personas, “todos cuantos tenían enfermos de diversas dolencias”, donde enfrenta y sana las diversas formas del sufrimiento humano (4,40-41). (4) A la mañana siguiente se aparta de todo el mundo complejo de las relaciones con la gente para estar a solas (se sobre entiende que en oración) (4,42). (5) Finalmente relanza la misión, una misión que abarca todo el país (4,43-44). El motivo central de toda esta actividad misionera de Jesús, que pasa por los lugares y momentos claves mencionados, se resume en estas palabras: “Tengo que anunciar la Buena Nueva del Reino de Dios, porque a esto he sido enviado” (4,43b). En una sola frase: “¡Tengo que evangelizar!” Recorriendo despacio los diversos momentos de la jornada evangelizadora de Jesús, podemos ir captando cómo la entrada en los diversos ámbitos de la vida del pueblo va generando claras y profundas transformaciones: (1) En la sinagoga: destruye el poder del demonio. “¡Qué Palabra es ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen” (4,36). (2) En la casa de Simón: recupera a la persona entera, restituyéndole la salud y colocándola al servicio de los demás. “Levantándose, ella se puso a servirles” (4,39). (3) En su encuentro con la ciudad entera: hace un gesto de imposición de manos, uno por uno, a todos los enfermos, para sanarlos. Y “También salían demonios de muchos, gritando y diciendo: ‘Tú eres el Hijo de Dios’” (4,41). (4) En la escena de la mañana siguiente, vemos cómo combina los afanes de la misión con la soledad de la oración. “Al hacerse de día, salió y se fue a un lugar solitario” (4,42). El pasaje nos describe el éxito de la misión no sólo en las acciones que ya hablan por sí solas sino también en dos momentos específicos en que la multitud reacciona: (1) la gente cuenta lo sucedido: “su fama se extendió por todos los lugares de la región” (4,37); (2) la gente quiere que Jesús se quede siempre con ellos: “la gente le andaba buscando y, llegando donde él, trataban de retenerle para que no les dejara” (4,42). Cómo emerge el rostro de Jesús evangelizador El rostro de Jesús evangelizador queda ahora mejor diseñado: (1) Jesús es un misionero obediente al Padre: realiza la obra de la evangelización como un acto de obediencia al Plan de Dios, Padre de la humanidad. Jesús se somete a un “deber” divino (“Tengo que…”, 4,43), toda su obra se realiza según un plan preciso de salvación de Dios Padre. Esto es importante porque, en su búsqueda de la humanización de todos aquellos que sufren o están en desventaja social, Jesús nunca pierde de vista que se trata de la obra de Dios y que el Padre es la fuente última de toda su acción. Con razón, los demonios ya le gritaban correctamente: “Tú eres el Hijo de Dios” (4,41b). Sólo que no es a ellos a quienes les corresponde dar el testimonio, por eso los calla y les muestra que tienen que ceder completamente frente a él. (2) Jesús es un misionero con una gran libertad de corazón: así como mostró que tenía un corazón libre en el momento en que le profirieron amenazas y presiones en la sinagoga de Nazareth (ver 4,30), muestra también que tiene un corazón libre frente a aquel pueblo que comprende su misión y lo acoge; y lo hace no apegándose a ellos cuando “trataban de retenerle” (4,42), diciéndoles “también a otras ciudades tengo que anunciar el evangelio” (4,43ª). (3) Jesús es un misionero incansable, celoso de su misión: como misionero itinerante que es, anda continuamente en busca de la oveja perdida donde quiera que ésta se encuentre y por eso siempre está en movimiento. De manera programática, en este pasaje se le ve recorriendo el país entero (ver 4,44; para Lucas “Judea” no indica solamente la región que conocemos con este nombre sino todo el país). Jesús sabe que debe llegar a todos los rincones de la geografía humana, por ello ¡No se instala! Un misionero de la misericordia Pero el pasaje no se ocupa solamente en mostrarnos los espacios y las acciones externas de Jesús. También en el texto de hoy podemos ver rasgos distintivos del corazón misericordioso de Jesús. Este un aspecto que el evangelista Lucas ama destacar: (1) Ante el hombre sometido por el demonio, hace el exorcismo con contundencia pero también con sumo cuidado, de manera que el demonio “salió de él sin hacerle ningún daño” (4,35). (2) Ante la mujer enferma (la suegra de Simón), Jesús “se inclinó sobre ella” (4,39). ¡Qué gesto tan hermoso de aproximación ante quien está postrado! (3) Ante la afluencia de público (la masa), Jesús no pierde de vista al individuo, sino que se aproxima a la realidad de cada uno: “Cada uno de ellos… los curaba” (4,40). (4) Ante todo el cuadro de sufrimiento que le ponen delante, Jesús no siente repugnancia, no siente aversión, no toma distancia, sino que al contrario toma contacto físico, en una inmensa cercanía a la realidad humana: “Él ponía las manos sobre cada uno de ellos” (4,40). Esta es la manera como Jesús “pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el Diablo, porque Dios estaba con él” (Hch 10,38). Repasemos ahora este pasaje, mirándonos en el espejo de Jesús. El discípulo está llamado a “ser como su maestro” (6,40b), por lo tanto a vivir a fondo la misión y trabajando por su eficacia. Pero para lograrlo tendrá que entrar en el camino formativo que comienza mañana. Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón 1. ¿Cómo nos describe Lucas una Jornada de Jesús? ¿En qué se parece a mis jornadas? 2. ¿Cómo seguidor/a de Cristo que soy, siento en mí la imperiosa necesidad de anunciar con las palabras y con los hechos a Jesús? ¿Cómo lo he hecho hasta ahora? ¿Cómo lo haré? 3. La entrada de Jesús en los diversos ámbitos de la vida del pueblo ha generado claras y profundas transformaciones. ¿Qué transformaciones ha generado la presencia de Jesús en mi familia, en mi grupo, en mi comunidad? Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente. |
Posted: 31 Aug 2010 03:55 PM PDT SEMANA XXII DEL TIEMPO ORDINARIO Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 3, 1-9 Hermanos: Yo no pude hablarles a ustedes como a hombres espirituales, sino como a hombres carnales, como a quienes todavía son niños en Cristo. Los alimenté con leche y no con alimento sólido, porque aún no podían tolerarlo, como tampoco ahora, ya que siguen siendo carnales. Los celos y discordias que hay entre ustedes, ¿no prueban acaso, que todavía son carnales y se comportan de una manera puramente humana? Cuando uno dice: «Yo soy de Pablo», y el otro: «Yo de Apolo», ¿acaso no están procediendo como lo haría cualquier hombre? Después de todo, ¿quién es Apolo, quién es Pablo? Simples servidores, por medio de los cuales ustedes han creído, y cada uno de ellos lo es según lo que ha recibido del Señor. Yo planté y Apolo regó, pero el que ha hecho crecer es Dios. Ni el que planta ni el que riega valen algo, sino Dios, que hace crecer. No hay ninguna diferencia entre el que planta y el que riega; sin embargo, cada uno recibirá su salario de acuerdo con el trabajo que haya realizado. Porque nosotros somos cooperadores de Dios, y ustedes son el campo de Dios, el edificio de Dios. Palabra de Dios. SALMO RESPONSORIAL 32, 12-15. 20-21 R. ¡Feliz el pueblo que el Señor se eligió como herencia! ¡Feliz la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que Él se eligió como herencia! El Señor observa desde el cielo y contempla a todos los hombres. R. Él mira desde su trono a todos los habitantes de la tierra; modela el corazón de cada uno y conoce a fondo todas sus acciones. R. Nuestra alma espera en el Señor; Él es nuestra ayuda y nuestro escudo. Nuestro corazón se regocija en Él: nosotros confiamos en su santo Nombre. R. Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 4, 38-44 Al salir de la sinagoga, Jesús entró en la casa de Simón. La suegra de Simón tenía mucha fiebre, y le pidieron que hiciera algo por ella. Inclinándose sobre ella, Jesús increpó a la fiebre y ésta desapareció. En seguida, ella se levantó y se puso a servirlos. Al atardecer, todos los que tenían enfermos afectados de diversas dolencias se los llevaron, y Él, imponiendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba. De muchos salían demonios gritando: «¡Tú eres el Hijo de Dios!» Pero Él los increpaba y no los dejaba hablar, porque ellos sabían que era el Mesías. Cuando amaneció, Jesús salió y se fue a un lugar desierto. La multitud comenzó a buscarlo y, cuando lo encontraron, querían retenerlo para que no se alejara de ellos. Pero Él les dijo: «También a las otras ciudades debo anunciar la Buena Noticia del Reino de Dios, porque para eso he sido enviado». Y predicaba en las sinagogas de toda la Judea. Palabra del Señor. LITURGIA DE LAS HORAS TIEMPO ORDINARIO MIÉRCOLES DE LA SEMANA XXII De la feria. Salterio II 1 de septiembre LAUDES (Oración de la mañana) INVOCACIÓN INICIAL V. Señor, abre mis labios R. Y mi boca proclamará tu alabanza. INVITATORIO Ant. Aclama al Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría. Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. Porque el Señor es un Dios grande, soberano de todos los dioses: tiene en su mano las simas de la tierra, son suyas las cumbres de los montes; suyo es el mar, porque él lo hizo, la tierra firme que modelaron sus manos. Venid, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras. Durante cuarenta años aquella generación me repugnó, y dije: Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino; por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso» Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Himno: NACIDOS DE LA LUZ, HIJOS DEL DÍA. Nacidos de la luz, hijos del día, Vamos hacia el Señor de la mañana. Su claridad disipa nuestras sombras y alegra y regocija nuestras almas. Que nuestro Dios, el Padre de la gloria, nos libre para siempre del pecado, y podamos así gozar la herencia que nos legó en su Hijo muy amado. Honor y gloria a Dios, Padre celeste, por medio de su Hijo Jesucristo, y al Don de toda luz, el Santo Espíritu, que vive por los siglos de los siglos. Amén. SALMODIA Ant. 1. Dios mío, tus caminos son santos: ¿qué dios es grande como nuestro Dios? Salmo 76 - RECUERDO DEL PASADO GLORIOSO DE ISRAEL. Alzo mi voz a Dios gritando, Alzo mi voz a Dios para que me oiga. En mi angustia te busco, Señor mío; de noche extiendo las manos sin descanso, y mi alma rehúsa el consuelo. Cuando me acuerdo de Dios, gimo, y meditando me siento desfallecer. Sujetas los párpados de mis ojos, y la agitación no me deja hablar. Repaso los días antiguos, recuerdo los años remotos; de noche lo pienso en mis adentros, y meditándolo me pregunto: ¿Es que el Señor nos rechaza para siempre y ya no volverá a favorecernos? ¿Se ha agotado ya su misericordia, se ha terminado para siempre su promesa? ¿Es que Dios se ha olvidado de su bondad, o la cólera cierra sus entrañas? Y me digo: ¡Qué pena la mía! ¡Se ha cambiado la diestra del Altísimo! Recuerdo las proezas del Señor; sí, recuerdo tus antiguos portentos, medito todas tus obras y considero tus hazañas. Dios mío, tus caminos son santos: ¿qué dios es grande como nuestro Dios? Tú, ¡oh Dios!, haciendo maravillas, mostraste tu poder a los pueblos; con tu brazo rescataste a tu pueblo, a los hijos de Jacob y de José. Te vio el mar, ¡oh Dios!, te vio el mar y tembló, las olas se estremecieron. Las nubes descargaban sus aguas, retumbaban los nubarrones, tus saetas zigzagueaban. Rodaba el fragor de tu trueno, los relámpagos deslumbraban el orbe, la tierra retembló estremecida. Tú te abriste camino por las aguas, un vado por las aguas caudalosas, y no quedaba rastro de tus huellas: mientras guiabas a tu pueblo, como a un rebaño, por la mano de Moisés y de Aarón. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Dios mío, tus caminos son santos: ¿qué dios es grande como nuestro Dios? Ant. 2. Mi corazón se regocija por el Señor, que humilla y enaltece. Cántico: ALEGRIA DE LOS HUMILDES EN DIOS 1S 2,1-10 Mi corazón se regocija por el Señor, mi poder se exalta por Dios; mi boca se ríe de mis enemigos, porque gozo con tu salvación. No hay santo como el Señor, no hay roca como nuestro Dios. No multipliquéis discursos altivos, no echéis por la boca arrogancias, porque el Señor es un Dios que sabe; él es quién pesa las acciones. Se rompen los arcos de los valientes, mientras los cobardes se ciñen de valor; los hartos se contratan por el pan, mientras los hambrientos no tienen ya que trabajar; la mujer estéril da a luz siete hijos, mientras la madre de muchos se marchita. El Señor da la muerte y la vida, hunde en el abismo y levanta; da la pobreza y la riqueza, humilla y enaltece. Él levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para hacer que se siente entre príncipes y que herede un trono de gloria; pues del Señor son los pilares de la tierra, y sobre ellos afianzó el orbe. Él guarda los pasos de sus amigos, mientras los malvados perecen en las tinieblas, porque el hombre no triunfa por su fuerza. El Señor desbarata a sus contrarios, el Altísimo truena desde el cielo, el Señor juzga hasta el confín de la tierra. él da fuerza a su Rey, exalta el poder de su Ungido. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Mi corazón se regocija por el Señor, que humilla y enaltece. Ant. 3. El Señor reina, la tierra goza. Salmo 96 - EL SEÑOR ES UN REY MAYOR QUE TODOS LOS DIOSES. El Señor reina, la tierra goza, se alegran las islas innumerables. Tiniebla y nube lo rodean, justicia y derecho sostienen su trono. Delante de él avanza fuego abrasando en torno a los enemigos; sus relámpagos deslumbran el orbe, y, viéndolos, la tierra se estremece. Los montes se derriten como cera ante el dueño de toda la tierra; los cielos pregonan su justicia, y todos los pueblos contemplan su gloria. Los que adoran estatuas se sonrojan, los que ponen su orgullo en los ídolos; ante él se postran todos los dioses. Lo oye Sión, y se alegra, se regocijan las ciudades de Judá por tus sentencias, Señor; porque tú eres, Señor, altísimo sobre toda la tierra, encumbrado sobre todos los dioses. El Señor ama al que aborrece el mal, protege la vida de sus fieles y los libra de los malvados. Amanece la luz para el justo, y la alegría para los rectos de corazón. Alegraos, justos, con el Señor, celebrad su santo nombre. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. El Señor reina, la tierra goza. LECTURA BREVE Rm 8, 35. 37 ¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo? ¿La aflicción? ¿La angustia? ¿La persecución? ¿El hambre? ¿La desnudez? ¿El peligro? ¿La espada? En todo esto vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado. RESPONSORIO BREVE V. Bendigo al Señor en todo momento. R. Bendigo al Señor en todo momento. V. Su alabanza está siempre en mi boca. R. En todo momento. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. Bendigo al Señor en todo momento. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. Sirvamos al Señor con santidad todos nuestros días. Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79 Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo. suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas: Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abraham. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Sirvamos al Señor con santidad todos nuestros días. PRECES Oremos a nuestro Señor Jesucristo, que prometió estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo, y digámosle confiados: Escúchanos, Señor. Quédate con nosotros, Señor, durante todo el día: que la luz de tu gracia no conozca nunca el anochecer en nuestras vidas. Que el trabajo de este día sea como una oblación sin defecto, y que sea agradable a tus ojos. Que en todas nuestras palabras y acciones seamos hoy luz del mundo y sal de la tierra para cuantos nos traten. Que la gracia del Espíritu Santo habite en nuestros corazones y resplandezca en nuestras obras para que así permanezcamos en tu amor y en tu alabanza. Se pueden añadir algunas intenciones libres. Terminemos nuestra oración diciendo juntos las palabras del Señor y pidiendo al Padre que nos libre de todo mal: Padre nuestro... ORACIÓN Envía, Señor, a nuestros corazones la abundancia de tu luz, para que, avanzando siempre por el camino de tus mandatos, nos veamos libres de todo error. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. ---------------------------- VÍSPERAS Oración de la tarde V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. Himno: SEÑOR, TÚ ERES SANTO: YO ADORO, YO CREO. Señor, tú eres santo: yo adoro, yo creo; tu cielo es un libro de páginas bellas, do en noches tranquilas mi símbolo leo, que escribe tu mano con signos de estrellas. En vano con sombras el caos se cierra: tú miras al caos, la luz nace entonces; tú mides las aguas que ciñen la tierra, tú mides los siglos que muerden los bronces. El mar a la tierra pregunta tu nombre, la tierra a las aves que tienden su vuelo; las aves lo ignoran; preguntan al hombre, y el hombre lo ignora; pregúntanlo al cielo. EI mar con sus ecos ha siglos que ensaya formar ese nombre, y el mar no penetra misterios tan hondos, muriendo en la playa, sin que oigan los siglos o sílaba o letra. Señor, tú eres santo: yo te amo, yo espero; tus dulces bondades cautivan el alma; mi pecho gastaron con diente de acero los gustos del mundo, vacíos de calma. Concede a mis penas la luz de bonanza, la paz a mis noches, la paz a mis días; tu amor a mi pecho, tu fe y tu esperanza, que es bálsamo puro que al ánima envías. Amén. SALMODIA Ant. 1. Aguardamos la alegre esperanza, la aparición gloriosa de nuestro salvador. Salmo 61 - DIOS, ÚNICA ESPERANZA DEL JUSTO. Sólo en Dios descansa mi alma, porque de él viene mi salvación; sólo él es mi roca y mi salvación, mi alcázar: no vacilaré. ¿Hasta cuándo arremeteréis contra un hombre todos juntos, para derribarlo como a una pared que cede o a una tapia ruinosa? Sólo piensan en derribarme de mi altura, y se complacen en la mentira: con la boca bendicen, con el corazón maldicen. Descansa sólo en Dios, alma mía, porque él es mi esperanza; sólo él es mi roca y mi salvación, mi alcázar: no vacilaré. De Dios viene mi salvación y mi gloria, él es mi roca firme, Dios es mi refugio. Pueblo suyo, confiad en él, desahogad ante él vuestro corazón, que Dios es nuestro refugio. Los hombres no son más que un soplo, los nobles son apariencia: todos juntos en la balanza subirían más leves que un soplo. No confiéis en la opresión, no pongáis ilusiones en el robo; y aunque crezcan vuestras riquezas, no les deis el corazón. Dios ha dicho una cosa, y dos cosas que he escuchado: «Que Dios tiene el poder y el Señor tiene la gracia; que tú pagas a cada uno según sus obras.» Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Aguardamos la alegre esperanza, la aparición gloriosa de nuestro salvador. Ant. 2. Que Dios ilumine su rostro sobre nosotros y nos bendiga. Salmo 66 - QUE TODOS LOS PUEBLOS ALABEN AL SEÑOR. El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación. ¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben. Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia, riges los pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra. ¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben. La tierra ha dado su fruto, nos bendice el Señor, nuestro Dios. Que Dios nos bendiga; que le teman hasta los confines del orbe. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Que Dios ilumine su rostro sobre nosotros y nos bendiga. Ant. 3. Todo fue creado por él y para él. Cántico: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20 Damos gracias a Dios Padre, que nos ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz. Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. Él es imagen de Dios invisible, primogénito de toda creatura; pues por medio de él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades; todo fue creado por él y para él. Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él. Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo. Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud. Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas: haciendo la paz por la sangre de su cruz con todos los seres, así del cielo como de la tierra. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Todo fue creado por él y para él. LECTURA BREVE 1Pe 5, 5b-7 Sed humildes unos con otros, porque Dios resiste a los soberbios, pero da su gracia a los humildes. Inclinaos bajo la poderosa mano de Dios, para que a su tiempo os eleve. Descargad en él todas vuestras preocupaciones, porque él se interesa por vosotros. RESPONSORIO BREVE V. Guárdanos, Señor, como a las niñas de tus ojos. R. Guárdanos, Señor, como a las niñas de tus ojos. V. A las sombras de tus alas escóndenos. R. Como las niñas de tus ojos. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. Guárdanos, Señor, como a las niñas de tus ojos. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. Haz, Señor, proezas con tu brazo, dispersa a los soberbios y enaltece a los humildes. Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55 Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abraham y su descendencia por siempre. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Haz, Señor, proezas con tu brazo, dispersa a los soberbios y enaltece a los humildes. PRECES Aclamemos, hermanos, a Dios, nuestro salvador, que se complace en enriquecernos con sus dones, y digámosle con fe: Muéstranos, Señor, tu amor y danos tu paz. Dios eterno, mil años en tu presencia son como un ayer que pasó; ayúdanos a recordar siempre que nuestra vida es como una hierba que se renueva por la mañana y se seca por la tarde. Alimenta a tu pueblo con el maná para que no perezca de hambre y dale el agua viva para que nunca más tenga sed. Que tus fieles busquen y saboreen los bienes de arriba y te glorifiquen también con su descanso. Concede, Señor, buen tiempo a las cosechas, para que la tierra de fruto abundante. Se pueden añadir algunas intenciones libres. Que los difuntos puedan contemplar tu faz y que nosotros tengamos un día parte en su felicidad. Confiemos nuestras súplicas a Dios nuestro Padre, terminando nuestra oración con las palabras que Cristo nos enseñó: Padre nuestro... ORACIÓN Dios nuestro, tu nombre es santo y tu misericordia llega a tus fieles de generación en generación; atiende, pues, las súplicas de tu pueblo y haz que pueda cantar eternamente tus alabanzas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. ------------------------------ COMPLETAS (Oración antes del descanso nocturno) INVOCACIÓN INICIAL V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. EXAMEN DE CONCIENCIA Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados. Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión: por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor. V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. Himno: CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE Cuando la luz del sol es ya poniente, gracias, Señor, es nuestra melodía; recibe, como ofrenda, amablemente, nuestro dolor, trabajo y alegría. Si poco fue el amor en nuestro empeño de darle vida al día que fenece, convierta en realidad lo que fue un sueño tu gran amor que todo lo engrandece. Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte de pecadora en justa, e ilumina la senda de la vida y de la muerte del hombre que en la fe lucha y camina. Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza la noche oscura sobre nuestro día, concédenos la paz y la esperanza de esperar cada noche tu gran día. Amén. SALMODIA Ant. 1. Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve. Salmo 30 - SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS. A ti, Señor, me acojo: no quede yo nunca defraudado; tú, que eres justo, ponme a salvo, inclina tu oído hacia mí; ven aprisa a librarme, sé la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve, tú que eres mi roca y mi baluarte; por tu nombre dirígeme y guíame: sácame de la red que me han tendido, porque tú eres mi amparo. En tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve. Ant. 2. Desde lo hondo a ti grito, Señor. Salmo 129 - DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR. Desde lo hondo a ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz; estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica. Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Pero de ti procede el perdón, y así infundes respeto. Mi alma espera en el Señor, espera en su palabra; mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora. Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora; porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa; y él redimirá a Israel de todos sus delitos. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Desde lo hondo a ti grito, Señor. LECTURA BREVE Ef 4,26-27 No lleguéis a pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo. No dejéis lugar al diablo. RESPONSORIO BREVE V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. V. Tú, el Dios leal, nos librarás. R. Te encomiendo mi espíritu. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. CÁNTICO EVANGÉLICO Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32 Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz, porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. ORACIÓN OREMOS, Señor Jesucristo, tú que eres manso y humilde de corazón ofreces a los que vienen a ti un yugo llevadero y una carga ligera; dígnate, pues, aceptar los deseos y las acciones del día que hemos terminado: que podamos descansar durante la noche para que así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos constantes en tu servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén BENDICIÓN V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte. R. Amén. ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN Madre del Redentor, Virgen fecunda, puerta del cielo siempre abierta, estrella del mar, ven a librar al pueblo que tropieza y se quiere levantar. Ante la admiración de cielo y tierra, engendraste a tu santo Creador, y permaneces siempre virgen. Recibe el saludo del ángel Gabriel, y ten piedad de nosotros, pecadores. Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente. |
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