
Desde tiempos inmemoriales, los pastores nómadas celebraban, con ocasión del comienzo del año, o mejor aún, en la época de transición entre el invierno y la primavera, una fiesta especial. Era la época del año en la cual nacían las crías de las ovejas y el pueblo tenía que comenzar de nuevo la peregrinación hacia el país cultivado, en cuyas inmediaciones podrían pasar el tiempo del verano.
En la noche del primer día de luna llena de la primavera se reunían los pastores en el desierto, sacrificaban un cordero, realizaban un rito mágico para espantar los espíritus que podían perjudicar a los ganados o para ganarse la protección de los buenos espíritus, y celebraban una cena. En esta cena comían las carnes del cordero, con los vegetales que podían encontrar en el desierto. Cuando la celebración tenía efectivamente un sentido religioso, agradecían a los dioses la protección sobre los ganados y la que ellos mismos experimentaban en la peregrinación que los llevaba más allá del desierto.
En algún momento, cuando ya el pueblo era sedentario, la fiesta de la Pascua, que era una fiesta pastoril, coincidió con la fiesta de primavera de los agricultores, que consistía más que todo en comer los panes sin levadura, amasados con los primeros frutos de la cosecha de cereales.
Dios se sirvió de estas dos fiestas (la de los pastores y la de los agricultores) para que su pueblo celebrara el misterio de la Redención.
En efecto, el pueblo judío había sido esclavizado durante siglos en Egipto. Moisés fue elegido por Dios para liberar a su pueblo. En otros momentos hablaremos de Moisés. Ahora sólo te quiero contar el origen de la pascua judía.
Ese año, en el momento en que tradicionalmente se celebraba la antigua fiesta a la que hemos hecho referencia, el Señor le dijo a Moisés que esa noche su pueblo iba a ser liberado del poder del Faraón. El ángel del Señor pasaría por Egipto y morirían todos los primogénitos, tanto de hombres como de animales y sólo se salvarían los hijos de los judíos que hubieran seguido las instrucciones del Señor. El día 10 del mes de nisán tomarían un cordero por familia y lo guardarían hasta el día 14, día de la primera luna llena de primavera, día en el que al atardecer lo sacrificarían y comerían su carne asada al fuego, con panes ácimos y hierbas amargas. Con la sangre untarían la jambas y el dintel de la puerta de las casas en las que comerían el cordero pascual. Así esa noche, el Ángel pasaría de largo al ver la señal de las puertas. La sangre del cordero pascual protegería a esas familias.
Esta última plaga, la de la muerte de los primogénitos, fue la última. El Faraón dejó salir a Israel de su país y comenzó el Éxodo, es decir, la peregrinación hacia la Tierra Prometida.
En la noche del primer día de luna llena de la primavera se reunían los pastores en el desierto, sacrificaban un cordero, realizaban un rito mágico para espantar los espíritus que podían perjudicar a los ganados o para ganarse la protección de los buenos espíritus, y celebraban una cena. En esta cena comían las carnes del cordero, con los vegetales que podían encontrar en el desierto. Cuando la celebración tenía efectivamente un sentido religioso, agradecían a los dioses la protección sobre los ganados y la que ellos mismos experimentaban en la peregrinación que los llevaba más allá del desierto.
En algún momento, cuando ya el pueblo era sedentario, la fiesta de la Pascua, que era una fiesta pastoril, coincidió con la fiesta de primavera de los agricultores, que consistía más que todo en comer los panes sin levadura, amasados con los primeros frutos de la cosecha de cereales.
Dios se sirvió de estas dos fiestas (la de los pastores y la de los agricultores) para que su pueblo celebrara el misterio de la Redención.
En efecto, el pueblo judío había sido esclavizado durante siglos en Egipto. Moisés fue elegido por Dios para liberar a su pueblo. En otros momentos hablaremos de Moisés. Ahora sólo te quiero contar el origen de la pascua judía.
Ese año, en el momento en que tradicionalmente se celebraba la antigua fiesta a la que hemos hecho referencia, el Señor le dijo a Moisés que esa noche su pueblo iba a ser liberado del poder del Faraón. El ángel del Señor pasaría por Egipto y morirían todos los primogénitos, tanto de hombres como de animales y sólo se salvarían los hijos de los judíos que hubieran seguido las instrucciones del Señor. El día 10 del mes de nisán tomarían un cordero por familia y lo guardarían hasta el día 14, día de la primera luna llena de primavera, día en el que al atardecer lo sacrificarían y comerían su carne asada al fuego, con panes ácimos y hierbas amargas. Con la sangre untarían la jambas y el dintel de la puerta de las casas en las que comerían el cordero pascual. Así esa noche, el Ángel pasaría de largo al ver la señal de las puertas. La sangre del cordero pascual protegería a esas familias.
Esta última plaga, la de la muerte de los primogénitos, fue la última. El Faraón dejó salir a Israel de su país y comenzó el Éxodo, es decir, la peregrinación hacia la Tierra Prometida.
Tomado del blog: primeroseducadores
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